El ecosistema de medios ultras que sostiene la realidad alternativa de Trump
Trump activa su 'muera la inteligencia'
Antònia Crespí Ferrer-Público
La irrupción de los ‘new media’ nacidos al albor del trumpismo amenaza con deteriorar la función fiscalizadora de las ruedas de prensa de la Casa Blanca.

La irrupción de estos medios alineados con la agenda de Trump está minando el papel fiscalizador que tienen las ruedas de prensa diarias de la Casa Blanca. Muchas de las preguntas que responde la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, son formuladas por los periodistas de estos new media, que con sus enunciados muchas veces retroalimentan la narrativa de la propia administración. Además de dejar escenas surrealistas, como el día en que una periodista preguntó a Leavitt cuál era el secreto del presidente para conservarse tan bien a sus 79 años. Como consecuencia de ello, cada vez hay menos espacio para las preguntas del resto de periodistas de los medios tradicionales y las ruedas de prensa se están diluyendo en medio de la propaganda.
Las dinámicas mismas de los pasillos de la Casa Blanca también están cambiando debido a la irrupción de los new media. El pasado mes de febrero, durante su fatídica reunión con Trump, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski no solo tuvo que lidiar con el griterío del presidente y su segundo, JD Vance. Al inicio del encuentro en el Despacho Oval, antes de que se revelara la encerrona, una de las primeras voces que buscaron provocar a Zelenski salía del pool de periodistas.
«¿Por qué no se ha puesto un traje», decía un reportero al que el ucraniano no podía ver bien, pero sí oía. El autor era Brian Glenn, periodista para el canal de televisión en streaming Real America’s Voice (RAV) y pareja de la congresista trumpista, Marjorie Taylor Greene.
RAV ganó popularidad entre las bases MAGA cuando a finales del primer mandato de Trump la Fox dejó de cubrir algunos de los temas que más motivaban a los seguidores del republicano. De hecho, la cadena fundada por Robert J. Sigg fue una de las pocas en cubrir la campaña de Steve Bannon en El Paso para recaudar fondos con miras a construir el famoso muro con México. Por el plató de RAV desfilan cada día destacadas figuras de la extrema derecha y el movimiento ultraconservador. Incluso el asesinado Charlie Kirk era un asiduo a sus tertulias. De hecho, RAV fue el primer medio en anunciar la muerte de Kirk tras ser hospitalizado crítico por un disparo mortal. Minutos después de que lo sacara la cadena, Trump lo confirmaba vía Truth Social.

El pódcast Bannons War Room de Steve Bannon, que ahora es un referente dentro de la extrema derecha y que también cuenta con su propia reportera en la Casa Blanca, Natalie Winters, empezó emitiendo a través de RAV. Bannon fundó su programa de entrevistas en 2019, poco después de su ruptura con Trump, y aun así ha logrado mantenerse como una voz influyente dentro del movimiento MAGA. En YouTube su perfil cuenta con más de 19.000 subscriptores y su cuenta en Instagram tiene 221.000 seguidores. «Hogar de los ultra MAGA», pone en la descripción de la biografía del perfil.
Otros de los medios trumpistas más destacados y que tienen acreditación para entrar en la Casa Blanca es The Daily Wire. Mary Margaret Olohan es la corresponsal política de este medio creado y dirigido por Ben Shapiro, otra de las voces más influyentes dentro del conservadurismo de Estados Unidos. Su podcast, The Ben Shapiro Show, sigue acumulando suscripciones en YouTube a las más de tres millones que ya tiene.
Otros medios que han crecido durante los años de interregno de Trump y que ahora tienen pase de prensa a la Casa Blanca son Lindell TV, One America News, e incluso Turning Point USA (TPUSA), la plataforma fundada por Charlie Kirk, quien, como se ha podido constatar tras su asesinato, era un icono entre los jóvenes trumpistas.
En la lista, cabe destacar también a la web Breitbart, debido a que posiblemente sea uno de los primeros new media que apareció con Trump. Breitbart ya había estado cubriendo la Casa Blanca durante el primer mandato del presidente. Aunque sufrió un período de ostracismo cuando se produjo la ruptura entre Trump y Bannon, ahora ha regresado con fuerza.
Permisos de emisión

Un comentario irónico, que resaltaba el entorno familiar trumpista del presunto asesino de Charlie Kirk, le ha costado el trabajo al humorista Jimmy Kimmel. Fue cuestión de horas que la cadena ABC decidiera suspender «indefinidamente» el late-show después de que el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, amenazara con represalias si Kimmel no era despedido: «Por las buenas o por las malas».
El tono tajante con el que el jefe de la FCC amenazó abiertamente a la cadena no es fruto del envalentonamiento por el asesinato de Kirk, ni una escalada en las presiones a los medios: es la consecución lógica de la campaña de represión que Donald Trump ha estado desplegando desde el día uno contra la academia, las universidades y la fiscalización de la prensa, el supuesto cuarto poder.
El emponzoñamiento contra las voces críticas en los medios de comunicación empezó poco antes de que Trump dejara la Casa Blanca en su primer mandato. La extrema derecha estadounidense ha ido construyendo durante estos años de impasse un sistema de medios alternativos – new media, como los ha bautizado el mismo presidente- que simpatizan con la causa, y que auparon a Trump de vuelta al poder el pasado cinco de noviembre.
Trump, ha amenazado con quitarle los permisos de emisión a los canales que le critiquen, apuntando que «aquellos con licencia no están autorizados a ir en su contra».
«Leí en alguna parte que los canales estaban en un 97% en mi contra. Un 97% negativo. Y, sin embargo, gané fácilmente en los siete estados clave en las presidenciales. Si están un 97% en mi contra, sólo me dan mala publicidad y tienen una licencia, diría que tal vez deberían quitarles el permiso», dijo a bordo del avión presidencial Air Force One.
Influencers con millones de seguidores como el difunto Kirk, y podcasters con grandes audiencias como Joe Rogan, jugaron un papel decisivo a la hora de disolver los titulares críticos de los periódicos con el republicano. Por no hablar del algoritmo dopado de Elon Musk, que en la recta final de los comicios daba mayor visibilidad a los discursos polarizantes y a las teorías conspiranoicas sobre un posible fraude electoral. Desde el asesinato de Kirk, el timeline de X se ha convertido en una catarata de acusaciones contra la izquierda y señalamientos públicos de personas anónimas por sus críticas al activista de extrema derecha.