Secuestros, torturas, extorsiones y violaciones detrás de la crisis migratoria de Trump

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Médicos Sin Fronteras publicó un informe con testimonios de migrantes, que quedaron varados y presos de múltiples situaciones de violencia tratando de llegar a la hipermilitarizada frontera sur de EEUU. La escalofriante crisis que pocos ven en la región. 

Los equipos de MSF en la región, sustancialmente en México, denunciaron el aumento de las necesidades psicológicas de los pacientes y cómo empeoró la salud mental de las víctimas. En los últimos años, muchos pacientes tuvieron la necesidad evidente de apoyo en salud mental a partir de la violencia recurrente sufrida y las precarias condiciones de vida que tuvieron que aguantar a lo largo de la ruta migratoria. Pero además de estas experiencias, las personas ahora enfrentan la incertidumbre provocada por los drásticos y numerosos cambios de política, que generan una mayor desesperación.
Secuestros, torturas, extorsiones y violaciones, los dramas detrás de la crisis migratoria profundizada por Trump

«Me sacaron una muela y me pusieron una pistola en la boca para tomarme fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos. Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron. El plan era ir a Estados Unidos», contó un venezolano, varado en Ciudad de Juárez, México, tras pasar 60 días «cautivo». «Hemos sido víctimas de estafas, de los cárteles, nos han engañado, estamos traumatizados,» relató una hondureña atrapada en Reynosa, otra localidad del norte mexicano.

«Tuve que salir de mi país urgentemente porque nos dieron un ultimátum de 24 horas para pagar una cantidad de dinero que no teníamos. Mi esposo tiene hipertensión y fue difícil conseguir sus medicamentos», recordó una salvadoreña que quedó en Tapachula, en el sur de México.  Mèdicos Sin Fronteras (MSF) recolectó innumerables testimonios de migrantes que, en su intento por llegar a Estados Unidos, quedaron presos no solo de las inhumanas políticas de Donald Trump, sino también de los contextos de violencia en México y Centroamérica.

Con testimonios de médicos y de pacientes atendidos, MSF buscó echar luz sobre una de las crisis humanitarias menos contadas de la región: la migratoria en Norte y Centroamérica. La organización internacional, que hace año trabaja en estos países intentando ocupar los lugares de asistencia que los Estados dejaron vacíos, denunció que, en este primer año del segundo mandato de Trump, el Gobierno estadounidense cerró las principales vías para solicitar asilo y protección para los inmigrantes, dejando a la deriva a la población que «sólo busca seguridad». »

Estas políticas, combinadas con la drástica reducción de la ayuda y la huella humanitaria a lo largo de la ruta migratoria, tuvieron un impacto devastador en el bienestar de las personas que buscan seguridad», alertó el subdirector de operaciones de MSF en México y Centroamérica, Franklin Frías.

El desamparo, en primera persona

«Nos sentimos abandonados y desprotegidos», explicó una mujer hondureña atrapada en Reynosa, en el norte de México. «Nunca quisimos entrar ilegalmente a Estados Unidos. Pedimos benevolencia para casos como el mío: madres que llevan mucho tiempo esperando con sus hijos, que quieren darles una vida mejor», agregó la misma mujer. «Ya hemos pasado por un proceso; ya teníamos un derecho. Hemos sido víctimas de estafas, de los cárteles, nos han engañado, estamos traumatizados», explicó. Ella había obtenido una cita a través de la aplicación creada por Estados Unidos, CBP One, para tres días después de que todas las citas fueran canceladas también.

Este abandono se traduce en casi todo los casos en vulnerabilidad extrema en los contextos de violencia de la región. Un hombre de nacionalidad venezolana que se quedó varado en Ciudad Juárez, justo al norte de México, contó que estuvo «cautivo durante 60 días» a manos de una banda de delincuentes que lo golpearon en la cabeza y lo torturaron crudamente. «Me sacaron una muela y me pusieron una pistola en la boca para tomarme fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos. Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron. El plan era ir a Estados Unidos», contó. «El resto de mi familia está allí esperándonos. Pero con este gobierno estadounidense, no sabemos qué hacer», se quejó al final.

Atravesando la selva del Darièn

La agenda mediática lejos de centrarse en los dramas humanos de esta crisis, se alimenta con las declaraciones de los gobiernos involucrados, incluso cuando reproducen noticias falsas como cuando Trump celebró el fin de los ingresos ilegales al territorio estadounidense esta semana.

«Este sufrimiento se invisibiliza deliberadamente, se oculta tras la narrativa errónea de que la migración se ha detenido. Sin embargo, cada día vemos las consecuencias en pacientes que viven con lesiones sin tratar, traumas por violencia sexual y graves afecciones de salud mental que les imposibilitan la vida diaria», explicó Frías en la presentación del informe de MSF.

Atrapados en un ciclo de violencia

Carmen López, gestora de actividades móviles de salud de MSF, contó la historia de una paciente venezolana a la que asistió en Guatemala. Su pareja y su hijo fueron deportados de Estados Unidos a principios de año, pese a haber ingresado con CBP One: «Primero, los mantuvieron separados en un centro de detención en Estados Unidos durante unos 20 días.

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Posteriormente, los deportaron a México. Durante el traslado a las autoridades mexicanas, le robaron la mochila que contenía sus pertenencias y ahorros. Los dejaron en Villahermosa [una localidad del sureste de México. Tuvieron que volver a Venezuela sin dinero. Estaba muy frustrado porque había pasado por el proceso legal y, al final, todo había sido una mentira», indicó.

Desde MSF destacaron que, en la mayoría de los casos, regresar a su país no es una opción, ya sea por falta de recursos económicos o por miedo a lo que huyeron en primer lugar, como las crisis políticas y económicas de sus países: Venezuela, Cuba, Haití y Colombia.

«Tuve que salir de mi país urgentemente porque nos dieron un ultimátum de 24 horas para pagar una cantidad de dinero que no teníamos. Mi esposo tiene hipertensión y fue difícil conseguir sus medicamentos. Actualmente vivimos en una casa pastoral en Tapachula, donde recibimos mucha ayuda», contó, por su parte, una mujer salvadoreña en Tapachula, sur de México.

«No tenemos trabajo. Recibimos graves amenazas: quemaron la camioneta con la que trabajábamos y vinieron a buscarnos dos veces. Hemos iniciado el proceso para solicitar refugio aquí en México. Debo presentarme semanalmente a firmar el papeleo y tendré que firmar más de 18 veces antes de saber si nuestra solicitud será aceptada. Para nosotros, migrar no fue una decisión política ni tampoco de búsqueda de mejores oportunidades económicas. Fue una decisión urgente para salvar nuestras vidas», mencionó al final.

México, una esperanza y a la vez un problema

Con la posibilidad de solicitar asilo en la frontera sur de Estados Unidos casi eliminada, decenas de miles de personas ven en México una alternativa. Sin embargo, los equipos de MSF son testigos de cómo los procedimientos de asilo en México se volvieron también más largos y complejos en varias ciudades.

Paralelamente, la violencia en México que incluye secuestros, extorsión, robos, violencia sexual y explotación laboral, disipa las esperanzas de construir una vida en el país centroamericano. «La violencia es mucho más evidente ahora», afirmó Ricardo Santiago, quien coordinó programas de MSF en el norte y sur de México. «Antes, dada la gran cantidad de personas en movimiento, algunos se salvaban, mientras que hoy la mayoría de las personas con las que he hablado han sido víctimas de violencia. No hay escapatoria», explicó.

El impacto emocional de la incertidumbre

Los equipos de MSF en la región, sustancialmente en México, denunciaron el aumento de las necesidades psicológicas de los pacientes y cómo empeoró la salud mental de las víctimas. En los últimos años, muchos pacientes tuvieron la necesidad evidente de apoyo en salud mental a partir de la violencia recurrente sufrida y las precarias condiciones de vida que tuvieron que aguantar a lo largo de la ruta migratoria. Pero además de estas experiencias, las personas ahora enfrentan la incertidumbre provocada por los drásticos y numerosos cambios de política, que generan una mayor desesperación.

«Los síntomas son cada vez más intensos», afirmó Lucía Samayoa, coordinadora del proyecto de MSF en Tapachula. «Viven bajo mucha presión y estrés. Muchas personas requieren tratamiento farmacológico, con un proceso terapéutico más estructurado y prolongado», agregó.Unión Europea refrenda compromiso de proteger derechos de migrantes en ...

Además, los migrantes varados y los solicitantes de asilo se terminaron dispersando, debido al miedo a ser detenidos o deportados en medio de un entorno cada vez más estigmatizante:se los etiqueta como criminales. Todo este contexto vuelve más invisible los dramas que viven y deshumaniza la crisis migratoria, convirtiéndola solo en una sucesión de declaraciones de funcionarios y cifras estadísticas.

*Agencia Latinoamericana de información y Análisis (Alia2), sobre un informe de Médicos  Sin Fronteras