Tras el ataque a Irán, en EEUU vuelven los fantasmas de Irak
Maxime Doucrot
Cuatro años después de que Estados Unidos retirara las últimas tropas de Irak, el miedo a que el país se vea arrastrado a una nueva guerra de larga duración en Oriente Medio vuelve a sacudir Washington, luego que el lanzamiento de proyectiles GBU-57A en la madrugada del domingo contra las instalaciones nucleares iraníes de Fordó, Natanz e Isfahán supuso la entrada directa de EEUU en la guerra entre Israel e Irán.

El relato que ha utilizado el presidente Donald Trump para justificar la Operación Martillo de Medianoche resulta familiar al del 2003: atacar el país con el objetivo de lograr la paz y evitar que el régimen tenga supuestas armas de destrucción masiva -en este caso, nucleares.
Donald Trump y su equipo de seguridad aseguraron que Estados Unidos no está en guerra contra Irán después de arrojar megabombas y misiles tipo crucero contra ese país en coordinación con el régimen genocida de Israel, y que no está buscando el cambio de régimen en esa nación, mientras un inusual coro de voces liberales y conservadoras acusan que fue una acción inconstitucional que podría llevar otra guerra estadunidense sin fin.
Este lunes, el presidente ruso Vladimir Putin señaló que «los ataques contra Irán no tienen justificación y son una agresión no provocada». En una reunión con el canciller iraní, Abbas Araghchi dijo que se trata de «una agresión absolutamente no provocada contra Irán no tiene base ni justificación», y subrayó que Rusia está haciendo esfuerzos para ayudar al pueblo iraní.
El ataque estadounidense lleva la guerra a una nueva dimensión. En su comparecencia pública tras la ofensiva, Trump aseguró que «si la paz no llega rápidamente, iremos contra más objetivos, con precisión, rapidez y destreza», pero Irán ya ha advertido de que no se sentará a negociar hasta que «responda» a los ataques recibidos.

Pocos creen que ésta será una guerra de corto plazo. Trump probablemente permitió que Israel lo arrastrara a una guerra larga, aunque su intensidad podría variar
, declaró Trita Parsi, experto sobre relaciones y negociaciones entre Estados Unidos e Irán, y vicepresidente ejecutivo del centro de análisis Quincy Institute for Responsible Statecraft.
Incluso si Washington quiere ponerle fin a su participación después de una represalia más o menos simbólica por parte de Irán, los israelíes lo presionarán para continuar bombardeando a Teherán porque el desarrollo nuclear no ha sido verdaderamente destruido. Y aun si es devastado, lo presionarán para combatir el programa de misiles de la república islámica, y después para ir en contra de las fuerzas convencionales de esa nación, y así continuará. Además, hemos visto que Trump es, al fin del día, bastante vulnerable a la presión israelí», añadió
A diferencia de Irak, donde el objetivo era derrocar el régimen de Huseín, EEUU aseguró que la finalidad de los ataques contra Irán no es poner fin al régimen de los ayatolás. el secretario de Defensa Pete Hegseth lo verbalizaba: «Esta misión no ha sido —ni es— sobre un cambio de régimen». El presidente estadounidense habría enseñado los dientes a Irán con el objetivo de ponerlo ante la disyuntiva de tener que elegir entre la supervivencia del régimen o bien el programa nuclear. Ahora bien, la respuesta de Irán no se puede predecir.
En la narrativa para justificar la implicación de Washington en la guerra, Trump también ha obviado cómo Israel ha logrado arrastrar a su gobierno hasta este escenario. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había presionado al mandatario estadounidense para que tomara cartas en el asunto, ya que el ejército israelí no disponía de los B-2 necesarios para destruir la planta Fordó, construida bajo tierra. Solo Washington tenía la capacidad militar suficiente para lograr dañarla.
En marzo, la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, afirmaba que «Irán no está construyendo un arma nuclear, y Jamenei no ha autorizado los programas nucleares que suspendió en 2003″. Este domingo, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, no era capaz de dar una respuesta clara cuando ha sido confrontado con las palabras de su compañera de gobierno.
20 bases militares y 50 mil efectivos en Medio Oriente
La mesa de negociación donde ahora el republicano quiere sentar a los ayatolás ya existía antes de que estallara el conflicto. Los misiles que Israel lanzó contra su vecino el pasado 13 de junio no solo hicieron saltar por los aires la región, sino que también dinamitaron la sexta ronda de conversaciones sobre el acuerdo nuclear entre EEUU e Irán. Los ayatolás habían insistido en que solo se abrirían al diálogo si los israelíes paraban de lanzar mísiles.
En caso de que Irán opte por responder con total contundencia el ataque estadounidense, siempre podría bombardear alguna de las más de 20 bases militares que EEUU tiene en Oriente Medio. «El número, la dispersión y el tamaño de las bases militares estadounidenses en la región no son una fortaleza, sino que han duplicado su vulnerabilidad», aseguró la Guardia Revolucionaría. Entre 40.000 y 50.000 soldados estadounidenses están desplegados en la región, muchos de ellos acantonados en bases que solo distan unos cientos de kilómetros del territorio iraní. En la vecina Catar se encuentra el cuartel general avanzado del Mando Central de EEUU,
El embajador estadounidense ante la OTAN, Matthew G. Whitaker, insistió hoy en que todos los países de la Alianza Atlántica deben comprometerse con invertir un 5% de su PIB en defensa, acuerdo que se espera en la cumbre aliada que se inicia mañana.»Gracias al audaz liderazgo del presidente Tump, la OTAN está en vías de alcanzar un compromiso histórico por el que cada aliado se compromete a gastar al menos el 5% de su PIB en defensa», indicó Whitaker en la víspera del inicio de la cumbre de la Alianza en La Haya del martes y el miércoles.
España pide romper acuerdo con Israel

*Analista francesa, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)