Temor de una tercera guerra mundial por Irán

Isabella Arria

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a amenazar al gobierno de Irán: «Le doy un plazo, y diría que dos semanas sería el máximo», antes de decidir sobre una participación directa de Washington en la ofensiva contra la República Islámica iniciada hace unos días por Israel y que ha derivado en una espiral de bombardeos entre ambos países. Simultáneamente, entraron en vigor nuevas sanciones económicas contra Irán.

Si bien se trató de una respuesta de Trump al posicionamiento iraní en el sentido de que no volverá a la mesa de negociaciones con la Casa Blanca en tanto Tel Aviv no detenga la agresión bélica que inició hace más de una semana con bombardeos sobre Teherán y asesinatos de altos funcionarios militares iraníes, deja en evidencia su renovada hostilidad verbal, mientras los cancilleres de las potencias europeas se encontraban reunidos en Ginebra con su homólogo iraní para tratar de buscar una salida diplomática al conflicto. El objetivo contra el que apuntó Trump no era el gobierno de Teherán sino la mesa de diálogo que se desarrolla en Ginebra.

El mandatario estadounidense dio por fracasado, a priori, un esfuerzo negociador -de escasas probabilidades de éxito- en tanto  se empecina en atizar la confrontación. Ya en 2018, cuando en su primer periodo presidencial, abandonó el acuerdo logrado tres años antes sobre el programa nuclear de Irán, firmado por ese país y por China, Francia, Rusia, Reino Unido, la Unión Europea y el propio Estados Unidos.

Al igual que lo ha hecho con el conflicto en Ucrania,  el presidente estadounidense está decidido a minimizar e incluso a humillar a los gobiernos europeos . Quizás como Medio Oriente les queda mucho más cerca que a Estados Unidos, querrían evitar una guerra abierta en esa región.

Ese documento comprometía a la República Islámica, a cambio de un levantamiento de las sanciones que pesaban en su contra, a no producir más uranio que el requerido con fines pacíficos. Sin motivo de fondo, Trump sacó a su país del acuerdo y restableció las represalias económicas contra Irán, ante lo cual éste reactivó el enriquecimiento de uranio, si bien aclarando que no lo destinaría a la fabricación de armas nucleares.

Desde hace más de dos décadas Israel, acompañado siempre por EEUU, asegura que Irán se encuentra a semanas de producir bombas atómicas, una añeja acusación desvirtuada por la realidad. Los supuestos planes iraníes de fabricar esa clase de armas es un pretexto  para buscar la caída del régimen teocrático para que Estados Unidos e Israel, su más estrecho aliado regional, puedan apoderarse de los recursos de la antigua Persia.

Siguiendo ese hilo discursivo,  a Trump le conviene torpedear las gestiones diplomáticas pacificadoras y atizar las tensiones en la región.  Incluso loas analistas israelíes dudan de que Trump realmente albergue intenciones reales de comprometer a las fuerzas de su país en una confrontación directa con Irán, pero no se abstendría de nutrir al régimen genocida israelí con envíos adicionales de armamento, suministro de información de inteligencia militar y apoyo moral, comunicacional y propagandístico.

Rusia y la UE

Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, admitió que teme una tercera guerra mundial, al tiempo que proclamó que «toda Ucrania es nuestra» y que no involucrará a Rusia en el conflicto entre Irán e Israel. «Me preocupa. Lo digo sin ninguna ironía y sin bromas. Existe un gran potencial de conflicto que está creciendo. Y, en nuestras mismas narices, esto nos concierne directamente, el conflicto que sufrimos en Ucrania, lo que está ocurriendo en Oriente Medio», dijo Putin en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo.

En visperas de la cumbre que se celebrará el próximo martes y miércoles  en La Haya, los países que integran la alianza militar Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN),  ultiman detalles para unos debates que girarán en torno al porcentaje que cada socio debe destinar al rearme y en el que, nuevamente, surgen dudas sobre si habrá algún tipo de lectura ante la violación de derechos humanos por parte del Ejército israelí.

En la última memoria de la OTAN no hay ninguna mención a Gaza o a los ataques lanzados por Israel que se han cobrado ya más de 55.000 víctimas. La Alianza Atlántica, centrada en el conflicto entre Rusia y Ucrania, omitió en sus documentos anuales cualquier referencia a la catastrófica situación que atraviesa la población palestina. Pero el informe elaborado por la Alta Representante de la UE para Política Exterior, Kaja Kallas, sobre la situación en Gaza, ve «indicios» de que Israel viola sus obligaciones de Derechos Humanos en el marco del Acuerdo de Asociación UE-Israel que rige las relaciones entre ambos.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señaló que los niños de Gaza «van a empezar a morir de sed» si continúa el bloqueo de combustible para las plantas desalinizadoras de agua impuesto por Israel desde hace más de 100 días. Así lo ha denunciado este viernes.  Durante el mes de mayo 5.119 niños, de entre seis meses y cinco años, han sido diagnosticados con desnutrición aguda en la Franja de Gaza.

*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

Lo cierto es que,