Colombia sigue preguntándose ¿Quién dio la orden de matar a Uribe Turbay?
Camilo Rengifo Marín
Varios análisis coinciden en que lo que busca la derecha y el uribismo es la desestabilizador del gobierno, urgidos de un golpe porque se les acaba el tiempo, pero lo que llama la atención en la acción torpe del intento de asesinato del sen ador derechista Miguel Turbay Uribe, donde seguramente los autores intelectuales no tardarán en aparecer cuando finalicen los interrogatorios a los presuntos. Colombia sigue preguntándose ¿Quién dio la orden?
Los errores en la ejecución del atentado parecen reflejo de una derecha que está actuando histéricamente y perdiendo el control de la situación, tras el golpe parlamentario en la votación del Senado contra la Consulta Popular para la reforma Laboral impulsada por el presidente. Los analistas señalan que se está produciendo un efecto bumerang a favor de Gustavo Petro, quien ahora parece seguro de ganar la batalla de la Consulta Popular, que significará un verdadero terremoto sociopolítico, quizá el más importante en Colombia desde el Bogotazo.

Se siguen revelando detalles del ataque armado que resultó víctima el precandidato presidencial del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, que se encontraba liderando una toma como parte de su campaña en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón, en el occidente de Bogotá. Al parecer, serían dos delincuentes los que estuvieron en la escena del crimen para ejecutar el atentado. El sicario no estaba solo: dos personas señalaron y abrieron el camino hacia el senador para dar la orden de disparar.
El atentado sigue generando dudas, que fueron expuestas de manera preliminar por la fiscal general, que aseguró que era extraño que un sicario llegara a pie y solo al lugar en el que debía asesinar a una persona, según el relato de la prensa hegemónica. Todo esto parece demostrar una fragilidad de ese “establishment” colombiano tipo diamante (corta acero pero queda pulverizado bajo un golpe certero). El sicario es apenas un adolescente sin padre ni madre, vive con unos tíos, es prácticamente -a los efectos del sicariato-, un desechable. Lo raro es que aún esté vivo. Ese atentado sólo tuvo éxito en herir de gravedad al precandidato.
Asimismo, el atentado a Miguel Uribe expone la expansión del sicariato en Bogotá y agudiza el debate sobre la seguridad en la capital y revela la manipulación de la información suministrada por la prensa hegemónica: no existió la presunta “soledad” del joven en el crimen;, ya que en los videos grabados por seguidores del precandidato, queda la evidencia de las miradas que se registraron entre varios de los presentes antes de la ejecución.
La información disponible indica que hacia las 5:00 de la tarde., Uribe Turbay lideraba una toma de su campaña en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón, en el occidente de la capital colombiana. Hacia las 5:30 p.m., el presunto criminal aprovechó que el político estaba de espaldas para disparar en al menos seis ocasiones en medio de la multitud que acompañaba al senador. Otras dos personas también resultaron heridas.
En videos suministrados a la prensa, se observan los momentos posteriores al atentado criminal contra el político., y se ve a uno de los presuntos atacantes corriendo por una de las cuadras del mencionado barrio con el propósito de emprender la huida. En uno de ellos se observa el camino que recorrió el menor de edad hasta posicionarse a pocos metros del candidato. En la grabación de dos minutos se ve al joven parado atrás de un grupo de seguidores de Uribe Turbay, la mayoría con teléfonos grabando.
Tras varios segundos, una mujer en primera fila mira en tres ocasiones al menor. En el segundo 49, una de las señaladas gira su cabeza y hace un gesto utilizado en Colombia para llamar a alguien, que es contestado rápidamente por el adolescente, que en menos de 30 segundos se posiciona allí, con varios cruces de miradas entre ellos.
Sin embargo, genera curiosidad que habrían llegado en motocicleta, pero nadie los esperaba una vez terminaran de cometer el hecho criminal. “Cogemos un bus mejor, esos indriver están poniendo (…) Por algún lado donde nos trepemos a un bus de una”, dice uno de los presuntos implicados en el hecho. “Chuleamos jajajaja (…) Un taxi pero lo culeamos”, contestó el presunto criminal.
“Vamos a cobrarlo pero temprano”, se lee en uno de los mensajes, al parecer, del joven sicario de 14 años, identificado como Juan Sebastián Rodríguez Casallas, residente de la localidad de Engativá. Supuestamente, vive con una tía, hermana de su mamá –que habría fallecido hace unos años–. En cuanto a su padre, este viviría en Polonia. Su interlocutor le insiste en que la diligencia criminal se tiene que llevar a cabo de manera inmediata: “Tiene que ser hoy sí o sí (…) No mano, hoy a la hora que sea (sic)”.
Para el momento de la captura, varias personas increparon al delincuente y le preguntaron quién le habría ordenado cometer el ataque: “Yo le doy los números”, respondió el presunto criminal.
Durante los años 2000, el Ejército, en el gobierno de Álvaro Uribe, llevó a cabo el asesinato de miles de civiles inocentes, haciendo pasar a estas personas falsamente como ‘guerrilleros’. Cuando le preguntaron quién dio la orden 6402, hizo mutis por el foro.
*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)