Crece el club atómico: el desarme nuclear ya no es una meta
Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican)
China, Japón, India, Suecia, Reino Unido, Francia, Rusia, Estados Unidos… la lista de países construyendo o con planes avanzados para levantar nuevas centrales nucleares es larga e incluye viejos conocidos pero también pequeños países que se suman al club atómico y aspiran a tener energía barata, y por tanto, una economía saludable.
Los 422 reactores actualmente en operación en un total de 33 países producen alrededor del 10,5 % de la electricidad mundial. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, -datos a diciembre de 2022- hay 58 unidades en construcción en 18 países entre los que se encuentran China, India, Corea del Sur, Rusia y Turquía.
Todos ellos, conscientes de los desafíos energéticos y medioambientales, construyen nuevas plantas porque consideran que la energía nuclear es una fuente esencial para el presente y futuro de sus países. También hay más programas de capacitación y una creciente bolsa de empleo en el sector que no se ha visto en más de una década, dicen expertos.
China es el país del mundo que más reactores construye. Cuenta con 55 unidades operativas y 19 reactores más en construcción. A China le sigue India, con ocho reactores en construcción, así como Rusia y Turquía con cuatro cada uno y Corea del Sur con tres. En 2022 Egipto inició la construcción de su primera central nuclear. Tras los Emiratos Árabes Unidos en 2021, es el segundo país árabe con energía nuclear.
En la COP28, la cumbre del clima de la ONU celebrada el año pasado, 20 países se mostraron a favor de reforzar la energía nuclear para recortar las emisiones de CO2 y se comprometieron a triplicar la capacidad mundial para 2050.
La declaración supuso un giro completo y un reconocimiento de que esta tecnología forma parte de la solución a la crisis climática. Además, reveló que muchos países han cambiado su postura sobre la energía nuclear, denostada desde el accidente de Fukushima en 2011.
El gobierno de Estados Unidos propone gastar un billón de dólares en armas nucleares la próxima década, y el costo total de la modernización del arsenal nuclear estadounidenses podría llegar a dos billones de dólares en 30 años, calculó el gobierno. , la mayoría de este dinero no será gastado en el Pentágono, sino en la industria militar.
Dieciséis senadores demócratas, en una carta a Trump, manifestaron que la nueva política nuclear incrementa el riesgo de una carrera de armas nucleares, aumenta la posibilidad real de un conflicto nuclear y omite completamente el compromiso de EEUU con el artículo VI del Tratado de no Proliferación Nuclear, que compromete a los firmantes a trabajar para detener la carrera armamentística nuclear y lograr el desarme.
En la carta señalan que esta nueva doctrina nuclear diseña una política que hará más posible el uso de armas nucleares ya que prevé nuevos dispositivos menos potentes (por tanto, más susceptibles de ser usados) y porque amplía los escenarios de uso del armamento nuclear que puede desencadenar una nueva carrera armamentista nuclear
Tres grandes empresas de defensa: Northrop Grumman, General Dynamics y Lockheed Martin recibirán decenas de miles de millones en nuevos contratos para renovar instalaciones, crear nuevas bombas y mecanismos vanguardistas de lanzamiento. Mucho del gasto de modernización se dedicará a renovar sistemas, pero que sostienen a ciertas comunidades y sectores con influencia política.
Y este gasto masivo sólo representa una parte pequeña del gasto militar total de Estados Unidos, ya que el presupuesto federal solicitado por Trump al Congreso para este año incluye un total de un billón de dólares hasta setiembre de 2026.
Trump adoptó las propuestas de los gobiernos de Joe Biden y Barack Obama para una llamada modernización del arsenal y programas militares nucleares. El costo total de esta modernización en los próximos 10 años es de 946 mil millones, e incluye desarrollar y fabricar un nuevo misil intercontinental, submarinos con proyectiles atómicos y nuevas fábricas de bombas nucleares, sin importar que no haya carencia de armas nucleares.
El inventario combinado de ojivas atómicas a escala mundial permanece a niveles muy altos: nueve países poseían unas 12 mil 331 ojivas a inicios de 2025, reporta la Federación de Científicos Estadunidenses (FAS, centro de investigaciones independiente). Estados Unidos y Rusia tienen 90 por ciento de ese total –3 mil 700 armas el primero y 4 mil 299 el segundo, suficientes para eliminar la vida en el planeta–. Los otros países con arsenales nucleares son Francia, Reino Unido, Israel, Paquistán, India, China y Corea del Norte.
Mientras, Trump repite advertencias sobre los peligros de la guerra nuclear y ha indicado su interés en reiniciar negociaciones para el desarme nuclear, pero no ha tomado ningún paso en esa dirección. Durante su primera presidencia, elevó 20 por ciento el gasto en ese tipo de equipos e inició la producción de las primeras armas nucleares nuevas desde los años 80, con el misil W93.
Tanto EEUU como Rusia se han retirado de los principales acuerdos de control de armas. Han firmado incluso los tratados sobre Misiles Antibalísticos y de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. Aunque el pacto sobre Armas Estratégicas, que limita el número de ojivas desplegadas en cada país sigue en vigor, vence en febrero de 2026, y por ahora ninguno de los países ha expresado interés en prolongarlo.
El gobierno estadounidense no cesa de advertir a otras naciones, como Irán, sobre la importancia de no obtener armas nucleares y de la amenaza atómica que representan los rusos, chinos y norcoreanos, ha optado por ampliar su propio arsenal.
Tras la vuelta de Trump y su exigencia de un aumento en el gasto militar en Europa, se hace cada vez más evidente que Europa debe abandonar el paraguas de protección de Estados Unidos, independientemente de si la potencia estadounidense deja sola a Europa o no. Mientras, el estadounidense mantiene el pulso arancelario y declara que «la Unión Europea se formó “para joder a Estados Unidos, ese es su propósito, y lo han hecho muy bien».
El debate sobre un rearme europeo en los últimos días ha girado en torno al número de soldados europeos requeridos o las armas necesarias. Y el tema nuclear también ha salido al paso con la idea de una Europa nuclear, y con ello que EEUU tiene en varios países europeos almacenadas armas nucleares.
En los momentos álgidos de la Guerra Fría, Europa llegó a albergar hasta 7.000 ojivas, tal como recordó Gordon S. Barrass, miembro de la Junta del Centro de Estudios de la Guerra Fría de la London School of Economics, como elemento de disuasión desde 1945 hasta los años 90.
Todavía hoy, más de cien variantes más antiguas de bombas tácticas B61 están alojadas en países de la OTAN como Bélgica, Alemania , Italia, Países Bajos y Turquía. Al final, no hubo ningún combate directo entre las fuerzas OTAN y la Unión Soviética en esa época, pero fueron un ingrediente esencial en mantener la tranquilidad en Europa.
Estas bombas funcionan con un sistema dual, lo que significa que no pueden activarse sin el visto bueno del país anfitrión y sin la aprobación de Washington. En suma, requieren un doble OK. Y están almacenadas en hangares subterráneos WS3.Estos países tenían la misión de ataque nuclear de la Alianza y sirvieron como medio de disuasión en los años cincuenta durante la presidencia de Dwight D. Eisenhower.
A esta lista también pidió sumarse, en 2024, Polonia. Declarando que estaría «dispuesta» a albergar armas nucleares para reforzar su flanco oriental y contener a la Rusia de Vladimir Putin. El periodista Eben Harrell en ‘Times Magazine’ las llamó ‘bombas nucleares secretas’ ya que ninguno de los gobiernos que las alberga reconocen abiertamente su existencia, pese a ser un secreto a voces.
*Colectivo del Observatorio en Comunicación y Democracia (Comunican), Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA)