¿Puede ser Chile un brick en los Brics?

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Fernando Ayala

En Río de Janeiro, Brasil, se celebrará la próxima Cumbre de los BRICS, el 6 y 7 de julio próximo, donde el presidente Gabriel Boric ha comprometido su asistencia. De hecho y parafraseando el título de la canción de Pink Floyd, “Another Brick in the Wall” u “Otro ladrillo en el muro”, de 1979el país ha sido invitado a sumarse y ser un “ladrillo” más.

La pregunta que ronda es si a Chile le conviene o no, unirse a ese grupo de países que se formalizó en 2010 entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que desde entonces se conoce como BRICS. De cinco países con economías que entraban a disputar parte del mercado mundial, hoy son 11 miembros con la incorporación de Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia. Juntos representan casi el 55% de la población mundial, el 42,2% del PIB y el 44% de la oferta de petróleo.

Disponen de un banco creado en 2014, Nuevo Banco de Desarrollo, con un capital ya aportado por los cinco socios fundadores de 50 mil millones de dólares y suscrito por una suma de 100 mil millones. Tiene como objetivo financiar grandes proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible. Es un grupo con intereses ideológicos diversos: una potencia comunista, un par de dictaduras religiosas, una dictadura militar, unos regímenes autoritarios y tres democracias.

Sin duda que los BRICS son una respuesta y un desafío al G-7 formado por las economías de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, que comparten una gran homogeneidad ideológica y sistemas políticos democráticos. También hay un grupo de países variopinto ideológicamente, incluido Colombia, en espera y que desean sumarse como nuevos “ladrillos” a los BRICS.

La geopolítica mundial está viviendo grandes transformaciones con la llegada del presidente Donald Trump, lo que se ha reflejado en un debilitamiento del ya alicaído Orden Mundial, el sistema multilateral y el derecho internacional. No se cumplen las resoluciones de Naciones Unidas, se viola el derecho humanitario, no se respetan tratados tales como los acuerdos comerciales, y la Organización Mundial de Comercio (OMC) está prácticamente paralizada.

Se suman las muestras de “poder duro” de Estados Unidos no solo con los aranceles sino también con las advertencias a los gobiernos: al de Panamá, por el canal y al de Dinamarca, por Groenlandia, entre otros. En este marco de incertidumbre global, Chile está invitado a ser un “ladrillo” más de los BRICS. Decisiones de esta naturaleza deben responder a un frío análisis o cálculos de intereses basado en lo que es el interés nacional del país.

De los 11 estados miembros, Chile ya tiene tratados de libre comercio o TLC vigentes con China, Brasil, India, Indonesia y Emiratos. Claro, también tiene TLC con todos los países del G-7, pero Estados Unidos ha roto los acuerdos de manera unilateral al aplicar gravámenes a las exportaciones chilenas. Puede que sea transitorio, pero eso no se sabe porque lo que caracteriza al mundo hoy es la incertidumbre. 

El rol de los BRICS en la sostenibilidad del regimen dictatorial de Nicolás Maduro | Canal EPara el gobierno de Washington, los BRICS incluyen el nuevo “eje del mal” formado por China e Irán, porque claramente Rusia ya no lo es para el presidente Trump. Además, el grupo se ha diversificado ideológicamente con la entrada de aliados permanentes de Estados Unidos como las autocracias del Golfo. Por otro lado, Brasil con el presidente Lula da Silva, se ganó la enemistad de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua debido a que el ingreso como miembro pleno de los BRICS es por consenso, y Lula vetó a ambos países.

En esta diversificación ideológica, Chile podría ser un aporte a la diversidad y beneficiarse al abrir nuestra participación en asociaciones globales y con un banco de inversiones poderosos que podría ser de mucha utilidad, independientemente de quien gobierne en Chile el próximo año. Sin embargo, un frío análisis nos muestra que históricamente Chile ha estado firmemente alineado, desde el punto de la defensa con Estados Unidos, con los países de la Unión Europea y con Israel, y también culturalmente con los dos primeros.

La fuerte dependencia en el plano de la defensa han sido las bases de la seguridad del país y sobre la que se ha levantado parte importante de la política exterior chilena. Por otro lado, hacia los países BRICS es donde se dirigen aproximadamente el 45% de las exportaciones chilenas las que en 2024 sumaron 46,1 mil millones de dólares siendo China el principal socio comercial que absorbió el 37,9%. En ese plano se avanza rápidamente con India e Indonesia para profundizar la apertura de mercados gigantes para incrementar el comercio bilateral. China busca reforzar su asociación con Chile

En la primera administración del presidente Trump su mensaje fue claro hacia los países de América Latina: no abrir espacios estratégicos a inversiones de China en la región. Lo mismo fue transmitido por la Unión Europea. Ello significa cerrar la entrada a China en sectores como la minería, concesiones a puertos, espacio digital y otros similares. Chile lo vivió con rudeza el año 2019 cuando el secretario de Estado Michael Pompeo visitó el país. No tuvo sutileza alguna, y el gobierno del presidente Piñera fue presionado a cancelar dos acuerdos: uno de fibra óptica que uniría los puertos de Valparaíso con Shanghái y otro para la fabricación de pasaportes, adjudicado a una empresa china.

Hoy, que la disputa está más acentuada entre Estados Unidos y China, en un año en que Chile enfrenta elecciones presidenciales, el tema de los BRICS polariza a las fuerzas de izquierda y derecha, llevándolo a la política pequeña y con marcados tintes ideológicos, perdiendo espacio la discusión sobre el interés nacional.

En esa perspectiva el presidente Boric se encontrará con las siguientes alternativas en su viaje a la Cumbre en Río de Janeiro: Ingresar a los BRICS o no hacerlo, ingresar solo como observador, buscar un estatus de asociado sin compromiso, asistir a la próxima reunión sin pronunciarse, o dejar la decisión al próximo gobierno. Lo que no parece posible será tener un pie en los BRICS y otro en Washington. 

* Embajador, economista de la Universidad de Zagreb, Croacia, y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Ex Subdirector de asuntos estratégicos de la Universidad de Chile y ex Subsecretario de Defensa. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)