La resistencia contra el régimen de Trump: arrestan a estudiante palestino
Beverly Fanon-Clay
Más de 300 manifestantes tomaron por sorpresa en la mañana del jueves la planta baja de la Torre Trump, en la Quinta Avenida de Nueva York, para exigir la liberación del estudiante universitario palestino Mahmoud Khalil, fue uno de los organizadores de las protestas en la Universidad de Columbia por el genocidio de Israel en Gaza.
La manifestación, convocada por Voz Judía por la Paz, es parte de una serie de acciones detonadas por la orden personal del presidente estadunidense, Donald Trump, de arrestar y deportar a aquellos extranjeros que participan en protestas contra la política de apoyo a Israel. Los cargos que enfrentan las y los detenidos son allanamiento, obstrucción y resistencia a la autoridad, según la policía de aquella ciudad.
Khalil, aún cuando es residente legal permanente en EEUU y está casado con una ciudadana estadounidense, fue detenido en Nueva York y quedó bajo custodia en Luisiana .
Trump está utilizando el movimiento propalestino como punta de lanza para reprimir el derecho a la protesta en sí mismo, y continuar atacando a las y los trabajadores, los derechos de las personas trans, los derechos de los inmigrantes y la propia universidad. También está utilizando los ataques contra el movimiento palestino como una forma de desfinanciar y recortar la universidad.
En su red social, Truth Social, Trump amenazó: “Encontraremos, aprehenderemos y deportaremos a estos simpatizantes terroristas de nuestro país para que no vuelvan nunca más”. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ya ha invadido los dormitorios de otros estudiantes, y se está utilizando la inteligencia artificial para encontrar a estudiantes internacionales que apoyan a Palestina.
Las movilizaciones en calles y universidades por el secuestro político del estudiante palestino son algunas de otras expresiones de resistencia al régimen republicano. Se registran acciones no violentas en concesionarias de Tesla, empresa de Elon Musk, y migrantes que desfilan en desafío y rechazo –en varios idiomas y con diversas banderas– a las medidas contra sus comunidades.
También se realizan mítines y marchas de empleados federales en parques nacionales ante los despidos masivos; denuncias y demandas de abogados y gremios académicos que están bajo ataque del gobierno, así como declaraciones de periodistas, defensores de libertades civiles y de algunos políticos que se atreven a convocar a que la oposición a la Casa Blanca participe en estas protestas.

Todo esto ocurre mientras Israel ha cortado la ayuda a Gaza y continúa con la limpieza étnica de la región, y Trump promete convertir Gaza en la “riviera de Oriente Medio”.
Aún cuando no tiene cargos la detención de Khalil puede ser realizada por una disposición de la ley de inmigración, que es raramente utilizada, y permite aprobar la detención de cualquier persona que se considere una amenaza para la política exterior de EEUU. La Casa Blanca está utilizando una antigua disposición de la Guerra Fría llamada Ley de Inmigración y Naturalización de 1952 para justificar la anulación de la Green Card (que otorga la residencia permanente) de Khalil.
Esta ley permite al Secretario de Estado declarar a alguien en condiciones de deportar, si existen “motivos razonables para creer” que la “presencia o las actividades del inmigrante en Estados Unidos… podrían tener consecuencias adversas graves para la política exterior de Estados Unidos”.

El Departamento de Educación envió el lunes cartas a 60 universidades estadounidenses, incluyendo Harvard, Columbia, Yale y cuatro escuelas de la Universidad de California, donde les advierte que se realizarán recortes en la financiación federal si no impiden las movilizaciones pro palestinas en el campus.
Los primeras protestas públicas contra el nuevo régimen emergieron de los más vulnerables: los migrantes indocumentados. En las calles de Los Ángeles, Chicago y ciudades en Texas, Florida, Georgia y más, la ira contra la ofensiva antimigrante lanzada por Trump desde el primer minuto en que llegó al poder se expresó en marchas, mítines de educación, campañas de divulgación sobre los derechos de quienes están en el país de manera irregular, mientras buscan el apoyo de potenciales aliados.
Hoy, el caso de Khalil, el estudiante de la exclusiva Universidad Columbia se ha vuelto un eje del debate sobre los derechos de la libertad de expresión en el país, junto con las amenazas del magnate para reducir fondos a las casas de estudios superiores que no controlen las protestas antigubernamentales.
Su arresto es la última escalada de Trump –en lo que él llama “el primer arresto de muchos por venir”– para reprimir las manifestaciones propalestinas en los campus universitarios, y se produce días después de que prometiera deportar a los estudiantes extranjeros y encarcelar a los «agitadores» involucrados en lo que llama «protestas ilegales», decretando de facto el cese de la libertad de expresión.
Aunque aún no está claro de qué se le acusa, la detención de Khalil es una de las primeras acciones tras la promesa de Trump de deportar a los estudiantes internacionales que se unieron a las protestas contra la guerra de Israel en Gaza en los campus universitarios el año pasado. Expertos legales señalan que una vez que hay una acusación, el único que tiene autoridad para revocar el estatus migratorio de una persona, como una visa de estudiante o una tarjeta verde, es un juez de inmigración.
El sindicato UAW, que, además de estar integrado por asalariados del sector automotor, incluye a 100 mil empleados académicos, se ha sumado al repudio a los embates del Ejecutivo contra universidades, en apoyo a la paz internacional y compromiso con la educación para todos.
UAW condena en los términos más plenos las acciones tomadas por el gobierno de Trump para recortar el financiamiento federal de investigaciones; detener, intimidar y deportar estudiantes, así como la de atacar los derechos de la Primera Enmienda (la libertad de expresión) de nuestros miembros. “Nunca apoyaremos la intimidación a aquellos que ejercen su derecho a la protesta, a la huelga y a denunciar la injusticia”, añadió.
Pese a que la prensa hegemónica intenta ocultarlo, miles de estudiantes, solidarios con la causa palestina y defensores de la libertad de expresión, se han manifestado los tres días recientes en Nueva York, y ahora han empezado movilizaciones en otras ciudades, mientras organizaciones pro derechos y libertades civiles denuncian los abusos del trumpismo, mientras el liderazgo del Partido Demócrata sigue en silencio su silencio ante Trump y sus republicanos. }
Algunos políticos se atreven a condenar las órdenes dramáticas de hacer recortes del personal y de presupuesto federal, o hanemitido alertas sobre lo que sospechan está detrás de las órdenes de Trump existe un intento para privatizar y emplear las palancas del poder para enriquecer a una cúpula de multimillonarios, incluyendo a la familia presidencial .
El senador democrático Bernie Sanders, señaló que “el pueblo de este país no permitirá que procedamos hacia una oligarquía. No permitirá que Trump nos lleve al autoritarismo. Estamos preparados para luchar. Y vamos a ganar”, mientras que la alcaldesa de Boston, Michelle Wu, reprochó las medidas antimigrantes y rechazó colaborar con Trump. Como hija de migrantes, envió un mensaje a todos los residentes de su ciudad: “Este es tu hogar… perteneces aquí”, en español, chino y otros idiomas.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).