Argentina: Brutal represión a marcha en defensa de los jubilados
Rubén Armendáriz
El gobierno libertario de Javier Milei reprimió brutalmente la multitudiaria movilización popular en defensa de los jubilados: las fuerzas comandadas por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, no hicieron distingos al momento de usar palos, balas de gomas y gas lacrimógeno para impedir la movilización. A la noche hubo cacerolazos que llegaron hasta Plaza de Mayo.

El gobierno efectuó un mega operativo policial y disparó gases y balas de gomas contra jubilados e hinchas de una veintena de clubes de fútbol, que se solidarizaron con los jubilados.
Con heridos de extrema gravedad y detenidos por decenas, la operación represiva volvió a confirmar la esencia de su proyecto político. El corazón del ajuste más grande de la historia en favor de los poderosos es innegociable para el gobierno y son las personas mayores que cobran una jubilación. El esquema oficial hace agua y por eso el presidente se decidió a pedirle socorro al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El salvaje operativo represivo puede ser leído como un eslabón más en la cadena de terror que impone la ministra de Seguridad como forma de acumulación política, hacia el interior del gobierno y de los circulos del poder. Sin embargo, la movilización que terminó en las puertas de la Casa Rosada puede tener consecuencias impredecibles y generar una escalada en un momento inconveniente para el gobierno de extrema derecha.
Esta historia comenzó en los 90, durante la administración del neoliberal Carlos Menem, el gobierno más elogiado por Javier Milei. Otro miércoles, el 14 de octubre de 1992, organizaciones de jubilados marcharon en contra de una (de otra) decisión presidencial que los perjudicaba: Menem había vetado el artículo que establecía que los fondos por la privatización de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fsicales (YPF) debían ser asignados “exclusivamente” para aumentar los haberes jubilatorios.
En 1992, Diego Maradona dijo una de sus frases más célebres: “Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Sus palabras se vitalizaron en redes sociales y simpatizantes de decenas de clubes se unieron a la lucha a la que el miércoles anterior comenzara cuando 10 hinchas de Chacarita Juniors se sumaron a la marcha de los jubilados, en apoyo a Carlos, un manifestante de 75 años. «A muerte estoy con los jubilados. Porque lo que les hacen es una vergüenza», añadió Maradona.

El fútbol como defensa de los jubilados se repite casi 33 años después con otro gobierno que toma a los argentinos de la tercera edad como principal variable de ajuste.
La gente caceroleó desde los balcones y en algunos barrios salió a cortar la calle o a marchar hacia la Casa Rosada -cantaban el recordado «Que se vayan todos». La residencia presidencial de Olivos también fue lugar de protestas. Hasta allí llegaron cacerolas y cánticos contra el gobierno de Javier Milei. Pero las cacerolas siguieron sonando. Cerca de la medianoche, llegaron hasta Plaza de Mayo.
Antes de la movilización, policías subieron a los trenes y bajaron a quienes llevaban camisetas de sus equipos de futbol. También detuvieron autobuses de pasajeros e hicieron lo mismo. Decenas de miles de manifestantes no pudieron llegar al Congreso, pero los que lograron acercarse fueron gaseados y golpeados, y se reagruparon para ir hacia la Plaza de Mayo. A esto se suman los actos de provocación de las fuerzas de seguridad, que incluyen el despliegue de policías vestidos de civil que aguardaban en las calles que llevan al Congreso, y que junto con uniformados armados hasta los dientes impedían el paso de los manifestantes.
La represión comenzó cuando aún marchaban sólo los jubilados –que rechazan los recortes a sus pensiones y las medidas económicas de Milei– y se extendió contra manifestantes que intentaban llegar a la Plaza de los Dos Congresos. Se sumaron los hinchas de los equipos de fútbol de primera y segunda divisiones, sindicalistas de la Confederación General del Trabajo, de la Central de Trabajadores Argentinos y otros sectores, para no dejarlos solos.
La jueza Karina Andrade, titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, ordenó la inmediata liberación de los 114 detenidos por la Policía de la Ciudad y la Policía Federal Argentina (PFA) durante la protesta. «Se encuentra en juego un derecho constitucional fundamental como es el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión», advirtió al liberarlos.

La brutal represión policial dejó una decena de heridos, al menos tres de ellos graves. La recurrente marcha de jubilados de los miércoles tenía esta vez un condimento especial: la presencia de hinchas de distintos clubes que se sumaron en solidaridad. Pero a poco de iniciar, por la efectiva y coordinada acción de infiltrados y uniformados violentos, la marcha derivó en un amplio despliegue de violencia institucional que caracterizará la siguiente fase de un gobierno que transita en falsa escuadra entre una economía en receso y escándalos de corrupción, señala Adrián Murano.
El espectáculo represivo había sido agitado en los días previos por la ministra Patricia Bullrich. Primero al tildar la convocatoria como una «marcha de barrabravas» y luego alterando la ley del Deporte para meter miedo entre los hinchas que habían anticipado su intención de manifestarse.
No es la primera vez que este gobierno se propone cercenar el derecho a la protesta. En las primeras semanas de su mandato, Milei presentó una»ley anti piquetes» que limitaba el derecho de reunión, a la manera de un Estado de Sitio. La intención naufragó en origen, pero fue retomada por la denominada»ley antimafia» -promulgada esta semana- que limita y cercena varios derechos civiles de personas que puedan ser consideradas «sospechosas» de cometer un delito por decisión de una fuerza federal de seguridad.
Entre otras cosas, la norma extiende las prisiones preventivas sin aviso a la autoridad judicial y ampliar la pesquisa por cercanía o familiaridad. La similitud con las disposiciones de la dictadura cívico-militar genocida que asoló a la Argentina (1976-1983) no es casualidad: la brutal transferencia de ingresos que entonces impuso el minisro de Economóa Martínez de Hoz y ahora ejecuta el gobierno de Milei sólo es posible de aplicar por intermedio de la fuerza pública.
Este miércoles vivimos una verdadera jornada de fake news coordinadas y «periodismo de guerra» para intentar distorsionar la realidad: que miles de personas -que cuentan con la simpatía de otros millones- quisieron expresar su solidaridad con las principales víctimas del ajuste fiscal de Milei, los jubilados, repudiando la política del gobierno para los mayores, que no es otra cosa que hambre y represión todos los miércoles.
Es un gobierno que es gatito mimoso del gran poder económico y se hace el duro con los jubilados, señala Fernando Scolnik
*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)