La injerencista diatriba de Ken Salazar, aún embajador de EEUU en México
Gerardo Villagrán del Corral
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) envió una nota diplomática a la embajada de Estados Unidos en México, en la que expresó su extrañamiento por las declaraciones injewrencista del jefe de la representación, Ken Salazar, quien criticó la gestión en materia de seguridad de los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Salazar criticó en conferencia de prensa la gestión del expresidente López Obrador en materia de seguridad, ya que afirmó que no aceptó la ayuda del país vecino para recibir una cifra de hasta 32 millones de dólares. Salazar es consciente de que está de salida, pues no es un diplomático de carrera sino un funcionario que puso el Departamento de Estado a petición de Joe Biden. Ahora, Donald Trump deberá designar su sustituto.
Tras el reciente triunfo electoral de Trump, que seguramente se traduzca en el fin de su encargo, Salaza, hizo declaraciones más injerencistas, grosersa y medaces que las que había proferido en meses recientes.
Aseguró que la estrategia de seguridad del ex presidente Andrés Manuel López Obrador no funcionó, que desde febrero de este año el anterior titular del Ejecutivo pausó los esfuerzos operativos de Washington en materia de seguridad, y lo acusó de haber cerrado las puertas a la cooperación bilateral, lo que contradice sus reiteradas afirmaciones acerca de la sincronía entre López Obrador y Joe Biden en el tema.
Además, comentó que durante el sexenio comunicó al presidente que su política de austeridad republicana no beneficiaba a la seguridad del país, ya que podía empeorarla. “Cuando se habla de la austeridad republicana, en el tema de la seguridad, es la misma cosa que decirlo en inglés: No le pongan el esfuerzo en apoyar a las policías ¿entonces qué pasa? Que la policía se va a la corrupción porque no les dan suficiente para poder vivir”, aseguró el embajador.
Salazar comentó que el resultado de las elecciones en Estados Unidos se debe a una combinación de circunstancias, como el temor a la entrada de fentanilo a la nación, por lo que aseguró se da ante la incertidumbre de las acciones de México en esta materia: “Es lo que espanta a uno, que no va a haber la inversión que se requiere acá en México para de verdad llegar a un tiempo donde la inseguridad que existe se va a resolver”.
“La estrategia de abrazos no balazos no funcionó. La parte del concepto que tiene validez es de la prevención, pero esos son programas que deben de seguir, y es algo que desde Estados Unidos nosotros apoyamos (…) El otro lado es cumplir con la ley, y ahí es donde cuando se dice nada más ‘pues no hay problema’, tenemos estas cifras que le dicen al pueblo que no hay problema. No está basado en la realidad, la realidad es que el pueblo de México (…) no vive en seguridad y eso se tiene que ver claramente”, dijo.
Y como corolario, llamó detención al secuestro y traslado forzoso del narcotraficante Ismael El Mayo Zambada a Estados Unidos e incluso criticó la política del ex mandatario y de la actual Presidenta contra la corrupción y la frivolidad en el gasto público.
Se trata de una diatriba fuera de lugar, impropia de los usos diplomáticos, injerencista en asuntos de exclusiva competencia interna de México y que, por lo tanto, deja sin margen la cordialidad de la que pudo beneficiarse la misión del propio Salazar, señaló un editorial del diario La Jornada, que califuicó los dichos de Salazar como una colección de falacias.
Indicó que la reducción en los homicidios, feminicidios y otros delitos, especialmente la drástica disminución de secuestros, desmiente el fracaso de la estrategia que se estableció a partir de diciembre de 2018 para revertir la espiral de violencia y recordó que ésta se incrementó de manera exponencial cuando Washington impuso como presidente a Felipe Calderón y conspiró con él para sumir al país en la guerra contra el narcotráfico.
Se trata de una fórmula de patente estadounidense que desde hace medio siglo ha dejado un reguero de sangre allí donde ha sido impuesta, sin un solo resultado positivo en limitar las existencias de los estupefacientes que los consumidores del país vecino del norte demandan a cualquier precio, añade La Jornada.
John Lindsay-Poland, quien dirige la organización Stop US Arms to Mexico, señaló que el republicano es un aliado incondicional de la industria de armas de EEUU. Por ello, apuntó que es fundamental seguir apoyando la demanda del gobierno mexicano contra armerías y traficantes, ya que representan las peores prácticas en cuanto al mercadeo de arsenal militarizado que llega desde el vecino del norte.
Mientras, en el foro Desarmando el miedo: una agenda de control de armas en México ,organizaciones sociales y de derechos humanos, así como investigadores mexicanos lanzaron una red para monitorear el control de armas en México, pues se estima que al año 250 mil son traficadas de manera ilegal al país desde Estados Unidos, y sólo 20 mil se recuperan y alertaron que las demandas de México contra fabricantes estadounidenses están en riesgo de ser desestimadas, y que bien podrían verse beneficiados en el gobierno de Donald Trump.
Todos los indicadores muestran que desde diciembre de 2018 México ha hecho su parte en el control de las sustancias ilícitas y la judicialización de los presuntos cabecillas del crimen organizado: sólo en el primer año y medio del sexenio pasado, 89 personas acusadas de tráfico de drogas fueron extraditadas por petición de Estados Unidos.
Y, entre el 1º de diciembre de 2018 y el 31 de julio de 2023 se decomisaron 7 mil 571 toneladas de fentanilo, con un crecimiento de mil 123 por ciento en las incautaciones en dicho periodo. En cambio, en Washington no se ha hecho nada sustancial para contribuir en la lucha contra los cárteles: sólo tirar la piedra y esconder la mano.
Estados Unidos no sólo mantuvo intacto su sistema bancario y sus leyes de creación de empresas que convierten al país en la mayor lavandería de dinero del mundo, sino que solapó la fabricación, venta y tráfico de armas a sabiendas de que los clientes son los grupos delictivos a los que los gobiernos estadunidenses dicen que quieren combatir.
Las palabras de Salazar son una triste evidencia de que en sus tres años al frente de la embajada de Estados Unidos en México no entendió nada, concluye el editorial.
*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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