Se llevan el petróleo pero ni Milei ni Villarruel dicen nada

xr:d:DAE4PqtO_3s:4472,j:4707796587184504370,t:23111313
646

Daniel Giarone

Silencio del gobierno argentino ante la explotación británica e israelí en el mar Argentino. Un potencial de 500 millones de barriles. Ejercicios militares extranjeros y un alineamiento geopolítico que pone en riesgo el reclamo de soberanía. Hicieron desfilar a veteranos de guerra para reivindicar a la dictadura.

Lo inédito, y para muchos analistas extremadamente grave, es el silencio público del gobierno de Javier Milei ante ambas decisiones, que debilita el histórico reclamo de la Argentina por la soberanía de las islas y rompe con una política que, en distinto grado, siguieron los distintos gobiernos democráticos: denunciar las políticas unilaterales e ilegítimas adoptadas por el Reino Unido.

En un hecho de alto impacto geopolítico, económico y ambiental, el gobierno británico inició el 24 de junio pasado un procedimiento de consulta a los kelpers para perforar 23 pozos petroleros sobre el Atlántico Sur a través de la empresa israelí Navitas Petroleum, de los que obtendría unos 500 millones de barriles de petróleo solo en un inicio.

La iniciativa fue publicada en “Gaceta”, el Boletín Oficial isleño, y establece que las opiniones de los habitantes de las islas se recibirán hasta el 13 de agosto, previa consulta de la documentación presentada por la compañía israelí que explota la reserva ubicada en Sea Lion, a unos 240 kilómetros al norte de Puerto Argentino.

Hidrocarburos en Falklands: Petrolera Navitas se organiza para iniciar  actividades en 2025 — MercoPress“La consulta es ilegítima, convocada por un gobierno que no tiene legitimidad para hacerlo, ya que es el equivalente a cuando un gobierno municipal, provincial o nacional pone en consideración de la ciudadanía un proyecto de impacto ambiental para formular observaciones”, explica  Guillermo Carmona, ex secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur durante el gobierno de Alberto Fernández.

La decisión, sin embargo, no provocó una declaración pública del gobierno de Javier Milei, rompiendo una tradición que mantuvieron sus antecesores. “Los distintos gobiernos fueron tomando posición (protestas diplomáticas, denuncias internacionales, etc.) cada vez que el gobierno británico intentó avanzar en la explotación de hidrocarburos, como cuando en los años ‘70 anunciaron haber descubierto yacimientos, o en los ‘90, con las primeras concesiones”, advierte Carmona.

Y agrega: “No sabemos si hay una protesta diplomática formal, que garantizaría no convalidar lo que está ocurriendo, porque el gobierno evitó una reacción pública ante este nuevo avance británico. Incluso, en diciembre pasado, la empresa Navitas ya había difundido sus avances en el proyecto de explotación”.Amit Kornhauser - Navitas Petroleum | LinkedIn

“La política exterior del gobierno de Javier Milei le da rienda suelta a Gran Bretaña en el Atlántico Sur, con el agravante de que esta viola sistemáticamente las resoluciones de Naciones Unidas, las cuales rechazan las acciones unilaterales. De hecho, estamos en la tercera fase de la explotación de hidrocarburos, porque ya hubo análisis, prospección y ahora van por la extracción”, añade en diálogo con  Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (Cecim-La Plata).

Silencio y diplomacia

En un artículo publicado por el diario inglésThe Telegraph se establece que el campo de Sea Lion, situado ante las costas de Malvinas, contiene 1700 millones de barriles de petróleo, superando incluso al de Rosebank, el mayor desarrollo planificado para el Mar del Norte del Reino Unido, que se estima contiene 300 millones de barriles.

La importancia económica y geopolítica del proyecto, con su consecuente impacto ambiental, resulta clave para el gobierno británico (hasta hace muy poco del Partido Conservador, ahora del Laborista), el cual pone en manos de empresas extranjeras las licencias para la explotación, pese a los reclamos que, al menos hasta ahora, realizaba el Estado argentino.

Sea Lion, el yacimiento de petróleo "de clase mundial" que entusiasma a las  Islas Malvinas - Boca de Pozo“La posición geopolítica del gobierno beneficia a quienes ocupan ilegalmente las islas Malvinas. Ya sea a través de la presencia británica y de la OTAN en la base militar de Monte Agradable, en territorio malvinense, como mediante la empresa israelí Navitas, que tiene la licencia para la extracción de hidrocarburos”, explica Alonso.

Según el referente de los ex combatientes, el impacto económico de la explotación petrolera en las islas equivale a “200 veces la deuda externa argentina”, contrariando incluso el criterio de que la recuperación de la soberanía sería “deficitaria”. “Hay un plan de entrega sistemática de la soberanía nacional, como quedó claro, por ejemplo, con el impulso de la ley de Tierras”, añade.

“Es grave que a la inexistencia de un posicionamiento público se sume que no se haya formalizado una protesta diplomática, ya que se estaría materializando la convalidación por medio del silencio”, advierte Carmona, quien fue diputado nacional entre 2011 y 2019.

Guillermo Carmona,dirigente peronista de larga trayectoria, fue diputado nacional por Mendoza y presidió la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara. Entre 2021 y 2023 fue secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería .

El 18 de junio pasado, ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, la canciller Diana Mondino rechazó el argumento de la libre determinación de los kelpers, al sostener que la población de las Islas Malvinas era el resultado de un proceso de colonización. Sin embargo, no hizo alusión alguna a la explotación de hidrocarburos.

“Mondino no hizo referencia al avance de los proyectos de explotación hidrocarburífera como tampoco a la militarización del archipiélago ni referencia explícita a la violación de las resoluciones de Naciones Unidas, por lo que la reafirmación de soberanía está vacía de contenido concreto”, resalta Carmona.

A criterio del ex diputado peronista por Mendoza, “no alcanza con decir que las Malvinas son Argentinas y que el gobierno británico tiene que respetar el derecho internacional. Hay que aprovechar todas las instancias diplomáticas, especialmente en Naciones Unidas, para denunciar el accionar ilegal británico, que es lo que el gobierno de Milei no está haciendo”.

“La explotación hidrocarburífera y pesquera implica una violación específica de la resolución 31/49 de la Asamblea General. Las acciones militares suponen la violación de las resoluciones sobre Paz y Cooperación en el Atlántico Sur. Que el gobierno no diga nada sobre todo esto es romper con la lógica que llevaba adelante el Estado argentino”.

Para Alonso esta situación se agrava por el paulatino abandono del reclamo de soberanía. “Yo no entiendo cómo la canciller Mondino todavía no fue sometida a juicio político. Por primera vez desde que existe el Mercosur, (el reclamo por) Malvinas no formó parte de la declaración que firmaron los presidentes en Asunción, el 8 de julio pasado”.

Ernesto Alonso fue soldado en la guerra de 1982 y forma parte del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (Cecim) de La Plata. Integra la comisión directiva del Instituto Malvinas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Y llegaron los laboristas

La reciente llegada al gobierno del Reino Unido del Partido Laborista, después de 14 años de hegemonía conservadora, no parece que vaya a modificar sustancialmente la política británica. Mucho menos respecto a los territorios de ultramar. Ante esto, ¿debe cambiar la Argentina?

“El gobierno argentino debería aprovechar el cambio de administración para ‘refrescar’ los reclamos de soberanía, cosa que hasta ahora no hizo. Se dice que los laboristas no van a cambiar la política respecto a Malvinas, lo cual es altamente probable, pero eso no implica dejar de actuar, de sondear, de analizar posibilidades”, destaca Carmona.

“Lo mínimo que debería hacer Meli es sondear cuál es la predisposición del nuevo gobierno británico para retomar el diálogo sobre Malvinas”, agrega el ex legislador mendocino.

Según Alonso, los cambios políticos en el Reino Unido deberían ser una oportunidad “para volver a reclamar soberanía”. “Esto debería ser el primer punto en la agenda de cualquier presidente, pero Milei elige pelearse con los aliados regionales y dejar de lado estrategias que fortalezcan nuestro reclamo”, subraya.

“La política exterior de Milei -explica Carmona- tiene un fuerte impacto sobre esta cuestión. Esa política se basa en un alineamiento automático con Estados Unidos, lo que implica aceptar la alianza de este con Gran Bretaña y relativizar el reclamo sobre Malvinas. También una ruptura con la región y con el Sur global, y una política desmalvinizadora de las relaciones exteriores y de la relación con el Reino Unido, lo que significa que Malvinas sea un tema más de la relación bilateral”.

Para Alonso, recursos naturales como el litio o el petróleo, que hoy ingleses e israelíes intentan extraer de Malvinas, están en la base del “sometimiento de la política exterior a las grandes potencias, que lleva a rendir pleitesía a la generala Richardson (jefa del Comando Sur de los Estados Unidos), quien sin tapujos dijo que deben colocarse bajo el resguardo de los Estados Unidos”.

Tanques, desfiles y dinosaurios

El desfile del 9 de julio entregó algunas imágenes que quizás permitan explicitar la perspectiva de la Casa Rosada. Las fotos pueden ser dos, entre otras posibles: el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel saludando eufóricos desde un tanque de guerra; y la participación en el desfile de un grupo de veteranos de guerra vinculados a las Fuerzas Armadas.

“No estamos ante un gobierno malvinero sino ‘procesista’ (por el nombre de ‘Proceso de Reorganización Nacional’ con el cual se autodenominó la última dictadura). La reivindicación de Malvinas es desde la reivindicación de la dictadura. No se trata del compromiso con la cuestión Malvinas como una disputa de soberanía pendiente de resolución. Que hagan desfilar a los veteranos no significa un compromiso con la soberanía sino una reivindicación de la dictadura respecto a la guerra de Malvinas”, advierte Carmona.

El ex funcionario y dirigente peronista de Mendoza destaca que “una cosa es reivindicar a los veteranos de guerra, a los combatientes, y otra las decisiones que tomó la dictadura-cívico militar de crear condiciones para que la Argentina entrara en guerra”.

Alonso suma que “la reivindicación del terrorismo de Estado no tiene nada que ver con la defensa de la soberanía”. “El 9 de julio -agrega- se excluyó a la gran mayoría de las ex combatientes, que no participaron del desfile, y en cambio sí lo hicieron las Fuerzas Armadas, donde incluso identificamos a varios militares denunciados por torturar soldados en Malvinas. Fue un desfile anacrónico, un desfile del terror”.

“La defensa de la soberanía nacional no pasa por pasear arriba de un tanque, cuando lo que se está restaurando es un régimen colonial, sino por volver a una estrategia que nos permita avanzar en la recuperación de los derechos sobre las islas”, concluye quien fuera soldado combatiente en la guerra de 1982.

Mientras el silencio del gobierno nacional es estridente, el Reino Unido avanza en la explotación pesquera y carburífera, y realiza ejercicios militares que violan las resoluciones de Naciones Unidas. Dos caras que parecen ser la de una misma moneda, aquella que no tiene impresa la palabra soberanía.

*Escritor y periodista.  Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA). Analista de Va con Firma

Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.