Otro plebiscito colonial en Puerto Rico
Victoria Korn
Pedro Pierluisi, administrador colonial de Puerto Rico, con título de Gobernador, decretó la celebración de otro plebiscito a celebrarse el día de las elecciones. Sería el cuarto plebiscito desde el 2008. Pierluisi anunció que el estatus político de Puerto Rico estará en la papeleta de las elecciones generales del 5 de noviembre y que, por primera vez, el actual estatus de la isla como territorio estadounidense no será una opción en el referéndum no vinculante.
Los votantes de la isla de 3,2 millones de habitantes elegirán entre la estadidad (pasar a ser oro estado de EEUU), la independencia o la independencia con libre asociación, cuyos términos se negociarían en relación con los asuntos exteriores, la ciudadanía estadounidense y el uso del dólar estadounidense.
El gobernador, líder del Partido Nuevo Progresista —favorable a la actual condición colonial—, activará una ley de 2020 que le permite convocar un referéndum sobre el estatus. En 2022 la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley destinado a ayudar a Puerto Rico a avanzar hacia el cambio de su estatus territorial. La Ley de Estatus de Puerto Rico, promovida por el representante Raúl Grijalva, de Arizona, excluiría como opción el actual estatus territorial de la isla.
Ese estatus ha perdido apoyo desde que el gobierno federal estableció en 2016 una junta fiscal no elegida que tiene autoridad para anular los poderes políticos locales después de que la isla se declarara en bancarrota. El gobernador dijo que la estadidad ayudaría a los residentes de Puerto Rico a recibir los mismos fondos y beneficios en Medicaid, Medicare, SNAP y seguro social suplementario. Es más, en junio la representante de Puerto Rico ante el Congreso Jenniffer González derrotó sorpresivamente al gobernador Pierluisi en las primarias del Partido Nuevo Progresista, el cual está a favor de la estatidad de la isla.
Ambos se postularon en la misma boleta hace cuatro años por este partido, pero la republicana González anunció a principios de diciembre su plan de enfrentar al demócrata Pierluisi. Desde entonces las descalificaciones entre ambos se han tornado mordaces.
Los votantes de Puerto Rico no pueden votar en las elecciones presidenciales generales de Estados Unidos, pero pueden participar en las primarias presidenciales. Y hay que tener en cuenta que ningún plebiscito en el pasado, presente o futuro es válido en una colonia.
En el último referéndum celebrado en noviembre de 2020, el 53% votó a favor de la estadidad y el 47% en contra, y sólo la mitad de los votantes registrados participaron en las elecciones generales. El referéndum de noviembre sería la séptima vez que la isla vota para determinar su relación política con Estados Unidos.
La realidad muestra que tanto el PNP y el Partido Popular Democrático (PPD, fundador en 1938 por Luis Muñoz Marín) están en picada, aunque hay quienes creen honestamente en la anexión pese a que después de tres plebiscitos el gobierno de Estados Unidos no ha hecho ni una sola movida para apoyar o impulsarla.
El proceso de descolonización está insertado en el Derecho Internacional y de los Pueblos, que señala los pasos: primero el país agresor e interventor (Estados Unidos) se va, segundo traspasa los poderes robados al pueblo de Puerto Rico y tercero el pueblo después de ejercer y vivir los poderes, soberanía e independencia por varias generaciones puede decidir sobre su futuro sin intervención o imposiciones de nadie.
En Puerto Rico todavía hay personas que creen honestamente en la anexión. A pesar que después de tres plebiscitos el gobierno de Washington no ha hecho ni una sola movida para apoyar o impulsarla.
Es claro que ninguna resolución de Naciones Unidas, ningún plebiscito, ninguna elección colonial descoloniza a Puerto Rico: ese proceso solo dependerá de los puertorriqueños y puertorriqueñas. Poco a poco Puerto Rico ha ido despertando del marasmo colonial. Más y más personas se dan cuenta que la colonia no funciona para ellos, su familia y el pueblo en general.
Colonialismo
El colonialismo es insidioso, a través de la repetición, del uso y costumbre, va moldeando a una sociedad para aceptar su condición de ser mandado por otros, por aceptar imposiciones y condiciones contrarias a sus intereses, aceptando los abusos como algo normal, como que aquí no ha pasado nada. Nos repiten los abusos, los disfrazan con eufemismos y nos venden con palabras hechos y cosas que nunca han cumplido en el pasado y nunca cumplirán, señala Edwin Hernández Feijoó.
Y cuentan con la llamada memoria corta, la creencia que el pueblo no se acordará de todas las cosas malas que le hacen después que pase un tiempo. En Puerto Rico esta técnica le ha funcionado los últimos 125 años. Actualmente Puerto Rico es un Estado Libre Asociado (ELA) de Estados Unidos, un estatus que ha causado frecuentes resquemores a lo largo de los años entre su población.
La relación viene desde la guerra hispano-estadounidense. EEUU, como lo hizo con Cuba a través de la Enmienda Platt, en Puerto Rico asumió el control político, económico y territorial de la isla. La constitución aprobada en 1952 es el documento que hace formalmente de Puerto Rico un Estado Libre Asociado de EEUU.
Debido a que el país caribeño no es un territorio incorporado a la potencia del norte, con esa legislación está compelido a adherirse a los postulados de la Constitución estadounidense por una cláusula de supremacía y a la legislación federal. Luego de una sentencia judicial de 2015, la isla es un territorio de EEUU que está sujeto a la autoridad y poderes plenipotenciarios del Congreso estadounidense.
Desde la puesta en vigencia de la Constitución de 1952, aprobado por el congreso de Estados Unidos y promulgada por el presidente Harry Truman; que otorgaba a los puertorriqueños poder para elegir a su gobernador mediante el voto popular, se realizaron cinco plebiscitos (1967, 1993, 1998, 2012 y 2017).
En todos ellos se presentaron tres opciones: convertirse en estado de EE.UU., seguir como Estado Libre Asociado o declararse una república independiente. En las cuatro primeras oportunidades, el apoyo a seguir siendo un ELA o convertirse en el estado número 51 de EEUU, denominado «estatidad», fue mayoritario.
En el plebiscito que tuvo lugar hace cinco años la mayoría de votos válidos favoreció a la opción de convertirse en un estado de EE UU, aunque un 30% de los votantes depositó una papeleta en blanco o inválida. El resultado mostró la inexistencia de un apoyo popular ampliamente mayoritario a ninguna de las alternativas. El Partido Nuevo Progresista sostenía que integrarse como un estado más de pleno derecho es la solución a los problemas económicos y de desarrollo de la isla.
En la oposición parlamentaria por un lado está el Popular Democrático, partidario del estatus actual con retoques, y por el otro, el Independentista Puertorriqueño, defensor de la separación, que le ha dado la espalda al plebiscito del 2019 y no han participado en la campaña ni han llamado al voto.
Para que Puerto Rico se convierta en un estado debe haber un cierto apoyo dentro del Congreso de EEUU. Para poder llevar esto a cabo, debe realizarse una ley que se pronuncie al respecto. Los republicanos en el Congreso y Donald Trump no lo ven con buenos ojos porque supondría terminar con una relación de vasallaje colonial que da amplias ventajas de explotación sobre la isla sin que sus ciudadanos tengan derecho político alguno.
Además, implicaría añadir al presupuesto del Gobierno federal obligaciones con un territorio en vías de desarrollo y con gran necesidad de asistencia ya que un 46% de sus habitantes vive en la pobreza, el desempleo supera el 12% y el PIB per cápita es de 28.000 dólares, frente a los 53.000 de EE UU. Si Puerto Rico se convirtiese en el estado 51, sería el más pobre de EEUU.
Siendo los puertorriqueños “ciudadanos estadounidenses”, a diferencia de los demás estados de EEUU, Puerto Rico tiene un delegado en el Congreso que no tiene derecho a voto. Los partidos que se van alternando el poder son el Partido Popular Democrático y el Partido Nuevo Progresista de Roselló, que están asociados de manera directa o indirecta a demócratas y republicanos.
**Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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