Ahora, a la izquierda francesa le toca gobernar para el pueblo
Maxime Doucrot
En un resultado que para muchos resultó sorpresivo, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) emergió como la primera fuerza parlamentaria en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, con 33.5 por ciento de los votos, conteniendo el ascenso ultraderechista tras sus despuntes en los comicios europeos del 9 de junio y en los legislativos de 21 días después.
En contraste, la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), encabezada por Marine Le Pen –y cuyo triunfo se temía y se prefiguraba tras la primera vuelta de los comicios–, quedó en tercer lugar, con 28.1 por ciento de la votación. Como segunda fuerza se situó la alianza Ensemble (centro derecha) del presidente Emmanuel Macron.
Con todos los escaños ya asignados en la Asamblea francesa el NFP queda como primera fuerza con 182 escaños, más otros 13 de candidatos independientes de izquierdas. El bloque de Emmanuel Macron suma 168 diputados y Agrupación Nacional, la ultraderecha de Le Pen, se quedó con 143 escaños y el tercer puesto.
Los sondeos pre electorales no lo pronosticaron pero las primeras encuestas a pie de urna dieron la vuelta al escenario y por primera vez, una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia ganó las elecciones legislativas. La reacción de los simpatizantes y votantes del Nuevo Frente Popular (NFP), reunidos en plazas y parques de todo el país, estallaron de alegría al conocerse los primeros sondeos que daban a la ultraderecha de Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, el tercer puesto en las elecciones
Miles de personas se concentraron para seguir el escrutinio en la Plaza de la República de París, todo un símbolo de las protestas del pueblo francés, para celebrar después la victoria del Nuevo Frente Popular. Subidos sobre la estatua de la República, la multitud concentrada en la plaza festejó con fuegos artificiales y con proclamas: «Todos somos antifascistas» y «Todo el mundo detesta a Bardella» han sido algunos de los más repetidos. Jordan Bardella era el candidato de Le Pen como primer ministro.
Los partidos políticos franceses se enfrentan a una tarea de enormes proporciones para formar gobierno, con un Parlamento dividido. Las elecciones fueron un golpe para el presidente centroderechista Emmanuel Macron, que convocó las elecciones después de que fuera derrotado en las elecciones al Parlamento Europeo el mes pasado.
Francia Insumisa
La líder ecologista Marine Tondelier defendió que Francia Insumisa es esencial si se quiere formar mayoría en la Asamblea Nacional. “Los que nos dicen que van a formar una mayoría sin LFI no tuvieron los mismos profesores de matemáticas que yo (…). No veo cómo es posible”, dijo. Por su parte, el socialista Olivier Faure aseguró que la alianza de izquierdas no aceptará “ninguna coalición de contrarios”.
Laurent Wauquiez, hombre fuerte de LR elegido gracias al frente republicano, ha descartado que la derecha participe en una “coalición”, rechazando “combinaciones para construir mayorías antinaturales”.
La izquierda, que quiere limitar los precios de bienes esenciales como el combustible y los alimentos, aumentar el salario mínimo a 1.600 euros netos al mes, subir los salarios de los trabajadores del sector público e imponer un impuesto sobre el patrimonio, dijo inmediatamente que quería gobernar. «El presidente debe invitar al Nuevo Frente Popular a gobernar», declaró Jean-Luc Melenchon, el líder de Francia Insumisa (LFI), quien descartó una amplia coalición de partidos de distinto signo.
Macron hizo saber que va a tomarse tiempo para examinar los resultados de las elecciones legislativas antes de decidir sobre el Gobierno que se pueda constituir. Mientras, viajar a Washington para participar en la cumbre de la OTAN que terminará el jueves.
No es imposible que el presidente intente que el gobierno actual gestione los Juegos Olímpicos de París hasta septiembre; excepto en el periodo comprendido entre el 18 y el 31 de julio, la Asamblea Nacional no estará reunida.
El cordón sanitario contra la extrema derecha no solo ha funcionado, sino que lo ha hecho en las dos direcciones del espectro ideológico del llamado frente republicano: desde la izquierda —inesperada ganadora de los comicios— y desde el centroderecha. Toda una lección para Europa en tiempos en los que la derecha moderada ha preferido en muchos casos unirse a partidos ultranacionalistas y xenófobos.
Hace solo una semana, en la primera vuelta, RN había obtenido una clara victoria con el 33,5% de los votos. La misma extraordinaria movilización del cordón sanitario ha permitido a Ensemble, de Macron, ser la segunda fuerza y al presidente salvar el órdago que él mismo lanzó al disolver la Asamblea Nacional tras la debacle de su partido en los comicios europeos del 9 de junio.
Francia ha conseguido frenar a la extrema derecha y algunos de los protagonistas son sus propios futbolistas. El máximo astro Kylian Mbappé, alzó la voz contra la extrema derecha y Aurélien Tchouaméni celebró el freno a los ultras: «La victoria del pueblo», publicó en sus redes sociales.
Pocas certezas, por ahora
Una de las pocas certezas es que, como marca la tradición, Gabriel Attal ha presentado su dimisión a Emmanuel Macron este lunes y que, según informan los medios franceses, Macron ha pedido a Attal que siga siendo el jefe del Ejecutivo “por el momento” para “garantizar la estabilidad del país”.
El ministro de Economía del gobierno macronista, Bruno Le Maire, ha habló del riesgo de “una crisis financiera y del declive económico” del país si se pone en marcha el programa del Nuevo Frente Popular. “Aplicar su programa destruiría los resultados de la política que hemos seguido durante siete años, que ha dado a Francia empleos, atractivo y fábricas”, advirtió, tras apuntar al riesgo de una “fractura ideológica” del país, acompañada por “peleas incesantes” y “agotamiento colectivo”.
El macronismo rechaza de plano las demandas de aumentar el salario mínimo a los 1.600 euros, volver a imponer altos impuestos a los más ricos o derogar la reforma de pensiones que Macron impuso por decreto tras meses de protestas callejeras.
Macron es el gran derrotado de estos comicios: durante sus dos mandatos impuso una política económica antipopular y represiva, en lo interno, mientras en el escenario internacional ha echado por la borda la relativa independencia con la que Francia solía abordar su relación con Washington y ha llegado a proponer dislates como el envío de tropas a Ucrania en apoyo de Volodymir Zelensky.
Al colocar al frente la izquierda como la mayor bancada parlamentaria, es claro que el electorado no sólo le cerró el paso a la ultraderecha, sino que también reprobó los sombríos panoramas sociales provocados por Macron. Y aunque RN fue derrotada en su intento de convertirse en mayoría, es alarmante que casi un tercio de los franceses sigan votando por esa opción regresiva y racista, y que la ultraderecha siga siendo una espada de Damocles en cada elección que se celebra en Francia.
*Analista francesa, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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