El exdictador Juan Orlando Hérnandez, condenado a 45 años de prisión por narcotráfico
Victoria Korn
Narcotráfico, posesión de armas de fuego y conspiración. El pasado marzo, un jurado popular de Nueva York declaró culpable al exnarcopresidente golpista de Honduras Juan Orlando Hernández (JOH), tras ser extraditado en 2022 a Estados Unidos e iniciarse un proceso judicial contra él: la condena del tribunal de Nueva York fue de 45 años de prisión y cinco más de libertad vigilada .
Extraditado a Estados Unidos desde 2022, donde fue juzgado, Hernández dio un golpe de estado el 28 de junio de 2009 y se mantuvo en el poder durante doce años.
En la lectura de la sentencia, el juez Kevin Castell le recordó a Hernández que “declaró en un juicio y fue condenado por tres delitos, pero no está siendo sentenciado por corrupción en Honduras, eso le corresponde al pueblo de Honduras. Está sentenciado por frustrar los esfuerzos por detener a narcotraficantes”. Castel le impuso además una multa de ocho millones de dólares e instó a su abogado a que aclare en dos semanas cómo los pagará.
También señaló que decidirá en 120 días cuál será el penal donde deberá cumplir la sentencia Hernández, de 55 años y que actualmente está en la cárcel de Brooklyn.
Antes de pronunciar la sentencia, el juez le señaló que él era un hombre de dos caras: con una proclamaba su compromiso contra el narcotráfico, y con la otra facilitaba la exportación de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos, unas drogas que sumaban un valor de 10 millones de dólares. Además, proclamó que la sentencia –si la cumple íntegramente saldrá de la cárcel con 100 años– enviaba un mensaje a los educados y bien vestidos para que no crean que van a librarse de las acusaciones.
Hernández, avejentado, con pelo canoso y una barba también canosa, además de un bastón del que no se despegó, escuchó la sentencia sin casi inmutarse, Solo utilizó su turno de palabra tras la sentencia para preguntar si podía mantener a Renato Stabile como su abogado, a lo que el juez contestó afirmativamente, al menos hasta que dure la apelación, si esta se produce.
Entre 2004 y 2022 –desde sus cargos de diputado, presidente del Congreso y luego presidente de la República–, JOH participó y protegió a una red que envió más de 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos, con un valor en el mercado local de 10.000 millones de dólares, recordó el fiscal Jacob Gutwilling en la audiencia. A cambio, habría recibido millones de dólares de los cárteles de la droga, entre ellos del narcotraficante mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán.
El hermano del dictador, Juan Antonio “Tony” Hernández, fue condenado en 2021 a cadena perpetua más 30 años de cárcel. La agencioa antinarcóticos de Estados Unidos DEA empezó a investigar el narcotráfico en Honduras en 2013 y en 2017 el cartel de Los Cachiros se desligó de los lazos que les unían con los Hernández. Los Cachiros es la principal organización criminal en los departamentos de Colón y Olancho, zona de corredor de droga -de Colombia a EE UU-. Bajo la narcodictadura, Honduras también empezó a ser productora de cocaína.
Mientras se esperaba una condena de cadena perpetua, Juan Orlando Hernández, de 53 años, envió al juez Castel una carta de 30 páginas solicitando clemencia. El Departamento de Justicia de Estados Unidos indicó que Hernández “abusó de su posición como presidente de Honduras para operar el país como un narcoestado, donde a los narcotraficantes violentos se les permitía operar con virtual impunidad, y a los pueblos de Honduras y Estados Unidos se les obligaba a sufrir las consecuencias”.
Pero todos saben que en Honduras «“los gringos ponen y quitan presidentes”. Era ´la Embajada’ (de EE UU) quien arbitraba, ponía y quitaba presidentes. Hernández mantuvo fuertes vínculos con Estados Unidos y tanto Barack Obama como Donald Trump lo elogiaron en diversas ocasiones.
“Ahora la pregunta más importante es ¿qué hará Honduras con la sentencia?”, plantea Iolany Pérez, del grupo de investigación y derechos humanos Eric, ubicado en la ciudad hondureña El Progreso.
Una sentencia no lo suficientemente contundente, tal y como se esperaba, “representa un peligro porque él o su estructura política pueden albergar una mínima esperanza de seguir moviendo piezas en los partidos políticos. Su esposa, Ana García, es precandidata a las elecciones”, señaló la periodista Karen Paredes, de. Radio El Progreso, quien advirtió. que “tenemos una ciudadanía que no es consciente de la institucionalización deL narcotráfico y no lo percibe como un problema”, tal y como ha mostrado el último sondeo de opinión pública del Eric.
A tres lustros del golpe
Honduras es un país donde la disputa por la tierra y la defensa del territorio atraviesa a los 18 comunidades del país. Solo en el Bajo Aguán, más de 200 líderes han sido asesinados con total impunidad. La libertad de prensa desapareció, bajo sobornos, las llamadas «machacas». Hasta ahora, 101 periodistas y comunicadores sociales han sido asesinados.
Hoy, 28 de junio de 2024 se cumplen 15 años del golpe de estado que dieron las clases conservadoras de Honduras para allanar el camino hacia la presidencia de Juan Orlando Hernández, que significó la instalación de un régimen que sistematizó las violaciones a los derechos humano. Se triplicaron los feminicidios -de 313 en 2008 se pasó a 636 en 2013-, se institucionalizaron las maras (bandas criminales de narcotraficantes) y los sicarios contratados por empresas, policías y militares gozaron de carta libre para asesinar y hostigar a líderes sociales.
Honduras eligió como presidenta en unos comicios sin fraude a Xiomara Castro, del Partido Libre, esperanza de una población violentada, pero desde hace año y medio, Honduras vive bajo un estado de excepción, para rebajar la tasa de criminalidad.
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*Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).
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