El temido regreso de Donald Trump… y del neofascismo

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Mirko C. Trudeau.

A cinco meses de la elección presidencial estadounidense de noviembre, los políticos y analistas se repiten la preocupación sobre la amenaza neofascista que enfrenta el superpoder y sus implicaciones potencialmente catastróficas tanto dentro de Estados Unidos como para sus vecinos cercanos y lejanos en el mundo.

A pesar de las acusaciones federales contra el expresidente Donald Trump por tratar de revertir ilegalmente su derrota en las elecciones de 2020 e instigar el asalto al Capitolio, y de que recientemente fuera declarado culpable por falsificar documentos para ocultar un soborno a una actriz porno, Trump llegó el 14 de junio a Washington entre aplausos para reunirse con republicanos de la Cámara de Representantes y del Senado, como virtual candidato de su partido a los comicios que se celebrarán en noviembre.

Ya estuvo en el poder y muchos celebraron que el sistema democrático aguantó las embestidas sin precedente desatadas por Trump culminando en el primer intento de un golpe de Estado en este país (un tipo de autogolpe), y sobrevivió. Ahora los republicanos prometen retornar y vengarse contra todo lo que no le permitió mantener y ejercer su poder.

Nada sobre el currículum vitae de candidato presidencial republicano está oculto: criminal convicto, violador, presidente con dos impeachments, fraude empresarial y fraude electoral, golpista, xenófobo, promotor de conceptos neofascistas (los inmigrantes envenenan la sangre de Estados Unidos), y negacionista del cambio climático y otras verdades científicas y más. Y sigue empatado o ganando en las encuestas, señala el analista David Brooks.

Sus promesas son parte de una serie de propuestas para un proyecto de nación que muchos han calificado como neofascista. El plan Project 2025, fue elaborado por el Heritage Foundation junto con más de 100 de las principales organizaciones conservadoras del país. Su plan de acción, Mandato por liderazgo, es la promesa conservadora, que incluye, dentro de sus 900 páginas, todos los pasos y medidas que se realizarán en los primeros 180 días de un eventual gobierno de Trump.

El objetivo del plan es revertir lo que llaman “la larga marcha del marxismo cultural a través de nuestras instituciones”, y la tarea será “depurar el gobierno federal a través de la acción colectiva de nuestro movimiento para rescatar a la república de las garras de la izquierda radical que se ha apoderado del país”.

Da Trump all'Italia: l'ossessione anglosassone vede il fascismo ovunquePara el aparato de propaganda conservadora, EEUU vive bajo un gobierno de izquierda radical, presidido por un Joe Biden que aparentemente es marxista. Lo malo es que millones de ciudadanos lo creen y se preparan para una purga masiva de todas las secretarías (ministerios), agencias y organizaciones del Poder Ejecutivo y sustituirlos con funcionarios leales al proyecto ultraderechista, lanzados a la deportación masiva de indocumentados y la construcción de campos de concentración para migrantes.

Trump también anunció que usará las fuerzas armadas para suprimir disidentes, perseguir penalmente a sus adversarios políticos, anular derechos y libertades civiles y desmantelar o anular regulaciones ambientales y sobre armas de fuego, permitir la continuación del ataque contra los derechos de las mujeres en torno al control de sus cuerpos e iniciativas para una reforma conservadora de la educación.

En las reuniones con los jefes parlamentarios conservadores, se evaluaron estrategias para anular las 34 condenas por delitos graves que Trump recibió en su juicio por fraude electoral en Nueva York, así como para castigar a los fiscales involucrados en los diversos juicios en su contra. El congresista demócrata por Maryland Jamie Raskin señaló que “están haciendo todo lo posible para doblegar al poder judicial y destruir el Estado de derecho en nuestro país”.Para los líderes del mundo, la perspectiva de un regreso de Trump está siempre presente - LA NACION

Para sumar a las preocupaciones, en el estado sureño de Luisiana, el gobernador republicano Jeff Landri promulgó la ley que obliga a los jardines de infantes, escuelas y universidades a exhibir los 10 Mandamientos, lo que lo convierte en el único con un mandato de este tipo. “Si quieren respetar el Estado de derecho”, dijo, “tienen que empezar por el dador original de la ley, que fue Moisés”, dijo Landri.

La decisión  reaviva el debate sobre cuán permisiva debería ser la frontera entre Iglesia y Estado. La Unión Americana de Libertades Civiles y la Fundación para la Libertad de Religión, prometieron una lucha legal contra la ley que consideraron “descaradamente inconstitucional”, en un país donde se registraron 234 tiroteos masivos en lo que va del año

Para muchos que lo odian, Donald Trump encarna el mal absoluto, un ser diabólico. Cuando Joe Biden lo derrotó en las elecciones presidenciales de 2020, festejaron lo que creían que fue su muerte política pero, para su desconcierto, el “hombre naranja” no se dejó enterrar y desde entonces, los intentos de sepultarlo definitivamente han fracasado.

Lejos de perjudicarlo, las casi cien causas penales, algunas muy escabrosas, que enfrenta han servido para fortalecerlo. Tampoco penetran su armadura los explosivos misiles retóricos de los medios de difusión más prestigiosos como el New York Times, el Washington Post y docenas de canales televisivos. Más bien, lo ayudan: Trump ha sabido hacer de la hostilidad de quienes lo aborrecen un bien político valioso.

Para demostrar que ni siquiera tienen una agenda y mucho menos una visión política para los demócratas, Biden es el candidato perfecto y un mediador desaparecido (vanishing mediator) del liberalismo vacío. Según la noción de Frederic Jameson, el mediador recogía todos los elementos de la formación vieja para abrir el camino a una realidad nueva (y desaparecer). Pero Biden los encarna para bloquear cualquier transformación (como en 2020 frente a Bernie Sanders) y defender el statu quo.

Preocupación mundial

Desde que Trump dejó la Casa Blanca, su exdirector de inteligencia nacional, Richard Grenell, viaja por el mundo como «representante» del expresidente y se reúne con líderes y políticos de extrema derecha.

El presidente Joe Biden y otros líderes del G7 reunidos en la costa italiana se esforzaron por reforzar el apoyo a Ucrania en su guerra con Rusia y apresurar la llegada de recursos occidentales al país, mientras miran con inquietud hacia las elecciones estadounidenses de noviembre, que podrían incluir un cambio en la postura de EEUU.

Los planes de enviar decenas de miles de millones de dólares y de firmar un acuerdo de seguridad entre Washington y Kiev que ayude a Ucrania a lograr la autosuficiencia pretendían demostrar determinación —y un cierto grado de creatividad política— en medio del ímpetu ruso en el campo de batalla. «Colectivamente, se trata de un conjunto de acciones poderosas, que creará una base más sólida para el éxito de Ucrania», declaró Biden junto a Volodimir Biden tritt auf die Bremse – vorerst keine Marschflugkörper für die UkraineZelensky.

El posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tras las elecciones del próximo noviembre podría dejar a Europa «sola», ha advertido este martes el primer ministro belga, Alexander De Croo. «Si 2024 nos trae de nuevo America First [Estados Unidos primero, el lema de campaña de Trump], será más que nunca Europa por su cuenta», ha apuntado De Croo.

«Como europeos, no deberíamos temer esa perspectiva», ha añadido. «Deberíamos abrazarla colocando a Europa sobre una base más sólida, más fuerte, más soberana, más autosuficiente».

También Japón se prepara para el regreso de Donald Trump, buscando inicialmente -como muchos países europeos- fortalecer su relación bilateral con Estados Unidos. De hecho, Tokio está a punto de llamar al antiguo intérprete de Shinzō Abe, Sunao Takao -alabado por su «familiaridad» con Trump- para «reforzar el diálogo con el equipo de campaña del candidato republicano […] con la esperanza de evitar cualquier choque político».

Los diplomáticos japoneses también se han acercado a grupos de reflexión y antiguos funcionarios de la administración Trump desde principios de año.

Los vecinos y socios

En Ottawa y Ciudad de México crece la preocupación por la posibilidad de que la próxima Administración estadounidense limite el comercio entre los tres países, que el año pasado sumó cerca de mil 500 millones de dólares en bienes. El Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá de 2018 –sustituitivo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994— está programado para una revisión conjunta en 2026.

Acuerdo Estados Unidos México Canadá | Revista TyTCada vez hay más especulaciones de que EEUU. presionará para renegociar partes del mismo, en especial las normas para fabricación de automóviles y los productos lácteos. Funcionarios canadienses y mexicanos dicen que las negociaciones comerciales serían mucho más volátiles e impredecibles si Trump estuviera al mando

Justin Trudeau puso en marcha una estrategia orientada a reclutar aliados estadounidenses. Envió a políticos, diplomáticos y empresarios canadienses de alto nivel a reunirse con directores ejecutivos, legisladores y gobernadores estadounidenses para hablarles de la importancia del comercio, especialmente para las industrias automotriz y energética.

Mientras, las inversiones chinas en México pesan mucho en su relación con EEUU y desde diciembre, México trabaja en un marco de selección de inversiones en torno a la seguridad nacional para ayudar a aliviar las preocupaciones estadounidenses, en especial sobre las empresas chinas que exportan automóviles de México a EEUU.

En ambos países, el malestar va más allá de Trump: es bajo el mandato de Biden que EEUU se ha enfrentado a Canadá y México por las normas sobre autopartes. Biden anunció la imposición de aranceles a 18.000 millones de dólares anuales de importaciones procedentes de China sobre vehículos eléctricos, baterías, chips, células solares y minerales esenciales, que se suman a los anteriores aumentos sobre el acero y el aluminio.

*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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