Noboa hostiga a su vice, quizá porque no logró la paz en Medio Oriente

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Eloy Osvaldo Proaño

La vicepresidenta de Ecuador y embajadora en Israel, Verónica Abad, acusó al presidente derechista Daniel Noboa y a su gobierno de hostigamiento, pero aseguró que no va a renunciar y se mantendrá en el cargo. Abad asumiría temporalmente la presidencia cuando Noboa se presente a la reelección en las próximas elecciones de 2025.

El distanciamiento entre Noboa y Abad, dos dirigentes ultraderechistas, empezó desde la misma campaña electoral, marcado por una serie de declaraciones de la entonces candidata a vicepresidenta que, aparentemente, no gustaron al empresario, con quien nunca coincidió en algún encuentro público en toda la campaña de la segunda vuelta.

Abad hizo alianzas a nivel internacional: se reunió con Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista español Vox; con Victoria Villarroel, ahora vicepresidenta del gobierno Verónica Abad se reunió con Santiago Abascal, presidente del partido  político Vox de Españaanarcocapitalita de Argentina; y también con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en la ceremonia del Miss Universo.

Curiosamente, Abad fue designada en un cargo fuera del país: la embajada de Israel con la misión de colaborar a la paz en el conflicto con los palestinos. En el interín, su hijo mayor fue detenido -según ella- “sin pruebas” por tráfico de influencias y denunció que se gesta una investigación en su contra en el Tribunal Contencioso Electoral para presionarla renunciar.

«No les ha bastado con hacer todo lo que hicieron desde el destierro a Israel y todos los decretos de los que he sido víctima, decretos inconstitucionales», aseguró Abad, a quien la cancillería instó a no realizar declaraciones públicas sin autorización e instrucciones previas. La vicepresidenta también dijo que detrás de esto está el gobierno, incluido Noboa.

Abad declaró irónicamente que no descarta que la sustituyan por no haber cumplido la misión de lograr la paz en los seis meses que lleva en Tel Aviv. «Lo he denunciado y lo vuelvo hacer. Es ‘lawfare’. Es una persecución», manifestó Abad, para quien su hijo es inocente.

«La persecución empieza por mi hijo sin, o casi nada, de pruebas. Un atropellamiento y abuso de poder de jueces y fiscales y una fuerza institucional que puede enviar a un joven a La Roca», agregó la vicepresidenta sobre la cárcel de máxima seguridad en la que su hijo permaneció unos 20 días hasta que salió en libertad bajo fianza.

Abad insistió en que es víctima de abuso de poder y que se mantendrá firme en el cargo. «Yo voy a cumplir la ley como vicepresidenta, elegida legítimamente. Los ecuatorianos no van a permitir una atropellamiento más a su voluntad. El presidente tendrá que cumplir de acuerdo a un calendario electoral ya definido. Ya escucho de la ‘exvicepresidenta’, pero yo estoy aquí firme y ahí me voy a mantener», remarcó.

Además de las crisis de seguridad y energética, Ecuador pasa una fuerte tensión institucional desde que comenzaron las denuncias por parte de Abad y las intenciones de Noboa para querer destituirla. La encuestadora Perfiles de Opinión confirmó la caída de la aceptación de Noboa: su popularidad  bajó más de 27 puntos de enero a la fecha.

En entrevista con el portal ecuatoriano La Hora, Abad acusó al Gobierno de haberla “desterrado” al enviarla a Israel, así como que denunció que su hijo, Francisco Barreiro, es el primer “perseguido político” -estuvo detenido en una de las cárceles de máxima seguridad del país por un mes y salió tras pagar una fianza de 20 mil dólares-, por lo que consideró que en su país “no se vive en un Estado de derecho”. “No respetamos el Estado de derecho y eso es peligroso”, manifestó.

Además, acusó a Noboa de haber firmado decretos inconstitucionales, en supuesta referencia a la cantidad de medidas que tomó para instalar en el país el estado de excepción, una política que el mismo Tribunal Constitucional rechazó la semana pasada.

Según explicó el portal Primicias, la Constitución establece que las funciones del vicepresidente están dadas por el primer mandatario y, en esa línea, la opción por la que optaron otros presidentes fue entregarles tareas acordes a su perfil: Lenin Moreno fue asignado para llevar adelante un programa de ayudas para personas con discapacidad; Jorge Glas fue delegado a las telecomunicaciones y el último, Alfredo Borrero quedó a cargo de supervisar la crisis sanitaria, por ser esa su especialidad.

Sin embargo, Noboa rompió con ese patrón. El hostigamiento y el maltrato han sido clarísimos”, apuntó Abad y denunció las intenciones por parte de Noboa como del Gobierno en su conjunto para hacerla renunciar.

“¿Por qué los ministros me están acusando de que yo soy un peligro? Esto lo puedo ir mostrando, este abuso de poder hacia los ciudadanos. La violencia política es real”, manifestó y sostuvo que “se han extralimitado como guiadores de la democracia que tiene el Ecuador”.

Según dijo, al igual que a su hijo, quieren acusarla de tráfico de influencias y señaló que si ella fuera acusada, los mismos cargos deberían correr para el presidente porque fueron anotados como un “binomio” en las elecciones pasadas.

*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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