Olvidando la idea de Nación, la amenaza de dividir en tres a la Argentina
Juan Guahán
Insolvencia técnica, moral y política dieron estos resultados -inflación anual de 2023: minorista 211,4%, mayorista 222.1%, en los cementerios 0%- en las estimaciones para el primer mes del 2024. Así pretenden construir el futuro argentino. Ellos son el resultado de políticas económicas irreales, pero efectivas para los objetivos que persiguen. Así pasó en tiempos llamados populistas y períodos de ajuste.
Cuando el gobierno era hegemonizado por tendencias con propuestas denominadas “populistas”, por repartir lo que no hay y favoreciendo a su “club de amigos”, incrementando el balurdo que dejaba a las generaciones siguientes. En otros casos, cuando el “ajuste” ocupó el lugar central de nuestra economía, como ocurre en estos días, éste termina sirviendo a un triple objetivo. Pagar fraudulentas deudas; profundizar la entrega o venta del país a recio vil; decidir que los costos recaigan sobre los trabajadores, jubilados y sectores de la clase media.
Esta política claro que tiene beneficiarios, algunos forman parte del antiguo “Club de Amigos”, en otros casos atendiendo a lo que interesa a los representantes del poder financiero internacional, que vienen (como ocurriera siglos atrás) a “hacerse la América” quedándose con la mayor parte de los recursos y empresas del país.
Nada mejor para pintar la realidad actual que una frase de uno de los tantos comentaristas políticos donde -al referirse al estado de ánimo de la mayoría del pueblo humilde- frente a esta situación dijo: “¡Se creyeron que podían seguir comiendo!”
En tren de datos nefastos para la población de nuestro país, en el mes de diciembre una familia necesitó 495.798 pesos (unos 475 dólares) al mes para no ser pobre. Casi medio millón de pesos para no caer en la pobreza, cuando el salario mínimo vital y móvil es de 156.000 pesos (unos 160 dólares). Una familia con dos salarios mínimos estaría cerca de caer en la indigencia ya que para llegar a ese estado es condición tener un ingreso de 240.679 (unos 250 dólares). Esa es la realidad del pueblo argentinoen el marco de estas políticas de inflación récord e ingresos prácticamente congelados.
El Presidente y su círculo más cercano auguran que los datos oficiales de enero se mantendrán en una línea semejante, posiblemente un poco más abajo y que febrero acentuaría el nivel de caída de la inflación, la que se mantendría -por varios meses- encima del 10% mensual, según las previsiones oficiales.
El ultraderechista Javier Milei logró la aprobación -en general- (144 a 109) del vergonzoso dictamen sobre la Ley Ómnus, cuya redacción final era desconocida -para los legisladores- al momento de votar. Con esa aprobación en la mano, le preocupa menos lo que pueda pasar con la delegación de poderes. Sabe que todos los límites que puedan poner los podrá salvar con su voluntarismo y las escasas agallas de la oposición. Si esa delegación quedaran afuera, siempre tiene el recurso de un veto parcial. ¡Lindos tiempos nos esperan!
Incendio en “Los alerces”: ¿los mapuches queman sus bosques? ¡Mmm…!
Otra vez incendios –a 50 kilómetros de Esquel- pero ahora en la zona más apetecida del país, en el “boccato di cardinale” para el solaz, esparcimiento y negocios inmobiliarios de los dueños del mundo (o sus alcahuetes mayores). En la sureña provincia de Chubut y en un área de más de 263 mil hectáreas se creó (1937) el Parque Nacional Los Alerces. Fue creado para evitar el agotamiento de esa conífera de gran longevidad, que estuvo a punto de desaparecer a inicios del siglo XX. Nueve lagos y el río Arrayanes son parte de su gigantesca e inimitable belleza. El Alerce es una planta que se mantiene plena hasta los cuatro mil años de existencia, alcanzando alturas de hasta 75 metros y 3,5 metros de diámetro promedio.
Desde hace más de tres mil años, pueblos originarios -tehuelches y mapuches- ocupan esos lugares, aunque fueron diezmados y desarticulados por el genocidio encabezado por el general Julio A. Roca y su llamada “Campaña al desierto” (1878/1885), en un lugar que estaba poblado por miles de habitantes nativos. Sin embargo –los asaltantes estatales- prefirieron usar la palabra “desierto” para dar idea del objetivo de tamaña ocupación militar y dejar por sentado el fin de la presencia de los indígenas. De la existencia y presencia de estos pueblos antiguos, en esos bosques, dan testimonio las pinturas rupestres que han llegado hasta nuestros días, protegidas en cuevas y refugios.
La avidez de los proyectos inmobiliarios, por este tipo de terrenos, no podía estar ausente en ese maravilloso lugar. Después de la ilegal ocupación de territorio y del Lago La Escondida, por parte del delincuente británico Joe Lewis. En estos últimos años, los incendios -en ese Parque- se multiplicaron. N el año 2015 se perdieron 1.500 hectáreas; en el 2016 otras 1.700; en el pasado 2023 ardieron 1.400 hectáreas y en este verano del 2024 ya habrían sido tomadas por el fuego 2.400 hectáreas. Una mínima recuperación del ambiente boscoso, previamente existente, demanda unos 30 años.
Cecilia Gajardo, Secretaria Provincial de Bosques de la provincia de Chubut, ya aseguró que el reciente incendio es intencional. El gobernador –Ignacio Torres- acusa al pueblo mapuche por tales incendios. El conservador diario La Nación va aún más lejos, y sostiene que la dirigente indígena Moira Millán, defensora de su pueblo y sus recursos, es la promotora de esos hechos. Se trata -ni más, ni menos- que “construir” al enemigo interno, para luego judicializarlo, perseguirlo y aniquilarlo.
En eso están los winkas (blancos de origen europeo) y el gobierno local, que expresa sus intereses. Para hacer más creíble tales afirmaciones, desde las cercanías del gobierno se hace trascender que Moira Millán es la líder del RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) de cuya existencia en la zona no hay mayores noticias.
Desde Esquel, Moira Millán rodeada de los dirigentes indígenas del lugar y de las mujeres que alientan la corriente Mujeres Indígenas para el Buen Vivir y contra el “terricidio” le contestaron, haciendo responsable a las políticas oficiales por estos incendios y la falsa denuncia que están haciendo. Al mismo tiempo dieron detalles de la recurrente acción de los indígenas para proteger al bosque de otros intentos de incendio o de su accionar, junto a otros voluntarios para apagarlos. Los incendios de bosques han sido uno de los mecanismos para los negocios inmobiliarios y para criminalizar al pueblo mapuche.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) refiere una “Coordinación represiva contra el pueblo mapuche” destinada a legitimar las acciones violentas por parte del Estado y desautorizar la defensa legal de sus tierras en las provincias patagónicas. Desde las organizaciones indígenas acusan al gobierno de estar encubriendo, con esta campaña, el hecho que las grandes trasnacionales maten a los acuíferos.
Otra dirigenta indígena, ratificando que querellarán al gobernador, dijo: “Podemos morirnos y no pasa nada. Pero ¿Si se mueren los bosques? El pueblo mapuche siempre ha respetado el equilibrio y busca restaurar la armonía que el winkalaje todos los días viola”.
La Gremial de Abogadas y Abogados de la República Argentina, sostuvo: ¿Alguien en su sana lógica puede creer que los mapuches incendian el lugar donde viven y en donde vivieron sus ancestros (…) ¡Es posible pensar que los mapuches podrían destruir su propia tierra, que es parte de su vida?”. Es posible que la cultura occidental, profundamente urbana y comercial, tenga otras perspectivas al respecto.
Alberti, mentor del presidente: “una provincia en sí es la impotencia misma”
Juan Bautista Alberdi, fue un aprovechado liberal quien escribió un ensayo bajo el nombre de “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina” (allá por el 1852) que sirviera de guía y borrador a los redactores de la Constitución de 1853, que mantiene su vigencia. Este autor, del siglo XIX, ha sido traído a esta realidad por el presidente Javier Milei, en reiteradas oportunidades.
Esa actitud se ha multiplicado en las últimas semanas, con motivo del envío al Congreso del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) presidencial y del proyecto de una fluctuante e imprecisa Ley Ómnibus, cuya denominación es “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, que se ha constituido en el centro del debate político de estos días.
Pero, ¿quién era realmente Juan Bautista Alberdi? Durante varias décadas del siglo XIX transitó por los pasillos del poder y el auto exilio. Además de su mencionada obra cumbre “Bases…”, publicó otras y tuvo la dignidad de oponerse a la cruel, fratricida y nefasta Guerra de la Triple Alianza de Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay (1864/1870). De ese modo corregía sus opiniones, más juveniles, a favor del capital y la intervención extranjera en nuestras decisiones.
Una de sus mayores gestiones fue con motivo del pago de la deuda de la Provincia de Santa Fe a Cristóbal Murrieta & Company. Se trata de un pago con tierras que habían garantizado préstamos de esa financiera británica a la mencionada provincia. El contrato respectivo fue firmado el 22 de junio de 1872. Todo fue hecho en el marco del pensamiento alberdiniano expresado en las “Bases…”, donde escribió: “¡Rodead de inmunidad y de privilegios al tesoro extranjero!”. Obviamente su pago se fue volviendo “imposible” (según los actores en juego) hasta que el 5 de octubre de 1880 se establecieron las formas de pago.
El 6 de mayo de 1881, el gobernador santafesino Simón de Iriondo nombró, por decreto, a Juan Bautista Alberdi para que controle que tales acuerdos se negocien y cumplan de acuerdo a la ley. Alberdi, quien transitaba su vejez en Burdeos (Francia), aceptó la tarea. Inmediatamente después delegó sus facultades en el ciudadano y banquero británico Cristóbal Federico Woodgatee, quien intervino en el acuerdo para la efectiva entrega de tierras por “deudas”, pero ahora, el británico firmaría como apoderado de Murrieta, presunto acreedor.
Un último agregado sobre este tema:las tierras comprometidas por Santa Fe abarcaban parte del Chaco, que no tenía autonomía provincial porque era territorio federal. Chaco debía ceder a Santa Fe una franja de unos 170 kilómetros sobre el Río Paraná, adentrándose entre 100 a 150 kilómetros al interior del Chaco. Estas tierras escamoteadas a Chaco demandaban una ley nacional, lo que motivó que Alberdi se dirigiera, por carta, a los parlamentarios argentinos instándolos para que aprueben esa transferencia de tierras a favor de Santa Fe (para cumplir con los ingleses), lo que finalmente se concretó con lasleyes del 10 octubre de 1884 y del 13 de noviembre 1886: esas son las tierras sobre la que instalaría el reinado de la dolorosamente célebre empresa británica La Forestal.
J.B Alberdi, el intelectual liberal que dio sustento a la Constitución Nacional argentina, también escribió: “Una provincia en sí es la impotencia misma, y nada hará jamás que no sea provincial, es decir, pequeño, obscuro, miserable, provincial, en fin, aunque la provincia se apellide Estado”. Con esta perspectiva las provincias sobrevivieron tolerando algunos principios claves: una fuerte centralización en la capital del Estado -Buenos Aires, la Capital Federal- la que en desmedro de los pueblos federales fue absorbiendo funciones que antes tenían esas provincias.
Esa brutal concentración de poder y funciones actuó en contra de los intereses generales de toda la población, privilegiando a quienes residían en la sede del poder. El hecho que la ciudad de Buenos Aires tuviera el puerto más importante del país contribuyó a que los argentino se hicieran dependientes de los grandes países europeos. Allí se concentró el egreso de las riquezas (de la economía primaria) y el ingreso de los más variados productos manufacturados, junto a los pensamientos y doctrinas útiles para aquellos países, conocidos como centrales. De allí deriva a hegemonía de una cultura europeizante. Con ello han logrado mantener el dominio sobre nosotros.
De ese modo nuestros pueblos quedaron desconectados de sus pueblos originarios y de la realidad de la Patria Grande. Con un poder central –Capital Federal- que absorbía las riquezas del conjunto y enamoraba –con prácticas no siempre éticas- a la mayor parte de la dirigencia provenientes del interior. Milei, un copión de primera, tiene a mano el manual elaborado por Alberdi en 1852. Allí Alberdi reclama por la concentración del poder en Buenos Aires. Alberdi abogó por los poderes delegados que hoy reclama Milei, la copia fallada de aquel liberal del siglo XIX.
Las políticas de Alberdi destruyeron la posibilidad de una Argentina federal e integrada. Al derecho a un país federal, el interior se lo ganó en una guerra dolorosa, pero lo perdió en los despachos y sucesivos gobiernos, “federales” de nombre, pero unitarios de concepción. De la mano de la estrategia británica triunfó la perspectiva de una argentina centralista y empequeñecida, idea de la cual Bernardino Rivadavia, fue su mayor exponente.
Como trayendo a esta realidad viejos debates, en el círculo más íntimo de los Milei se fue deslizando una idea que podría tener que ver con esos antecedentes. Allí se habló de la posibilidad de darle una mayor homogeneidad al país, pero abandonando la actual perspectiva de Nación. Reduciendo el poder nacional esperan lograr concesiones de los poderes mundiales. En esas alocadas charlas se habló de tres países: Uno, integrando a las provincias del Norte; otro sería el país del centro, con la pampa húmeda como núcleo vital ,y la Patagonia, con su belleza, recursos y envidiable posición estratégica (comunicación interocéanica y acceso a la Antártida), podría ser el tercero.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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