Israel promete más guerra y muerte para 2024
Mirko C. Trudeau
En vísperas del nuevo año, impasible ante la masacre palestina , Israel promete más guerra para 2024, intensifica la masacre en Gaza, apuesta por el éxodo de los palestinos y desoye los llamamientos internacionales a un alto el fuego.
Tras 82 días de guerra, 21.110 palestinos han muerto y 55.243 han resultado heridos. Hamás denuncia que cadáveres de palestinos devueltos por Israel a Gaza tienen órganos «robados», algo que Israel niega mientras asegura que sigue eliminando objetivos de Hamás, entre ellos su red de túneles, y rechaza las acusaciones de uso en los bombardeos de tipos de armamento que provocan numerosas víctimas civiles.
Mientras, Sudáfrica denunció este viernes a Israel ante la Corte Penal Internacional (CIJ) por haber cometido un «genocidio» en Gaza tras la invasión de la Franja después del ataque a Hamás el 7 de octubre pasado. Israel no reconoce la validez de dicho tribunal. «Los actos y omisiones de Israel (…) tienen carácter genocida, ya que se cometen con la intención específica requerida (…) de destruir a los palestinos en Gaza como parte del grupo nacional, racial y étnico palestino más amplio», señaló la CPI.
Biden vacila
La vacilación de la administración del presidente estadounidense Joe Biden en entregar helicópteros de ataque Apache a Israel en este momento se debe, según los expertos, al hecho que no desea aliviar la presión que está ejerciendo sobre Benjamín Netanyahu el creciente número de bajas israelies y la vacilación seguramente durará hasta tanto el gobierno israelí acepte el cambio de estrategia en Gaza: tregua y suministros humanitarios para la población civil vs. mantenimiento de la ofensiva en contra de Hamas.
La resistencia del gobierno Netanyahu a este cambio se debe a que le restaría apoyo de la base fanática y reforzaría la oposición que aboga por una solución política del conflicto. El requerimiento fue hecho al Pentágono en las últimas semanas y también fue exigido por el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant durante sus reuniones con el Secretario estadounidense de Defensa Lloyd Austin, quien visitara Israel la semana pasada.
Fuentes del Pentágono señalaron que una decisión final para la potencial adquisición aún no fue tomada, mientra siguen las presiones de los lobbies israelíes. Según medios israelíes, Washington ha enviado 230 aviones de carga y 20 barcos cargados con armas y equipo militar a Israel desde el estallido de la guerra de Gaza.
En estos últimos días de 2023 se están conociendo más detalles sobre el empleo por Israel de cientos de bombas de 900 kilos capaces de matar en un radio de 350 metros del lugar del impacto. Expertos estadounidenses han señalado que no se veía semejante acción destructiva desde la guerra de Vietnam.
Estos explosivos son cuatro veces más destructivos que las bombas empleadas por EEUU para acabar con los reductos del ISIS en Mosul, Irak. Su utilización contra la población civil palestina podría suponer otro crimen de guerra más de los muchos que está cometiendo Israel en Gaza.
Cul de sac
En un contexto en el que Hamas no se siente derrotado y, más bien, ve crecer el apoyo de la oppinión pública árabe y musulmán (en Arabia Saudita, según Ynet News, sería del 96%), una negociación política conllevaría concesiones que destruirían la base de apoyo de la extrema derecha israelí, sobre todo los colonos.
Por otro lado, el rechazo palestino y de los gobiernos árabes, empezando por el egipcio, a una migración forzada al Sinaí egipcio ( la fallida estrategia inicial de Biden-Netanyahu) deja como única alternativa la masacre por hambre y enfermedad de dos millones de gazatíes, al mejor ejemplo del ghetto de Varsovia, pero ampliado, lo cual no parece aceptable ni siquiera para el llamado «Occidente».
La continuación de la guerra contra el ala militar de Hamás solamente, luego que ésta logre mayores márgenes de maniobra para su ala sociopolítica (que se movería como pez en el agua de una población civil «aliviada»), conllevaría un conteo regresivo por parte de la opinión pública israelí por el creciente número de bajas.
La única «salida» de este «cul de sac» para Occidente parece ser la de un gran «loop geopolitico»: minimizar mediáticamente la victoria de Hamas y los palestinos (que conllevará el intento de implementación de Camp David, o sea de la «solución» de los dos estados) con la ampliación inmediata de los «acuerdos de Abraham» a Arabia Saudita y otros gobiernos árabes «moderados» y la firma de grandes proyectos de integración física y económica, para ganancias de las trasnacionales…
Para Estado Unidos sería una «solución» meramente electoral, para estirar la arruga hasta el 2025, mediante una tregua militar con paralelas negociaciones cuyo resultado en el tema palestino sería de pronóstico reservado.
Netanyahu ha desoído todas las llamadas internacionales a una contención de los ataques contra la población palestina. Por el contrario, se ha comprometido a continuar la guerra hasta acabar con Hamás y doblegar a Gaza para ponerla bajo control de Israel, sin que quede claro cuál será el destino de ese territorio. Esta indefinición ha recibido críticas incluso del mayor de sus aliados, Washington.
Pero no se puede olvidar que el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU ha impedido en sucesivas ocasiones que este alto cónclave dictara una resolución que abriera camino hacia una tregua duradera en ese territorio palestino y pusiera fin a la carnicería perpetrada por Israel en Gaza.
«No dejaremos de luchar», prometió Netanyahu, en vísperas del cambio de año. Lo que el primer ministro israelí entiende por «lucha» en la Franja de Gaza, sobre el terreno equivale a la destrucción de cualquier vestigio de asentamiento palestino, la matanza indiscriminada de civiles y una crisis humanitaria sin antecedentes en la historia de Medio Oriente.
Si bien los israelíes y musulmanes no festejan la Navidad católica, los bombardeos israelíes contra núcleos urbanos y campamentos de refugiados en la Franja de Gaza convirtieron esa jornada en una de las más mortíferas de la guerra.El campo de refugiados de Al Maghazi se convirtió en un infierno con los bombardeos israelíes, que literalmente pulverizaron a más de cien personas.
*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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