Esequibo, historia de despojo imperialista, hoy con olor a petróleo
Álvaro Verzi Rangel
Nuevamente un gobierno estadounidense amenaza con repetir actos de injerencia imperial, tomando partido por Guyana en el litigio fronterizo con Venezuela por el territorio Esequibo, pretexto útil para que sus trasnacionales petroleras se apoderen de sus recién descubiertas riquezas hidrocarburíferas.
Se trata de un conflictivo cóctel que mezcla heridas históricas, controversia territorial, riquezas petroleras pretendidas por corporaciones trasnacionales (en especial estadounidenses), diplomacia imperial estadounidense y tiempo de elecciones en Venezuela, que ha escalado en el norte de América del Sur y amenaza que apenas con un chispazo puede salte de los comunicados y los micrófonos a las armas.
Mientras sonaban tambores de guerra, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y también presidente pro tempore de la Celac, Ralph Gonsalves, y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, lograron pactar una reunión entre las máximas autoridades de Venezuela y Guyana el 14 de diciembre, en San Vicente y las Granadinas, con el fin de preservar la aspiración de mantener América Latina y el Caribe como una zona de paz, sin interferencia de actores externos.
Actualmente hay tres proyectos de extracción petrolera en pleno funcionamiento en las aguas del Esequibo, y otros tres en fase de aprobación. Estos proyectos ya están generando una producción diaria de 620.000 barriles de petróleo, y se proyecta que, para 2027, el conjunto de las seis iniciativas logre una producción de 1,2 millones de barriles al día.
Esta actividad se lleva a cabo de manera ilegal, dado que estas aguas carecen de delimitación, es decir, la frontera marítima no ha sido establecida mediante acuerdos entre Guyana y Venezuela. Esta explotación unilateral en una zona en disputa ha sido el principal desencadenante de tensiones entre ambos países.
La explotación de petróleo en el Esequibo actualmente representa el 7% de la producción diaria de ExxonMobil y se prevé que alcance el 15% para el año 2027, cifras que cobran relevancia en un momento de tensiones en Europa, el Medio Oriente y las sanciones aplicadas a Rusia, que han perturbado el suministro energía.
Las reservas petroleras del Esequibo se han vuelto parte fundamental de la ecuación geopolítica mundial, lo que posiblemente explique la actuación de la Corte Internacional de Justicia para favorecer sin mucho recato los intereses de las corporaciones petroleras.
Para lograr que el caso saliera de las negociaciones del Acuerdo de Ginebra y pasara a la CIJ en 2017, ExxonMobil transfirió 18 millones de dólares a Guyana cpara presionar a la ONU (“to press the United Nations to bring this matter of Venezuela’s claim”), según reveló el exministro guyanés de recursos naturales Raphael Trotman.
Ese mismo año, Rex Tillerson, entonces director de ExxonMobil, fue designado Secretario de Estado de EEUU, nombramiento promovido por Dick Cheney, exvicepresidente vinculado a varios casos de soborno durante el tiempo que estuvo al frente de la trasnacional Halliburton, recuerda el analista Leopoldo Puchi.
Los observadores del mercado energético advierten que, si las tensiones por el Esequibo se convierten en un conflicto abierto, el impacto sobre Chevron podría ser significativo, debido a que Guyana ha otorgado concesiones petroleras en aguas que no han sido delimitadas y la explotación unilateral de áreas no delimitadas es contraria a los principios de la Convención de los Derechos del Mar. Los directivos de Chevron no prestaron atención a la fragilidad de los contratos firmados, lo que afecta a los accionistas.
El presidente veneozlano Nicolás Maduro anunció el martes 5, ante sus ministros, jefes militares, políticos, gobernadores y alcaldes, medidas para avanzar en la recuperación del Esequibo, un territorio del que se apoderó el Reino Unido 124 años atrás. Su par guyanés, Irfaan Ali, inmediatamente telefoneó al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y envió mensajes a los gobiernos de Brasil, Francia, Reino Unido, la Comunidad del Caribe, la mancomunidad británica y, muy especialmente, a su principal aliado, el Comando Sur de Estados Unidos
Maduro «ha tomado un camino aventurero e imprudente. Venezuela se ha declarado una nación fuera de la ley», dijo Ali por televisíon, arengando a sus compatriotas.
El llamado “arreglo práctico” de la controversia nunca se logró y finalmente el secretario general de la ONU lo puso en manos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 2018, que es lo que siempre quiso Guyana, para probar la nulidad del laudo de París, mientras que Caracas buscó un arreglo bilateral. La CIJ asumió que resolverá la cuestión, decidirá la frontera y Venezuela debería presentar sus alegatos en abril de 2024, aunque Caracas sostiene que la CIJ no es competente en este caso.
La CIJ impuso a los contendores el 1 de diciembre que se abstuviesen de actos que agravasen el panorama objeto de su estudio, y a Venezuela le exigió que no tome medidas que alteren el statu quo, reconociendo que Guyana tiene la administración y el control del territorio en disputa, aunque todavía no se animó a atribuirle la soberanía.
Un poco de historia
A partir de 2015, cuando se descubrieron gigantescas reservas petroleras en esa porción de Venezuela bajo control guyanés. A partir de entonces, compañías trasnacionales, en particular la estadounidense Exxon Mobil, se fueron apoderando de bloques de la región que les han reportado enormes ingresos.
Guyana percibe un muy pequeño porcentaje de la extracción y producción de petróleo. Lo que llega a las mayorías guyanesas es una gota de agua en el océano de riquezas extraídas por las corporaciones trasnacionales.
La administración de Joe Biden, en medio de las crecientes tensiones entre Guyana y Venezuela por el territorio del Esequibo, aunque controlado por la primera pero legal e históricamente parte indivisible del Estado venezolano, ordenó al Comando Sur de Estados Unidos llevar a cabo operaciones de vuelo dentro de Guyana, con fuerzas militares estadounidenses, lo que fue inmediatamente calificado por Venezuela como una infeliz provocación.
Estados Unidos, los restos del imperio británico y la derecha pretenden despojarnos de nuestra tierra, dijo el presiente venezolano, quien acusó al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de dar un discurso contra Venezuela, al apoyar , durante una conversación telefónica con el presidente guyanés, Irfaan Alí, que ambos países respeten el Laudo Arbitral de París de 1899, que determinó la frontera terrestre entre ambos países.
Mantenemos absolutamente nuestro apoyo inquebrantable a la soberanía de Guyana, reiteró el vocero de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby. Para más, el vicepresidente guyanés anunció que podría ser el preludio para la instalación de bases militares de Estados Unidos en suelo venezolano bajo control de su vecino.
No se trata de una confrontación entre dos naciones sudamericanas, sino una operación corporativa respaldada por los cañones estadounidenses: los gastos del litigio internacional presentado por Guyana son sufragados por la trasnacional petrolera Exxon.
Mercosur preocupado
Mientras, la Cumbre del Mercosur, realizada la última semana en Río de Janeiro manifestó «su profunda preocupación» con el aumento de las tensiones entre Venezuela y de Guyana y destacó que América Latina debe ser territorio de paz y en el caso presente trabajar con las herramientas de su larga tradición de diálogo. Señaló que las acciones unilaterales deben ser evitadas, pues añaden tensión, e instó a ambas partes al diálogo y a la búsqueda de una solución pacífica de la controversia, a fin de evitar acciones e iniciativas unilaterales que puedan agravarla.
El texto presentado por el presidente de Brasil -país que limita con el Esequibo, con Guyana y con Venezuela y por ello ordenó reforzar la dotación militar en la frontera-no menciona a ninguno de los dos países ni a la consulta organizada por el presidente venezolano Nicolás Maduro. La membresía de Venezuela al Mercosur quedó en suspenso en 2017.
“Aquí, en América del Sur, lo que no queremos es una guerra. Solo con paz podemos generar riqueza y mejorar la vida de nuestros pueblos. No queremos que esta cuestión contamine la reanudación del proceso de integración regional ni sea una amenaza a la paz y la estabilidad”.
Un litigio colonial
El diferendo en torno a la Guayana Esequiba se remonta al siglo XIX, cuando el Reino Unido compró a Países Bajos una franja de Sudamérica que no pertenecía a ninguno de estos imperios. El tratado firmado por Londres y Ámsterdam no establecía los límites occidentales de la propiedad, y entre las décadas de 1840 y 1880 los británicos se adjudicaron porciones crecientes de tierra, hasta declarar suyos 160 mil kilómetros cuadrados al oeste del río Esequibo que pertenecen a Venezuela.
En 1648, España traspasó la margen derecha del río Esequibo a Holanda, razón por la cual la Guayana Española se transformó en Guayana Holandesa, pero un siglo y medio más tarde, en 1814, Inglaterra compró a la Guayana Holandesa 20.000 metros cuadrados de aquella vasta región por tres millones de libras esterlinas, área que se rebautizó como Guayana Británica. Por medio del Protocolo de Londres de 1814, aquella cesión le otorgará un carácter legítimo a la presencia inglesa en tierra firme del continente americano.
Y desde entonces comenzaron una serie de invasiones a territorio venezolano, al oeste del Esequibo, cuestión que el libertador Simón Bolívar condenó enérgicamente y giró instrucciones a José Rafael Revenga, agente diplomático en Inglaterra, para que presente una nota de protesta al Foreign Office. Se concretaba una usurpación del territorio por colonos de Berbice y Demerara en 1822.
Cuando Venezuela es reconocida oficialmente por España en 1845, mediante el Tratado de Paz, heredael territorio que hasta 1810 formaba parte de la Capitanía General.
En 1899, presionaron para que un tribunal parisino emitiera un laudo que los declaraba dueños de ese territorio, en una operación tan fraudulenta que el propio Reino Unido firmó con Venezuela el Acuerdo de Ginebra de 1966, en el que reconocieron el Esequibo como un área en disputa y accedieron a resolver las diferencias por medios pacíficos.
Apenas tres meses después, el Reino Unido concedió la independencia al país, que pasó a llamarse República Cooperativa de Guyana, cuyos gobiernos admitieron la validez del Acuerdo de Ginebra hasta 2015, casualmente cuando se descubrieron gigantescas reservas petroleras en la porción de Venezuela bajo control guyanés.
En 1895, Washington invocó la Doctrina Monroe, en la que rechaza cualquier intento de las potencias europeas de interferir en los asuntos del continente americano, doctrina que arroga a EEUU esa prerrogativa), para rechazar la ampliación ilegal de la Guayana Británica.
A mediados el siglo XX, tomó conocimiento público un memorando en el que un abogado estadounidense denunciaba el laudo de París de 1899 como una componenda con jueces parciales. Ahora, reeditando su tradición de tratar los intereses de las empresas de capital estadounidense como un asunto de competencia militar, proclama válido el robo británico contra Venezuela, estimula la obsequiosidad de Georgetown con las multinacionales depredadoras y amenaza a Caracas para que se desista en la defensa de su soberanía irrenunciable, editorializa el diario mexicano La Jornada.
Venezuela movilizada
Como respuesta a la posición estadounidense de apoyo irrestricto a Guyana y el anuncio de maniobras y ejercicios aéreos en Guyana, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó al pueblo al combate, a la máxima moral, a la máxima unión y a la denuncia pública. “Tenemos que hacer respetar el país en unión nacional, en unión cívico-militar y repudiar a aquellos que se prestan a defender los intereses de la ExxonMobil de Guyana y del imperio gringo”, señaló.
Maduro firmó seis decretos presidenciales establecidos para la recuperación del territorio Esequibo. Uno de ellos ordena la creación de PDVSA Esequibo y CVG Esequibo para proceder a dar licencia para la exploración y explotación de petróleo, de gas y de minerales en todo el territorio y en todos los mares.Otro decreto crea la nueva Zona de Defensa Integral de la Guayana Esequiba, con tres áreas de defensa y 28 sectores de desarrollo.
Maduro dirigió su llamado especialmente a la juventud, “porque a ustedes les pertenece la Guayana Esequiba”, tras presentar el martes el mapa de Venezuela ya con la región anexionada al territorio venezolano y anunciar la construcción de 120 nuevas viviendas en San Martín de Turumbán, al borde del río Cuyuní, para el pueblo esequibano-venezolano.
El gobierno venezolano celebró un referendo para obtener apoyo en su reclamo sobre el Esequibo, territorio rico en petróleo equivalente a dos tercios de la superficie de Guyana. Tras la aprobación del referendo, Maduro propuso una ley para crear una provincia en la zona disputada y ordenó a la estatal PDVSA otorgar licencias para extraer crudo allí.
En el flanco militar, mientras vigila el Comando Sur estadounidense, Brasilia envió refuerzos hacia la frontera con sus dos vecinos; Venezuela activó una «zona de defensa integral» en su extremo oriente y Guyana anunció que su Fuerza de Defensa está en «alerta máxima».
Es de esperar una lluvia de llamados a la moderación, al diálogo, a la paz, mientras Estados Unidos trata de ensanchar el campo para una escalada bélica del conflicto, que bien podría llevar a la aventura de atacar a Venezuela.
*Sociólogo y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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