Darién: Colombia y Venezuela buscan un acuerdo migratorio con EEUU
Camilo Rengifo Marín
Los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Venezuela, Nicolás Maduro, plantearon en Caracas un acuerdo con Washington por la crisis del Darién, la peligrosa selva en la frontera colombo-panameña que cruzan cientos de miles de migrantes rumbo a Estados Unidos.
El estrepitoso fracaso del modelo represivo de contención de los flujos humanos queda demostrado con el hecho de que sólo en los primeros 10 meses de este año medio millón de personas se adentró en el Darién, una jungla tan inhóspita que la carretera Panamericana que recorre el continente de sus extremos norte a sur se corta al llegar allí.
La propuesta de los presidentes de Colombia y Venezuela ofrece una nueva visión que lleve a regularizar y ordenar un éxodo que está extirpando los derechos humanos de centenares de miles de personas.
Petro informó que se propuso a Washington un programa de humanización del éxodo mediante bonos de estabilización económica que permitan a cada familia volver a su lugar de origen, y aseguró que Colombia quiere ayudar a construir el retorno libre y voluntario de quienes han partido, pero que ello sólo será posible con el apoyo de Estados Unidos.
“Con EEUU hay que llegar a un acuerdo. Es un pasaje por el cual en realidad ningún ser humano debería pasar (…), tratando de llegar a un paraíso y encuentras un muro, unos campos de concentración, incluso la cárcel, la devolución a la fuerza sin derechos», dijo Petro tras reunirse con el presidente venezolano, Nicolás Maduro en el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas.
El gobernante colombiano, en su cuarta visita a Venezuela desde que asumió el poder, planteó ofrecer ayudas económicas a los migrantes para retornar a sus países de origen.»Ese éxodo», expresó Petro, que subrayó que en su mayoría es integrado por venezolanos, «debe desviarse».
«Ese éxodo del retorno, Colombia quiere ayudar a construirlo, sea el retorno a Colombia, porque los abuelos de esas personas o sus padres son colombianos, o sea la ida a Venezuela (…). Cualquiera que sea su decisión libre, es EEUU quien tiene que apoyarla», agregó Petro.
«Creo que ganaríamos todos, creo que habría un gana-gana, y creo que esto permitiría regularizar, ordenar, lo que hoy es un éxodo desordenado y que está extirpando los derechos humanos de centenares de miles de personas», prosiguió.
Días antes, durante su discurso en el Encuentro de Alto Nivel sobre Movilidad Humana y Desarrollo en América Latina y el Caribe, una cumbre regional sobre migraciones en Palenque, que tuvo lugar en el estado de Chiapas, México, Petro reveló un método que estaría utilizando el clan del Golfo para torturar y matar en el Tapón del Darién, donde se vive una crisis humanitaria.
Según dijo, los miembros de ese grupo narcotraficante armado están “colgando de los árboles ese es su estilo, líderes indígenas, o que no les pagan, o que se revelan ante sus procedimientos y eso no puede seguir” . “En el caso colombiano, con el Clan del Golfo, hemos construido ya una estrategia en ese sentido. Todas estas personas están esclavizando, violando mujeres, asesinando”, sostuvo el jefe de Estado.
Añadió así mismo que “luego, sobre un delito internacional, como la trata de personas, es una de las posturas que también estos gobiernos aquí reunidos empiezan a tomar y que ya formalizaremos más adelante”.
Responsabilidades
Es obvio que la responsabilidad de atender los flujos humanos recae principalmente en Washington. Además de que su territorio es el destino de la práctica totalidad de quienes emprenden el recorrido hacia el norte, sus recursos logísticos y financieros son incomparablemente superiores a los de todos los países de la región.
El gobierno de Estados Unidos ha sido el promotor del modelo económico y de buena parte de la inestabilidad política que desde hace décadas han debilitado la capacidad de los Estados latinoamericanos y caribeños para proveer a sus habitantes de condiciones dignas de vida.
El bloqueo económico contra Cuba, sus nefastas intervenciones en Haití, la imposición de la guerra contra las drogas, el respaldo a gobiernos pro paramilitares en Colombia y los incesantes intentos de derrocar a las autoridades venezolanas son sólo algunos ejemplos de cómo la Casa Blanca y las agencias de espionaje estadounidenses han provocado los éxodos que tanto alarman a su clase política y a grandes sectores de su sociedad, señala un editorial del diario mexicano La Jornada.
También el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador ha señalado en Washington que la crisis migratoria no puede resolverse mediante muros, barricadas, encarcelamientos masivos ni políticas de estigmatización y verdaderas cacerías humanas de personas sin documentos y señaló que la única solución real y humanitaria pasa por atender a sus causas profundas, es decir, a la pobreza, la inseguridad, la exclusión, la falta de oportunidades y la precarización laboral que empujan a las personas a emprender un viaje lleno de riesgos.
Si la administración del presidente Joe Biden desea una salida al acoso de la ultraderecha que ha tomado la migración como bandera para atizar los temores del electorado estadounidense, debe respaldar iniciativas como la implementación de programas sociales estratégicos del gobierno mexicano en El Salvador, Guatemala y Honduras, los mayores expulsores de migrantes de Centroamérica, añade La Jornada.
*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.