Fentanilo en Latinoamérica, el derrame mortal de norte a sur
Nicolás Centurión
En los últimos meses, varios países de América Latina han levantado las alertas por un incremento en los decomisos de fentanilo médico. Aunque este fenómeno presenta riesgos, tiene amplias diferencias con respecto al fentanilo ilícito que ha generado una crisis en Estados Unidos y México.
Autoridades de varios países se han puesto en alerta y la expansión de esta droga sintética -conocida también como “la droga zombi”- representa un peligro en seguridad, salud y convivencia.
¿Qué es el fentanilo? ¿Por qué debemos estar alerta?
El fentanilo, una sustancia que es hasta 100 veces más potente que la heroína, pertenece a la familia de los opiáceos. Su capacidad para interactuar con los receptores de opioides en las células del cerebro lo convierte en una droga extremadamente poderosa. Aunque en su origen tuvo un propósito médico legítimo, su potencial adictivo y su toxicidad han llevado a una crisis de proporciones devastadoras.
El fentanilo puede inyectarse, esnifarse, fumarse, tomarse por vía oral en forma de pastillas o comprimidos, y pincharse en papel secante. El fentanilo producido ilícitamente se vende solo o en combinación con heroína y otras sustancias y se ha identificado en pastillas falsas, que imitan a fármacos como la oxicodona.
Se abusa de los parches de fentanilo extrayendo su contenido de gel e inyectándoselo o ingiriéndolo a continuación. Los parches también se han congelado, cortado en trozos y colocado bajo la lengua o en la cavidad de la mejilla. El fentanilo es altamente adictivo y tiene el potencial para que los grupos criminales generen grandes ganancias con pocas cantidades.
De norte a sur
El informe World Drug Report 2023, de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala que estados Unidos contabilizó 80.000 muertes por sobredosis de opioides en 2021, con lo que mantuvo la tendencia de aumento interanual.
La UNODC explica que unas 70.000 de estas muertes están asociadas al consumo de opioides sintéticos (principalmente fentanilos) y que las mujeres fueron cerca del 30% de todos los fallecidos por sobredosis atribuidos a esta droga en ese país.
En términos generales, el consumo de drogas mantiene en alerta a las autoridades sanitarias en el planeta luego de que reportara un incremento del 23% en la década comprendida entre 2011 y 2021. Es así como el número estimado de consumidores pasó de 240 millones en 2011 a 296 millones en 2021, lo que equivale al 5,8% de la población mundial de 15 a 64 años.
Según indicó recientement el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, “en Estados Unidos, las drogas sintéticas son la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 49 años. El año pasado se produjeron casi 110.000 muertes por sobredosis en Estados Unidos; en más de dos tercios de ellas, un opioide sintético como el fentanilo estuvo implicado en la muerte”, reconoció.
Según cifras del gobierno mexicano, se han decomisado más de 1.4 millones de toneladas de precursores, 7.6 toneladas de fentanilo y han sido destruidos casi 2.000 laboratorios clandestinos en lo que va del sexenio en México.
La implicación de los cárteles mexicanos como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación en la producción ilegal de fentanilo y de comprimidos con base en esta sustancia, dirigidos al mercado estadounidense, estarían incidiendo en el aumento de envíos hacia EEUU y la expansión del negocio al resto de Latinoamérica.
“Los cárteles mexicanos están buscando subsidiarias para producir en cada país y elaborar esta droga tan agresiva que va a crear zombies a nivel mundial”, dijo el exministro de seguridad de Costa Rica Gustavo Mata.
Los decomisos de fentanilo médico han aumentado en diversas presentaciones en varios países latinoamericanos, incluyendo Argentina, Colombia, Panamá, Ecuador, Brasil, Honduras y Venezuela. Esto ha generado preocupaciones entre las autoridades, debido a que las sobredosis por este opioide sintético han cobrado cientos de miles de vidas en Estados Unidos y México durante la última década.
En todos los casos registrados en Centroamérica y Suramérica, el fentanilo encontrado por las autoridades no fue producido de esta manera, sino que fue desviado o robado de centros médicos u hospitales locales, los cuales utilizan el opioide sintético como anestesia o para tratamiento del dolor en enfermedades crónicas.
En Sudamérica, los registros relacionados con este opioide sintético son más recientes. Un caso representativo de este tipo de desvíos se conoció en Panamá en marzo de este año, cuando el procurador general Javier Enrique Caraballo denunció la pérdida de 19.000 dosis de fentanilo del complejo hospitalario del Seguro Social. Las investigaciones encontraron que por lo menos 50 funcionarios médicos y administrativos participaban del desvío y robo de fentanilo.
Casos similares se han visto en Brasil, donde en el estado de Espíritu Santo se han dado tres incautaciones de fentanilo a lo largo del año. Allí, las autoridades han afirmado que el fentanilo proviene de desvío hospitalario.
En julio de 2023 las autoridades argentinas decomisaron 500 ampolletas de fentanilo, una de las presentaciones más comunes en las que se comercializa este opioide legalmente, mientras eran transportadas por un servicio de paquetería en la provincia de Misiones. En Colombia también se han presentado decomisos de ampolletas de fentanilo en ciudades como Medellín, Bogotá, Tuluá y Cúcuta.
En Brasil parecen involucrarse grupos más sofisticados. Si bien el fentanilo proviene de desvío hospitalario, parece haber una vinculación con redes productoras de drogas, pues en dos de las tres incautaciones realizadas, el fentanilo médico fue manipulado en laboratorios clandestinos. A pesar de que no se ha comprobado que el fentanilo esté siendo mezclado con otras drogas, dentro de los laboratorios se han encontrado otras drogas como cocaína y marihuana.
En un esfuerzo por combatir el incremento del tráfico y el consumo del fentanilo y sus efectos devastadores en la salud pública, la Dirección General de Aduanas de Argentina anunció la creación de un nuevo registro para regular las operaciones de importación y exportación de esta sustancia peligrosa, así como sus ventas derivadas.
La medida se enmarca dentro del Plan Anual de Lucha contra el Narcotráfico y busca fortalecer los mecanismos de control en un sector altamente vulnerable a actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico y sus delitos relacionados
En Uruguay no se han registrado casos oficiales de intoxicación con fentanilo, pero las autoridades están en alerta máxima debido a la presencia de drogas sintéticas en el país y su alto consumo. La embajada de Estados Unidos en Uruguay ya realizó actividades y conferencias para alertar de esta situación. ¿Advertencia, aviso?
El presidente colombiano, Gustavo Petro, manifestó en el marco de la 78 sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York que “el fentanilo, que ya no mata a 4.000 sino a 100.000 jóvenes al año, es el gran resultado de la prohibición de las drogas”.
Petro reconoció que “puede haber intentos” de producir fentanilo en Colombia y que por lo tanto el país debe tener una política de prevención en salud para consumidores, “que incluso ni saben qué es lo que están consumiendo”. Su hipótesis es que los opioides estarían desplazando a la cocaína, pero aclaró que “eso hay que examinarlo todavía dentro de un tiempo”.
Colombia ha sido históricamente un enclave geopolítico importante en materia de narcotráfico en todas sus aristas. El negocio del narcotráfico ha generado mucha violencia, muertes, un narcoestado, paramilitarismo, desplazamiento de población local, tráfico de armas, personas, etc.
Recientemente Petro en su cuenta de X (ex twitter) se despachó con una análisis interesante sobre el paralelismo entre las fases del capitalismo y el narcotráfico.
“Ha cambiado la estructura del mercado de la cocaína. Las áreas de cultivo de plantas de coca y la localización de laboratorios buscaban trazar rutas hacia el norte por el océano Pacífico o hacia el Caribe. Las rutas recorrían Centroamérica, las islas del Caribe y México hacia EEUU. Estas rutas de manera progresiva comienzan a cambiar. Ahora van hacia el sur. Abandonan las costas y penetran al otro lado de la cordillera de los Andes hacia la selva amazónica”, señaló.
Hoy la mayor zona cocalera no se ubica en Tumaco en el Pacífico nariñense, ni en el Catatumbo. La nueva zona de mayor producción de cocaína del mundo se ubica en una franja de 10 kilometros a lo largo de la frontera colombo-ecuatoriana, del lado colombiano.
Desde esta zona alejada del mar se trazan las nuevas rutas por los ríos, hacia el sur. Hacia Brasil, para llenar el mercado brasileño, y para pasar al Africa y de allí a Europa. Hacia Ecuador y Perú para pasar al Asia oriental, a Japón y Australia.
¿La razón?: el mercado de la cocaína se desplomó en EEUU, reemplazado por uno peor: el del fentanilo que ya les mata 100.000 personas al año. La cocaína mataba 4.000 por sus mezclas venenosas producto del mercado clandestino.
Es por esta razón por la que cae el precio de la hoja de la coca en las áreas dedicadas a la exportación hacia EEUU y las organizaciones armadas asentadas allí reemplazan la pérdida de ganancias de la cocaína por oro ilícito, extorsión y secuestro contra la misma población de la zona.
Es por esto que las rutas de la marihuana y la cocaína ahora se bañan de sangre en el sur. Es por esto que de ser un país pacífico, Ecuador ha superado en violencia a Colombia, y quizás es por esto que asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio.
Es probable que con la nueva geografía del mercado de la cocaína, mafias paraguayas y uruguayas busquen construir una economía ilícita en Bolivia y es posible que ahora los laboratorios de cocaína se ubiquen en Europa para competir con calidad ante la invasión de las drogas químicas y el fentanilo.
Cambia la geografía pero sigue el fracaso de la guerra antidrogas empeorando el panorama. Quizás Colombia, ante su incapacidad industrial para producir fentanilo -por carencia de precursores- pueda escaparse de esta geografía narcotraficante; escape que para los países del sur sería la paz.
El gobierno uruguayo debiera prepararse a contrarrestar el consumo de fentanilo en la juventud. La instalación de puestos civiles de detección gratuitos y libres para consumidores en zonas de rumba y la pedagogías sobre los efectos mortales de esta droga deben ser el centro de una estrategia de salud pública.
Al fentanilo lo esconden en otras drogas para garantizar la adicción del consumidor. “De la marihuana del capitalismo del bienestar y sus juventudes rebeldes, pasamos a la cocaína, la droga de la competitividad y el neoliberalismo. Y ahora entramos a la droga de la muerte, el fentanilo: la droga del capitalismo de la crisis climática y la guerra.” señaló mandatario colombiano.
Ya que de geopolítica y fases del capitalismo hablamos, no olvidemos que Estados Unidos ha financiado tropas e invasiones a través del narcotráfico. Tal es el caso de la “contra” en Nicaragua. Las oleadas de drogas y su pico, han coincidido históricamente con guerras en el mundo: hoy. Ucrania, Israel, Medio Oriente.
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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