A 15 años del tsunami de Lehman Brothers y la implosión del sistema
Claudio della Croce
La economía capitalista mundial se vino abajo el 15 de septiembre de 2008. El todopoderoso banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers colapsó, incapaz de soportar el tsunami de pérdidas que le generó su elevada exposición a un mercado inmobiliario saturado de hipotecas basura. Desde aquel día la economía capitalista no ha vuelto a ser la misma.
Lehman Brothers, el cuarto mayor banco de Estados Unidos, se declaró en bancarrota a las siete de la mañana del 15 de septiembre de 2008, lo que desencadenaría una de las peores crisis económicas mundiales de la historia, quizá la más grave desde la Gran Depresión de 1929. La burbuja subprime puso en riesgo, hace 15 años, a todo el sistema financiero internacional.
El banco se derrumbó y arrastró a buena parte de los que por aquel entonces eran fundamentos inmutables de la economía de mercado: desde ese día y durante los meses y años siguientes se evaporaron cantidades ingentes de valor bursátil, caída de la que muchas empresas y mercados aún no se han recuperado, producto de una recesión económica global que afectó a millones de personas en todo el mundo.
La contundencia de los efectos en cascada que se sucedieron tras la caída de Lehman Brothers se explican por su tamaño y papel central en el sistema financiero. Fundada en 1850, la firma había crecido hasta convertirse en una institución global líder en banca de inversión y gestión de activos en EEUU. Durante décadas, Lehman Brothers intermediaba con la práctica totalidad de las entidades financieras mundiales.
Pero cayó de un día para otro, y todos sus activos (derivados, bonos, pagarés) pasaron a valer cero. El terremoto reverberó de inmediato en todo el mundo. Lehman, el banco de inversión, fundado en 1850, con 639 mil millones de dólares en activos, desencadenó un colapso financiero, seguido por una recesión mundial, una crisis de deuda en Europa y un desplome de la economía mexicana, principal socio comercial de Estados Unidos.
En mayo de 2011 la encuestadora Gallup descubrió que sólo el 27% de los estadounidenses creía que la economía crecía: el 29% señalaba que la economía estaba en una depresión, el 26% que se trataba de una recesión, mientras otro 16% que estaba en desaceleración.
El 55% de los estadounidenses sostenían que estaban en una depresión o en una recesión, cinco años después del estallido de la burbuja inmobiliaria (2006) y tres años después del colapso de Lehman Brothers (2008), revelando una creciente desesperación en la opinión pública.
Globescan descubrió -doce años atrás- que una buena cantidad de estadounidenses dejó totalmente de creer en el capitalismo de libre mercado, mientras que otros sondeos mostraron una menguante confianza en las instituciones gubernamentales, en la Reserva federal, en el Congreso, en el sistema judicial y en los medios de comunicación, Y las encuestas de 2023 dan resultados similares.
Caída libre
En 2008 Lehman declaró pérdidas de 2.800 millones de dólares. Momentos antes de su caída definitiva el valor bursátil de sus acciones había perdido un 95% de su valor. Lehman Brothers era un pez muy gordo dentro del estanque, de los que manejaba activos de 639.000 millones unos meses antes de caer, y su bancarrota hizo que en paralelo colapsara la aseguradora AIG.
Fue la quiebra más grande hasta el momento de una institución financiera en Estados Unidos y envió una onda de choque demoledora a través de los mercados financieros globales.Fue una implosión interna del sistema. La quiebra casi total de la confianza en la salud de las cuentas bancarias provocó un desplome en el valor de las acciones, las instituciones financieras se volvieron reacias a prestarse dinero y las tasas de interés interbancario aumentaron bruscamente.
Los inversores y los consumidores perdieron confianza en el sistema, lo que llevó a una caída en la inversión y el gasto. Las empresas se vieron afectadas por la falta de crédito y muchas tuvieron que reducir producción y despedir empleados.
El efecto dominó se cebó con instituciones financieras que se consideraban sistémicas. Grandes bancos como Bank of America y Merrill Lynch tuvieron que ser rescatados, y el gobierno estadounidense intervino para tomar el control de Fannie Mae y Freddie Mac, dos empresas hipotecarias respaldadas por el Gobierno. Ya nadie confiaba enm el dios mercado.
Cuando la bancarrota era inevitable, la mayoría de las entidades del sector financiero y bancario no dimensionaron su impacto, pese a que tras la crisis de las hipotecas subprime de 2007, muchas empresas fueron a la quiebra antes que Lehman. Si no cayó antes con todos los pasos en falso que venía dando, era porque aún manejaba activos de 63.000 millones antes de la quiebra. De ahí que cuando al fin cae, colapsa la bolsa de valores de Nueva York, en la peor caída de la historia en un solo día.
No conforme con derrumbar los mercados financieros de Estados Unidos, la quiebra de Lehman Brothers produjo un efecto mariposa al resto del mundo: la economía global sufrió una recesión violenta en los mercados que puso en riesgo la actividad financiera en los meses posteriores.
El banco de inversión había asumido riesgos demasiado altos con las hipotecas subprime, préstamos que se concedían si los hipotecados pudieran pagar o no, lo importante era que firmaran para seguir haciendo caja. Los bancos empaquetaban y vendían estos productos financieros en el mercado para tener liquidez y así poder conceder más préstamos.
La desregulación del sector y la mala supervisión llevaron a esta burbuja al extremo de poner en riesgo el sistema financiero global, pues muchas entidades financieras en Estados Unidos y Europa, habían sido partícipes del pastel, que estaba hueco por dentro, de hipotecas sin cobrar. Lehman Brothers no fue rescatado por autoridades o entidades, y quebró, provocando un efecto dominó en el sistema financieros mundial.
La crisis acabó con Bear Stearns y Lehman Brothers, y obligó al rescate fiscal de Citi y AIG en Estados Unidos, así como 27 bancos en Europa. Merrill Lynch fue vendido a Bank of America y Goldman Sachs y Morgan Stanley pasaron a ser bancos comerciales para recibir la asistencia de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense.
Después de 15 años de esta bancarrota que cambió la historia de la economía capitalista, los sistemas financieros mundiales han vivido su propia zozobra, pues las entidades financieras dejan de ser sólidas en cuestión de horas.
Los problemas del Grupo Evergrande, uno de los mayores desarrolladores inmobiliarios de China; la quiebra de los bancos regionales estadounidenses Silvergate Bank, Silicon Valley Bank, Signature Bank, First Republic Bank y Heartland Tri-State Bank; así como el rescate del Credit Suisse, siguieron los pasos de Lehman Brothers: en 2008 Bear Stearns y ya en 2023, Silicon Valley Bank quiebra.
El podio se mantiene sin cambios desde 2017, año en que Wells Fargo bajó a la cuarta posición, en lugar de Bank of America. Y desde hace seis años, los tres grandes bancos, JP Morgan, Bank of America y ICBC de China se han mantenido como los tres bancos más grandes del mundo. El quinto puesto es para Morgan Stanley, por lo que Estados Unidos tiene cuatro bancos entre los cinco más grandes del mundo.
Los bancos debieron adoptar un ordenamiento más estricto, debido a la presión de los reguladores en Estados Unidos y Europa, que ha implicado la necesidad de mantener un nivel mínimo de capitalización para hacer frente a pérdidas significativas y fortalecer su resistencia ante crisis financieras, así como un mejor manejo de riesgos, sobre todo para evitar que las autoridades se vean obligadas a intervenir y rescatar a las instituciones financieras con fondos públicos.
La zozobra llega a 2023
En marzo de 2023, las quiebras de bancos regionales en Estados Unidos, junto con el rescate del europeo Credit Suisse por parte de UBS, generaron nerviosismo sobre la posibilidad de otra crisis financiera global, lo que resaltó la importancia de evitar una desregulación que podría llevar a los mismos problemas financieros de 2008.
En 2017, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, flexibilizó las regulaciones para la mayoría de los bancos del país, con la excepción de los 13 más grandes, lo que contribuyó a las dificultades financieras en la primera mitad de 2023. Los riesgos se han acotado, con una legislación más estricta.
El caso Lehman Brothers ha quedado registrado como la quiebra de empresa que mayores consecuencias generó a nivel global, al producir un colapso financiero que llevó a muchos países del mundo a una fuerte recesión de la que les ha costado recuperarse del todo luego de más de 15 años. Tal como fue el peso de su presencia en el mundo, fue su caída y la ola expansiva que dejó tras su paso y que nos alcanza en este 2023.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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