Trece millones de personas con deficiencias visuales relacionadas con su trabajo
Eduardo Camín
Según el informe Eye Health and the World of Work (La salud ocular y el mundo del trabajo) 13 millones de personas sufren deficiencias visuales relacionadas con el trabajo, y se calcula que cada año se producen 3,5 millones de lesiones oculares en el lugar laboral, lo que representa el 1% de todos los accidentes laborales no mortales.
Es necesario hacer más para proteger la salud ocular de los trabajadores, según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB por sus siglas en inglés), que sostiene que la salud ocular tiene un impacto significativo en el mercado laboral: los trabajadores con discapacidad visual tienen un 30% menos de probabilidades de estar empleados, comparados con los que no presentan esta discapacidad.
El desarrollo económico desempeña un papel importante en la prevalencia de la discapacidad visual, ya que en regiones de renta baja y media se dan cuatro veces más casos que en las de renta alta.
El estudio subraya que más del 90% de los casos de discapacidad visual pueden prevenirse o tratarse mediante intervenciones existentes y muy asequibles. Esto subraya la necesidad de coordinar las iniciativas mundiales, nacionales y en el lugar de trabajo para proteger el bienestar de los trabajadores, ya que la salud ocular es parte integral de su salud.
Los programas de seguridad y salud en el trabajo (SST) para proteger la visión de los trabajadores deben diseñarse con tres objetivos en mente, señala el estudio: prevenir la exposición a peligros específicos en cada lugar de trabajo; preservar la salud visual actual de los trabajadores; y disponer de un sistema para incluir la pérdida natural de visión de los trabajadores en la evaluación de riesgos. Los trabajadores deben ser informados de los peligros que pueden afectar su salud visual y también deben ser consultados sobre los programas y las intervenciones de salud ocular en el lugar de trabajo.
«La OIT subraya la importancia de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores, incluidos sus ojos. Al dar prioridad a la sensibilización sobre la salud ocular y a su aplicación efectiva, podemos garantizar que los trabajadores tengan acceso a un entorno de trabajo seguro y saludable. Esto garantiza su bienestar general, reduce las desigualdades y propicia un aumento de la productividad», declaró Joaquim Pintado Nunes, jefe del Servicio de Administración del Trabajo, Inspección del Trabajo y Seguridad y Salud en el Trabajo.
«Este informe demuestra a todo el mundo la importancia vital de cuidar nuestros ojos, al mismo tiempo que ofrece consejos y recomendaciones extremadamente útiles sobre cómo proteger y promover la salud ocular en el lugar de trabajo», afirmó Caroline Casey, Presidenta de la IAPB.
El estudio se publica un mes antes del Día Mundial de la Visión, (jueves 12 de octubre de 2023) que este año se centra en la importancia de la salud ocular en el lugar de trabajo bajo el lema «Ama tus ojos en el trabajo». En él se hace un llamado a los empleadores de todo el mundo para que hagan de la salud ocular de su personal una prioridad.
La “miopía” de los informes … viene de lejos
Una vez más, el gran ausente del debate sigue siendo el sistema capitalista, cuya esencia está impregnada de estas injusticias. Bastaría apenas con recordar que ya en 1919, al negociarse la Constitución de la OIT, se aludió específicamente a la seguridad y la salud en el trabajo como un principio fundamental de los derechos humanos.
En su preámbulo, la OIT destacaba: «Es urgente mejorar dichas condiciones (de trabajo) como por ejemplo… la protección del trabajador contra las enfermedades, sean o no profesionales y contra los accidentes de trabajo». Y sus primeras “recomendaciones” fueron sobre la Prevención del Carbunco, 1919 (número. 3) Saturnismo (mujeres y niños) (número 4) y la Recomendación sobre el fósforo blanco, 1919 (número.6).
Tal vez existe un orden utópico en la mente del hombre, tras cuya consecución, las etapas políticas enunciativas cobran un significativo perfectivo, en la eterna meta de una convivencia más feliz para los hombres. En realidad, en esta manipulación de las vigencias todos tendemos a crear expectativas y cuando éstas no se cumplen debido a sucesos «imprevistos» nos cuesta aceptarlo y renunciar a lo planeado. Pero ocultas las contradicciones del cambio social, la economía se manifiesta asimilando la doctrina del neoliberalismo, sometiéndose a las reglas del crecimiento económico.
Esta visión económico-tecnocrática del mundo en lo social y los proyectos que se derivan de ésta, son referentes sobre los cuales se elaboran las actuales políticas y normativas en materia de derechos laborales. Sin dudas, el conocimiento de los distintos factores de riesgo dentro de los ambientes laborales es sumamente importante, para poder actuar en función de eliminar y/o minimizar los efectos a la salud y de prevenir dichos efectos. No obstante, en la difusión de los informes no se equilibran responsabilidades.
Este nuevo análisis de la seguridad y salud de la clase trabajadora deja al descubierto el funcionamiento del nefasto sistema capitalista y cómo este nos hunde en paupérrimos ambientes laborales, dejando en evidencia que, la enfermedad, los accidentes y la muerte están mal repartidas.
La salud no se distribuye de forma equitativa, las grandes mayorías desposeídas padecen una discriminación social múltiple, se dispone de menos recursos socioeconómicos, de una peor atención sanitaria, y se está más expuestos a los factores y/o agentes de riesgo que empeoran la salud de millones de personas, ya sean de tipo personal, social, ambiental y laboral.
Entender esto es entender que todas nuestras desgracias son generadas por un sistema económico, social y cultural en decadencia, como lo es el capitalista, que a su vez se rige por el control del poder político y económico. En este sentido, se debe buscar las verdaderas causas y dejar de echarle la culpa a las víctimas, generando respuestas que nos alejen del conformismo, propiciando soluciones que permitan plantearnos acciones efectivas.
El capitalismo, históricamente por su esencia y naturaleza, actúa en función de aumentar el capital, por lo tanto, su principal objetivo es producir más a menor costo reduciendo su inversión y obteniendo más ganancia. Con esta lógica se manejan las empresas y todo lo que dentro y fuera de ella le sea útil para el aumento de dicha ganancia.
Y no se puede ignorar que en su afán de lucro y de depredación voraz, el sistema capitalista acaba con la vida de todo, pero de manera más directa acaba con la salud y la vida de los trabajadores que es la que se encuentra sumergida en el proceso productivo y en contacto directo con los factores y/o agentes de riesgo, que deterioran y dañan la salud física, mental, social, ambiental.
Mas allá de las estadísticas ¿cuales son las soluciones?
Los números pueden ayudar a mirar mejor, a tener una idea más clara y cabal de tal o cual problema a comprender, pero también los números nos embriagan, enturbian la vista en su sentido más literal, pero a la vez tienen la capacidad de fascinarnos y hacernos creer en ellos sin pensar en su origen o en su validez. Está claro que los datos pueden ser muy relevantes y ayudarnos a dilucidar muchas cuestiones de interés, Sin embargo, los números no siempre cuentan la verdad.
Los datos también tienen limitaciones, son manipulables para falsear la realidad: ni las fuentes de información son necesariamente objetivas, ni el uso de los datos es siempre el más apropiado, ni su interpretación es necesariamente clara. Muy en especial los científicos saben que es posible tanto “fabricar” como “destruir” datos.
Incluso cuando usamos números fiables o análisis adecuados, solo obtenemos una visión limitada de la realidad, no de su conjunto. Las cifras miden con frialdad rasgos de individuos sin rostro, que homogeneizan, que reducen dramas personales muy diferentes y aún más importante, los números con frecuencia distraen nuestra atención, tienden a alejarnos de la realidad concreta.
Sin negar la importancia de los datos, estos deben servir para actuar sobre la realidad y estos deben ser elaborados con contenido, sin frialdad, no debemos hacer los cálculos sin sentir ya que serían estadísticas muertas. Aun así, algunos datos que no se pueden ocultar nos manifiestan la realidad por la que atraviesa los trabajadores en su conjunto y el resto de la población.
Con la concentración de capital a nivel mundial, lo que está en juego es la salud de la clase trabajadora, el bienestar de las personas, así como la de nuestro planeta. El poder desigual daña desigualmente la salud. Entre un 10% y un 20% de la población vive con niveles materiales muy elevados, explotando y protegiéndose de quienes no tienen o tienen muy poco.
Ética y moralmente, el capitalismo no tiene límites y no posee objetivos específicos en materia de derechos laborales, más allá de la explotación y la generación de su plusvalía. El empeño en explotar más intensamente no es simplemente el producto de la codicia, ni siquiera de una obsesión ideológica neoliberal, sino la dinámica inherente al propio sistema.
En este sistema, en su fase actual, el factor humano no tiene peso para cuestionar o imponer límites a su marcha. Las normativas existen, la «comunidad internacional» ha definido a través de sus instrumentos y organismos internacionales su aplicación, pero a pesar de los enfervorizados discursos en la Conferencia Internacional del Trabajo y las maravillosas virtudes del diálogo social tripartito, las cuestiones esenciales para los derechos de los trabajadores siguen en las penumbras de la incertidumbre.
Tal vez debemos recordar al Principito en que lo esencial es invisible para los ojos.
“—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.
—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.”
Antoine de Saint-Exupéry. El Principito.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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