Argentina: De las PASO a octubre, un elefante en la habitación
Algunos elementos para pensar la salida desde un proyecto popular
Emilia Trabucco y Yésica Leyes
El origen de la expresión «hay un elefante en la habitación» se basa en la idea de que sería imposible pasar por alto semejante presencia en un espacio reducido; entonces, las personas fingen que el elefante no está ahí y eligen deliberadamente evitar lidiar con el enorme problema que potencialmente implica. Sin embargo, la propia presencia de una situación tan grande y obvia se vuelve incómoda para todos, quienes, a pesar de ello, continúan evitando atender o hablar del problema.
Los casi 7 millones de argentinos y argentinas que votaron a Javier Milei en las elecciones PASO, irrumpieron en todo el territorio nacional con un efecto de voto explosivo, sacudiendo las estructuras de la democracia formal saturada. Finalmente, se dio el escenario de los tres tercios que anticipó Cristina Fernández de Kirchner, con un podio ocupado por Milei, seguido por Sergio Massa, y Patricia Bullrich en el tercer lugar.
Resulta necesario superar las interpretaciones superficiales, donde aparece una subestimación de la capacidad del pueblo de decidir sus destinos, o el relato de una “derechización” de la sociedad. La realidad es que parece expresarse con fuerza una reconfiguración profunda de la política, a través de lo que fue un mensaje contundente en las urnas. ¿El pueblo se equivocó? ¿La gente no quiso ir a votar? ¿Le ganó la audacia a la moderación?
Los resultados inesperados
Javier Milei, precandidato a presidente por la Libertad Avanza, superó los 30 puntos en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Su discurso, llegó a toda la Argentina sin necesidad de candidatos fuertes en las provincias, ni tampoco necesitó ser custodiado en las elecciones por una gran estructura de fiscales, lo que constituye un fenómeno a analizar, más allá de las explicaciones simplistas.
Resulta significativo que ninguna encuesta, ni ninguna fuerza política tradicional, pudiera anticipar el resultado. Fallaron todos los diagnósticos, lo que parece demostrar que la agenda pública estuvo dominada por la especulación de las encuestas y un desconocimiento del clima general, de la vida cotidiana de las y los argentinos, una desconexión de la política de sus representados, que finalmente se materializó en el resultado inesperado.
Parece ser que el fenómeno de Milei expresó la eficacia de una estrategia que aprovechó el vacío, alimentó el descontento y construyó la propuesta mediante un intenso abordaje de las redes sociales en su campaña, allí donde los electores, principalmente jóvenes, pasan en promedio 9 horas al día. La virtualidad aparece nuevamente como la mediación social, destronando carteles, panfletos y pauta publicitaria en TV.
El “voto bomba” explotó en un clima general marcado por el descontento ante la inflación que come el magro salario de los trabajadores registrados, hunde en la pobreza a los miles de desocupados o subocupados, mientras el FMI dirige y digita la política nacional a través de la exigencia de cumplimiento de los acuerdos impuestos. El Estado no logra responder las necesidades de la mitad de la población y el gobierno de Alberto Fernández no cumplió su promesa de llenar la heladera.
Explotó con lo último que le quedaba en el bolsillo
El hartazgo de la ciudadanía, que se tradujo en votos, tiene una base en el bolsillo. El salario no alcanza para llegar a fin de mes, en el mejor de los casos apenas cubre los gastos fijos para vivir o sobrevivir. Más acentuada aún es la pérdida de la capacidad de ahorro para algunos bienes a los cuales se accedía mediante una previsión de ingresos, como cambiar el auto, equiparse con electrodomésticos o la posibilidad de viajar en familia en las vacaciones.
Esta situación tiene larga data. La llegada del macrismo al gobierno en diciembre de 2015, accionó rápidamente en favor de los empresarios, recuperando las “ganancias” que durante 12 años de gobiernos populares se distribuyeron entre los laburantes. La intervención del gobierno macrista en la puja distributiva favoreció a los empresarios de diferentes sectores, y perjudicó a las y los trabajadores que vieron reducir el poder adquisitivo de sus salarios en un 31%.
Ya con el Frente de Todxs en el gobierno a partir de 2019, esta tendencia no parece haberse revertido. Los datos permiten poner en evidencia que un escenario de pandemia, guerra en Ucrania y sequía, generó condiciones para un ingreso extraordinario en materia de exportación agropecuaria. La campaña 2021-22 logró cosechar alrededor de 132 Mtn de granos. El ingreso de divisas desde la comercialización agropecuaria fue de más de USD 30.000 en 2021 y más de USD 40.000 en 2022. Los buenos precios internacionales junto a la buena cosecha generaron un combo favorable. ¿Dónde fueron a parar los recursos? la certeza es que no fue ni a recuperar los salarios de las y los trabajadores, ni a créditos, ni a aumentar el consumo, fue al pago de los acuerdos con el FMI.
Las políticas, incluso durante el 2020, en plena pandemia, engrosaron las ganancias multimillonarias de los Perez Companc, Braun, Blaquier y Pagani que monopolizan principalmente la producción agroalimentaria. Las ganancias de los grandes grupos mineros y energéticos no se quedan atrás, entre las mineras Livent y Orocobre, exportaron desde Argentina el 7,5% de litio a nivel mundial. Por su parte la minera Glencore, con operaciones en la provincia de Jujuy, registró ganancias a nivel mundial, por más de 2000 millones de dólares en el primer semestre. Las empresas agroexportadoras transnacionales ocupan el top five de las ventas externas de granos y subproductos ininterrumpidamente, y ni hablar de la fusión de Bunge y Viterra que avanzan sobre lo que queda de Vicentin. Este grupo de hombres que ostentan el poder real y se apropian de las riquezas que generan quienes producen y trabajan conforman la verdadera casta.
Asfixiado por las extorsiones del FMI y de la casta económica, el gobierno dio respuestas insuficientes a las grandes necesidades de las clases trabajadoras argentinas. Es innegable que hubo muchas dificultades para materializar un proyecto popular, pero también faltó voluntad política, escenario propicio para que avanzara el plan de saqueo de los sectores económicos y sus aliados.
El pueblo sabe que con la moderación ganan los poderosos, y finalmente, el domingo 13 de agosto en las PASO, su respuesta a la moderación fue el voto a los menos moderados que encontraron en el cuarto oscuro. Cada voto fue como “una bomba pequeñita” que confluyó masivamente para explotar la comodidad de la democracia formal. De repente el “Elefante -o el León- estaba en el Cuarto”, y en el claroscuro, aparecieron los monstruos.
¿Qué hacemos para sacar el elefante del cuarto?
A menos de 60 días para las elecciones generales, lo que parece evidente es que no hay otra posibilidad de modificar los resultados si el gobierno, que tiene a su ministro de Economía como candidato, y que fue electo en 2019 por el voto popular, no da señales de voluntad, y capacidad, de cambiar las condiciones económicas de la clase trabajadora.
Frente a la licuación de los salarios y la pérdida del poder adquisitivo de las mayorías que trae aparejada la devaluación del 25% anunciada y el aumento del dólar, que trasladado a precios supone una pérdida mayor aún, es necesario torcer el rumbo de la política económica nacional. Cabe recordar el período entre las PASO y las generales de 2019, donde se produjo una sangría de recursos pertenecientes al pueblo argentino de 23 mil millones de dólares, con la fuga de dólares fenomenal que fueron a parar a los bolsillos de los sectores de la timba financiera, a partir del préstamo de deuda ilegal que asumió el gobierno de Macri y que supuso una pérdida de reservas del Banco Central de 17 mil millones de dólares.
En este período entre las PASO y las generales, hay que demostrar que es posible redirigir los recursos hacia los bolsillos de quienes trabajan y producen las riquezas de las arcas nacionales. Los números demuestran que no todos pierden, y que, con decisión política, hay cómo afrontar un cambio de rumbo a favor de los y las argentinas. El Fondo promete un desembolso de 10 mil millones de dólares en agosto, China habilita los swap, y hay posibilidad de incidir sobre el reparto desigual que demuestran las ganancias exponenciales de las empresas. Una fuga ilegal versus un redireccionamiento decidido a inyectar los recursos en la casa propia.
La única salida posible entonces, como expresó Cristina Kirchner, parece ser “ante las grandes adversidades, grandes acciones”. El problema central a resolver es la puja distributiva, en un país que viene registrando un 10% de crecimiento económico, con un aumento del 6.9% del PBI (segundo trimestre de 2022, CEPA). Un “crecimiento sin inclusión”, donde el mayor aumento de la rentabilidad empresarial se produjo con el Frente de Todes en el gobierno, con 3,5 puntos porcentuales, un 65% del total considerando el período 2016-2022, que da como resultado un reparto entre el capital y el trabajo de 62 a 38 en favor del capital.
A las ganancias empresariales, hay que sumarle el costo que le supone al Banco Central pagar los intereses de las LELIQ´s, equivalente a 2/3 de lo que ANSES invierte en jubilaciones y pensiones por mes. De hecho, en 2022, el costo trepó a 6,8 billones.
Un punto crítico en la agenda política es el debate sobre la disminución del déficit fiscal, que hoy oscila entre los 2 y los 3 puntos. Y las salidas siempre parece ser recortar por los que menos tienen. Ante los debates sobre “el mal de los planes sociales”, los números demuestran que solo suponen menos de un punto del PBI. Frente a ello, nadie dice que las exenciones impositivas le cuestan al Estado el 2,49% del PBI. Entre ellas, podemos citar la exención de los funcionarios del Poder Judicial del impuesto a las Ganancias (que paga cualquier trabajador que cobra más de 700 mil pesos), que supone el 0,16, o la exención de los inmuebles rurales del impuesto a Bienes Personales, que representa el 0,7%
Mientras los sectores concentrados siguen autorizados a no pagar, se sigue recortando por abajo. El estado nacional subejecutó en un 7.5% el presupuesto aprobado por el congreso. “Dentro de las erogaciones primarias se destacan las reducciones en las asignaciones familiares (30,0%), en los subsidios a la energía (20,0%) y en las jubilaciones y pensiones (5,4%), de Asignación Universal por Hijo se redujo en un 14% y las Pensiones No Contributivas descienden un 13% (informe de la oficina de Presupuesto del Congreso). Mientras el pueblo sufre el ajuste, el gasto en pago de deuda creció en términos reales (descontando inflación) el 38.4%.
Los números muestran que objetivamente, y con decisión política, hay condiciones para dar respuestas rápidas a las necesidades que el pueblo argentino exigió con su voto en las PASO. El candidato del oficialismo no puede solo declamar promesas de campaña, debe instrumentar acciones efectivas desde el Ejecutivo. Es evidente el peso que el poder fáctico tiene en las decisiones políticas, pero como también expresó Cristina, no se puede dejar contento a todo el mundo.
Hay condiciones entonces de instrumentar rápidamente algunas medidas para las clases trabajadoras argentinas. teniendo en cuenta la pérdida de poder adquisitivo acumulada, a la que se suma el 22% de devaluación, resulta urgente proponer un aumento salarial para agosto del 25% retroactivo, en octubre, y del 15% para septiembre, superador de la Suma Fija ya anunciada para la próxima semana. El Salario Mínimo Vital y Móvil apenas alcanzará los 118.000 pesos en septiembre, muy por debajo de la Canasta Básica (232.426 pesos al 21 de julio 2023).
Para abordar la situación de las y los trabajadores de la economía informal, ejecutar un aumento del 40% sobre el monto de agosto de la Asignación Universal por Hijo, los planes Potenciar Trabajo y Becas Progresar, que puede instrumentarse aumentando un 20% en septiembre y 20 en octubre. A esto habría que agregar la necesidad de un fondo fijo para los comedores y los centros de cuidado comunitario de los barrios populares, que sostienen la alimentación de miles de personas, la mayoría niñes.
Dichos aumentos deben necesariamente ir acompañados de una política efectiva de control de precios de los alimentos, y de congelamiento de tarifas de energía y combustibles.
Frente a la profunda crisis habitacional en curso, proponer créditos a tasa subsidiada desde el Estado y subsidios a inquilinos e inquilinas, que podría ser equivalente a un mes de alquiler, a modo de “aguinaldo”. Además de proponer una modificación sustancial a la Ley de Alquileres para abordar el grave problema de la especulación del sector inmobiliario.
Un plan que es viable objetivamente, si hay voluntad política y un pueblo organizado y permanentemente movilizado en defensa de un proyecto nacional y popular, no solo de cara a las elecciones, sino proyectando una estrategia de construcción de poder popular real.
En síntesis, frente a la salida que encontró el gobierno macrista en su gestión anterior, de fugar los recursos nacionales frente a una inminente pérdida del poder ejecutivo en 2019 con la victoria de Alberto Fernández por 18 puntos en las PASO, la salida posible en este escenario electoral es direccionar los recursos que le pertenecen a las clases trabajadoras para aliviar la profunda crisis que marcó el resultado en las urnas. No hay un pueblo derechizado, hay un pueblo esperando que el gobierno que lo dice representar, asuma la conducción política del Estado y respete el mandato popular.
* Trabucco es psicóloga, magíster, militante sindical y feminista, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Leyes es Profesora en Psicología. Secretaria de Juventud de la CTA (Central de Les Trabajadores de Argentina)
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