Alberto Fernández, en Brasil, pidió ayuda a “a los amigos”
Claudio della Croce
Alberto Fernández, aún mandatario argentino, cumplió su quinta visita en el año a Brasil en ocasión de cumplirse 200 años de las relaciones entre ambas naciones, en el marco de las negociaciones que lleva adelante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva a nivel interno para intentar conseguir financiación y garantías para las exportaciones hacia Argentina.
En visita de Estado, Fernández -presidente de salida- fue recibido por un Lula quien asumió en enero y que recién había llegado de París y Roma, donde mantuvo reuniones con el papa Jorge Mario Bergoglio, con el presidente italiano, Sergio Mattarella, con la primera ministra Giorgia Meloni y con el presidente francés Emmanuel Macrón.
Fernández aseguró que la Argentina le pide ayuda económica a Brasil cuando está en problemas como una forma de ratificar la amistad entre ambos países: «Nada es fácil, porque ustedes tienen un amigo en problemas, pero cuando un amigo está en problemas, ¿qué hace el que está en problemas? Pide ayuda a los amigos Y los amigos siempre están».
Lula defendió el plan de trabajo conjunto iniciado desde que asumió el 1 de enero y sostuvo la búsqueda de financiamiento para agilizar el comercio con Argentina, a la vez que reflotó la idea de crear una moneda comercial regional sin eliminar el peso y el real para comerciar sin depender del dólar.
El presidente brasileño demostró que está empeñado en ayudar a su amigo, pero también enviar señales de cooperación con la Argentina: desde los reclamos internacionales para que el FMI no endurezca su posición hasta la carta que firmó la semana pasada junto a otros mandatarios de la región para que el presidente estadounidense Joe Biden haga valer su participación en el directorio del Fondo y evite peores consecuencias económicas para países sobreendeudados como Argentina.
Lula dijo que está trabajando en la financiación integral de las exportaciones hacia Argentina con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y calificó como «positiva» la marcha de la financiación para las obras del gasoducto Néstor Kirchner que unirá la localidad bonaerense de Saliqueló con Río Grande Do Sul, en Brasil para abrir una nueva etapa de exportaciones energéticasque deben llegar al estado sureño de Rio Grande do Sul para comprarle gas a la Argentina.
«Estoy muy satisfecho de las perspectivas positivas de financiación del BNDES, la exportación de productos para la construcción del gasoducto. Estamos trabajando en la creación de una línea de financiación integral para las exportaciones brasileñas a Argentina», dijo el mandatario brasileño.
Con esta frase, Lula destacó el resultado más importante de este viaje: el financiamiento para la fabricación de los tubos sin costura para la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner, . También se acordó el financimaiento de las importaciones argentinas de energía que no se cancelarán en 30 días sino en 180.
En el vínculo comercial, Lula buscó acelerar la financiación de las exportaciones brasileñas hacia Argentina para evitar la pérdida de reservas del Banco Central. Durante el viaje de Massa a China promovió una reunión con la titular del flamante Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, Dilma Rousseff, para explorar esa alternativa. Argentina no es miembro y cualquier asistencia implicaría cambiar el estatuo.
La visita de Fernández a Brasilia ocurrió en un momento crítico para la contorsión interna que vive el panperonismo antes de las elecciones primarias del 13 de agosto. La campaña electoral arrancó con el presidente en el exterior. La tensión local dejó en segundo plano una visita de Estado donde Lula demostró que está empeñado en ayudar a su amigo, pero también enviar señales de cooperación con la Argentina.
La hoja de ruta de los últimos meses fue definida en el viaje que realizó Lula a Buenos Aires el 23 de enero, en la primera visita que realizó el flamante presidente al exterior. Se habían visto el 1 de enero, durante la asunción presidencial, y este martes cerraron el trabajo que arrancó seis meses atrás.
Lula da Silva y Alberto Fernández volverán a verse el próximo 4 de Julio en Puerto Iguazú para la cumbre semestral de presidentes del Mercosur, cuando finalizará la presidencia temporaria de Argentina y pasará a Brasil. La llegada de Lula a la conducción del bloque regional implicará debates sobre el demorado acuerdo comercial del bloque regional con la Unión Europea, la posibilidad de anular la suspensión de Venezuela como miembro pleno y también avanzar en la inclusión de Bolivia.
Pero el derechista presidente uruguayo Luis Lacalle se opone a permitir el reingreso venezolano y las decisiones deben tomarse por consenso.
En Puerto Iguazú (en la triple frontrera) los mandatarios volverán a debatir sobre el acuerdo con la Unión Europea, que fue firmado durante la presidencia de Mauricio Macri en 2018, por entonces al frente de la conducción temporaria del Mercosur. Nunca pasó a la segunda etapa de su implementación y parece que seguirá trabado.
Está frenado por la resistencia de parlamentos europeos, como el francés y también por cuestionamientos en los socios del Mercosur. Hace dos semanas pasó por Argentina, Brasil y Chile la presidenta de la UE, Úrsula Von der Leyen, quien escuchó los mismos cuestionamientos que Lula repitió con sus pares de Italia y Francia.
Son los cruces previos a la III Cumbre UE-CELAC que se realizará el 17 y 18 de julio en Bruselas, Bélgica. «Es importante recordar que necesitamos a la UE y que ellos nos necesitan mucho. Así que es importante que dejemos un poco de lado la arrogancia e intentemos utilizar el sentido común para negociar. Y eso vale para nosotros y vale para ellos», dijo Lula en una rueda de prensa en París. Macrón no puede avanzar porque no tiene mayoría en el parlamento y el Mercosur cuestiona las nuevas exigencias ambientales que sumó la UE en marzo.
«Me parece normal que Francia intente defender su agricultura y puede ser un punto de más dificultad. Deben entender que Brasil no puede abrir la mano en las compras gubernamentales» de material industrial, porque «la posibilidad de fortalecer la industria nacional es cero, y la posibilidad de que pequeños y medianos empresarios produzcan para que el Estado les compre, es cero. Así que no es posible», dijo.
Es casi el mismo planteo argentino que escuchó von der Leyen, que volvió a Bruselas con muchas más dudas que certezas. Ahora Lula los intimó para que cierren el acuerdo y aflojen posiciones antes de fin de año.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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