Decenas de cargos contra Trump por guardarse secretos nucleares sensibles
Mirko C. Trudeau.
Fiscales federales estadounidenses presentaron una acusación de 37 cargos contra el expresidente Donald Trump, acusándolo de poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos al quedarse, después de abandonar la Casa Blanca en 2021, con documentos confidenciales en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida.
Algunos de esos documentos contienen secretos nucleares sensibles y otros detallan las posibles vulnerabilidades del país a un ataque militar. Las acusaciones, contenidas en 49 páginas, incluyen retención de información sobre seguridad nacional, obstrucción a la justicia, falso testimonio y conspirar para ocultar los archivos solicitados por la policía.
Hoy los analistas de Washington se preguntan si la presidencia entera de Trump fue un testimonio de la decadencia de la institucionalidad estadounidense, ya que dejó en entredicho la incapacidad de su aparato de Estado para refrenar la insensatez cuando un personaje de estas características accede al poder.
Sin duda, el nuevo juicio contra el magnate-expresidente amenaza con poner al descubierto nuevos aspectos de la superpotencia, que su clase gobernante preferiría mantener soterrados. ¿Hasta dónde podrán -o están autorizados a- escarbar los fiscales?
Con el inicio formal de este proceso, el magnate se ha convertido en el primer presidente de Estados Unidos, activo o retirado, en enfrentar una acusación penal por delitos federales en la historia del país. En marzo había logrado el título de primer mandatario imputado penalmente por el escándalo de un soborno pagado a la actriz pornográfica Stormy Daniels a cambio de guardar silencio sobre un encuentro sexual que, afirma ella, sostuvieron en 2006.
El incidente de los documentos confidenciales se ha revelado de sordidez inusitada. En imágenes del expediente divulgado por el Departamento de Justicia puede observarse que Trump almacenaba decenas de cajas repletas de archivos con información sensible en ubicaciones tan insólitas como un dormitorio, un salón de baile y hasta un baño de su residencia en Mar-a-Lago, Florida.
Siguiendo el show, el martes Trump deberá comparecer en Florida, y todos saben que pasarán meses o hasta un año antes de que comience el juicio, y. Por lo tanto, si Trump logra hacerse de la candidatura presidencial del Partido Republicano, su causa podría coincidir con la campaña electoral.
El magnate enfrenta cargos como retención ilegal de información de seguridad nacional y obstrucción a la justicia, y se le atribuye haber cometido el delito de falso testimonio y de connivencia con su asistente personal Waltine Nauta, también procesado con seis cargos, como coconspirador, porque ayudó a obstruir la investigación sobre la retención de documentos solicitados por el FBI.
La ley obliga a los presidentes a enviar todos sus correos electrónicos, cartas y otros documentos de trabajo a los Archivos Nacionales una vez que terminan su mandato, y prohíbe almacenar secretos de Estado en lugares no autorizados e inseguros.
Al dejar la Casa Blanca en enero de 2021, Donald Trump se mudó a su residencia de Mar-a-Lago y se llevó decenas de cajas llenas de archivos secretos del Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Seguridad Nacional y otros organismos de inteligencia, de acuerdo con la acusación federal.
Un año después, y tras varias órdenes judiciales, accedió a devolver 15 cajas que contenían casi 200 documentos. El FBI consideró que no había entregado todo y que seguía guardando documentos en su club de Palm Beach. Los agentes efectuaron un cateo el 8 de agosto y se incautaron una treintena de cajas con 11 mil documentos, que incluían información respecto de la capacidad de defensa de Estados Unidos y otros países.
Pero también sobre los programas nucleares estadounidenses y temas alusivos a las vulnerabilidades potenciales en caso de ataque a Estados Unidos y sus aliados. Su potencial divulgación hubiera puesto en peligro la seguridad nacional y sus relaciones internacionales, comentó Jack Smith, nombrado en noviembre para supervisar la investigación de forma independiente.
Seguridad nacional… y los amigos
Jack Smith, el fiscal especial, presentó la investigación como una defensa de la seguridad nacional e instó al público a comprender el alcance y la gravedad de los cargos. “Tenemos un conjunto de leyes en este país y se aplican a todos”, indicó. Y además precisó: “Las infracciones a esas leyes ponen en riesgo a nuestro país”.
Más allá de las responsabilidades que se le finquen o se deslinden en ese proceso, la gran interrogante de los analistas estadounidenses y mundiales es por qué y para qué Trump robó semejante volumen de documentos cuyo manejo inapropiado constituye un delito de la máxima gravedad.
Seguramente, en sus comparecencias Trump usará la información privilegiada a la que tuvo acceso para dañar a sus rivales con revelaciones potencialmente catastróficas para los intereses estadounidenses, y a eso le teme el establishment. Las transcripciones de una grabación efectuada en 2021 ya golpearon a Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto nombrado por Trump en 2019, quien -sin embargo- continúa en el cargo.
El fiscal nombrado por el presidente Joe Biden para llevar los casos contra Trump tiene no sólo la tarea de probar su culpabilidad sino también la de resguarda los secretos de Washington, evitando, además, cualquier impresión de que las imputaciones tienen como propósito descarrilar su candidatura presidencial, caballito de batalla insuflada a las bases republicanas, lo que ha contribuido a galvanizar el voto conservador en torno a su figura.
La Fiscalía presentó evidencia de que Trump compartió a los visitantes de su club de golf en Bedminster, Nueva Jersey, en julio de 2021, un plan de ataque altamente sensible contra Irán, y fue grabado en una cinta que describía el material de altamente confidencial y secreto. En setiembre de 2021, compartió un mapa militar de alto secreto con un miembro del personal de su comité de acción política que no tenía autorización de seguridad.
Trump también discutió con abogados la posibilidad de mentir a los funcionarios del gobierno que trataban de recuperar los documentos, almacenó algunos alrededor de un inodoro y movió cajas de ellos dentro de su casa de Mar-a-Lago, en Florida, para evitar que fueran encontrados. ¿No sería mejor que les dijéramos que no tenemos nada aquí?, comentó el magnate a uno de sus abogados, según la acusación, que consta de 49 páginas.
Está previsto que Trump comparezca ante un tribunal de Miami el martes, un día antes de su cumpleaños 77: será la primera vez que un ex mandatario de EEUU enfrente cargos federales. De ser declarado culpable, Trump cumpliría las condenas de forma concurrente, el tiempo máximo de prisión al que se enfrenta es de 20 años por obstrucción a la justicia, delito que conlleva la pena más alta.
El caso podría trastornar una elección primaria presidencial republicana que el empresario estaba dominando, y pondría a prueba nuevamente la voluntad de los votantes republicanos y los líderes del partido de seguir con un candidato ahora acusado dos veces y que podría enfrentar aún más cargos. Por ahora, los republicanos cierran filas en torno a Trump.
Los fiscales intentarán darse prisa para que el juicio se celebre antes de las presidenciales. Aunque fuera condenado a prisión antes de los comicios, podría seguir siendo candidato.
*Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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