Bukele y su guerra contra las pandillas de las maras, tras romper el pacto con ellas
Victoria Korn
El último de marzo fue el fin de semana más letal en lo que va de siglo en El Salvador, con la matanza de 87 personas, a causa del fin de un pacto entre el gobierno de Nayib Bukele y las pandillas: la respuesta a una “traición” de las autoridades que dejó a decenas de civiles muertos, según confirmaron de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) al medio digital salvadoreño El Faro.
Muchas preguntas siguen en el aire casi dos meses después: ¿Por qué ocurrió tal explosión de violencia homicida el 26 de marzo? ¿Fue una acción coordinada entre las tres pandillas principales (Mara Salvatrucha o MS-13, Barrio 18-Sureños y Barrio 18-Revolucionarios)? ¿Y estaba hasta ese día la administración Bukele negociando con los pandilleros, algo que Bukele niega de plano?
El Faro también ha tenido acceso exclusivo a audios de un negociador del equipo del presidente – el director del Tejido Social del Gobierno, Carlos Marroquín,- que estuvo en conversaciones con las pandillas durante “casi dos años y medio” y que responsabilizó de la ruptura del acuerdo al ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro.
Ese fin de semana terminó la ilusión de seguridad que comenzara en junio de 2019, cuando Nayib Bukele asumió la presidencia. El Salvador era uno de los países más violentos del mundo, con 20 homicidios diarios en 2015 que cayeron a un promedio de tres diarios este año.
La “tranquilidad” duró hasta la matanza de marzo, cuando un cadáver tirado en una carretera que lleva a Surf City, proyecto turístico emblema con el que el Bukele pretende atraer inversiones, fue respondido entonces con mano dura: el presidente prometió que los pandilleros presos no volevrían a ver el sol, desplegó a miles de soldados por todo el país, endureció el Código Penal y detuvo a más de 27 mil personas en seis semanas, a las que acusó de pandilleros, muchos de ellos sin pruebas.
Además, a través de la Asamblea Legislativa que controla, impulsó un régimen de excepción que resta libertades a los ciudadanos, destacándose una reforma al Código Penal que ahora contempla hasta 15 años de prisión a quien difunda mensajes de pandilleros en la prensa. Carlos Martínez firmó el texto de El Faro desde fuera del país, donde entrevistó a dos líderes de la MS-13 y otro de la pandilla Barrio 18, con los que verificó de manera independiente la veracidad y autenticidad de los audios.
El portal reveló que en descenso en el número de homicidios al principio del gobierno de Bukele se debía a una negociación del presidente con las pandillas MS-13, Barrio 18 Sureños y Barrio 18 Revolucionarios. Estados Unidos confirmó posteriormente esas conversaciones y sancionó a algunos de los participantes, a Marroquín y a Osiris Luna, director general de cárceles, también citado en los audios como el facilitador de un vehículo oficial en el que detuvieron a unos pandilleros.
Según ‘El Faro’, la ruptura entre el Gobierno de El Salvador y la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) sería el principal causante de una ola de asesinatos ocurridos a finales de marzo, en la jornada más violenta de este siglo en el país centroamericano.
“(Se rompió el acuerdo) porque ellos (el Gobierno) incumplieron, hicieron capturas que no tenían que hacer, donde ellos dijeron ‘lleguen a tal lugar, vamos a dialogar’ y en lugar de dialogar, capturaron”, explicó un líder de la MS-13 al El Faro. La captura de miembros de la pandilla sería esta supuesta ruptura de la que hablan representantes de la organización criminal.
El portal accedió también a una serie de grabaciones en las que se escucha Marroquín, y uno de los negociadores de las pandillas en representación del Ejecutivo, asegurar que el acuerdo con la MS-13 no puede romperse . En las grabaciones, el funcionario culpa de lo sucedido al ministro de Seguridad y Justicia, Gustavo Villatoro, al que califica de ‘loco ministro’, y dice estar trasladando al presidente Bukele los mensajes de las pandillas.
En cuatro de los siete archivos de audio, Marroquín hace alusión a Bukele y de lo dicho se infiere que el presidente estuvo todo el tiempo al tanto de las conversaciones de Marroquín con voceros de la Mara Salvatrucha-13. El director de Tejido Social ofreció a un pandillero capturas de pantalla de sus conversaciones con el mandatario», explica ‘El Faro’, junto a la evidencia de los audios y las fotos que respaldan las afirmaciones.
En otra grabación a las que tuvo acceso El Faro, registrada después de la implantación del inicio del régimen de excepción del 27 de marzo, Marroquín reconoce el fracaso en sus negociaciones y que en las cárceles se está torturando a los pandilleros presos: “Ahorita el proceso se ha terminado y ahí dentro están torturando a la gente, ¿va? Están sufriendo y los están humillando”, dijo.
El año pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ya había sancionado a Marroquín por sostener “negociaciones secretas” con los pandilleros. Se le acusó de dirigir y organizar los encuentros entre los altos cargos de la banda actualmente encarcelados con el personal necesario para sostener el acuerdo. También se les acusó de mantener este proceso en secreto al pueblo salvadoreño.
Estado de excepción
Tras la intensa masacre de finales de marzo en el país, el presidente Bukele intensificó sus esfuerzos en lo que llamó “una guerra contra las pandillas”. En total, bajo el estado de emergencia que todavía rige en la nación centroamericana desde el 27 de marzo, han sido detenidas más de 30.000 personas según la Policía salvadoreña.
El 11 de abril, Bukele tuiteó un video con un extracto de 22 segundos de una entrevista al investigador Juan Martínez d’Aubuisson, especialista en el estudio del fenómeno de las pandillas centroamericanas. En su mensaje, Bukele lo trató de “basura” y dijo que sus planteos eran “absurdos”. Desde ese día, Martínez recibió cientos de ataques de funcionarios, políticos oficialistas y trolls, una situación que han sufrido también otros periodistas y académicos críticos con el gobierno.
Una semana después, Martínez d’Aubuisson publicó una columna en el diario estadounidense The Washington Post, con el título “Bukele me convirtió en un pandillero por mi trabajo como investigador”. Dijo que el Estado salvadoreño le prestó atención al fenómeno recién cuando empezó a expandirse más allá de los barrios pobres.. “Las pandillas eran y son el Estado (…) Un país tan chiquito que entierra 90 personas en un fin de semana es un puto funeral”, señaló.
El 18 de mayo, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, exhortó al gobierno salvadoreño a velar por la seguridad de la ciudadanía en medio del incremento de la violencia en el territorio, pero hizo también un llamado a respetar las leyes internacionales de derechos humanos. «Reconocemos (….) y entiendo que la seguridad, y como se maneja la delincuencia, es algo sumamente desafiante y reconocer los desafíos que se tienen con las pandillas en El Salvador», dijo Bachelet.
**Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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