La inédita modalidad del asesinato del fiscal paraguayo antimafia Marcelo Pecci en Colombia
Celso Guanipa Castro
El fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci, fue asesinado utilizando una inédita modalidad sin precedentes en Colombia, en plena playa de Baru, Cartagena, desde una moto acuática. Paraguay está vinculado de manera directa a la ruta regional del narcotráfico con rumbo a Europa y con el crimen organizado internacional, por lo que lo ocurrido no podía sorprender.
Lo que llamó es que el occiso se moviese en sus vacaciones sin custodia personal alguna. Pecci se encontraba de luna de miel con su esposa, Claudia Aguilera, con quien contrajo matrimonio el 30 de abril pasado. Aguilera había anunciado el día antes, a sus amigos y amigas en Instagram, que estaba embarazada.
Dos fuentes, una de inteligencia policial y otra de la Armada, aseguraron al diario colombiano El Espectador que esta clase de crímenes se han perpetrado en México durante los últimos años en medio de las disputas entre carteles de ese país.
“Recuerdo que un colega de la Armada mexicana contaba que allá hubo casos porque se mata a la víctima en un lugar en el que cree que está seguro. También porque huir es más fácil para los criminales y reaccionar a ese tipo de hechos es más difícil para las autoridades. Se vuelan más rápido”, dijo un alto oficial de la Armada al diario bogotano.
Sobre el caso aún no hay mayores detalles, más que la difusión de una imagen y un retrato hablado de uno de los presuntos responsables del crimen, quien al parecer estuvo en el momento en que se alquiló la moto acuática que transportó a los sicarios. El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, anunció una alta recompensa a personas que entreguen información y oficiales de la Policía viajaron a Paraguay para intercambiar información para dar con la captura de los asesinos de Pecci.
En los últimos días, en Colombia han sido perpetrados decenas de actos violentos por parte de la organización criminal Clan del Golfo, como represalia a la extradición a EEUU la última semana del narcotraficante Dairo Antonio Úsuga, conocido como «Otoniel». Unos 100 vehículos han sido quemados en el noroeste del país. El Gobierno colombiano ha desplegado 20.000 soldados en las áreas más críticas. Pero nada ha relacionado la extradición de Otoniel con el asesinato de Pecci.
Nuevo modo de matar
Uno de los primeros casos de ataques desde moto naútica reportados en México se produjo en el estado de Guerrero en 2016. En en el puerto de Acapulco fue asesinado un vendedor de playa por dos hombres que se movilizaban en un jet ski. En los últimos meses, también en las playas turísticas del estado de Quintana Roo, se presentaron homicidios de este tipo.
El que causó revuelo fue el del empresario argentino Federico Mazzoni, en enero de 2022, conocido en el municipio de Playa del Carmen por ser el gerente del conocido Mamita’s Beach Club y por tener buenas relaciones en la industria turística. Su asesinato se produjo después de un ataque, sin heridos ni muertos, en una concurrida playa en Cancún, en diciembre de 2021.
Además, meses antes de este hecho, dos vendedores locales fueron asesinados en Playa Tortuga, Cancún, y una mujer estadounidense resultó herida en el fuego cruzado. Todas las huidas se realizaron en estos vehículos acuáticos.
El portal especializado en crimen organizado Insight Crime señaló en febrero, pocos días después del asesinato de Mazzoni, que “varios de estos asesinatos en motos acuáticas imitan la clásica estrategia terrestre, en tanto hay un atacante que dispara y un conductor que se moviliza en una motocicleta. Aunque en los ataques por agua los sicarios se ven obligados a bajarse y llegar hasta la orilla, cuentan con la misma rapidez de un ataque en moto, con el beneficio adicional de que la policía queda en la orilla”.
Aunque Pecci adelantaba procesos contra carteles de la droga, al parecer ninguno de sus casos tenía relaciones, que se sepa por ahora, con grupos criminales mexicanos. Las versiones sobre quién pudo ordenar su asesinato se analizan alrededor de los espinosos expedientes que manejaba en Paraguay.
Desviando la atención, medios estadounidenses filtaron la información de que las autoridades de su país tienen indicios de que el crimen podría estar relacionado con la reciente extradición de un hombre vinculado al grupo Hezbolá, organización del Medio Oriente, a la que acusan permanentemente de todo crimen.
De lo que no hay duda es que fue un crimen planeado y que detrás hay una organización criminal poderosa y acaudalada. El fiscal paraguayo asesinado en Barú (Cartagena) en plena luna de miel, tenía una trayectoria de más de 10 años trabajando contra el narcotráfico y el lavado de dinero. El ataque fue perpetrado por sicarios que se movían en motos acuáticas. El asesino se bajó de la embarcación, se acercó a Pecci y disparó dos veces, una bala impactó su cara y otra su espalda.
Por el lugar donde ocurrió, también es un cachetazo a las autoridades de Colombia y Estados Unidos, país este que forma a fiscales “del patio trasero” que tendrán a su cargo investigar el tráfico de estupefacientes y el lavado de dinero que afectan a su territorio.
El palmarés de Pecci
Uno de los casos más conocidos que llevaba Marcelo Pecci, integrante de la Unidad Especializada de Lucha contra el Crimen Organizado y el Narcotráfico de Paraguay, era el del asesinato de la modelo Cristina Aranda y el narcotraficante Marcos Rojas, que en enero de este año, se encontraban en la ciudad de San Benardino durante el festival musical Ja’umina Fest y fueron asesinados.
También adelantaba investigaciones vinculadas a la operación A Ultranza Py, que busca desarticular la estructura narcotraficante que transporta cocaína desde Bolivia hasta Paraguay, que salpicó a diputados nacionales Juan Carlos Ozorio y Erico Galeano.
Otro de los casos del Pecci fue sobre el asesinato del empresario Mauricio Schwartzman, un paraguayo de 52 años, quien murió en septiembre de 2021 y que cumplió varias funciones dentro de la organización criminal intervenida por la operación A Ultranza Py.
También fue parte de la investigación del llamado “acuerdo secreto de (la represa binacional) Itaipú”, de alto contenido político y que casi le costó en 2020 el juicio político en el Congreso al presidente Abdo Benítez y a su vicepresidente, Hugo Velázquez, ahora candidato a la presidencia en las elecciones generales del año próximo.
La trayectoria del fiscal Pecci también tuvo casos mediáticos como el del exfutbolista Ronaldinho en 2020, quien estuvo retenido con arresto domiciliario durante cinco meses en Paraguay por haber entrado al país para una actividad de beneficencia con un pasaporte falso, junto a su hermano.
También investigó la denominada “Operación Halcón I” en 2013, que resultó en la incautación de más de 300 kilos de cocaína durante un enfrentamiento con traficantes en el distrito de Lima, en San Pedro y la “Operación Halcón VI” en 2014, que también decomisó más de 350 kg de cocaína en una avioneta procedente de Bolivia.
La operación “Zootopia” en 2017 incautó más de 500 kilos de cocaína y desmanteló la estructura aérea paraguaya “Primer Comando Capital”, mientras que la “Operación Austral” en 2018, realizó tuvo cuatro allanamientos simultáneos en Itapúa y San Pedro, que resultaron en la incautación de 448 kilos de cocaína, siete aeronaves y cinco personas detenidas.
Las conjeturas sobre el asesinato son varias: Pecci fue seguido desde Paraguay o las organizaciones delictivas contrataron sicarios en Colombia. Es una represalia por algún caso concreto en el que el fiscal tocó sus intereses o un amedrentamiento para los demás fiscales de Paraguay y de los otros países involucrados en la ruta de los narcos. Investigadores de Paraguay, Colombia y Estados Unidos están ahora abocados al esclarecimiento e identificación de los culpables. Pero el daño está hecho.
En Paraguay hay un descreimiento generalizado sobre el combate al delito, pese a los comunicados y las promesas de autoridades de los tres poderes del Estado . Es difícil creer en una justicia y un sistema político en el que diputados sospechados de vínculos directos con el narcotráfico y el lavado de dinero siguen orondos en sus cargos y aspiran a la reelección.
Efraín Alegre, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), principal partido de oposición, acusa al expresidente Horacio Cartes, figura clave del Partido Colorado, de ser el jefe de la mafia en el país. La mayoría de las propuestas políticas de los candidatos evitan abordar la gran desigualdad social, la situación de los campesinos expulsados de sus tierras por sojeros y ganaderos, muchas veces extranjeros.
En Paraguay creen que lo máximo que puede ocurrir tras el asesinato es que el Departamento de Estado estadounidense vuelva a dar próximamente una lista de políticos y figuras prominentes de Paraguay considerados “significativamente corruptos” y, quizá, les prohíba ingresar a su país, como lo hizo antes con dos senadores (uno aún en funciones) y un ex fiscal general.
Tenía razón el escritor Augusto Roa Bastos: Paraguay es una isla rodeada de tierra, pero realment está rodeada de “tiburones”, en forma de grupos delictivos, que desean convertir este país en su espacio de reuniones, negocios, amparados en una democracia frágil y tutelada, con políticos débiles y venales y la amenaza de las mafias de la región de instalarse permanentemente en Paraguay.
* Periodista y politólogo paraguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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