En La Habana López Obrador exigió el fin del bloqueo y una Cumbre sin exclusiones
Elmer Pineda dos Santos
En su visita a La Habana, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se comprometió a insistir ante la Casa Blanca para que se ponga fin al bloqueo y se incluya a todos los países del hemisferio en la Cumbre de las Américas prevista para junio próximo, ratificó la fraternidad histórica que vincula a ambos pueblos y confirmó los lazos de amistad entre sus gobiernos, tras el periodo de frialdad y distanciamiento y cuasi ruptura, al que fueron condenados por los gobernantes neoliberales mexicanos.
Desde el Palacio de la Revolución, como signo de los nuevos tiempos de la relación, apenas unos momentos después de recibir la Orden José Martí (máximo reconocimiento que el gobierno cubano otorga), López Obrador condenó la perversa estrategia del bloqueo estadounidense a Cuba durante seis décadas, con el propósito de impedir el bienestar de su pueblo a fin de que éste se vea obligado a enfrentar a su propio gobierno.
López Obrador propuso ante el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, la integración con respeto a las soberanías y formas de gobierno y la aplicación de un tratado económico y comercial como una salida eficaz al riesgo de un desequilibrio geoestratégico que representa para el mundo el declive estadounidense, y se comprometió a insistir ante la Casa Blanca para que se ponga fin al bloqueo y se incluya a todos los países del hemisferio en la Cumbre de las Américas prevista para junio.
Para López Obrador, el estado actual del continente obliga a un viraje en la situación de encono surgida de la premisa América para los (norte) americanos. “Es tiempo de la hermandad y no de la confrontación. Es el momento de una nueva convivencia entre todos los países de América porque el modelo impuesto hace años está agotado. Hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de ponernos en forma defensiva”, aseveró.
Apoyó explorar la opción del diálogo con Washington y de persuadir a sus gobernantes de que una nueva relación entre todos los países de América es posible. Señaló que entre Estados Unidos y la nación caribeña es tiempo de la hermandad y no de la confrontación y de una nueva convivencia entre todos los países de América porque el modelo impuesto hace más de dos siglos está agotado, y abogó por dejar de lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva.
La propuesta de López Obrador del fin del bloqueo, de prosperar, representaría para Cuba la salida a la asfixiante y lesiva hostilidad de Washington, en tanto que para EEUU podría significar una oportunidad de desactivar el anacronismo del bloqueo, una herencia de la guerra fría que a estas alturas constituye un factor de repudio mundial..
En el apretado recorrido por la historia, que incluyó un nuevo llamado a sustituir a la Organización de Estados Americanos (la misma OEA que en los albores de la Revolución expulsó a Cuba de su seno), ratificó su visión de que debe adaptarse una estructura similar a la de la Unión Europea, bajo las particularidades regionales, y reiteró su llamado a que la próxima Cumbre de las Américas se realice sin exclusiones.
“Nunca he apostado, no apuesto ni apostaré al fracaso de la revolución cubana, a su legado de justicia y a sus lecciones de independencia y dignidad. Yo nunca voy a participar con golpistas que conspiran contra los ideales de igualdad y fraternidad universal”, añadió.
Díaz-Canel reconoció la posición firme de López Obrador para rechazar el bloqueo genocida de Estados Unidos, el cual se ha endurecido en la actualidad. La revolución cubana le asegura que continuará su marcha triunfante, apuntó en referencia a las alusiones obradoristas a la revolución en la revolución. Mucho más breve, resaltó la cooperación bilateral y respaldó igualmente las críticas de López Obrador a convocar una Cumbre de las Américas en un entorno de exclusión de algunos países.
La ruta esbozada por el Presidente de México para superar la añeja actitud de agresión e injerencia estadounidenses en contra de Cuba y la normalización de las relaciones entre ambas naciones enfrenta grandes incertidumbres y enormes desafíos, y a primera vista podría antojarse hasta quimérica e irreal, reconoce un editorial del diario La Jornada.
Visiblemente emocionado recordó la figura de Fidel Castro,”un gigante de la historia”, y expresó su convicción y fe de que en Cuba se están haciendo bien las cosas con el propósito de que se haga la revolución en la revolución. “Es la segunda gran enseñanza, la segunda gran lección de Cuba para el mundo. Este pueblo volverá a demostrar que la razón es más poderosa que la fuerza”, dijo.
Antes de partir de Cuba. López Obrador realizó una visita privada al ex presidente y comandante de la revolución Raúl Castro.
La historia
Casi 50 minutos de remembranzas históricas de la relación bilateral, con un crucial énfasis en la entrañable relación de Martí con México, un gran independentista cubano que salió de territorio mexicano tras un golpe militar perpetrado por Porfirio Díaz.
Momentos después, Hay que buscar nuevas opciones basadas en el diálogo con los gobernantes de Estados Unidos, con respeto a la soberanía de los países y las formas de gobierno, dijo, tras definir que las tendencias de crecimiento globales auguran un declive del peso económico de la región en favor de una presencia creciente de China que, en un horizonte de 30 años, pasaría a controlar 64 por ciento del mercado mundial.
En el último punto de su gira, la agenda oficial se concentró durante la mañana, para concluir hacia el mediodía con una comida privada. Chachachá, trova, mambos y danzón interpretados por la Orquesta Pailde para romper la formalidad que desde temprano prevaleció en el protocolo de las visitas oficiales en Cuba: ofrenda floral al Monumento a José Martí y visita posterior al memorial del ilustre personaje de la historia cubana.
Difíciles relaciones
Histórica y emblemática relación que en los últimos sexenios osciló entre acercamientos protocolarios y episodios diplomáticos que llevaron al distanciamiento, particularmente bajo los gobiernos panistas. El arribo de López Obrador al gobierno abrió la puerta para restaurar los lazos diplomáticos, de amistad y cooperación entre ambas naciones.
Fue el tercer encuentro de ambos mandatarios luego del par de visitas de Díaz-Canel a México en octubre de 2019 y en septiembre de 2021, cuando López Obrador lo invitó a hablar en el Zócalo durante la conmemoración de la Independencia. Allí condenó las acciones históricas contra Cuba y llamó a Washington a levantar el bloqueo, “porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro; si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo vil, pírrico, canallesco, aunque es algo que no parece probable”.
Desde el triunfo de la Revolución, los gobiernos del Partido Rervolucionario Institucional (PRI) mantuvieron estrechos lazos con la Cuba revolucionaria, vínculo que comenzó a dar un viraje con el gobierno de Ernesto Zedillo, cuando paulatinamente fueron modificándose ante las posturas de su gobierno respecto de Cuba y, en el ocaso de su administración, alcanzaron niveles que lindaron en la confrontación.
Al iniciar su administración, el panista Vicente Fox intentó dejar atrás ese diferendo y realizó una visita a La Habana, donde recibió un trato deferente por parte de Castro. Pero sería sólo una reconciliación efímera, porque vino en seguida (2002) el más escandaloso episodio entre ambos gobiernos en el contexto de la cumbre de Naciones Unidas sobre el Financiamiento al Desarrollo, en Monterrey.
La solicitud expresa de Fox para que Castro se retirara del país antes de la llegada al encuentro del presidente de Estados Unidos, George Bush, conocida por la difusión del audio de la conversación, precipitó una crisis en la relación. Y las diferencias se profundizaron con las posturas asumidas por México hacia Cuba en diversos foros internacionales.
Crítico de la situación en materia de derechos humanos en la isla ya como ex presidente, Felipe Calderón (2006-2012) optó por distender las para entonces maltrechas relaciones diplomáticas e incluso, casi al término de su gestión, visitó Cuba, postura que continuaría su sucesor, el priísta Enrique Peña Nieto. Durante la celebración en 2014 de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizó también una visita oficial que incluyó un encuentro con Fidel Castro.
Dos años más tarde, durante los funerales del líder y ante una pletórica Plaza de la Revolución y decenas de dirigentes internacionales, Peña Nieto definió a Castro como el constructor de la Cuba revolucionaria; pero, más aún, fue una de las figuras emblemáticas de la segunda mitad del siglo XX. Más allá de discursos oficiales, la solidaridad entre ambas naciones tuvo sus mayores expresiones durante la pandemia.
A la presencia de médicos cubanos en México, en plena escalada de la primera ola de covid en México, este país respondió tiempo después con el envío de dos barcos a Cuba con medicamentos y productos alimenticios.
* Periodista cubano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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