En Venezuela, el bolivarianismo consolidó su poder con amplio triunfo
Vicotria Korn|
El bolivarianismo consolidó este domingo su poder en Venezuela al ganar en 20 de los 23 estados del país, además de Caracas, en las elecciones regionales donde la oposición pagó cara su falta de unidad, y en las que votó solo el 41,8 % del padrón -10 por ciento más que la registrada en los comicios de diciembre 2020- y que, por primera vez en 15 años, contaron con una Misión de Observación Electoral de la Unión Europea, Naciones Unidas y el Centro Carter .
Según los analistas, de haber logrado la unidad, la oposición pudo estar cerca de la victoria en al menos tres estados más, pero cinco años llamando a la abstención instaló la desconfianza en buena parte de la ciudadanía.
El oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo victorias en los estados Amazonas (40,16 por ciento), Anzoátegui (45,98), Apure (43,33), Aragua (51,76), Barinas (42,10), Carabobo (54,94), Delta Amacuro (59,95), Falcón (43,39), Guárico (47,07), La Guaira (50,12), Lara (45,91), Mérida (40,42 por ciento), Miranda (48,19), Monagas (45,59), Portuguesa (45,78), Sucre (46), Táchira (41,03), Trujillo (41,48) y Yaracuy (45,89 por ciento).
Las oposiciones del país ganaron en tres estados, de los cuales dos fueron para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) – Cojedes (48,52 por ciento) y Zulia (56,90 por ciento- ), y la Gobernación de Nueva Esparta por Fuerza Vecinal (42,56 por ciento). El boletín del CNE reportó una participación de 41,80 por ciento,.
“Las fuerzas revolucionarias hemos ganado 21 de 24. Buen triunfo, buena victoria, buena cosecha, producto del trabajo perseverante, producto de llevar la verdad con rectitud a todas las comunidades”, dijo el presidente Nicolás Maduro, quien aseguró que la jornada electoral transcurrió sin incidentes.
Sobre los tres candidatos de oposición, José Galíndez , Manuel Rosales y Morel Rodríguez, que ganaron en los estados Cojedes, Zulia y Nueva Esparta, expresó que espera poder trabajar con ellos a través del diálogo y el entendimiento, para realizar planes de acción en conjunto en beneficio de las comunidades. Anunció que en los próximos días convocará el Consejo de Gobierno en el que espera la asistencia de los tres opositores.
Se espera que luego de las eleccionesl puedan existir anuncios sobre los diálogos con la oposición suspendidos en México. Maduro afirmó que los mismos fueron suspendidos porque EU le clavó una puñalada por la espalda al diálogo, y que no hay condiciones para instalarlo todavía porque tienen que responder por ese secuestro (el de Alex Saab, empresario colombiano y diplomático venezolano extraditado de Cabo Verde a Miami). “Cuando haya condiciones lo anunciaremos de esa forma al país”, añadió.
Las elecciones
Compitieron 70 mil 244 candidatos, de los cuales 329 se disputarán las gobernaciones, 4 mil 462 las alcaldías y 65 mil 463 los consejos legislativos y concejos municipales. Además, participan 37 organizaciones de partidos nacionales, 41 regionales, tres nacionales indígenas y seis regionales indígenas, en elecciones están signadas por el regreso de la observación internacional y la participación de todas las oposiciones.
Se instalaron 14 mil 262 centros de votación y 30 mil 206 mesas, en un proceso en el que participan 87 organizaciones políticas de todas las tendencias, con más de 70 mil candidaturas. Más de 300 personas de 55 países se encuentran como observadores internacionales.
Tras décadas de profunda polarización, la política ha dejado de ser una de las principales preocupaciones de la gente y la dolarización de facto y la apertura económica han permitido mitigar la crisis, activar la producción y aliviar, parcialmente, las necesidades urgentes.
A la apatía se añade que un quinto de los 21 millones de venezolanos registrados para votar no podrán hacerlo por estar en el extranjero, a donde han viajado huyendo de la crisis. Por eso una de las claves de estas regionales y municipales es si se superará, y por cuánto, el magro 30% de participación de las legislativas del año pasado, en las que el chavismo ganó sin competencia real.
Estaba claro que, por la abstención y por los desniveles en la contienda, la primera fuerza política del país fue y será el chavismo. Pero sirvieron más como una suerte de primarias, una medición de fuerzas, dentro de cada sector, ya que tanto el chavismo como la oposición llegaron divididos, afectados por una serie de inhabilitaciones, intervenciones y proscripciones y decenas de candidaturas frustradas por fallos judiciales.
La renovación en mayo de los rectores en el Consejo Nacional Electoral (CNE), algunos compromisos establecidos en el proceso de negociación entre gobierno y oposición en México y la observación electoral internacional mostraron una transición democrática. Y en el ámbito electoral, tras varias auditorías y procesos de tecnificación, hoy una votación segura, protegida y secreta, sin discusiones.
Las elecciones contaron con la observación de misiones de la Unión Europea, Naciones Unidas y del Centro Carter, una organización especializada en procesos electorales. Desde las legislativas de 2015, en las que ganó la oposición, la observación de entes neutrales internacionales se había reduciendo hasta desaparecer, pero ahora estos organismos se mostraron medianamente satisfechos. Hoy la oposición cuenta con dos de los cinco rectores del CNE.
La otra gran diferencia de estas elecciones con las anteriores fue que la oposición, que desde 2018 no reconocía a Maduro como presidente, volvió al juego electoral. Obviamente, no es la misma oposición, ya que hay nuevos partidos y nuevos candidatos. Tampoco es toda la oposición, porque aún existen pequeñas agrupaciones que llaman a la abstención, como el ala de Voluntad Popular que lidera el olvidado Juan Guaidó.
Los expertos ven las elecciones como un referendo sobre el ala radical de la oposición que lidera Guaidó, considerado por decenas de países como el presidente interino de Venezuela y cuyo liderazgo está cada vez más cuestionado. «La oposición que participa busca asentarse como la verdadera oposición, la que realmente puede generar cambios al país», dice Luis Vicente León, encuestador muy próximo a la oposición.
En la oposición al chavismo hasta ahora tuvo más fuerza la rama que prometía una insurrección o un cambio abrupto de gobierno, pero ahora esa disponibilidad de apoyo instantáneo al cambio repentino parece haberse desinflado. Esta vez, la oposición no prometió el fin del gobierno de Maduro ni basó su causa en la indignación contra el chavismo.
El problema es que los opositores no lograron unirse, fueron divididos en dos o tres alianzas muy diversas. Esto será clave para el liderazgo de Guaidó, para el proceso de negociación con Maduro en México, que debe reanudarse en enero, y para las venideras elecciones. Las presidenciales serán en 2024 y existe la posibilidad, si bien remota, de que se active un referendo revocatorio en 2022.
*Periodista venezolana, analista de temas de Centroamérica y el Caribe, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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