Perú: Fujimori, Montesinos y la conspiración golpista
Mariana Álvarez Orellana|
La difusión de una serie de audios, entre ellas una de Vladimiro Montesinos, jefe de inteligencia durante el gobierno de Alberto Fujimori, hoy encarcelado, dejó al descubierto una conspiración para descarrilar el proceso electoral en Perú e imponer en la presidencia a la candidata derrotada en las urnas, Keiko Fujimori.
En la grabación, Montesinos da indicaciones para sobornar a tres de los cuatro integrantes del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) e indica que el contacto para acceder a los jurados es Guillermo Sendón, un político simpatizante del fujimorismo. En una segunda llamada telefónica, Montesinos sugiere al mismo interlocutor –identificado como el coronel retirado Pedro Rejas Tataje– que la embajada de Estados Unidos podría ayudar a los conspiradores.
En otra grabación, Sendón asegura a Rejas Tataje que los tres integrantes del JNE votarán a favor de Fujimori a cambio de un millón de dólares para cada uno.
El complot quedó totalmente confirmado ya que Luis Arce Córdova, con quien Sendón afirma ya haber hablado, renunció al JNE de forma sorpresiv, dejando al órgano sin quórum para emitir resoluciones, y prolonga así la incertidumbre en torno al resultado oficial de las elecciones efectuadas tres semanas, en las que el profesor y líder comunitario Pedro Castillo obtuvo la mayoría de los votos.
Alarman estos audios donde queda en claro que Montesinos, uno de los más siniestros personajes de la derecha latinoamericana, desde la cárcel de máxima seguridad en una base de la Marina, sigue siendo el principal operador del fujimorismo. Montesinos suma múltiples acusaciones por secuestro, homicidio, tortura, terrorismo, desaparición forzada, tráfico de armas, asociación ilícita, extorsión, lavado de dinero y narcotráfico.Orquestó y ejecutó violaciones masivas a los derechos humanos.
Fue el encargado y/o proyector de la política de terrorismo de Estado con que Fujimori buscó aniquilar a grupos insurgentes, movimientos sociales y cualquier expresión disidente, Su caída se produjo debido a la filtración de videos en los que él mismo se había grabado sobornando a congresistas de oposición para que se pasaran al oficialismo.
¿Casualidades? Montesinos y Rejas Tataje son militares retirados. Una semana atrás circuló una carta supuestamente firmada por cientos de exuniformados en la que se llama a los jefes de las fuerzas armadas a desconocer el triunfo de Castillo. ¿Estará detrás de esto la embajada de Estados Unidos en Lima, como sugiere el audio de Montesinos?
La democracia olvidada
Parte de la sociedad peruana, en especial la limeña, ya se desentendió de la democracia, y piensa que ahora hay que salvarse del comunismo a cualquier precio, con la convicción de que el comunismo pone en peligro su existencia. Y entonces, el adversario político pasa a ser un enemigo, que pone en peligro todo (así lo repiten los medios de comunicación en menos del poder real), probablemente su vida, sus hijos, sus propiedades. Y así todo queda justificado.
Para la alta sociedad la democracia es lo de menos. La tarea inmediata es impedir que Castillo llegue a la presidencia. Pero el discurso anticomunsita, antiterrorista, del terruqueo pareciera agotarse cuando uno se pregunta quien en su sano juicio puede creer que el Perú es gobernable por Keiko Fujimori imponiéndose en unas elecciones hasta abhora limpias con la estrategia de eliminar, anular, desaparecer unos 200 mil votos de los peruanos más pobres.
Al parecer, la única forma que pueda gobernar Keiko es a través de una dictadura.
Lo cierto es que el fujimorismo, desde hace ya unos largos años, se ha ido transformando de “parte de la solución” del modelo en “parte del problema”. Y esta definición también alcanza al gobierno estadounidense. La corrupción desmadrada, en escala sideral es la que ha sido combustible del descontento social, de los estallidos, de la crisis política. El fujimorismo ha estado empujando el Perú hacia la ingobernabilidad y el caos… y eso les ha sido hasta ahora rentable financiera y políticamente.
No se puede dejar de tener en cuenta que la aparición del Castillo es el último capítulo de una novela de crisis casi que terminal del sistema político peruano, que lleva 30 años de sucesivos capítulos sin final feliz. Es reflejo de la crisis social que subsiste en un país que está festejando su bicentenario, por las históricas y crecientes desigualdades inter e intrarregionales a las cuales se suma, desde hace casi dos años, el impacto de la pandemia en el endeble sistema de salud y en el empleo.
La derecha ha hecho todo lo posible para reforzar su elenco de conspiradores golpistas, con personajes que garantizaban la difusión internacional, como uno de los voceros más reputado del neoliberalismo mundial, el escritor Mario Vargas Llosa, es candidato presidencial, que perdió ante Alberto Fujimori, precisamente.
La derecha paga, y a Vargas Llosa le han pagado con el Nobel, galardones y reconocimientos. Su título de marqués de la nobleza hispana fue la guinda del postre que completa un tortuoso y triste deterioro ético desde aquella época en su juventud, que blandiendo libros e ideales humanistas, se jactaba de ser el sartrecillo valiente, emulo del filósofo francés, Jean Paul Sartre.
La OEA y la maniobra de Arce
Así se puede entender que la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) descartó que en Perú se hayan registrado graves irregularidades en los comicios y afirmó que las autoridades electorales en Perú vienen realizando su trabajo “con apego a la ley y a los reglamentos vigentes”, luego de que aliados de Keiko Fujimori pidieran el respaldo de la OEA para realizar una auditoría
La renuncia de Luis Arce Córdova al Jurado Nacional de Elecciones forma parte de la ofensiva mafiosa emprendida contra la institucionalidad democrática por la acusada Keiko Fujimori, dejando sin quórum a la máxima entidad electoral, buscando retardar indefinidamente la proclamación del ganador de la segunda vuelta electoral, con el objetivo de provocar un desborde social de imprevisibles consecuencias, sumiendo al país en una lamentable confrontación, anarquía y violencia; de lo cual ella sería la única y exclusiva responsable.
Dado el carácter irrenunciable del cargo, Arce Córdova habló de la“declinación” a su ilegal renuncia, para escabullirse de la responsabilidad penal por omisión de funciones, así como la acusación constitucional e inhabilitación hasta por diez años que le espera. Expuso al Perú al grave peligro de inestabilidad y desgobierno, traicionando el valioso encargo que la sociedad le había encomendado. Por la promesa de un millón de dólares
* Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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