La cúpula demócrata impidió que Sanders fuera candidato, pero gana en la batalla de las ideas
Mirko C. Trudeau|
El senador demócrata Bernie Sanders anunció que se retira de la puja por la candidatura presidencial, tras una campaña sostenida por una activa coalición de bases trabajadoras y encabezada por jóvenes progresistas, que preocupó al establishment estadounidense al resucitar la palabra socialista en el léxico político estadounidense.
Tomó la decisión al concluir que no había posibilidad de obtener la mayoría de los delegados necesarios para la nominación, y ahora el exvicepresidente Joe Biden es presunto ganador de la contienda interna y próximo candidato presidencial del Partido Demócrata que retará a Donald Trump en los comicios del 3 de noviembre próximo.
Aseguró que trabajará con Biden, un hombre muy decente, para “derrotar al presidente más peligroso en la historia moderna de Estados Unidos. Juntos hemos transformado la conciencia estadounidense sobre qué tipo de nación podemos ser y hemos llevado a este país a dar un paso mayor hacia esa lucha sin fin por la justicia económica, la justicia social, la justicia racial y la justicia ambiental, afirmó Sanders en un mensaje a sus seguidores.
Las explicaciones de los “expertos” estadounidenses es que la candidatura de Sanders seguirá formalmente en campaña y participando en las próximas primarias estatales para, por un lado, consolidar el giro a la izquierda del partido y de la candidatura de Biden, y por otro, para consolidar su movimiento social.
Pero otros lo interpretan como un triunfo del establishment que maneja el Partido Demócrata, con los Clinton (Bill y Hillary), Barack Obama, entre otros, y sus financistas de las trasnacionales de la energía, los armamentos y la farmacéutica. El establishment demócrata detesta a Sanders “y el senador por Vermont detesta en realidad por igual al establishment, a lo que representan personas como Hillary Clinton, el propio Joe Biden y hasta Barack Obama”, asegura el politólogo de la Universidad de Iowa, Steffen Schmidt.
Lo cierto es después de triunfos en varias contiendas, la cúpula del partido, alarmada por su ascendencia, cerró filas alrededor de Biden, logrando frenar a Sanders en contiendas estatales más recientes y poniendo en duda la posibilidad de conquistar la nominación. Los 500 millones de dólares puestas en una efímera campaña por el multimillonario Michael Bloomberg, sirvió para quitarle delegados a Sanders y hacer naufragar su candidatura.
El célebre lingüista Noam Chomsky comentó en Democracy Now, que es común decir ahora que la campaña de Sanders fracasó. “Pienso que eso es un error. Creo que fue un éxito extraordinario, cambió completamente la arena del debate y la discusión en este país”.
Mientras ponderaba el futuro de su candidatura y al estallar la crisis del coronavirus en las últimas semanas, Sanders giró el enfoque de su campaña realizando foros públicos por Internet sobre el tema, invitando a expertos, y como senador logrando incluir apoyos claves para los más vulnerables en el paquete de rescate económico aprobado por el Congreso la semana pasada.
Sanders logró que el eje de los temas del debate social y mediático en la campaña y a lo largo y ancho del país fueran la reivindicación de un sistema sanitario universal, público y gratuito, la lucha contra el cambio climático, la transformación del modelo productivo, el pago de impuestos por parte de los grandes capitales, el derecho a la educación gratuita o la insostenibilidad de la deuda estudiantil.
Para Sanders el objetivo real era cambiar el país, el mismo que presentó en 2016 cuando se enfrentó a la candidata demócrata Hillary Clinton. Tras un largo camino, Sanders y su movimiento han conseguido romper temas tabús e instalado en el debate social del día a día su agenda de asuntos a debatir. «Mi candidatura está perdiendo la batalla de la elegibilidad, pero ha ganado la batalla de las ideas», señaló..
En estas primarias, Sanders ha perdido la batalla de la elegibilidad contra Biden (es lo que admitió al anunciar su retiro) pero en la batalla cultural, ha logrado imponer su marco, sus temas. Por eso no habló de abandono sino de suspensión
Por eso no usó el término retirada o abandono sino el verbo suspender: «La batalla por la nominación demócrata no tendrá éxito y por eso anuncio hoy la suspensión de mi campaña». Hay quienes sostienen que la pandemia del covid-19 (más allá de sus efectos sanitarios, económicos y sociales) aceleró la decisión de Sanders, inhibido de realizar actos y mítines multitudinarios, masivos, su fuerte.
Hoy lo importante para el país es combatir la pandemia, pese al negacionismo de Donald Trump, e implantar un modelo de sanidad pública, universal y gratuita, como lo viene proponiendo desde 2016 que, según las encuestas, tiene el apoyo de más del 54% de la población. Entre los demócratas el apoyo es del 87%, entre los republicanos del 33% y entre los independientes del 64%.
Biden, exvicepresidente de Obama, sabe que es un candidato que puede estar bien valorado pero que no levanta pasiones populares, y por ende necesita que el partido se una todo detrás de su candidatura y, para ello, debe incluir el giro a la izquierda de Sanders. Luego, si accede al gobierno, se verá hacia dónde da el giro.
“Bernie y yo estamos de acuerdo en los principios, sólo diferimos en la manera de hacerlo”, dijo Biden, y anunció que asumiría como propias propuestas del programa de Sanders y de la excandidata Elizabeth Warren (también del espectro izquierdista del Partido Demócrata): garantizar la gratuidad de la educación en las universidades públicas para las familias con ingresos inferiores a 125.000 dólares y dar una segunda oportunidad a las familias que se hayan declarado en bancarrota.
Sanders usó su extraordinaria capacidad de recaudar fondos de las bases –algo jamás visto, con más de dos millones de donantes, 21 millones de contribuciones de 18,5 dólares, en promedio, y así obtener más fondos que todos sus contrincantes sin depender de millonarios–, para generar más de dos millones de dólares con el fin de enviar a una decena de organizaciones en las trincheras de la lucha contra el virus.
Es conciente de que el giro de Biden hacia la izquierda debe ser reforzado junto a los votos de los delegados a la convención final del partido en Milwaukee en julio. Pero el giro “dará a Trump una diana para centrar sus ataques», acusando al Partido Demócrata de haberse radicalizado o incluso de ser comunista, señala Schmidt.
Sanders ha argumentado una y mil veces, será imposible derrotar a Trump proponiendo sus propias medidas conservadoras. Trump reaccionó con tres tuits buscando propagar la división entre los demócratas, argumentando que éstos jugaron chueco con Sanders, e invitó a los seguidores del senador al Partido Republicano.
Como todos saben, nunca hemos sido sólo una campaña. Somos un movimiento de base multirracial, multigeneracional, que siempre ha creído que el cambio nunca llega desde arriba, sino siempre desde abajo hacia arriba. Hemos enfrentado a Wall Street, las aseguradoras, las empresas farmacéuticas, la industria de combustibles fósiles, el complejo militar industrial, el complejo prisión industrial y la avaricia de toda la clase empresarial de élite. Esa lucha continúa, afirmó en su mensaje
Todo dependerá de consolidar la victoria en la batalla de las ideas. Sanders ya ha tejido tres victorias: en la batalla de las ideas, con su movimiento, más consolidado que nunca, y al forjar un nuevo modo de hacer campañas electoral en Estados Unidos basado en la recaudación masiva de pequeñas aportaciones y movilizando trabajadores y jóvenes a los que interesó en la política y en el futuro del país.. Éste es el saldo que por el momento deja su candidatura.
» Economista del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)