Más allá de los monstruos

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La siguiente es la presentación del libro Más allá de los Monstruos, una obra colectiva, coordinada por Matías Caciabúe y Katu Aconada y con prólogo de Aram Aharonian, editada por la argentina Universidad Nacional de Río Cuarto,  cuya meta es ayudar  a construir una trinchera de ideas  para enfrentar a los monstruos,e impulsarnos hacia un nuevo periodo de victorias

“La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados”(Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel)

En 1930, encarcelado por el régimen fascista de Mussolini, el máximo dirigente del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci, escribía la cita que precede a esta introducción. Un año antes, el crack de la bolsa de Nueva York había detonado la crisis más profunda del sistema capitalista, y provocado el ascenso de las expresiones de ultraderecha a lo largo y ancho de Europa. Esa cita de Gramsci en italiano, fue traducida popularmente como: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”

.La realidad es que, casi 100 años después de la gran crisis del capitalismo en el siglo XX, nos encontramos ahora en mitad de otra crisis, en otro momento del capitalismo —mucho más en descomposición y en desarreglo— y en un mundo que tiene características profundamente diferentes. Habitamos un mundo de claroscuros, un mundo de monstruos.La transnacionalización del capital y la ruptura de la noción centro-periferia han puesto, en este siglo XXI, el mundo al revés. Esto nos obliga a enfrentamos a profundos escenarios de violen-cia en la medida en que Estados Unidos va perdiendo su hegemonía económica y política, y otros proyectos, como el de Rusia o el de China, van surgiendo y conformando un nuevo escenario internacional.Entre las dos grandes crisis del capitalismo medió casi un si-glo de batallas por la liberación de los Pueblos.

Algunas fueron triunfantes, como la revolución cubana de 1959, pero otras quedaron en el fracaso. La constante, en este sistema de explotación, miseria y hambre, es que los Pueblos jamás se rindieron a sus pies.Es así como otro momento histórico regional emergió a partir de 1998 cuando el Comandante Chávez, en un momento muy complicado para la izquierda mundial tras la caída del muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética, nos demostró que otro mundo sí era posible, y que, en medio del despliegue de la fase global-neoliberal del capitalismo, era posible tomar el poder y gobernar para los de abajo.

El llamado ciclo progresista, puesto en marcha en 1998, fue incorporando nuevos gobiernos y líderes como Néstor Kirchner, Lula da Silva, Evo Morales, Rafael Correa o Cristina Fernández, para después sumarse las antiguas guerrillas del FSLN y FMLN ya como partidos de gobierno. Por si fuera poco, las fuerzas po-pulares del continente lograron derrotar al ALCA y crear instru-mentos para la liberación de los pueblos, como el ALBA, o inclu-so una CELAC que se contrapone a la OEA, el Ministerio de las Colonias estadounidense.

Sin embargo, los últimos años de este ciclo han sido de reflujo y crisis producto de múltiples factores. Por un lado, el imperialis-mo nunca dejó de intentar golpes de Estado en Venezuela, Boli-via o Ecuador; mientras que otros fueron consumados en Hon-duras, mediante la vía tradicional, o bajo la modalidad de golpes parlamentarios, como en Paraguay o Brasil —países que, tanto en 2012 como 2016 compartieron la misma Embajadora Esta-dounidense, Lilian Ayalde, ex USAID, y actualmente asesora del jefe del Comando Sur—.

Al mismo tiempo se produce la muerte de algunos de los grandes líderes que sostenían estos procesos, como Hugo Chávez o Fidel Castro, y comienza una persecución judicial, bajo la forma del lawfare, contra Lula Da Silva, Cristina Fernández o Rafael Correa.Todo lo anterior, sumado a un cierto agotamiento de los pro-cesos de cambio y a una ofensiva brutal en el ámbito cultural, nos llevó hasta el momento actual, un momento en el que nece-sitamos generar nuevos diagnósticos y marcos para la reflexión y la acción.

Porque cuando parecía que teníamos las respuestas a una buena parte de las preguntas de este ciclo posneoliberal, cuando parecía que íbamos aprendiendo, con dificultades, pero aprendiendo a avanzar en la profundización de nuestros procesos de cambio, en ese momento nos cambiaron todas las preguntas. Es, por tanto, tiempo de debatir para construir colectivamente nuevas respuestas a las preguntas que nos dispara este nuevo momento del mundo y de la región.Esta fase de crisis no es solo un problema para la izquierda, sino también para la vieja derecha continental, que ve como nue-vas expresiones de ultraderecha ascienden a costa de los viejos partidos del neoliberalismo.El fenómeno Bolsonaro es el ejemplo más claro de todo ello: un monstruo surgido en un momento de crisis, de claroscuros. Pero también antes lo fue la elección de Trump en Estados Unidos.

Vale mencionar que ni Trump ni Bolsonaro eran los candi-datos de la élites políticas y económicas que empujan la globali-zación del capital. El llamado “establishment” apostaba, en esos países, por Hillary Clinton y Geraldo Alckmin, ambos derrota-dos en la arena electoral.Por supuesto, el capital no tiene un único mecenazgo. Se ha hecho evidente, con el correr de los hechos, que un sector del capital está apostando a esta ultraderecha y su estrategia neocon-servadora para encontrar una salida a la crisis de este capitalismo transnacionalizado.

En este momento de crisis, de claroscuros, no todas son malas noticias: la elección de López Obrador en México, la creciente lucha de calles en más de un país de la región, y la ola verde que recorre América Latina haciendo del feminismo popular una propuesta transversal que puede articular a las izquierdas son ele-mentos esperanzadores para pensar, más allá de los monstruos, en un 2019 lleno de batallas que pueden —y deben— ser ganadas, donde dos procesos electorales resultarán cruciales.

En Bolivia, se hace absolutamente necesaria la reelección de Evo Morales, un presidente indígena, campesino, antiimperialista, anticolonialista y anticapitalista. En Argentina, es imperativo que Macri, la primera figura de derecha que derrotó en las urnas a un proyecto nacional-popular —a la izquierda del espectro político local—, no sea reelecto, consolidando el —relativo— ascenso político de la derecha latinoamericana.

Es tiempo de reflexión y análisis de la situación del continente nuestroamericano con una mirada larga. Porque vamos lejos, apostando por la construcción de un nuevo ciclo de luchas que, parados en las conquistas y en los niveles de organización alcan-zados en la etapa anterior del ciclo progresista, nos permita im-pulsar una nueva oleada revolucionaria en toda América Latina.Las páginas que entre sus manos tienen no constituyen, bajo ningún punto de vista, una parsimoniosa y tranquila reflexión que camina sobre una brillante alfombra roja.

Estas son, más bien, un conjunto de debates colectivos que configuran una serie dispar de adoquines preparados para una batalla urgente.Más allá de los Monstruos pretende dar a luz toda una serie de debates urgentes para este mundo en desarreglo.La serie de artículos recopilados, elaborados por luchadores de las más diversas trincheras —algunos irreverentemente jóvenes y otros de una sabia y necesaria juventud acumulada— se encuen-tran solo hermanados en las causas de justicia e independencia, que, para facilitar el debate, hemos dividido en dos secciones

.“El momento actual del mundo y de nuestramérica” recopila análisis sobre el nuevo escenario internacional y latinoamericano, mientras que “Realidades Nacionales” articula reflexiones sobre las coyunturas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela y Uruguay.Esperamos que esta obra colectiva ayude a construir una trinchera de ideas en la que debemos parapetarnos para enfrentar a los monstruos, para impulsarnos hacia un nuevo periodo de victorias

 

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