Pelea electoral en la Argentina: Ganar no siempre es gobernar

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Carlos A Villalba|

Sin el fondo rojo que caracteriza a los anuncios más espectaculares de la televisión argentina, Crónica TV resumió la coyuntura política a las 12 y 10 del miércoles 21 de mayo. Lo hizo con más claridad que las toneladas de letras que se produjeron desde la mañana del sábado anterior, cuando Cristina Kirchner confirmó que participaría de las elecciones presidenciales, y que lo haría cediendo el primer puesto de la fórmula a Alberto Fernández para ubicarse ella misma un escalón más abajo.

Sobre la imagen del arranque del juicio por la “causa Vialidad» en la sala AMIA de los tribunales federales de Comodoro Py 2002, la señal creada por Héctor Ricardo García estampó el anuncio “Game of Thrones ya terminó: ahora empieza el juicio a Cristina”.

La expresión sintetiza el vértigo informativo de los días que corren en el país y el trato que el gobierno y el sistema de medios público privado le da al procesamiento novelesco quesienta en el banquillo por primera vez a la ex mandataria,acusada de “jefa de una asociación ilícita», por supuestos “sobreprecios” en obras públicas viales adjudicadas al Grupo Austral, de Lázaro Báez.

El gobierno de Mauricio Macri aspira a que ese escenario sea la traba definitiva para el intento perón-kirchnerista de volver a sentarse en el “Trono de Hierro”. El equipo de aquella muchacha platense que devino en estratega patagónicapor el contrario, cree que el hostigamiento judicial, convertido en persecución, será otro empujón hacia el regreso de los suyos a la “Fortaleza Roja” -en este caso Rosada- ubicada en Balcarce 50 y no en “Desembarco del Rey”, capital de “Siete Reinos” tan difíciles de manejar como la situación social, económica y financiera que heredarían de la experiencia Cambiemos.

Piso con techo

 Desde el triunfo electoral macrista de 2015 muchos dirigentes peronistas analizaron la política partidaria en términos del máximo de simpatías que podría atraer Cristina Kirchner, para concluir que, a pesar de un “piso” alto de seguidores, su “techo” era demasiado bajo por el rechazo que causaba su figura, no solo en ese “tercio” electoral histórico refractario a las experiencias inclusivas, demonizadas con el (des)calificativo de“populistas”, sino dentro del propio espacio compuesto por sectores bajos y medios.

En enero de 2018, Alberto Fernández, que venía de dirigir la campaña senatorial de pobre resultado de Florencio Randazzo, rompió los límites de aquella concepción con una sola frase, que abrió las puertas a la construcción de un escenario diferente: «Con Cristina no alcanza, pero sin ella no se puede». Felipe Solá y Daniel Arroyo, hasta entonces dos de los cuadros más importantes del Frente Renovador (FR) de Sergio Massa, no tardaron en emitir señales en la misma dirección.

Resultado de imagen para Felipe Solá y Daniel ArroyoEl devenir de los tres es conocido. El ex jefe de Gabinete encabezará la fórmula presidencial del kirchnerismo; Solá, ex gobernador bonaerense fue el impulsor de primarias amplias “con Cristina adentro”, dispuesto a participar contra “la imbatible”de ese espacio y a “construir una unidad amplia para defender al trabajo, a los humildes y a la clase media”, dio su paso al costado y se puso a disposición para contribuir a la generación de políticas productivas favorables a la economía popular, que beneficien al 40% de trabajadores hoy precarizados.

Arroyo -de quien ya nadie recuerda que fue Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación comandado por Alicia Kirchner-fue el primer dirigente mencionado por Alberto Fernández para ocupar un ministerio ante un hipotético gobierno suyo.

El pase que vale oro

Los casilleros empezarán a llenarse a poco, faltan muchos días de rosca hasta el 22 de junio en el que deberán presentarse las listas de precandidatos para las PASO. En la oposición un nombre y un distrito son los que ocupan todo el espacio en el arranque de las negociaciones: Sergio Massa y Provincia de Buenos Aires.

El oficialismo, por su parte, entró a esa etapa en la peor de las condiciones, ya que al desmoronamiento de la economía y de  la imagen presidencial se sumaron las presiones para que Mauricio Macri saque bandera blanca, facilite la continuidad de su experimento electoral y permita que nuevas fotos sonrían desde las boletas presidenciales. Todo depende una Unión Cívica Radical que, hace rato, no encuentra el rumbo y está cerca de su extinción como partido autónomo.

El líder del Frente Renovador, en paralelo, escucha ofertas. Lo que más analiza no es “la chiquita” sino los tiempos largos. Con 47 años recién cumplidos sabe que es de los pocos que todavía estarán en carrera en 2023 y en 2027. Su jugada del presente le garantizará la llegada a la Presidencia… o lo dejará sin futuro político. “Les Fernández” -como las usinas de comunicación k gustan llamar al binomio impulsado por el kirchnerismo- están dispuestos a arriar la bandera de Axel Kicillof como candidato a gobernador para entregársela a Massa.

Con la calma que lo caracteriza, el Fernández varón usó la plataforma televisiva del Grupo Clarín para señalarle a propios y extraños que su postulación ya sumó el apoyo de «medio bloque» del Frente Renovador.

La Casa Rosada se desespera ante lo que sería una sentencia de muerte segura y usa lo que tiene a mano para frenar el pase más disputado del momento, por ejemplo los buenos oficios del amigo y ex empleado de la FIAT macrista en Brasil, Juan Schiaretti, el cordobés triunfante que tuvo poder de veto antiperonista -y manejo de padrones- en 2015 pero carece de musculatura para construir un espacio nacional alternativo en 2019.

Y que terminó intentando un rejunte nombres que incluye a cómicos de televisión y terminó repudiado por los socialistas y sospechado por Roberto Lavagna quien, además de desacreditarse con sus amagos, al fin decidió por darle la espalda al convite de Schiaretti, el sucesor del fallecido José Manuel de la Sota.

En síntesis, aquellos en los que un gobierno -ansioso por constituirse una vez más en “partido del ballotage”-confiaba se constituyeran en “la “oposición de la oposición” y le embolsaran buenos votos, hasta ahora al menos, terminaron subdividiendo un espacio que, si se analiza a sus potenciales votantes, le resta más al macrismo de una economía real miserable que a la promesa de volver al trabajo, a tarifas racionales y, sobre todo, a paritarias que superen cualquier porcentaje inflacionario.

 Ya nada será como ayer

 La Argentina que nazca el próximo 10 de diciembre, incluso si Alberto Fernández fuese ungido presidente, no será continuidad de la noche del 9 de diciembre de 2015, en la que Cristina Kirchner se despidió ante una multitud queestrenó en ese mismo momento su “Vamos a Volver”. Lo explicó él y lo adelantó ella al afirmar que “No se trata de volver al pasado ni de repetir lo que hicimos del 2003 al 2015 -y de lo que más allá de aciertos, críticas o errores nos sentimos muy orgullosos-, pero el mundo es distinto y nosotros también”.

Ninguno de los dos abriría sus discursos de asunción con el “Como decíamos ayer”, del poeta y teólogo agustino Fray Luis de León en 1576, al recuperar una cátedra en la Universidad de Salamanca tras cinco años de injusta cárcel inquisitorial.

La exmandataria, con una visión digna de su esposo Néstor y de la que careció en otros momentos, supo distinguir entre “ganar” la elección presidencial, posibilidad a la que apuntan la mayoría de los estudios, y “gobernar” la que será una de las peores transiciones argentinas de las últimas décadas, engendrada en apenas tres años y medio.

Durante las horas posteriores al anuncio del sábado 18 las fuentes de su Unidad Ciudadana sellaron sus bocinas informativas. Una semana después sus trascendidos confirman que la conducción del espacio cuenta con informes serios que indican que el  eventual regreso de su jefa a la Presidencia hubiese desatado intentos sostenidos de desestabilización, desaprResultado de imagen para cristina paso atrasobación activa de Wall Street, un mercado cambiario operando contra el peso, intentos de desabastecimiento y, desde ya, boicot a la llegada de inversiones productivas.

Un escenario propicio para operaciones que irían mucho más allá de lo político-financiero para incluir algunas de las peores fotos de la Argentina posdictatorial. El sutil “paso atrás” de la ex presidenta en una fórmula que de todos modos no la excluye, puede contribuir a estabilizar la coyuntura -futura e, incluso, presente- y a ampliar el espacio de sustentación de un próximo gobierno, además de rendirle electoralmente en lo inmediato.

Del lado del oficialismo, la fase electoral de su campaña permanente se apoyaen dos puntales: seguridad y corrupción, temas con los que pretende a “desviar” la atención de los precios, la falta de trabajo, pérdida de calidad de vida de los sectores medios y las imposibilidades de producir de las empresas pequeñas, medianas y grandes.

El intento se da en un país cuyos dirigentes aseguraron durante los primeros cuatro meses del año que ya se registraba una «recuperación económica» y que «la recesión terminó», hasta que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del propio gobierno los estrelló contra el registro de la undécima caída consecutiva, con una baja del 6,8% respecto al mismo mes del año anterior y una acumulación de cuatro trimestres seguidos en recesión.

El tema “seguridad” encarnado en la ministra Patricia Bullrich y su colega bonaerense Cristian Ritondo, con propuestas de endurecimiento del accionar policial, despliegue de armamentos y defensa cerrada de policías, prefectos y gendarmes vinculados a distintos asesinatos callejeros y patagónicos, acaba de recibir el cimbronazo de la masacre de San Miguel del Monte.

Ésta fue perpetrada por un grupo  de efectivos provinciales que persiguieron y balearon a un automóvil destartalado que terminó incrustado contra un acoplado, con la muerte de tres niños de 13 y 14 años, un joven de 22 y produciendo heridas graves a la sobreviviente de 13 años. Las familias no tienen consuelo, mientras el “clima de época” azuza la violencia institucional, con condecoraciones y aliento hacia los que disparan.

Sobre la “corrupción”, utilizada como punta de lanza para descreditar a Fernández de Kirchner y su gobierno, las consultoras que trabajan para el  gobierno también registraron dificultades para instalar el tema. Ante todo porque se ubica recién entre el quinto y el octavo lugar de los problemas que prioriza el inminente electorado nacional. En segundo lugar a raíz de que el interés por “la corrupción del gobierno anterior” bajó del 40 al 37 % en lo que va del añoy la “posible corrupción del Gobierno actual” subió del 36 al 37%, lo que haría que el efecto electoral de ambas percepciones se difumine.

La causa abierta por el juez Alejo Ramos Padilla, con pedido de remoción y/o desafuero del fiscal federal en rebeldía Carlos Stornelli, encargado de entrevistar al listado de nombres de funcionarios y empresarios privados hallados en fotocopias de hojas de supuestos cuadernos escolares contribuyó a limar el impacto que tuvo la presencia de Cristina en los tribunales capitalinos.

A pesar del esfuerzo comunicacional por tratar de instalarla en negativo, junto al destape del archivo del agente de inteligencia y operador judicial Marcelo D’Alessio, que desparramó datos sobre irregularidades cometidas por jueces, miembros del Ejecutivo y parlamentarias, incluso sobre el armado de causas contra Cristina Kirchner.

Si el rating televisivo aporta al estudio del humor social respecto al “fenómeno judicial” en medio de un año electoral, cabe marcar que la señal de noticias del Grupo Clarín, que puso toda su carne periodística sobre el asador de lo que consideró “un día histórico”, solo recogió 1,9 de los 8 puntos que sumó el cable, 5,3 de los cuales fueron embolsados por C5n, la señal crítica del oficialismo, y contra los 37 puntos de rating que logró la presentación del “Sinceramente” de la ex mandataria en la Feria del Libro, cuando el triunfo de River sobre Boca por la final de la Copa Libertadores de América, en Madrid, tuvo un pico “extraordinario” de 40,1 puntos.

Economía de Vacas Muertas

 A su turno, el candidato habló desde el primer paseo que dio con su perro como aspirante confirmado. Sin encasillarse en programas o plataformas, Fernández ya planteó algunos de los ejes que intentaría poner en marchasi alcanzase la meta: reconstrucción de la producción nacional, desarrollo tecnológico, inversión externa, negociación de la deuda externa con reconocimiento del principio de continuidad del Estado, control del dólar y la inflación, redefinición de la política extractivista con interés particular en minerales destinados a las industrias de punta como silicio y litio eincorporación de valor agregado.

Por encima de todo, dijo, coloca el interés en los excluidos del presente, “el mayor problema”a resolver.

No se privó de aludir a Vaca Muerta, ese paraíso de todos, que Cristina Kirchner puso en el centro de la economía nacional, del que Mauricio Macri intentó apropiarse y al que el Grupo Techint -a través de Tecpetrol- le inyectó 1.900 millones de dólares para alcanzar las cotas de sobreproducción que le habilitasen un plus de 7 dólares por millón de BTU, por el extra en la producción de gas no convencional obtenido por su explotación, que las autoridades ahora pretenden no desembolsar.

Son más de 100 millones de gotas (a un dólar cada una y mil millones promedio más en los próximos tres años) las que rebalsaron el vaso de la paciencia de Paolo Rocca, el mandamás de la transnacional. Meses antes había vivido una situación impensada para él cuando los encargados de tomarle declaración en la causa por el supuesto pago de coimas a funcionarios nacionales se negaron a darle la categoría de “imputado protegido” y amenazaron con detenerlo de modo inmediato porque sus declaraciones, incriminatorias del kirchnerismo, “ya las tenían”.

El empresario nacido en Milán hace 66 años, dueño de un patrimonio calculado en 6.600 millones millones de dólares (a marzo de 2017) apeló a una viveza adquirida en negociaciones difíciles realizadas en América y también en los desiertos de Asia. Dijo que  las pruebas que le requerían estaban en su auto, se negó a que personal judicial fuese a buscarlas, bajó hasta el subsuelo, marcó un número que tienen muy pocos argentinos y le contó a su interlocutor la “presión” a que estaba siendo sometido: de quedar detenido, amenazó, cerraba toda su producción local, despedía a sus miles de operarios y trasladaría su empresa a Brasil. Cortó con bronca.

Volvió al despacho del secretario en el que aguardaban supuestas nuevas denuncias suyas contra el pasado y no necesitó hablar: la máxima autoridad del lugar le dijo que no se preocupara, no quedaría detenido. La coincidencia temporal con la llamada del subsuelo permite presumir que algún asistente del interlocutor misterioso ya se había comunicado con el juzgado. Rocca partió en su auto, se llevó la bronca del apriete consigo. Meses después y a pesar de ser desprocesado por la Cámara Federal, cuando el Ejecutivo no le reconoció derechos sobre la sobreproducción en la más viva de las Vacas presentó una demanda contra Macri por “violación al derecho de propiedad”.

 Entre 2015 y 2018, a través de Tecpetrol, la presencia de Rocca en el yacimiento creció del 1 al 12%, gracias al flujo inversor decidido a partir de que la petrolera YPF (re) nacionalizada por el kirchnerismo fue la punta de lanza de la recuperación de la producción neuquina, trasladable a la nacional, con una expansión superior al 18% anual. Después vendría la pelea con el macrismo. Al capital solo le interesa su propia reproducción, y en el menor tiempo posible.

Resultado de imagen para vaca muertaTechint puede volver sobre sus pasos o, acompañar a cualquier hipotético sucesor del ingeniero boquense. Fernández aspira a las dos cosas, a reemplazarlo en el sillón presidencial y a contar con el apoyo del grupo económico más grande del país, que cotiza en Wall Street y, a raíz de la causa que impulsa Bonadío, magistrado acusado de ser “del riñón de la Embajada de EEUU”, ve cómo las acciones de sus empresas pierden valor, en una caída que hasta podría formar parte de una maniobra para nada casual, planificada por otros gigantes mundiales que aspiran, con el concurso del Departamento de Estado de Washington, a quedarse con todo y que para nada desprecian los caños sin costura de los Rocca que conducen petróleos por todo el mundo.

La Argentina que se viene, más allá de quien la presida, tendrá como siempre escasez de divisas y,  a consecuencia del modelo macrista, exigencias de pago de deuda en dólares imposibles de afrontar. Esa Vaca que muge con potencia de animal vivo, tiene la potencialidad de generar esos recursos cuya ausencia causa buena parte de las crisis cíclicas que vive el país.

La mayor producción de hidrocarburos, contribuiría a un mejor resultado de las cuentas externas; el círculo generaría más ingresos fiscales con disminución del déficit, elementos que importan a los potenciales inversores que, de desembarcar, aumentarían esa producción que el actual gobierno arrincona hasta cerca de la tumba.

Sin embargo, las decenas de miles de millones que podrían aportar las exportaciones de hidrocarburos, más incluso que los obtenidos por las ventas granarias al exterior, parecen tan ficción como Juego de Tronos. La saga terminó pero el juicio contra Cristina pierde interés televisivo antes de su segundo capítulo; sin embargo, el formidable aparato de difusión oficial trabaja episodio tras episodio sobre los grupos de whatsapp de las mamis y los papis de los colegios,  con historias atrapantes sobre indultos y expensas de countries.

Para los fanáticos que baten records de audiencia en pocos meses las pantallas rojas podrán anunciar que “Ahora empieza el juicio de Macri”; y los votos  dirán quién se queda en el trono de un hierro que va a quemar.

(*)   Psicólogo y periodista. Investigador argentino asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) (https://estrategia.la).

 

 

 

 

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