Incapaz de hallar soluciones al brexit, May se despide llorando y Corbyn pide elecciones generales
Mirko C. Trudeau|
La primera ministra británica Theresa May, consciente de que no tenía capacidad para dirigir su gobierno, gobernar su partido ni de ratificar el proyecto más importante para su país desde la Segunda Guerra Mundial, la salida de la Unión Europea, presentó su renuncia y dejará el cargo a otro dirigente conservador el 7 de junio próximo.
May ha sido una víctima, una más, del Brexit, que ha fulminado su capital político ante la imposibilidad de ejecutar el acuerdo al que llegó con la UE a finales de noviembre. Su salida deja a Bruselas sin el interlocutor con el que cerró un acuerdo de salida de la UE de 600 páginas, el que nadie quiere reabrir en la UE.
Una posibilidad muy fuerte que es la realización de nuevas elecciones generales, ante el muy débil mandato que tendrá un nuevo primer ministro elegido pura y exclusivamente por el Partido Conservador en medio de la crisis más grande de las últimas décadas. Nadie pronostica qué pasará con el Brexit y el 31 de octubre como fecha de salida.
Al poco de conocer al anuncio de May, el líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, ha pedido que su sucesor «debe dejar decidir a la gente sobre el futuro del país» mediante la «inmediata» convocatoria de elecciones generales. En su cuenta de Twitter, Corbyn ha afirmado, además, que May «ha aceptado ahora lo que el país lleva sabiendo meses: no puede gobernar ni tampoco liderar su dividido y desintegrado partido».
Corbyn dio el pasado 17 de mayo por concluidas seis semanas de negociaciones con el Gobierno tory en las que intentaron acercar posturas y llegar a una solución de consenso para que se aprobara el acuerdo del brexit: «no hemos podido superar las importantes brechas políticas entre nosotros», indicó el político centroizquierdista.
La UE espera la sucesión
Tras conocer la dimisión, Bruselas advirtió que se niega a renegociar el acuerdo del Brexit con su sucesor. La última fecha límite para el Brexit es el 31 de octubre, cuando decae el actual Ejecutivo comunitario. Lo curioso es que el Reino Unido participó este jueves en las elecciones europeas, tres años después de haber votado en referéndum salir de la Unión Europea.
El diplomático presidente de la UE, Jean-Claude Juncker, “ha recibido sin ninguna alegría la noticia, ha trabajado muy a gusto con ella, y le reconoce su coraje. Tiene mucho respeto a May, del mismo modo que profesará respeto y establecerá una relación de trabajo con el próximo primer ministro británico, sea cual sea», dijo Mina Andreeva, su portavoz.
En la práctica institucional británica May se mantendrá en el puesto hasta que el Partido Conservador elija a un nuevo líder que automáticamente se convertirá en su sucesor, un proceso que puede tardar hasta seis semanas. May no pudo contener el llanto en su breve mensaje: “Muy pronto dejaré este trabajo que ha sido el gran honor de mi vida. La segunda primer ministra mujer, pero seguro no la última. No tengo rencores. Tengo enorme gratitud de haber tenido la oportunidad de servir el país que amo tanto”, dijo May
El proceso de sucesión no será fácil: hay unos 16 candidatos en carrera, aunque todavía no han formalizado el anuncio, dispuestos a una campaña dura, esperando este momento que quebró a la mandataria. La campaña para la sucesión promete ser sangrienta.
La situación con el Brexit, la salida de la UE no esperará al próximo primer ministro, ya que definitivamente, la fecha de salida de la Unión Europea es el 31 de octubre: ya fue pospuesta del 29 de marzo, luego del 12 de abril. Si hay consenso conservador, el nuevo primer ministro asumirá en julio, tres meses antes de la hora señalada sin que haya producido ningún progreso desde abril para alcanzar un consenso parlamentario.
El fracaso del Plan 4 que presentó este martes May, que pretendía darle un poco a todos y terminó dejando disconforme a oficialistas y opositores, pro y antieuropeos, terminó de disparar su dimisión. No tuvo apoyo de su propia bancada conservadora. Desde el referendo de 2016 a favor de la salida del bloque europeo, renunciaron dos primer ministros (David Cameron y Theresa May) y más de 11 ministros, entre ellos dos de los encargados de la negociación con la UE.
El miércoles, la líder conservadors en la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, a cargo de la agenda parlamentaria del Gobierno, presentó su renuncia en desacuerdo con la forma en que la primera ministra ha gestionado el brexit, pero más concretamente por su intención de presentar el proyecto de ley sobre el acuerdo de retirada de la UE negociado con Bruselas que incluía la posibilidad de que los diputados puedan votar sobre la celebración de un segundo referéndum para confirmar o rechazar el acuerdo del brexit.
Este empate técnico no parece haber cambiado de forma decisiva desde el referendo de 2016. En sus casi tres años de mandato, May no supo resolver la polarización entre los dos bandos. Cuando intentó compromisos en las últimas semanas era ya demasiado tarde: las distintas partes habían endurecido públicamente sus posiciones, no había margen para la negociación y el consenso. Pero ninguno de los candidatos con chances de sucederla parecen tener más habilidad política y diplomática.
El agujero negro
El Brexit es un agujero negro capaz de sacar la energía a cualquier otro tema. Se ha dejado de hablar de pobreza infantil, del renqueante sistema de salud y de una crisis de vivienda que afecta a millones de personas, atrapados en un día de la marmota cada vez más aburrido, debatiendo sobre uniones aduaneras y comercio sin tensiones”, define la situación británica el periodista Owen Jones, de The Guardian.
Sostiene que en todo este período de agitación, la gran mayoría de los que votaron en el referéndum no ha cambiado de opinión. Simplemente han radicalizado sus posturas. Para los que votaron por irse, el ‘Brexit sin acuerdo’ es lo que corresponde ahora, por más que esa propuesta radical nunca fuera considerada en el referéndum.
tres años después del estrecho margen con el que la campaña por el Brexit ganó un referéndum que, además, fue convocado para gestionar las divisiones internas del Partido Conservador.
Se suponía que Gran Bretaña no iba a tomar parte en las elecciones europeas, pero las promesas imposibles de cumplir de los conservadores se están estrellando con la realidad, y en este panorama, las elecciones europeas solo servirán para que las dos partes dejen registrado con sus votos el nivel de sus respectivos enfados.
El Partido por el Brexit –señala Jones- del exbróker de la city londinense Nigel Farage se anotará un triunfo: se presenta como un cruzado contra el establishment pese a haber estudiado en escuelas privadas, tener el apoyo de millonarios y creer en la reducción de impuestos a los ricos y en las privatizaciones.Los centristas que votaron por seguir en la UE parecen fragmentados, sin liderazgo ni dirección estratégica y sin respuesta para las crisis sociales.
Los laboristas de Jeremy Corbyn, añade, han intentado superar estas divisiones de forma desesperada y valiente (pero no siempre con éxito): han sostenido la necesidad de encontrar un punto medio que satisfaga a las dos partes del Brexit argumentando que la verdadera división de la sociedad es la que hay entre una mayoría obligada a pagar por la crisis económica (de la que no era responsable) y una élite que no ha dejado de beneficiarse desde entonces. Dentro del laborismo también ha sido triste el abandono de una defensa cerrada de los inmigrantes,.
Owen Jones indica que estas elecciones europeas no son más que un nuevo capítulo de la nueva normalidad de crisis británica. El país está hecho un desastre y sin rumbo. No es que le falte un gobierno en funcionamiento, lo que le falta es directamente un gobierno. Seguirá hundiéndose hasta que no se aborden las crisis sociales y económicas detrás del malestar, pero los conservadores siguen aferrándose, muertos de miedo por lo que vendrá después, al final de sus cuatro décadas de consenso neoliberal.
* Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)