Argentina al borde del abismo: Macri insiste en dar un paso al frente/ Às bordas do abismo, Macri insiste em dar um passo à frente

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Rubén Armendáriz.

En 2001, el medio de una gravísima crisis económica y social y de un estallido social, el entonces presidente Fernando de la Rúa se fugó en un helicóptero. La pregunta que se hacen todos –argentinos o no- si Mauricio Macri terminará su mandato o si deberá abandonar la Casa Rosada antes de lo constitucionalmente estipulado.

Claro, la realidad no es la misma. Hoy los planes sociales adoptados en los 12 años de gobiernos kirchneristas, que perciben millones de personas -pese a que se intentó aniquilarlos- sirven de contención: una conquista que es sostenida por sindicatos y movimientos sociales que han ganado las calles y rutas en todo el país, con un nivel de militancia y conciencia popular muy superior a la de 2001.

El temor a un nuevo estallido impide que se corten los auxilios sociales y el gobierno apunta sus ajustes a otros sectores, con la capacidad de multiplicar los frentes de conflicto, con una clase media amedrentada por los tarifazos, vacilante ante una crisis que puede ser mayor.

Los trabajadores han comprendido que la única forma de evitar los despidos masivos, la pulverización del salario y la contracción del nivel de actividad es la movilización por la suspensión –y la auditoría social- del pago de la deuda. Macri dispara sus últimos cartuchos mientras la economía se desliza hacia el abismo.Resultado de imagen para macri al borde del abismo

La impotencia del gobierno frente a la corrida cambiaria acelera un dramático desenlace de la crisis, señala el economista Claudio Katz. El bienio de fantasías solventado en un alocado endeudamiento ha quedado definitivamente sepultado. La abrupta extinción del acuerdo concertado hace sólo 90 días con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ilustra la gravedad de la coyuntura. El socorro del Fondo no logró detener el naufragio.

Macri intentó contener la desvalorización del peso anunciando un inexistente auxilio adicional del FMI y terminó empujando la cotización del dólar. Luego se recluyó para renovar su gabinete y fracasó en implementar los cambios y, finalmente apareció en la pantalla con la novedad de un ajuste sobre el ajuste, con la drástica meta del “déficit fiscal cero” mendigó un respiro a los acreedores.

Ese hundimiento obedece al temor a un default de la deuda. La eventual cesación de pagos es internacionalmente advertida por los principales diarios financieros: genera una interminable sucesión de jornadas negras de devaluación del peso mientras se desploma la cotización de los bonos argentinos y la tasa del riesgo-país prende alarmas en todos los mercados.

Las cuentas de los economistas del Gobierno aseguran que la crisis cambiaria y los riesgos de default quedarán superados con el nuevo acuerdo con el FMI. El adelantamiento a 2019 de los desembolsos previstos originalmente para 2020 y 2021 cerrarán la brecha externa y despejarán el camino para una lenta recuperación de la economía a partir del segundo cuatrimestre del próximo año.

Resultado de imagen para financial times “Mercados emergentes: Argentina cruje bajo un estrés extremo”El equipo gubernamental especula que la caída de importaciones por la recesión y la disminución de los viajes al exterior por el aumento del dólar achicarán el déficit de cuenta corriente hasta tornarlo manejable con las divisas que acerque el FMI, el mismo razonamiento que el ministro de economía Nicolás Dujovne expuso cuando se firmó el primer entendimiento con el organismo a principios de junio, cuando sostuvo que el PIB crecería 0,4% en 2018, con una inflación de 32% y un dólar a 28,8 pesos.

Las nuevas previsiones señalan una caída del 2,4 por ciento del PBI, una inflación de 42% y el dólar cerca de los 42 pesos. Este inmenso deterioro entre el primer y el segundo convenio con el FMI pone en cuestión los nuevos pronósticos, ya que dejan de lado nuevamente el factor principal de la presión cambiaria: la fuga de capitales, que se acentuará con una nueva deuda de 100 mil millones de dólares en dos años y nueve meses y con tasas de interés a niveles record (de hasta 60%) para captar capitales especulativos.

La crisis hizo tocar fondo a las pequeñas y medianas empresa, que suman el 70% del empleo en el país. Retención de mercadería, entrega a remito abierto, llamados para frenar el movimiento de cheques y pago de los sueldos en cuotas son algunas de las situaciones por las que transcurre el universo de las pymes en medio de la incertidumbre cambiaria, caída del poder adquisitivo y contracción de las ventas. “Con tasas arriba del 60% y la cadena de pagos destruida, no hay precios”, admitió el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo

 

La Argentina tiene el apoyo total del FMI”, dijo el vocero del organismo Gerry Rice en una conferencia de prensa. Al ser consultado sobre si el Fondo estaría dispuesto a otorgar una ampliación del crédito a la Argentina, Rice evitó dar precisiones.

 

Lo que vendrá

Los peores escenarios de inflación, devaluación y recesión previstos en el convenio con el Fmi fueron  desbordados y el gobierno juega su última carta con la reducción del desequilibrio fiscal a cero en el 2019, lo  que potencia el desmoronamiento de una economía agobiada por la subejecución del presupuesto. Lo que trajo es la paralización de obras públicas, el recorte de las asignaciones familiares, la suspensión de vacunas y la carencia de medicación oncológica son las últimas postales del desbarranque.

El objetivo primordial del ajuste es la licuación del salario, junto a la poda de las jubilaciones y la reducción de las coberturas al sector pasivo. El gobierno reconoce un piso de inflación del 42% con sueldos que subirán entre 18% y 25%.

Macri redujo el status del Ministerio de Trabajo para bloquear cualquier obstrucción a esa demolición del ingreso popular, y la ubicación de la Administración del Seguro Social en la órbita del ministerio de Desarrollo Social tiene como meta afianzar el descarado uso de de los fondos de la seguridad social para financiar la fuga de divisas, dice Katz.

Pero para la población el padecimiento diario es el traslado de la devaluación a los pecios (la inflación alcanzó el 3,9% en agosto), con remarcaciones significativas no solo en alimentos, sino también en medicamentos. Con un ensayado rostro de sufrimiento, Macri reconoció la extensión de la pobreza.

Hoy, el nivel de actividad está por debajo del 2015 y el descenso al compás de la mega-devaluación, cuya  función es asegurar el pago de la deuda, pero héte aquí que la recesión genera un círculo vicioso de ampliación de la hipoteca y mayor incumplimiento potencial de los desembolsos pactados, ya que los ahorros impuestos en el gasto primario se despilfarran en el pago de intereses.

La introducción de las retenciones a las exportaciones constituye la única novedad de esta sangría. Pero con un dólar a 40 pesos los exportadores igualmente aumentan sus ganancias y las primeras estimaciones para el caso de la soja indican incrementos del 90% de esa rentabilidad. Como el nuevo impuesto establece un monto fijo en pesos, su magnitud perderá gravitación con las próximas devaluaciones. Los propios exportadores controlan la liquidación de divisas y pueden inducir el tipo de cambio, para reducir al mínimo su pago.

La restauración de la famosa “confianza” está exclusivamente centrada en develar si permitirá asegurar el pago de la deuda, lo que tensiona a la dirigencia del FMI, que tiene serios problemas internos para seguir perdiendo dólares en el agujero negro argentino, después que las divisas otorgadas fueron adquiridas e ipsofacto fugadas por tenedores de bonos y financistas.

El FMI afronta serios problemas internos para seguir rifando dólares en el agujero argentino. Las divisas que ha otorgado fueron inmediatamente adquiridas y fugadas por los tenedores de bonos y los capitalistas locales. En el pasado, el Fondo cortó la financiación cuando el riesgo país tocó el techo de 1000 puntos y Macri aún cree en el milagro de un auxilio salvador de Trump y el Tesoro estadounidense.

Las clases dominantes coinciden con Macri en descargar el ajuste sobre los trabajadores, pero temen el efecto de la topadora sobre sus propios negocios. Hoy, los bancos y los lobbies del agro, la energía y la minería –quienes se beneficiaron hasta ahora de las políticas del macrismo. exigen un mega-ajuste sin retenciones, lo que significa el fin de las obras de infraestructura –drenaje de fondos públicos hacia megaempresas amigas- e incluso la supervivencia de otras porciones significativas de los grupos empresarios.

¿Colapso de los emergentes ?

El mayor problema es el descontrol de la crisis. Todas las caracterizaciones que Macri atribuyó a las tormentas externas (Turquía, aumento de las tasas de interés, guerra comercial entre China y EEUU) han perdido auditorio. Si bien afectan a un amplio espectro de “economías emergentes”, no generaron catástrofes equivalentes a las padecidas por Argentina.¿Qué opina Joseph Stiglitz, Nobel de Economía, sobre la crisis y lo que viene para Argentina ?

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz consideró que las políticas del gobierno de Macri llevaron a “una situación extrema” y que el ajuste que propone el Gobierno “frenará la economía” y afectará fuertemente a la población. “Dada la magnitud de los errores cometidos, tendría que haber una quita de la deuda”, alertó.

“El estrés extremo que atraviesa el mercado argentino plantea múltiples problemas. El primero es financiero: ¿representa el comienzo de un colapso de los mercados emergentes de un modo no visto desde las crisis que hubo en Rusia, Asia y América del Sur a finales del siglo pasado?”, se preguntó el diario británico Financial Times.

“Si el gobierno tecnocrático de Mauricio Macri, que encabeza el G20 y ha seguido la ortodoxia económica al tiempo que goza de pleno apoyo internacional, no puede competir con los mercados caprichosos, ¿quién puede hacerlo?”, agregó. A su vez, para comprender las implicancias del derrumbe argentino, intenta comprender qué fue lo que salió mal con su programa de reformas y, lo más importante, si el gobierno de Macri todavía está en condiciones de revertir la situación.

Financial Times advierte que los préstamos en dólares a los mercados emergentes se duplicaron desde 2008 y el gobierno de Macri, estimulado por las tasas bajas, pidió prestados cerca de 80.000 millones de dólares en apenas dos años para financiar, lo que califica como, reformas graduales. El problema es que el dólar se fortaleció y las tasas de interés subieron.

Por lo tanto, el diario advierte que los compromisos ahora se han vuelto difíciles de honrar, especialmente para países con déficit de cuenta corriente como Argentina, Turquía y Sudáfrica. Además, el diario afirma que el proteccionismo estadounidense también sumó problemas.

El artículo, firmResultado de imagen para financial times Argentinaado por John Paul Rathbone y Benedict Mander, remarca que ahora la pelota está del lado de Macri quien debe enfrentar desafíos de percepción, psicología y política. Señala que el presidente argentino cometió varios errores de comunicación y destaca especialmente el mensaje en el que Macri anunció un adelanto de desembolsos del FMI cuando ni siquiera había comenzado la negociación. El diario dice que esa jugada fue “un error que alimentó el pánico del mercado”.

Financial Times destaca además que el problema principal ahora no es convencer a los inversores internacionales sino a los ahorristas domésticos asustados no solo por la situación actual sino por una historia argentina marcada por ocho incumplimientos de deuda, dos episodios de hiperinflación, veinte programas del FMI en 60 años y múltiples crisis monetarias. Los argentinos, dice,  “ya no tienen fe en el peso, que ha perdido más de la mitad de su valor este año”.

 Cambia, nada cambia

 Tras la reducción de las carteras ministeriales, se anuncia un cambio de ritmo y control. Ahora, habrá reuniones diarias de gabinete y los ministros serán voceros del gobierno: hasta ahora esa función la cumplieron Macri y su aún jefe de Gabinete (con funciones restringidas) Marcos Peña, quien mantendrá la coordinación de la comunicación macrista. Ya se sabe que la eliminación de ministerios amputará las últimas partidas significativas de salud y educación.

Se eliminaron los coordinadores – “controllers”, los llaman internamente-, o sea, no más reuniones de coordinación. Peña perdió a Quintana y Lopetegui, dos ejecutores de sus órdenes, y la potestad de ser el vocero exclusivo, aunque conservó su cargo, pese a las presiones de sectores empresariales, y ahora tiene como segundo –y “cuidador”- a Andrés Ibarra (el único que ascendió de cargo y sigue como titular de la secretaría de Modernización), un hombre que sigue al presidente desde el Grupo Macri, pasando por el club Boca Juniors y toda la gestión en el gobierno capitalino.

Hay una larga lista de ministros degradados, algunos de ellos protagonistas de escándalos que casi los sacan de juego: el de Trabajo Jorge Triaca, que insultaba a su casera y que recibió un cargo en un sindicato intervenido;   Luis Miguel Etchevehere, que le pagó medio millón a la Sociedad Rural –que él presidiera- siendo funcionario, Adolfos Rubinstein, cuestionado por los sectores antiderechos del gobierno, y Hernán Lombardi, con cientos de despidos en la agencia oficial de noticias Télam y el achique general de los medios públicos.

A esa nómina se suman  Javier Iguacel, que llegó para reemplazar a Juan José Aranguren (ex CEO de la trasnacional Shell), el rabino Sergio Bergman (Ambiente), Carlos Vignolo (Plan Belgrano) y Gustavo Santos (Turismo), que nunca descollaron en la opinión pública.

 

Cállate

Al visitar a una familia (la de Laura, una emprendedora, para mostrar por los medios su cercanía con el pueblo) el presidente argentino Mauricio Macri  lanzó unas insólitas declaraciones. Entre ellas, cuando la mujer a la que visitaba le preguntó cómo estaba lidiando en lo personal con la crisis económica que vive el país, Macri afirmó: “Yo en lo que más trabajo es en no volverme loco, porque si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño a todos”.

 

* Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

VERSIÓN EN PORTUGUÉS

Às bordas do abismo, Macri insiste em dar um passo à frente

Por Rubén Armendáriz

Em 2001, em meio a uma gravíssima crise econômica e social, com explosão social incluída, o então presidente Fernando de la Rúa fugiu da Casa Rosada em helicóptero. A pergunta que todos se fazem, argentinos ou não, é se Mauricio Macri terminará seu mandato ou se deverá abandonar a Casa Rosada antes do constitucionalmente estabelecido.

Claro, a realidade não é a mesma que naquele então. Hoje, os planos sociais adotados nos 12 anos dos governos kirchneristas, recebidos por milhões de pessoas – apesar das tentativas da imprensa por tentar aniquilá-los – servem de contenção: uma conquista que é sustentada por sindicatos e movimentos sociais que ganharam as ruas e as estradas de todo o país, com um nível de militância e consciência popular muito superior à de 2001.

O temor por essa possível nova explosão social impede o governo de cortar mais profundamente os auxílios sociais, e o leva a apontar seus ajustes a outros setores, com a capacidade de multiplicar as frentes de conflito, com uma classe média amedrontada pelos aumentos das tarifas de serviços básicos (água, luz e gás) e vacilante diante de uma crise que pode ser maior.

Os trabalhadores compreenderam que a única forma de evitar as demissões massivas, a pulverização do salário e a contração do nível de atividade é a mobilização pela suspensão – e a auditoria social – do pagamento da dívida. Macri dispara seus últimos cartuchos, enquanto a economia cai no abismo.

“A impotência do governo diante da corrida cambiária acelera um dramático desenlace para a crise”, comenta o economista Claudio Katz. O biênio de fantasias da equipe econômica, que insistiu num endividamento sem sentido, encontrou seu limite, e será definitivamente sepultado. A abrupta extinção do acordo concertado há somente 90 dias com o Fundo Monetário Internacional (FMI) ilustra a gravidade da conjuntura. O socorro do Fundo não conseguiu evitar o naufrágio.

Macri tentou conter a desvalorização do peso anunciando um inexistente auxílio adicional do FMI e terminou empurrando a cotização do dólar para cima. Logo, se recluiu para renovar seu gabinete e fracassou em implementar as mudanças. Finalmente, apareceu em rede nacional, com a novidade de um ajuste sobre o ajuste, com a drástica meta de “déficit fiscal zero”, mendigando aos credores por uma última chance.

O navio macrista afunda à medida que cresce o temor de um calote da dívida. A eventual impossibilidade de pagar é internacionalmente advertida pelos principais diários financeiros: gera uma interminável sucessão de jornadas negras de desvalorização do peso, enquanto a cotação dos títulos argentinos despenca e a taxa do risco-país acende os alarmes em todos os mercados.

As contas dos economistas do governo asseguram que a crise cambiária e os riscos de moratória serão superados a partir do novo acordo com o FMI. O adiantamento dos recursos programados para serem enviados nos próximos anos (entre 2019 e 2021) fecharão uma brecha externa e despejarão o caminho para uma lenta recuperação da economia no segundo quadrimestre do próximo ano.

A equipe governamental especula que a queda das importações devido à recessão e a diminuição das viagens ao exterior pelo aumento do dólar diminuirão o déficit do país em conta corrente, até torná-lo administrável – e, claro, também graças às divisas que serão entregues pelo FMI. Esta linha de raciocínio foi explicada pelo ministro de economia Nicolás Dujovne, ao relatar a reunião de assinatura do primeiro entendimento com o organismo, em junho, quando afirmou que o PIB cresceria 0,4% em 2018, com uma inflação de 32% e o dólar em 28,8 pesos.

As novas previsões indicam uma queda de 2,4% do PBI, uma inflação de 42% e o dólar perto dos 42 pesos. Esta imensa deterioração entre o primeiro e o segundo cenário de convênio com o FMI coloca em xeque os novos prognósticos, já que se está cometendo, novamente, o mesmo erro de ignorar o fator da pressão cambiária, e produzindo uma fuga de capitais que se acentuará com uma nova dívida de 100 bilhões de dólares nos próximos dois anos e nove meses, e taxas de juros a níveis recorde (de até 60%) para captar os capitais especulativos.

A crise fez as pequenas e médias empresas, que abrigam 70% dos empregos na Argentina, chegarem ao fundo do poço. Retenção de mercadoria, apelos a frear o movimento de cheques e pagamento dos salários em quotas são algumas das situações que esses empreendimentos menores passaram a ver como constantes, em meio às incertezas cambiárias, com a queda do poder aquisitivo dos consumidores médios e a consequente contração das vendas. “Com taxas acima dos 60% e a cadeia de pagamentos destruída, não há preços”, admitiu o presidente da União Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo.

O que virá

“A Argentina tem o apoio total do FMI”, disse o porta-voz do organismo, Gerry Rice, em uma coletiva recente. Ao ser consultado sobre se o Fundo estaria disposto a outorgar uma ampliação do crédito à Argentina, Rice evitou dar precisões.

Contudo, os piores cenários de inflação, desvalorização e recessão previstos no convênio com o FMI não só se concretizaram como sobrepujaram as expectativas pessimistas. O governo joga sua última carta com a meta de redução do desequilíbrio fiscal em zero para 2019, o que pode potenciar o desmoronamento de uma economia agoniada pelo corte do orçamento – o que levou à paralisação das obras públicas, ao corte das bolsas de assistência às famílias carentes, à suspensão de vacinas e à falta de medicação oncológica, entre outras cenas comuns na Argentina do caos austericida.

O objetivo primordial do ajuste é liquidar os salários, junto com o corte profundo nas aposentadorias e a redução das coberturas ao setor passivo. O governo reconhece um piso de inflação de 42%, com salários que subiriam apenas entre 18% e 25%.

“Macri reduziu o status do Ministério do Trabalho para bloquear qualquer obstrução a essa demolição da renda popular, colocando a Administração do Seguro Social na órbita do Ministério de Desenvolvimento Social, tendo como meta afiançar o descarado uso dos fundos da seguridade social para financiar a fuga de divisas”, conta Claudio Katz.

Para a população, entretanto, fica apenas o sofrimento diário, com a transferência da turbulência cambiária aos preços (a inflação alcançou 3,9% em agosto) resultando em aumentos significativos não só nos alimentos mas também em medicamentos. Na televisão, um Macri como ensaiado rosto de tristeza, diz que reconhece a dor gerada pela pobreza.

Hoje, o nível de atividade está abaixo do de 2015, com uma queda que segue o ritmo da megadesvalorização financeira, cuja função é assegurar o pagamento da dívida. Contudo, a recessão gera um círculo vicioso de ampliação das hipotecas e maior incumprimento potencial dos gastos pactuados, já que a economia imposta sobre o gasto primário será derramada e desperdiçada no pagamento de juros da dívida.

A introdução das taxas às exportações constitui a única novidade desta sangria. Mas com um dólar a 40 pesos, os exportadores igualmente aumentam seus lucros e as primeiras estimações para o caso da soja indicam um incremento de 90% dessa rentabilidade. Como o novo imposto estabelece um montante fixo em pesos, sua magnitude perderá gravitação com as próximas desvalorizações. Os próprios exportadores controlam a liquidação de divisas e podem induzir o tipo de câmbio, para reduzir o seu pagamento ao mínimo.

As tarefas de restauração da famosa “confiança” estão exclusivamente voltadas a assegurar o pagamento da dívida, o que gera tensões com o FMI – que tem sérios problemas internos para seguir perdendo dólares no buraco negro argentino, depois que as divisas outorgadas foram adquiridas e logo repassadas aos detentores de títulos e especuladores, alimentando mais a fuga de capitais. No passado, o Fundo cortou o financiamento em casos nos quais o risco-país chegou aos mil pontos, e Macri ainda acredita no milagre de um auxílio salvador de Trump e do Tesouro estadunidense.

As classes dominantes concordam com Macri em descarregar o ajuste sobre os trabalhadores, mas temem o efeito do trator financeiro sobre os seus próprios negócios. Os bancos e os lobbies do agronegócio, da energia e da mineração, que até agora vêm se beneficiando das políticas do macrismo, exigem um mega ajuste sem mais taxas, o que significaria praticamente o fim das obras de infraestrutura, para que eles sigam drenando os fundos públicos através das megaempresas amigas e com a ajuda de outras porções significativas dos grupos empresariais.

Colapso dos emergentes?

O maior problema é o descontrole da crise. Todas as caracterizações que Macri atribuiu às tormentas externas (Turquia, aumento das taxas de juros, guerra comercial entre China e Estados Unidos) perderam capacidade de convencimento. Embora sejam situações que afetam um amplo espectro das “economias emergentes”, não sãos suficientes para gerar catástrofes equivalentes às da que a Argentina enfrenta.

O Prêmio Nobel de Economia Joseph Stiglitz (2001) considerou que as políticas do governo de Macri levaram a “uma situação extrema” e que o ajuste proposto pelo governo “freará a economia” e afetará fortemente a população, “devido à magnitude dos erros cometidos, que deveria levar a uma contenção da dívida”, alertou.

“O estresse extremo atravessado pelo mercado argentino planteia múltiplos problemas. O primeiro é financeiro: representa o começo de um colapso dos mercados emergentes de um modo não visto desde as crises que houveram na Rússia, Ásia e América do Sul no final do século passado?”, se perguntou o diário britânico Financial Times.

“Se o governo tecnocrático de Mauricio Macri, outrora adotado como símbolo pelo G20 (e por isso Buenos Aires sediará a reunião deste ano do organismo) e seguidor da ortodoxia econômica que lhe confere pleno apoio internacional, não pode competir com os mercados caprichosos, quem poderá fazê-lo?”, agregou o periódico. O artigo também tenta compreender as consequências do desmoronamento argentino buscando as razões do fracasso do seu programa de reformas, e especulando se o presidente ainda está em condições de reverter a situação.

A publicação alerta para o fato de que os empréstimos em dólares aos mercados emergentes se duplicaram desde 2008, e o governo de Macri, estimulado pelas taxas baixas, pediu emprestado cerca de 80 bilhões de dólares em apenas dois anos, para financiar o que considera um pacote de “reformas graduais”. O problema é que o dólar se fortaleceu e as taxas de juros aumentaram. Portanto, ficou mais difícil honrar os compromissos adquiridos, especialmente para os países com déficit de conta corrente, como são os casos de Argentina, Turquia e África do Sul. Além disso, o diário afirma que o protecionismo estadunidense também acrescentou fatores problemáticos.

O artigo, assinado por John Paul Rathbone e Benedict Mander, diz que a bola agora está com o time de Macri, e este terá que enfrentar desafios com respeito à política e à percepção da cidadania sobre os rumos do país. Também mostra que o mandatário cometeu vários erros comunicacionais, e destaca especialmente a mensagem na que um afoito Macri anunciou o adiantamento dos recursos do FMI, quando a negociação sequer havia começado, o que foi classificado como “um equívoco que alimentou o pânico do mercado”.

O Financial Times também indica que o principal problema agora não é convencer os investidores internacionais e sim os diferentes setores da economia nacional, assustados não só com a situação atual como também com a possibilidade de se repetir uma história de moratórias que já se repetiu oito vezes na Argentina, além dos dois episódios de hiperinflação, os vinte programas impostos pelo FMI nos últimos 60 anos e as múltiplas crises monetárias. Os argentinos, segundo o jornal, “já não acreditam no peso, que perdeu mais da metade do seu valor este ano”.

Nada muda

Após a redução do gabinete para 9 ministérios, agora se anuncia uma mudança de ritmo e controle. Haverá reuniões diárias do gabinete e os ministros serão os porta-vozes do governo – função que até então cabia ao próprio Macri e o seu ainda chefe de gabinete, Marcos Peña, que sobreviveu no cargo após a restrição de suas funções, embora ainda seja a pessoa responsável pela coordenação da comunicação macrista. Também se sabe que a eliminação de ministérios amputará significativamente as verbas para saúde e educação, entre outras pastas.

Foram eliminados os coordenadores (como eram chamados internamente), ou seja, acabaram as reuniões de coordenação. Peña perdeu seus assessores de confiança, Mario Quintana e Gustavo Lopetegui, os dois responsáveis por impor seu estilo ao interior do governo, e também deixou de ser o porta-voz exclusivo. Ao menos conservou seu cargo, apesar das pressões de setores empresariais para que fosse fritado, mas terá que aceitar a “assessoria” de Andrés Ibarra, o novo número dois da pasta e homem de longo histórico na defesa dos interesses de Macri desde os tempos de empresário, passando por seus anos na gestão do clube Boca Juniors e na Prefeitura de Buenos Aires.

Há uma não pequena lista de ministros dispensados, alguns deles protagonistas de escândalos importantes – como Jorge Triaca, ex-ministro do Trabalho, que ameaçava sua empregada com palavrões e insultos, além de mantê-la com um contrato de trabalho falso, ligado a um sindicato que sofreu intervenção ministerial; ou Luis Miguel Etchevehere, que entregou meio milhão de pesos de dinheiro público à Sociedade Rural, presidida por ele mesmo; e Hernán Lombardi, responsável por centenas de demissões da Agência Télam (ligada ao Estado) e toda uma profunda política de cortes de investimento nos meios de comunicação públicos.

Era melhor se calar

Ao visitar a família de Laura, uma pequena empreendedora portenha, para tentar realçar sua relação com o povo, o presidente argentino Mauricio Macri realizou insólitas declarações. Entre elas, uma que chamou a atenção veio quando a visitada lhe perguntou como estava lidando pessoalmente com a crise econômica que o país vive, e Macri afirmou que tenta “trabalhar muito mentalmente, para não enlouquecer, porque se isso acontecer posso acabar prejudicando muita gente”.

*Publicado originalmente em estrategia.la | Tradução de Victor Farinelli

 

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