El Frente Amplio uruguayo y la necesidad de profundizar sus propuestas/ A Frente Amplia e a necessidade de aprofundar suas propostas

 

Nicolás Centurión|

La coalición centroizquierdista uruguaya Frente Amplio (FA) se posiciona de cara a su congreso de fin de año y con la mirada puesta en las elecciones nacionales de noviembre de 2019, en busca de su cuarto gobierno consecutivo… o la derrota, con el retorno de la derecha tradicional, en consonancia con la tónica de restauración conservadora que atraviesa la región.

El futuro de esta fuerza política se dirime en estos momento entre el desgaste de la administración, la no profundización de sus propuestas y los ataques constantes de la oposición que juegan al todo o nada.

Medias tintas

El agotamiento de las ideas pasaron como ola por encima de sus cuerpos, conjurando un pragmatismo burgués y una cuasi obsesión por el mercadeo, copiado de las fuerzas de derecha: las imágenes por encima de las palabras, el jingle antes que el pensamiento, el slogan antes que el programa. El error está en el pensamiento binario: lo uno o lo otro.

Es verdad que hay que adaptarse a los nuevos tiempos y en Uruguay hay un fetiche con la palabra aggiornarse. Pero los “nuevos tiempos” que siempre correrán, no dejan de ser los “nuevos tiempos capitalistas” que el sistema impone con su hegemonía.

Saber jugar con las reglas del enemigo para poder sobrevivir mientras se va construyendo otro juego con otras reglas, no debiera significar parecerse a ellos en el después. La cuestión pasa por utilizar las herramientas que el sistema crea y/o utiliza para estupidizar, enajenar, generar odio, neutralizar y dividir en lugar de reconvertirlas, darles otro uso, resignificarlas, para dotarlas de un contenido contrahegemónico con visos de pretender ser hegemonía alguna vez.

Hegemonía no es sinónimo de malo ni es mala palabra. El punto es qué tipo de hegemonía es la que convence a las almas hoy día. ¿Una que excluya, explota, segmenta, oprime, gentrifica y extermina? No. Esa no la quiere el militante frenteamplista.

Hay que construir hegemonía, no ser solo “contra” ni oposición, sino ser arquitectos y constructores de un proyecto distinto. Eso trasciende a estar en el gobierno, ejercer el poder del Estado y toda frontera territorial.

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El Frente Amplio no se encuentra en una encrucijada sino en una bifurcación. Por un lado su tránsito (que parece inexorable) hacia una transformación en lo que vendría a ser un híbrido entre un partido socialdemócrata con vivos de derecha, para ponerlo en términos de vestimenta. Por el otro lado hacia un momento posfrentista.

Los protagonistas de ese entonces serán los responsables de construir algo que desborde al FA por y hacia la izquierda. Aunque suene paradójico, sea realmente amplio y gane en profundidad. Si no fuera así, el FA se irá desangrando lentamente, perdiendo la savia de la renovación y la revolución., transitando así un proceso de PSOEtización.

El capitalismo de rostro humano (en caso de que exista) tiene un límite. Hasta cierto punto se puede reducir la pobreza, hasta cierto porcentaje puede combatirse la indigencia. Pero el propio sistema al que se trata de administrar plantea el hasta dónde, cuándo y cómo.

No sólo el sistema plantea  los límites, sino el mismo pueblo. Algunos valoraran los logros conseguidos por el FA, pero en lo que todos coincidirán es que las condiciones se deben mejorar siempre. Está claro que la derecha nunca es la opción, pero el pensamiento binario persiste. Si la izquierda no puede administrar de buena manera, el péndulo volverá a la derecha.

No se puede asustar con fantasmas del pasado in eternum. No se puede invocar un pasado que ya no está. La izquierda debe proponer futuro  y esperanza, no un candidato “menos malo”.

La danza de nombres de candidatos a la presidencia por parte del FA es un emergente de la situación que atraviesa esta fuerza política. Es difícil no haberse tragado alguna vez un sapo (como se dice coloquialmente); los imponderables son inevitables pero cuando la excepción empieza a ser regla es hora de cambiar o es uno el que termina siendo cambiado.

Cambia, ¿todo cambia?

¿Es posible transformar al FA desde adentro? ¿Es posible transformarlo desde afuera? ¿Quién(es) viene(n) a ofrecer su corazón?

El desgaste por 15 años de gobierno es claro. Pero esto no se puede repetir como un mantra. Hay desgaste desde un sector social conservador  y reaccionario que nunca tolerará nada que haga el FA. Hay desgaste en ese centro electoral siempre en disputa (entre varias razones) por no saber comunicar los logros y no hacer sentir parte a esa población de los cambios.

Hay desgaste dentro de la izquierda por esa espera de 40 años, heroica, a conciencia. Con desaparecidos, exiliados, torturados. Familias enteras que dejaron todo por este proyecto, que luego esperando “que tiemblen hasta las raíces de los arboles” terminaron viendo como su partido se iba pareciendo en algunas cosas a las que siempre criticó.

Otro desafío que tiene por delante el FA es la construcción de su programa de gobierno de cara al periodo 2020-2025 en caso de ganar por cuarta vez las elecciones presidenciales. El eje muchas veces se corre unos metros para desviar la atención del quid de la cuestión.

¿Alguien puede estar en desacuerdo, discursivamente hablando, de que las prioridades programáticas son educación, salud, vivienda, trabajo y seguridad? El punto es qué enfoque se le da estos temas y de qué manera se los va a llevar adelante. Si no se seguirá la línea de cambiar algo para no cambiar nada de fondo. ¿Hay temor de ir a las raíces del problema, o es apatía, traición, conformismo? ¿Nos ganó el sistema, se agotaron las ideas?

Posverdad, posmodernidad, posfrentismo:

A pesar de tanta posmodernidad circundante, a pesar de que ahora quieran relativizar la crisis de principio de siglo, hay una juventud en Uruguay que no olvida el 2001. La generación “No a la baja” en el 2014 irrumpió en la escena política y empezó a participar y militar como no lo había hecho antes. Si bien la derecha nunca es la opción… el FA no enamora.

Como dice el español Juan Carlos Monedero, hay cuatro etapas para participar en política: dolor, querer, saber, poder. Dolor como sentimiento de injusticia ante un hecho; querer que esto no suceda, un sentimiento de movilización; saber de la situación y ver que hay un contexto que da fondo al hecho coyuntural; sentir, querer, saber: entonces, poder transformar.

Esto no ocurre hoy con el FA. No se puede militar “en contra de” sino en pos de algo. Allí radica la profundidad  de un proyecto y su capacidad de lograr grandes transformaciones en beneficio para las grandes mayorías, u otro que pueda satisfacer algunas necesidades por cierto tiempo e incrementar la capacidad de consumo de determinada población.

No solo de teorías, encuestas y estudios se puede vivir. El sentimiento, la pasión y la subjetividad también juegan un papel importantísimo.

Mientras tanto se irá sedimentando la isla  que en algún momento emergerá para emocionar y enamorar a esa generación de jóvenes que revolucionará el panorama político uruguayo y que tendrá la fundamental tarea de seguir reinventándose sin olvidar lo que los hizo sentir, querer, saber y poder transformar hasta las raíces de los árboles.

* Estudiante de Licenciatura en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

 

VERSIÓN EN PORTUGUÉS

A Frente Amplia e a necessidade de aprofundar suas propostas

Por Nicolás Centurión

A coalizão centro esquerdista uruguaia Frente Ampla (FA) começa o processo de reforçar suas posições visando seu congresso interno de fim de ano, que determinará a estratégia para as eleições nacionais de novembro de 2019, em busca do seu quarto governo consecutivo, e evitar uma derrota que significaria o retorno da direita tradicional, sintonizada com os movimentos da restauração conservadora que se observa em toda a região.

O futuro dessa força política se decidirá nestes momentos em que o desgaste da administração, o não aprofundamento das propostas e os ataques constantes de uma oposição que joga ao tudo ou nada.

Meias palavras

O esgotamento das ideias passou como onda por cima dos seus corpos, conjurando um pragmatismo burguês e uma quase obsessão pelo mercado idealizado pelas forças de direita: as imagens valem mais que as palavras, o jingle vale mais que o pensamento, o slogan vale mais que o programa. O erro está no pensamento binário.

É verdade que país deve se adaptar aos novos tempos. No Uruguai, há um fetiche com a palavra aggiornarse (atualizar-se). Mas os “novos tempos”, que sempre correrão, não deixam de ser os “novos tempos capitalistas” que o sistema impõe com sua hegemonia.

Saber jogar com as regras do inimigo para poder sobreviver enquanto vai sendo construído outro jogo, com outras regras, não deveria significar uma nivelação a eles depois. A questão passa por utilizar as ferramentas que o sistema cria e/ou utiliza para a idiotização, alienação, geração de ódio, neutralização e divisão em vez da transformação, ressignificação, buscar um conteúdo contrahegemônico com vistas a ser hegemonia alguma vez.

Hegemonia não é sinônimo de maldade e tampouco e uma palavra ruim. O ponto é que tipo de hegemonia é a que convence as almas hoje em dia. Uma que exclui, explora, segmenta, oprime e extermina? Não, isso não é o que o militante frenteamplista quer.

Deve-se construir hegemonia, não ser só “contra” nem oposição a um ou outro tema, e sim ser arquitetos e construtores de um projeto diferente. Isso transcende a estar no governo, exercer o poder do Estado e estabelecer uma fronteira territorial.

Onde a esquerda está

A Frente Ampla não se encontra numa encruzilhada, e sim numa bifurcação. Por um lado, seu trânsito (que parece inexorável) no caminho de uma transformação no que seria um híbrido entre um partido socialdemocrata infiltrado por algumas figuras de direita, para dar uma definição minimamente detalhada. Por outro lado, está a possibilidade de se chegar a um momento pós-frentista.

Os protagonistas desse então serão os responsáveis de construir algo que supere os limites da Frente, e para o lado da esquerda. Embora pareça paradoxal, precisam visar um marco realmente amplo, e ganhar em profundidade. Se não for assim, a FA vai sangrar lentamente, perdendo a seiva da renovação e a revolução.

O capitalismo de rosto humano (no caso de que exista) tem um limite. Até certo ponto, se pode reduzir a pobreza. Até certa porcentagem, se pode se combater a indigência. Mas o próprio sistema ao que se tenta administrar planteia o até onde, quando e como.

Na prática, não só o sistema planteia os limites, como o próprio povo. Alguns celebraram as conquistas alcançadas pela FA, mas todos concordaram em que as condições devem ser melhoradas sempre. Está claro que a direita nunca é a opção, mas o pensamento binário persiste. Se a esquerda não pode administrar da forma correta, o pêndulo voltará para o lado da direita.

Não se pode assustar com fantasmas do passado. Não se pode invocar um passado que já não existe. A esquerda deve propor um futuro e a esperança, não um candidato “menos ruim” que o da direita.

A dança de nomes de candidatos à Presidência por parte da FA é um sintoma da situação que essa força política atravessa. É difícil não tragar um sapo ao menos uma vez em processos como esse. Os imponderáveis são inevitáveis, mas quando a exceção começa a ser regra é hora de mudar, você acaba sendo mudado.

Tudo muda?

É possível transformar a Frente Ampla desde dentro? É possível transformá-lo de fora? Quem irá oferecer o seu coração?

O desgaste pelos 15 anos de governo é claro. Mas esse não pode ser repetido como um mantra. Também há o desgaste de um setor conservador e reacionário que nunca tolerará nada do que a FA faça. Há desgaste nesse centro eleitoral, sempre em disputa (entre várias razões), por não saber comunicar as conquistas e não fazer a população se sentir parte das mudanças.

Há um desgaste dentro da esquerda, por essa espera de 40 anos, heroica e consciente, com desaparecidos, exiliados, torturados. Famílias inteiras que deixaram tudo por este projeto e que, depois de tanto tempo esperando, “sacudindo até as raízes das árvores” para sobreviver, terminaram vendo seu partido assumir posições que elas sempre criticaram.

Outro desafio que a FA terá que enfrentar é o da construção do seu programa de governo para o período 2020-2025 – no caso de se vencer o pleito pela quarta vez. O eixo, muitas vezes, avança alguns metros, para desviar a atenção do xis da questão.

Alguém pode discordar sobre as prioridades programáticas para educação, saúde, moradia, trabalho e segurança? O ponto é qual será o foco que se dará a esses temas, e de que maneira serão desenvolvidos e apresentados. Se a oferta não for a de mudanças profundas, podem não ser suficientes eleitoralmente. Há um temor de se combater a raiz do problema? Seria apatia, traição ou conformismo? O sistema superou as ideias da Frente Ampla, ou se acabaram as ideias?

Pós-verdade, pós-modernidade e pós-frentismo

Apesar de tanta pós-modernidade circulando, apesar de quererem relativizar a crise desse começo de século, há uma juventude no Uruguai que não esquece o ano de 2001. A geração “não à diminuição (da idade penal)” surgiu na cena política de 2014, com força, e começou a participar e militar, como não havia feito antes. Para esse público, a direita parece nunca ser a opção, mas a FA tampouco enamora.

Como disse o espanhol Juan Carlos Monedero, há quatro etapas para se participar na política: dor, querer, saber, poder. Dor como sentimento de injustiça diante um fato; querer que isso não aconteça, um sentimento de mobilização, saber da situação e ver que há uma conjuntura, sentir, querer, saber: e então poder transformar.

Isso não ocorre hoje com a Frente Ampla. Não se pode militar “contra de”, e sim a favor de algo. Aí é onde radica a profundidade de um projeto e sua capacidade de alcanças as grandes transformações, em benefício das grandes maiorias, ou outro que possa satisfazer algumas necessidades por certo tempo e incrementar a capacidade de consumo de determinada população.

Não se trata somente de teorias, pesquisas e estudos, pode-se viver o sentimento, da paixão e da subjetividade, que também têm um papel importantíssimo.

Enquanto isso, se irá sedimentando a ilha que em algum momento emergirá, para emocionar e enamorar essa geração de jovens que revolucionará o panorama político uruguaio e que terá a fundamental tarefa de seguir se reinventando, sem esquecer o que os fez sentir, querer, saber e poder transformar até as raízes das árvores.

Nicolás Centurión é estudante de Psicologia da Universidade da República e analista associado ao Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

*Publicado originalmente em estrategia.la | Tradução de Victor Farinelli