El FMI reorganizó el gabinete de Macri/FMI reorganizou o gabinete de Macri

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Rubén Armendáriz-CLAE|

Difícil situación para el gobierno argentino cuyos funcionarios, impedidos de viajar a Moscú por orden presidencial, deben mirar por televisión las incidencias del Mundial, mientras constatan las cotidianas y crecientes movilizaciones contra sus políticas y asisten a la lucha entre facciones del poder económico representadas en el gabinete de empresarios de Mauricio Macri, que este fin de semana sufrió una reorganización acorde a las exigencias del Fondo Monetario Internacional.

Da la impresión que el gobierno de Mauricio Macri ha perdido el apoyo del “señor mercado” que ya no le cree ni confía en él. Hoy por hoy, la mayor fortaleza del gobierno de Mauricio Macri es el sostenimiento de los poderes políticos mundiales que no quieren que el hoy Presidente del G-20, que ellos ungieron, termine en la calle antes que se realice la reunión prevista para la última semana de noviembre de este año.

Pero Macri enfrenta no solo las movilizaciones diarias de trabajadores, jubilados, maestros, estudiantes, sino también la puja interna, con dos posiciones enfrentadas, dado que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no inclinó la balanza hacia ninguno de los dos grupos de los capitalistas financieros –con rango de ministros o altos funcionarios- y la puja interna se radicaliza.ar macri preocupado

La situación sigue tensa en el Parlamento, que dio media sanción al proyecto de interrupción del embarazo, pese a la oposición de la Iglesia católica y el macrismo. La correlación de fuerzas ha cambiado y hoy Macri no parece contar con los votos para hacer aprobar los acuerdos que él acepto con el FMI. No será fácil darle legitimidad institucional a la política del FMI.

Máxime que se trata de una política de toma de control del Banco Central, que impone de aumentos de tarifas, una mayor inflación para bajar los salarios medidos en dólares (de 420 a 190 dólares mensuales), para licuar las deudas en pesos que le abren más frentes de conflicto, para abrir las importaciones con el cierre de pequeñas y medianas empresas, una política de mayor exclusión social.

La liberación financiera y la desregulación del comercio exterior dejan el manejo de la economía en manos de los grupos económicos concentrados, tanto domésticos como foráneos, esquema que significa la pérdida de soberanía, maximizada por el retorno al FMI.

Una de las fracciones financieras representada en el gobierno tiene su centro en las decisiones y condicionalidades dictadas desde Washington (en especial del FMI) y presionó para que los ministros de Energía y Minería (Juan José Aranguren, alto ejecutivo de la trasnacional globalizadora Shell) y de Producción, Alberto Cabrera, también con fuertes conexiones con Londres, dejaran sus cargos.

ar dujovne y lagardeNicolás Dujovne, el negociador ante el FMI, quedó a cargo de las fusionadas carteras de Hacienda y Finanzas, mientras Luis Toto Caputo, siempre de la mano de los fondos financieros de inversión Blackrock y Templeton, era enviado a apagar el fuego en el Banco Central.

Dujovne, apadrinado por el FMI, parece ser quien desplaza al hasta ahora director de orquesta (jefe de gabinete) Marcos Peña Brown, quien cuenta con el apoyo de los grupos locales y obviamente de su parentela en la secretaría de Comercio y en los directorios del Grupo Galicia, La Anónima y la Patagonia.

Peña anunció en mayo la intención del macrismo de impulsar un Gran Acuerdo Nacional (¿una repetición del GAN que el dictador Alejandro Lanusse propusiera a inicios de los 70 para salvar los papeles del gobierno militar de entonces?), una mesa de negociación con aliados y opositores moderados para garantizar la aprobación parlamentaria del presupuesto nacional de 2019 (año de elecciones), donde se deben plasmar los recortes y ajustes diseñados que -a través de Dujovne- exige el FMI.

Mientras funcionarios y propagandistas del gobierno intentan imponer el imaginario de que se trata de “un,  nuevo FMI”, el exministro de Hacienda del macrismo, Alfonso Prat Gay, señalaba que “pedirle al FMI es como pedirle a un suegro con el que nos llevamos mal”

Una reorganización del gabinete económico va dando cuenta de ganadores y perdedores. En un primer momento, con la designación de los directivos de los grupos económicos en los muchos ministerios, Macri logró balancear el juego, pero ahora los diferentes factores del poder económico observan cómo se van definiendo quienes pierden y quien gana.

El sábado, el gobierno anunció el desplazamiento de dos ministros, Francisco Cabrera y Juan José Aranguren, y en su reemplazo, fueron designados Dante Sica, ex secretario de Producción de Eduardo Duhalde, y Javier Iguacel, hasta ahora director de Vialidad Nacional, operador político clave del macrismo. El reemplazo de estos dos ministros se produjo 48 horas después que se resolviera el desplazamiento de Federico Sturzenegger de la titularidad del Banco Central.

En los tres casos –Sturzenegger, Cabrera y Aranguren–, se trata de personas muy allegadas al presidente Mauricio Macri, quien en más de una oportunidad salió a defenderlos por los cuestionamientos que recibieron en el desempeño de sus cargos. Dentro de los cambios, la Secretaría de Minería pasará a depender del Ministerio de Producción y no, como hasta ahora, del Energía y Minería, y Cabrera será presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y asesor del presidente Macri.Federico Sturzenegger en la presentación del Informe de Política Monetaria del Banco Central, en enero. (German Garcia Adrasti)

Esta decisión se conoció horas después de que se fusionaran los ministerios de Hacienda y Finanzas, dejando a Nicolás Dujovne a la cabeza, en coincidencia con el cambio de destino de Luis Caputo, hasta entonces ministro de Finanzas, que dejó este último cargo para pasar a la presidencia del Banco Central en reemplazo de Sturzenegger.

Cabrera era blanco de severas críticas del sector empresario que lo acusaba de asistir pasivamente al proceso de desindustrialización, como autor de un documento donde a los sectores “viables” y a los “inviables”, los condenados a desaparecer y ser reemplazados por la importación, como la mayor parte de la industria mano de obra intensiva, a los que se les aconsejaba “reconvertirse”, lo cual fue interpretado como una invitación a hacerse importadores en sus mismos rubros.

Dante Sica es un consultor de buena llegada a diversos sectores empresarios, particularmente de la industria automotriz, y es visto como una cara más amable para el empresariado, aun con las mismas políticas de desindustrialización de Cabrera. Por su parte, Iguacel –quien trabajó para petroleras privadas- es un operador político muy activo del macrismo en el armado de causas y denuncias judiciales contra las contrataciones de obra pública del anterior gobierno.

La salida de Aranguren y Cabrera, luego de que la escalada imparable del dólar eyectara a Federico Sturzenegger del Banco Central y trasladara allí al ministro de Finanzas Luis Caputo, reavivó las críticas de la oposición.

Exministros Cabrera y Aranguren
Exministros Cabrera y Aranguren

“El problema no es el cambio de nombres, sino el cambio de un proyecto económico. Sica no va a empezar una política de aliento a las exportaciones, de freno a las importaciones o de aliento a la industria y a la producción. Tampoco se van a retrotraer las tarifas que tanto descontento social han generado. No hay ningún cambio en el rumbo económico de este gobierno”, dijo el exministro de Defensa y jefe de la bancada peronista en Diputados, Agustín Rossi.

Daniel Filmus, exministro de Educación y hoy diputado, lanzó una ironía tras conocerse los anuncios: “Si con el mejor equipo de los últimos 50 años nos fue tan mal, no me quiero imaginar cómo nos va a ir ahora que entran los suplentes!!!”, expresó por Twitter.

Si bien nada estaba claro para el poder fáctico argentino, el panorama quedó más enredado con ascenso de Donald Trump en EEUU y de Teresa May en Gran Bretaña, referentes históricos en los negocios financieros de los grupos económicos locales. Washington ha impuesto su peso con la jugada desde el FMI, en diálogo con una fracción de los grupos económicos locales como Socma (Sociedad Macri), obviamente de la familia del presidente.

El académico Walter  Formento, director del CIEPE, señala que todos los escenarios están abiertos y la paciencia y la continuidad en la puja definirán la partida, donde los actores financieros transnacionales -de Londres o de Washington-, vienen de perder posiciones internacionales en la reunión del G7, en las Cumbre de Paris, de la Otan, del Tlcan y del TPP, y también en la reunión de Trump con las Coreas.ar marcha federal

Moscú era una fiesta pero en Argentina los camioneros aseguraron que no circulara “ni una carretilla” durante su paro, y tuvieron el apoyo de los trabajadores bancarios, los gremios docentes y algunas organizaciones de izquierda y movimientos sociales, en un rechazo generalizado por los tarifazos, la inflación y contra los acuerdos con el FMI.

Mientras el gobierno, con una inflación desbocada, ofrece un 15% de aumento a los trabajadores, que reclaman no menos del 27%, en medio de una sorda lucha interna por la próxima conducción de la Central General del Trabajo (CGT, la principal central sindical) que el 22 de agosto debería designar a los nuevos directivos entre una corriente enfrentada al gobierno y sus medidas y otra de sectores más moderados o negociadores.  Para el 25 de junio está convocado un paro general.

Y, lejos, en Rusia, Argentina apenas empata con Islandia en el Mundial y Lionel Messi malogra un penal. El salvavidas del Mundial parece que no le servirá a Macri para desviar la atención sobre el creciente malestar popular. En definitiva, el límite de los ajustes es la capacidad de resistencia de los ajustados.

* Periodista y politólogo uruguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


EN PORTUGUÉS

FMI reorganizou o gabinete de Macri

Por Rubén Armendáriz

É difícil situação do governo argentino, com funcionários impedidos de viajar a Moscou por ordem presidencial, obrigados a ver a Copa pela televisão, enquanto constatam as frequentes e crescentes mobilizações contra suas políticas, e assistem à luta entre as facções do poder econômico representadas no gabinete de empresários. Gabinete que, aliás, sofreu neste fim de semana uma reorganização que obedece às exigências do Fundo Monetário Internacional.

Dá a impressão de que o governo de Mauricio Macri perdeu o apoio do “senhor mercado”, que já não acredita nem confia nele como antigamente. Hoje em dia, a maior fortaleza do governo é a sustentação dos poderes políticos mundiais, que não querem que o hoje presidente do G20, que eles ungiram como o mandatário modelo do continente, termine na rua antes de se realizar a reunião prevista para a última semana de novembro deste ano.

Mas Macri enfrenta não só as mobilizações diárias de trabalhadores, aposentados, professores e estudantes, mas também a disputa interna de duas posições em conflito, já que o acordo com o Fundo Monetário Internacional (FMI) não inclinou a balança a nenhum dos dois grupos.

A situação também é tensa no parlamento, que deu a primeira aprovação ao projeto de despenalização do aborto e interrupção voluntária da gravidez, apesar da oposição da Igreja Católica e do macrismo. A correlação de forças mudou, e hoje Macri não parece contar com os votos para aprovar os acordos que aceitou com o FMI. Não será fácil dar legitimidade institucional às novas medidas.

Ainda mais quando se trata de uma política de tomada de controle do Banco Central por parte do mercado financeiro, e que também impõe mais aumentos de tarifas dos serviços básicos (água, luz e gás), maior inflação para baixar os salários medidos em dólares (de 420 a 190 dólares mensais) e para liquidar as dívidas em pesos, e que gerarão consequências que abrem mais frentes de conflito – como a de aumentar as importações, com o fechamento de pequenas e médias empresas.

A liberação financeira e a desregulação do comércio exterior deixam o manejo da economia nas mãos dos grupos econômicos concentrados, tanto domésticos como estrangeiros. Um esquema que significa a perda da soberania, maximizada pelo retorno ao FMI.

Uma das frações financeiras representada no governo tem o seu centro nas decisões e condicionalidades ditadas desde Washington (em especial as do FMI) e pressionou para que os ministros de Energia e Mineração (Juan José Aranguren, alto executivo da Shell) e de Produção (Alberto Cabrera, também ligado Londres), deixassem seus cargos.

Nicolás Dujovne, o homem que negociou com o FMI, agora terá em suas mãos os ministérios de Fazenda e Finanças, que foram fusionados, enquanto Luis “Toto” Caputo, representante dos fundos financeiros de investimento Blackrock e Templeton, foi colocado no Banco Central para enfrentar sua catástrofe institucional.

Dujovne, apadrinhado pelo FMI, parece ser quem rouba o lugar do até agora diretor de orquestra (chefe de gabinete) Marcos Peña Brown, que conta com o apoio dos grupos econômicos locais. Peña anunciou em maio a intenção do macrismo de impulsar um “grande acordo nacional” (talvez uma repetição daquele proposto pelo ditador Alejandro Lanusse, no início dos Anos 70, para salvar o governo militar daquele então?), uma mesa de negociação com aliados e opositores moderados, para garantir a aprovação parlamentar do orçamento nacional de 2019 (ano eleitoral), onde se devem plasmar os cortes e ajustes que o FMI exige.

Enquanto funcionários e propagandistas do governo tentam impor o imaginário de que se trata de “um novo FMI”, o ex-ministro da Fazenda do macrismo, Alfonso Prat Gay, afirma que “ir ao FMI é como pedir dinheiro a um sogro com quem nos damos mal”.

A reorganização do gabinete econômico vai mostrando também quem são os vencedores e perdedores. Num primeiro momento, com a designação dos diretores dos grupos econômicos nos muitos ministérios, Macri conseguiu balancear o jogo, mas agora os diferentes setores do poder econômico já observam como vão sendo definidos aqueles que perdem e que ganham.

No sábado, o governo anunciou a saída dos dois ministros rejeitados pelo FMI (Cabrera e Aranguren), substituídos por Dante Sica, ex-secretário de Produção do governo interino de Eduardo Duhalde, e Javier Iguacel, um importantíssimo operador político do macrismo. A troca desses dois ministros se produziu 48 horas depois da saída de Federico Sturzenegger da gerência geral do Banco Central.

Os três casos (Sturzenegger, Cabrera e Aranguren) envolvem pessoas muito próximas do presidente Mauricio Macri, que os defendeu em mais de uma oportunidade diante dos questionamentos que receberam por seus questionados desempenhos e resultados. Outras mudanças realizadas foram a da Secretaria de Mineração, que passara a ser uma pasta dependente do Ministério de Produção, e não mais do de Energia. Cabrera passou a ser o presidente do Banco de Investimentos e Comércio Exterior (BICE), e assessor do presidente Macri.

Cabrera era alvo de severas críticas do setor empresarial, que o acusava de assistir passivamente ao processo de desindustrialização, como autor de um documento onde aconselhava os setores “viáveis” e “inviáveis” – alguns condenados a desaparecer, substituídos pela importação – como a maior parte da indústria de mão de obra intensiva – a se “transformar”, o que foi interpretado como um convite a se tornarem importadores em seus mesmos mercados.

Dante Sica é um consultor de boa ligação com diversos setores empresariais, particularmente da indústria automobilística, e é visto como uma cara mais amável para o empresariado, embora defenda as mesmas políticas de desindustrialização de Cabrera. Por sua parte, Iguacel – que trabalhou para petroleiras privadas – é um operador político muito ativo do macrismo, especialmente na armação de causas e denúncias judiciais contra as contratações de obra pública do governo anterior.

A saída de Aranguren e Cabrera, depois da escalada imparável do dólar, ejetou Federico Sturzenegger do Banco Central, que passou às mãos do ex-ministro de Finanças Luis Caputo, reavivando as críticas da oposição.

“O problema não é a mudança de nomes, e sim a mudança de um projeto econômico. Sica não vai promover uma política de estímulo às exportações, de freio às importações, de apoio à indústria e à produção. Tampouco vai retroagir as tarifas que motivaram tantos protestos sociais. Não haverá nenhuma mudança de rumo econômico neste governo”, disse o ex-ministro de Defensa e chefe da bancada peronista na Câmara dos Deputados, Agustín Rossi.

Daniel Filmus, ex-ministro de Educação e hoje deputado, lançou uma ironia após conhecer os anúncios. “Se com a melhor equipe econômica dos últimos 50 anos os resultados foram tão ruins, nem quero imaginar agora que vão entrar os reservas!!!”, expressou por Twitter.

O panorama parecia estar claro para o poder fático argentino, mas ficou mais obscuro com a eleição do protecionista Donald Trump nos Estados Unidos e a conservadora Theresa May na Grã-Bretanha, referentes históricos a favor dos negócios dos grandes grupos econômicos. Washington impôs seu peso na disputa através do FMI, em diálogo com uma fração dos grupos econômicos locais como o Grupo Socma (sociedade pertencente à família Macri.

O acadêmico Walter Formento, diretor do CIEPE, analisa os cenários e acredita que há várias possibilidades em aberto, que requerem paciência e insistência para definir uma partida onde os grandes atores financeiros multinacionais – de Londres ou de Washington – vêm de perder posições internacionais na reunião do G7 e no encontro de Cingapura – entre Trump e o líder norte-coreano Kim Jong-un.

Longe dali, na Rússia, a seleção de futebol da Argentina apenas empatou com a Islândia, em sua estreia na Copa do Mundo, com Lionel Messi perdendo um pênalti. O salva-vidas futebolístico parece que não ajudará Macri a desviar a atenção popular sobre os problemas sociais causados pelo seu governo. Moscou era uma festa celeste e branca, mas na Argentina os caminhoneiros asseguraram uma enorme paralisação que contou com o apoio de outros sindicatos, como os dos bancários, dos professores e até de algumas organizações de esquerda e movimentos sociais, em uma crítica generalizada contra os aumentos das tarifas, a inflação e também contra os acordos com o FMI.

Enquanto o governo oferece 15% de aumento, os trabalhadores reclamam ao menos 27%, em meio a uma interna da Central Geral do Trabalho (CGT), a principal central sindical do país – que deveria escolher seus novos diretores no dia 22 de agosto. Além disso, há uma greve geral convocada para o próximo 25 de junho.

Finalmente, o limite dos ajustes é a capacidade de resistência dos ajustados.

Rubén Armendáriz é jornalista e cientista político uruguaio, analista do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

 

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