Dura declaración de los industriales del Mercosur contra el tratado de libre comercio con la Unión Europea
Rodolfo Koé Gutiérrez|
En una inédita posición unitaria, las centrales industriales de cuatro países miembros del Mercosur elevaron ante los negociadores del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, una dura declaración en la que exigen “transparencia” en las tratativas, plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente por el acuerdo puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario, y un acuerdo equilibrado reconociendo las diferencias en el nivel de desarrollo entre las partes.
Los presidentes de las centrales industriales de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, integrantes del Consejo Industrial del Mercosur (CIM), reclamaron además, ante los negociadores reunidos en Asunción, la inclusión de una “cláusula de desarrollo industrial” y la preservación de diversos instrumentos de protección a la producción y el empleo “fundamentales para el funcionamiento actual y futuro del Mercosur”.
Cabe destacar que se trata de una manifestación unitaria de las mayores entidades de cúpula del Mercosur que sale de la lógica hasta ahora prevalente que lo importante era «abrirse al mundo» sin ninguna prevención, mientras persiste el temor que en la desesperación por hacer anuncios contra reloj se firme cualquier cosa.
Los industriales expresaron una vez más la necesidad de que las negociaciones se lleven a cabo de manera tal que exista la mayor transparencia posible entre los equipos negociadores y las entidades representativas de los sectores productivos y la necesidad de que se establezcan plazos y condiciones para que los sectores afectados negativamente puedan transformarse y continuar activos en el nuevo escenario.
Demandaron, asimismo, que el Acuerdo que se alcance con la Unión Europea deberá ser equilibrado, reconociendo las diferencias en los niveles de desarrollo entre las partes y prestando especial atención al impacto que pueda tener sobre los respectivos entramados de la industria, para lo cual es prioritario que reconozca la necesidad de preservar herramientas que son fundamentales del Mercosur, tanto en el campo del comercio de bienes como en el comercio de servicios
Entre estas herramientas, los industriales señalan el otorgamiento de un claro «trato especial y diferenciado» que se evidencie en la extensión del período de desgravación de las canastas de bienes, ampliación satisfactoria de cuotas de importación por parte de la UE para bienes agroindustriales y la remoción de tarifas intracuotas para los mismos, la eliminación de subsidios europeos a la producción de bienes agrícolas y la inclusión de una “cláusula de desarrollo industrial”,
Asimismo reclaman la continuidad de los regímenes suspensivos de importación/ exportación (mantenimiento de la vigencia de drawback), la aplicación de reglas y mecanismos de certificación de origen que impidan la triangulación, el mantenimiento de límites al acceso al mercado de compras y contrataciones públicas como herramienta de desarrollo industrial nacional, el rechazo a la extensión de las patentes y a la protección de los datos de prueba, y un límite a la protección bajo indicaciones geográficas solicitadas por la UE, adem´s de la mantención de la legislación doméstica de bienes remanufacturados.
Firman el documento, emitido en Asunción, Miguel Acevedo por la Unión Industrial Argentina, Robson Braga de Andrade de la Confederação Nacional da Indústria de Brasil, Eduardo Felippo por la Unión Industrial Paraguaya y Gabriel Murara, de la Cámara de Industrias del Uruguay
La importancia del documento
El comunicado de los industriales pone en el centro de atención la significación y eventuales consecuencias de un acuerdo asimétrico. siendo que la alerta debe ir más allá que si el cupo para las exportaciones de carne del Mercosur pasa de 70.000 a 99.000 toneladas, que se ha intentado presentar como el «face-saving» -para apurar como «logro»- un acuerdo inmediato,
Asimismo refiere públicamente interrogantes básicos como son la falta de transparencia (una de las banderas mediáticas más reiteradas de los gobiernos de Mauricio Macri y Michel Temer para diferenciarse del «populismo») , la necesidad de evaluar con los propios sectores económicos y no solo en lógicas cerradas y lejanas de técnicos oficiales por potenciales impactos no solo comerciales sino por otros temas clave como son los de propiedad intelectural, compras públicas, normas de origen, indicaciones geográficas, plazos de convergencia.
Los referentes industriales mercosureños, por primera vez, exigen la demanda común de trato especial y diferenciado haciendo mención particular al requerimiento de «una cláusula de desarrollo industrial».
El planteo de las cuatro entidades industriales del Mercosur a los negociadores regionales les exige que reconozcan la asimetría del tratado y que, como consecuencia de éste, habrá grandes perdedores en los países del Mercosur, en especial entre los sectores industriales.
Desde 2016 hasta las actuales negociaciones en Asunción, la disputa entablada por los representantes del Mercosur se redujo a obtener una ampliación del cupo de exportaciones de carne y biocombustibles a Europa. En diciembre, la comisaria de Comercio de la Comisión Europea, Cecilia Malmstrom, no logró convencer a los gobiernos de Francia, Irlanda, Polonia, Bélgica y otros de las bondades de un tratado comercial absolutamente favorable a Europa, a cambio de una concesión poco significativa en el comercio de carnes.
Quizás el planteo llegue demasiado tarde, pero en las actuales condiciones, los gobiernos del Mercosur, en particular los de Argentina y Brasil, solamente podrían avanzar hacia la firma del tratado asumiendo que lo hacen dándole la espalda a sus respectivos sectores industriales, señala el analista argentino Raúl Dellatorre.
*Periodista económico argentino, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,www. estrategia.la )