Buenos Aires: nuevos pobres, situación de indigencia, de calle o de riesgo de calle
Leandro Renou| En el menú de problemas macro y microeconómicos y discusiones sobre los efectos de la política económica sobre sectores medios y medios altos de la población, existe un segmento de la sociedad que está padeciendo más que ninguno la recesión. Las personas que ya venían caminando por el límite de la clase baja han caído en situación de indigencia, de calle o de riesgo de calle.
Más allá de la cantidad de nuevos pobres (1,4 millones) hay un contexto muy complicado en el universo poblacional afectado por el alza en los alquileres, caída en el empleo informal y venta ambulante, suba de tarifas, problemas habitacionales y desalojos.
Se ha entablado una disputa entre el Gobierno de la Ciudad –el distrito del país con mayor número de personas viviendo en la calle– y aquellos organismos no gubernamentales que trabajan diariamente recorriendo comedores, hogares, hablando con vecinos en los barrios. Los que, con mayor o menor precisión, han logrado establecer una cuantificación de un fenómeno creciente. En la Capital Federal es donde más ha variado el paisaje urbano en el último año y se empezó a observar mucha más gente durmiendo en la calle, en los cajeros automáticos para resguardarse del frío y en las estaciones de tren y micros. Tan complejo es el escenario que los movimientos sociales, con respaldo de las dos CTA, La Bancaria y la CGT, manifestaron para exigir la declaración de la emergencia social, ley que permitiría elevar los porcentajes de asignaciones familiares y crear nuevos empleos. Una norma finalmente acordada con el Gobierno como esquema de contención social.
300.000
“La calle no es un lugar para vivir” es el lema central del Proyecto 7, un organismo que se ocupa de relevar cifras y asistir a personas en situación de calle en todo el país. Su titular, Horacio Ávila, cuenta que en marzo de este año, sólo en la Ciudad de Buenos Aires, había cerca de 16.000 personas en situación de calle, lo que incluye gente en comedores, hogares de paso, a la intemperie, órdenes de desalojo.
Agrega que a medida que fueron avanzando los meses y la situación económica pegó de lleno en el bolsillo, “hubo muchos que ya estaban colgados de los broches y el viento los tiró”. Hoy hay más de 22.000 personas en la misma cruda realidad en el distrito con mayor PIB per cápita país. En todo el territorio nacional, estiman que hay 300.000 personas en un contexto de vulnerabilidad social. Los barrios donde existe más personas en calle en Capital Federal son Constitución, Congreso, Plaza Once y Plaza Retiro. “No hay menos de 6000 personas que directamente duermen en la calle”, precisa Ávila, para agregar que “lo que estoy diciendo son todos datos comprobables”.
Aquí empiezan los inconvenientes, que parten de una negación de los Estados a aceptar las cifras que relevan las organizaciones, movimientos sociales y hasta algunos legisladores. Hace unos meses, y luego de un amparo, la jueza María Elena Liberatori tuvo que obligar al Ejecutivo porteño a entregar, en un plazo de 48 horas, los resultados de un relevamiento de la problemática de la gente en situación de calle. El área Social había reportado sólo 856 personas en riesgo, cuando todos los organismos mostraban datos superiores. Luego de negarse en repetidas oportunidades, dieron a conocer un nuevo número, que ascendió a 3000 personas.
Sin techo
Si bien la mayoría de los especialistas coincide en que es complejo establecer un número certero, la discusión por tener cifras no parece ser menor si tiene en cuenta cómo el Estado censa a la población en situación de calle. Martín Boy, investigador del Conicet y las universidades de Buenos Aires y José C. Paz estudió el caso en su tesis doctoral. “El Gobierno sólo cuenta a los sin techo, que son los mayores de 18 años que la noche del conteo están pernoctando en la calle.
O sea, ahí te quedan afuera los que están parando en paradores, en hogares de tránsito” relató Boy, y agregó que “lo que hacen es un registro, no una encuesta, van en un coche y van registrando en una planilla, pero no hay diálogo con la persona. Registran el género, la edad aproximada y dónde está localizado. A veces en las terminales de trenes o micros bajan a ver, incluso a veces se termina juzgando el género y la edad de una persona por un pie que se está asomando debajo de una frazada”.
El especialista destacó que en otras capitales, como el D.F. mexicano, se va trabajando en una encuesta trimestral para tener estadísticas certeras. “En Argentina hay un mercado de trabajo que se está cerrando, que está expulsando gente a la calle”. Según los cifras de Proyecto 7, a nivel nacional hay alrededor de 300.000 personas que no viven bajo un techo. Y esa situación avanzó en las grandes capitales. “En Córdoba, Rosario y Mendoza hay muchas personas desamparadas. Estimo unas 6000 en cada ciudad”, detalla Ávila.
La organización denuncia que en las grandes urbes del interior hay además políticas represivas que impiden que los pobres ingresen en el centro de esas localidades. Esto, ha redundado en la ampliación de las ranchadas en las afueras de los centros urbanos.
Daniel Arroyo, ex secretario de Desarrollo Social nacional y hoy referente del massismo en temas sociales, afirma que “el 70 por ciento de la gente vive en los grandes centros urbanos, y allí es pobreza más falta de ingresos más violencia y más malvivir constante. En las ciudades medias y en la zona rural es distinto. En un barrio a las 3 de la tarde observas gente sentada en la puerta de la casa, y eso es porque no hay changas. Si voy al almacén del barrio y está la bebida de tercera marca es que no hay plata”. En diálogo con Cash agregó que “en la Ciudad de Buenos Aires el aumento de gente en la calle es más notoria. En el Conurbano está más disperso. El problema en Capital es que ya se están viendo familias enteras”.
Mariano Perelman, investigador del Instituto Gino Germani, suma un elemento importante para el análisis de ese fenómeno. “Además de la cuestión económica, en el ámbito porteño existe un problema con la aplicación de políticas de vivienda”, explica. “Por supuesto que influye el aumento del costo de vida, pero no hay que obviar que el macrismo en Capital tiene serias dificultades en lo que es política habitacional”, indica. Ávila, de Proyecto 7, señala que “muchas familias no pudieron sostener el pago del alquiler. Se está repitiendo lo del 2001, que es la elección forzada de las familias de pagar el alquiler o que los chicos coman”.
Para Boy “los que venían aguantando van a empezar a caer. Hay que sumare que el Gobierno de la Ciudad incluso antes de Macri, ya en el Gobierno de Telerman, empezó con una política de desalojos muy fuerte. El macrismo lo que hizo en su primera gestión fue sacar una normativa que se denomina de desalojo express, que no necesita la sentencia de un juez para llevar a cabo un desalojo. Hoy la ley está más del lado del propietario, por eso se incrementó la cantidad de desalojos, y una porción de esa población termina en la calle”.
consultoras que trabajan para los grandes supermercados estiman que el consumo caerá en noviembre entre un 5 y 6 por ciento. El fenómeno de reducción en la demanda llevó a que casi 3 de cada 10 productos comprados sea de segundas o terceras marcas. Y el consumo de carnes y verduras fue reemplazado por harinas. Para las cadenas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) esta crisis nació con el resultado de la elección presidencial del balotaje. Durante los últimos años, la pirámide del negocio de los hiper se invirtió. El 80 por ciento de las compras estaba concentrado en sectores medios y bajos. Uno de los popes del negocio aseguraba que “para nosotros, es mejor vender un millón de latas de arvejas antes que 100.000 cajas de champagne”. Hoy, precisamente, el consumo está estancado porque esa base social no está en condiciones de dinamizarlo por la caída del poder adquisitivo.
El deterioro del gasto en los hogares afectó mucho a los sectores medios y bajos. Por esta razón las organizaciones sociales, en el marco del diálogo con la ministra de Desarrollo Social de Nación, Carolina Stanley, reclamaron y obtuvieron ayuda monetaria extra (bono) de fin de año el segmento social más postergado..
“Para que aumente la gente en la calle nos parece que se dieron tres factores juntos: una suba constante en el precio de los alimentos; el parate de la construcción y del rubro textil, y la merma de las changas”, detalla Daniel Arroyo.
Un tercio de la población tiene empleo informal. “Cuando esas actividades están en recesión –explica Arroyo– se produce una fuerte caída en los ingresos de quienes viven de la diaria. Además, es evidente que hay una pérdida de ingresos fuertes porque hay más gente en los comedores escolares y comunitarios”. Arroyo menciona que en la recorrida por los barrios se puede observar que hay una reducción en el consumo de carne, lácteos, y hay más consumo de farináceos. “La gente está comiendo peor”, explica. En el marco de esta expulsión de gente a la calle, “hay sobre endeudamiento, a la gente que no le alcanza toma préstamos con el prestamista del barrio y se está generando una bola de endeudamiento muy complicada. Hay un empobrecimiento general en la Argentina”.
Caída del consumo y deterioro social
Las consultoras que trabajan para los grandes supermercados estiman que el consumo cayó en noviembre entre un 5 y 6 por ciento. El fenómeno de reducción en la demanda llevó a que casi 3 de cada 10 productos comprados sea de segundas o terceras marcas. Y el consumo de carnes y verduras fue reemplazado por harinas. Para las cadenas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) esta crisis nació con el resultado de la elección presidencial del balotaje. Durante los últimos años, la pirámide del negocio de los hiper se invirtió. El 80 por ciento de las compras estaba concentrado en sectores medios y bajos.
Uno de los popes del negocio aseguraba que “para nosotros, es mejor vender un millón de latas de arvejas antes que 100.000 cajas de champagne”. Hoy, precisamente, el consumo está estancado porque esa base social no está en condiciones de dinamizarlo por la caída del poder adquisitivo.
El deterioro del gasto en los hogares afectó mucho a los sectores medios y bajos. Por esta razón las organizaciones sociales, en el marco del diálogo con la ministra de Desarrollo Social de Nación, Carolina Stanley, reclamaron y obtuvieron ayuda monetaria extra (bono) de fin de año el segmento social más postergado..
“Para que aumente la gente en la calle nos parece que se dieron tres factores juntos: una suba constante en el precio de los alimentos; el parate de la construcción y del rubro textil, y la merma de las changas”, detalla Daniel Arroyo.
Un tercio de la población tiene empleo informal. “Cuando esas actividades están en recesión –explica Arroyo– se produce una fuerte caída en los ingresos de quienes viven de la diaria. Además, es evidente que hay una pérdida de ingresos fuertes porque hay más gente en los comedores escolares y comunitarios”. Arroyo menciona que en la recorrida por los barrios se puede observar que hay una reducción en el consumo de carne, lácteos, y hay más consumo de farináceos. “La gente está comiendo peor”, explica. En el marco de esta expulsión de gente a la calle, “hay sobre endeudamiento, a la gente que no le alcanza toma préstamos con el prestamista del barrio y se está generando una bola de endeudamiento muy complicada. Hay un empobrecimiento general en la Argentina”.
*Publicado en Cash
Crisis social
- Existe un segmento de la sociedad que está padeciendo más que ninguno la recesión: los pobres e indigentes.
- Tres millones de argentinos viven en asentamientos informales o villas, según el informe 2016 de la organización Techo. Uno de cada diez habitantes de centros urbanos, unas 650 mil familias que carecen de acceso a la red cloacal (98%), el agua corriente (97%), a la red eléctrica (73%) y a la recolección de residuos.
- El 60% de los asentamientos se inunda cada vez que llueve y el 70% tiene dentro de su barrio al menos un factor de riesgo (ribera de arroyo, camino de alto tráfico, basural, torres de alta tensión).
- Muchos que venían caminando por el límite de la clase baja han caído en situación de indigencia, de calle o de riesgo de calle.
- En la Ciudad de Buenos Aires existen cerca de 16 mil personas en situación de calle, y en todo el país alcanza las 300 mil.
- Hay un mercado de trabajo que está expulsando gente a la calle.
- El Gobierno de la Ciudad tiene una política de desalojos que agudiza el problema de las familias en situación de calle.