Impunidad en democracia en Uruguay: Las actas del tribunal de (des)honor
Nicolás Centurión|
En vísperas del Día Internacional del Detenido Desaparecido, Uruguay vive días convulsos con respecto al pasado reciente, específicamente de la dictadura cívico-militar de 1973 al 1985, en un contexto donde se está discutiendo el presupuesto nacional del quinquenio que proyecta recortes y ajustes en varias áreas, entre ellas la educación y la salud.
A pedido de Familiares de detenidos desaparecidos, el 27 de agosto salieron a la luz las actas del tribunal de honor del Ejército del año 2006, donde el coronel (retirado) Gilberto Vazquez confesaba haber participado del segundo vuelo de la muerte entre Uruguay y Argentina (para tirar cadáveres de militantes desaparecidos en el Río de la Plata) en medio del Plan Cóndor, y también de haber matado, torturado y planificado atentados; estos últimos incluso en democracia.
En 2011 fue instaurado el 30 de agosto como el Día Internacional del Detenido Desaparecido por Naciones Unidas en la Convención Internacional. “La desaparición forzada se usa a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad”, señala la ONU.
De impunidad y otros silencios:
Vazquez integró el órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) durante la dictadura. Fue condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad. Entre ellos, 28 homicidios y condenado también a 30 años por haber secuestrado y desaparecido a María Claudia García, madre de Macarena Gelman.
En el presente cumple prisión domiciliaria en el norteño departamento de Rivera. Fue el último en entregarse cuando se ejecutó la orden de arresto para seis represores, entre los que estaban torturadores y responsables de desapariciones, como José Nino Gavazzo, Jorge Silveira, Ernesto Rama, Ricardo Arab y Ricardo Medina.
Las confesiones en el tribunal de Honor sucedieron luego de que Vázquez se escapara del Hospital Militar, donde se hallaba internado. A raíz de su fuga compareci+o ante los tres generales de las tres armas. Las actas tienen pasajes contundentes y escalofriantes: “Yo era un soldado e hice lo mejor que pude; tuve que matar y maté, y no me arrepiento. Tuve que torturar y torturé, con el dolor en el alma, y me cuesta muchas noches dormir acordándome de los tipos que cagué a palos, pero no me arrepiento”.
Refiriéndose a la Comisión para la Paz, creada en el 2000 durante el gobierno de Jorge Battlle del Partido Colorado, Vazquez se refirió a los militares que colaboraron con dicha comisión como “traidores”. En otro pasaje, confiesa haber tenido implicancia en la desaparición del militante del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) Adalberto Soba, secuestrado en Buenos Aires en el año 1976.
Si ya las declaraciones eran abrumadoras y aberrantes, sobre todo con la liviandad de sus expresiones, otro episodio relatado por el propio Vazquez y la complicidad de los mandos es más que grave. En el año 1989, a cuatro años de la restauración democrática, le encomendaron “marcar cuatro objetivos” para ajusticiarlos: Eleuterio Fernandez Huidobro (Movimiento de Participación Popular, Hugo Cores (Partido por la Victoria del Pueblo), León Lev (Partido Comunista) y otro que al momento de declarar no recordó quién era.
“Si algo sale mal yo voy en cana (preso) por autor material y usted por autor intelectual porque el Comandante en Jefe esto no lo puede bancar.” sentenció Gilberto Vazquez ante el tribunal del Horror.
Sumado a esto, en los siguientes párrafos confesó que dentro de las órdenes que le encomendaron, en 2006 había planes para “ejecutar gente, para matar gente, entre ellos el Presidente de la República”, que en ese entonces era Tabaré Vazquez.
Madres y Familiares de desaparecidos denunciaron en una conferencia de prensa el viernes 28, que los integrantes de los Tribunales de Honor no informaron de estas declaraciones a la Justicia, cuando era su deber hacerlo, por ser funcionarios públicos.
Vázquez también narró que en 1985 a Ricardo «Turco» Arab, otro represor detenido, «estuvo por ir preso por un asunto de cheques sin fondos» y concurrió al Servicio y dijo que «si no le daban la guita (dinero) para tapar el agujero iba a largar todo lo que él sabía y sabe todo».
El exministro de Defensa José Bayardi, que en 2006 era subsecretario de esa cartera bajo el mando de la ministra Azucena Berruti, declaró que la misma no tuvo conocimiento de estas actas en ese entonces. Bayardí expresó que aquel «era un Tribunal de Honor que no estaba vinculado al tema de derechos humanos, estaba vinculado a la fuga» de Vázquez
Las actas del tribunal de Honor desnudan la impunidad, el pacto de silencio que tienen entre ellos los represores, la complicidad con algunos actores de la política partidaria y un Estado omiso desde 1985 hasta la actualidad.
A este manto gris se suma el caso del exgeneral, líder y senador por Cabildo Abierto Guido Manini Rìos. Familiares de desaparecidos ha pedido su desafuero como parlamentario. Siendo general, Manini Rìos ocultò información sobre el asesinato de Roberto Gomensoro perpetrado por José “Nino” Gavazzo.
El senador cabildante expresó en campaña electoral, que no iba a ampararse en los fueros y que quería ser juzgado como cualquier ciudadano. Pero las recientes consultas han demostrado que el Partido Nacional y algunos parlamentarios del Partido Colorado no le darán los votos e incluso el propio Cabildo Abierto sí votará por el desafuero.
Esto, que parece contradictorio, sólo se entiende con lo que pasará la semana entrante: la aprobación del prespuesto nacional 2020-2025. Según trascendidos los votos ´para su aprobación ya están negociados: Cabildo Abierto aprueba el presupuesto del Partido Nacional y el Partido Nacional no da los votos para el desafuero del líder de Cabildo Abierto. El neoliberalismo y los defensores de la Doctrina de Seguridad Nacional se dan la mano nuevamente.
El lenguaje y el poder:
“En el diccionario de la máquina” escribía Eduardo Galeano “se llaman “contribuciones” los sobornos que los políticos reciben, y “pragmatismo” las traiciones que cometen. Las “buenas acciones” ya no son los nobles gestos del corazón, sino las acciones que cotizan bien en la Bolsa, y en la Bolsa ocurren las “crisis de valores”.
Donde dice: la comunidad internacional exige, debe decir: la dictadura financiera impone. “Comunidad internacional” es, también, el pseudónimo que ampara a las grandes potencias en sus operaciones militares de exterminio, o “misiones de pacificación”.
Gilberto Vázquez agrega nuevas palabras al diccionario de los eufemismos de la política de muerte. «Nosotros ejecutamos, no asesinamos, que son cosas muy diferentes. Nosotros no torturamos, nosotros apremiamos porque no había más remedio, el mínimo imprescindible para sacar la verdad, porque no había otra forma de combatir y estoy orgulloso de lo que hice.»
Nuevamente Madres y Familiares de desaparecidos salieron a la calle, mientras la impunidad extiende su manto,y nos hace cuestionar en qué democracia vivimos. Estos hechos se suman al archivo del excomisario Víctor Castiglioni donde se certifica hasta el 2008 se seguía espiando a militantes, dirigentes políticos, sindicalistas, por parte de militares y policías retirados.
¿Cuánta impunidad soporta la democracia?
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)