Desde el 1 de febrero, el Reino Unido fuera de la Unión Europea
Isabella Arria
Los eurodiputados ratificaron el acuerdo de retirada de Reino Unido de la Unión Europea (UE), al sellar el primer divorcio en la historia del bloque, en una sesión marcada por las lágrimas y las despedidas, que deja un futuro incierto: el Brexit se producirá el primer día de febrero.
Con el divorcio encaminado, la atención se centra en el acuerdo sobre la futura relación, especialmente comercial, que ambas partes deberán cerrar para finales de 2020, cuando termina el periodo de transición. El Reino Unido recupera también su libertad para negociar acuerdos comerciales con terceros países, como Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump ya puso los ojos en su aliado trasatlántico.
Varios analistas de la capital británica señalan que la decisión es un grito de dependencia. Si a fines del siglo XVIII Estados Unidos proclamó su independencia de Londres, todo conduce a que con este divorcio de la Europa continental se transforme en dependiente y mascarón de proa de los intereses estadounidenses.
El intercambio comercial entre el Reino Unido y la Unión Europea permanecerá sin modificaciones durante el período de transición, pero es la gran discusión que se viene (Shutterstock) .
Tres años, siete meses y una semana después del referéndum en el que el 51,9% de los británicos votó a favor de salir de la Unión Europea (UE), el Brexit será un hecho consumado este viernes, 308 días más tarde de lo previsto. A las 11 de la noche de Londres (la medianoche en Bruselas, sede de la UE), el Reino Unido quedará automáticamente fuera del bloque político y económico al que se incorporó en 1973.
A lo largo de los años, la relación entre ambas partes pasó por muchas crisis, desde la lucha de Margaret Thatcher a principios de los 80 para que la UE reembolsara al Reino Unido parte de su contribución anual al presupuesto de la Unión hasta la salida del Reino Unido del mecanismo de tipos de cambio (MTC) en 1992.
Pero la guerra entre el Reino Unido y la UE por la carne vacuna ha sido una de las más intensas. El 29 de marzo de 1996 la Comisión Europea anunció que había decidido prohibir la exportación de carne vacuna británica, además de todos sus derivados, salvo los lácteos, no solo a otros países de la Unión Europea, sino a todo el mundo.
El Ejecutivo comunitario optó por una medida drástica después de que el gobierno conservador del Reino Unido admitiera que podía haber un vínculo entre la enfermedad de las «vacas locas» y la cepa mutante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que podría matar a seres humanos.
Los medios derechistas hicieron campaña contra la Unión Europea y exigieron al primer ministro John Major que se opusiera a la prohibición, como lo hubiera hecho Thatcher. En un editorial a finales de marzo, The Sun señaló entonces que «Si Bruselas tiene el poder de impedir que Gran Bretaña venda un producto en cualquier parte del mundo, entonces ya no somos una nación soberana e independiente que controla sus asuntos internos».
Sir Nigel Sheinwald, exembajador del Reino Unido ante la UE y Washington, cree que «Europa siempre pareció ser una cuestión de elección, no de necesidad para el Reino Unido, a diferencia de la percepción francesa y alemana»..
«Las sucesivas generaciones de líderes políticos británicos no lograron explicar las realidades y la importancia de nuestra pertenencia a la UE, prefiriendo vivir con, en lugar de enfrentarse a la actitud de ‘little-Englandism’ de los medios de comunicación británicos (expresión del siglo XIX para referirse a aquellos que se oponían a la expansión del imperio)».
Repercusión
Sólo en la agonía de la separación miramos en la profundidad del amor, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al citar a la poeta británica George Eliot. Siempre te amaremos y nunca estaremos lejos, agregó. En una emotiva sesión en Bruselas, legisladores de los 28 países externaron su amor y tristeza, mientras algunos, sobre todo del Partido Brexit, de Gran Bretaña, expresaron su alegría.
Por 621 votos a favor, 49 en contra y 13 abstenciones, la Eurocámara allanó el camino hacia una salida ordenada de Reino Unido, que seguirá respetando las reglas europeas durante un periodo de transición hasta finales de año. El Reino Unido se encamina a poner fin a 47 años de tormentosa relación con Europa continental.
Para su última intervención en la Eurocámara, el británico Nigel Farage, adalid del Brexit, colocó también sobre su banca una bandera británica, contra las normas de la Eurocámara. Las palabras de las fuerzas europeístas fueron de cariño hacia los ciudadanos del Reino Unido. Si los británicos deciden volver, nuestros brazos estarán abiertos, aseguró la jefa de filas de los socialistas, Iratxe García.
El Brexit, en virtud de un referendo de 2016, golpea a la UE que superó, aunque no indemne, una crisis económica y otra migratoria en los últimos años y que confía su porvenir a políticas de crecimiento verde y mayor control de sus fronteras. EU, cuyo Secretario de Estado Mike Pompeo, viajó al Reino Unido, reafirmando que su prioridad es cerrar un acuerdo comercial con el gobierno británico de Boris Johnson en 2020, lo que generó recelos en la UE.
En tanto, el Parlamento de Escocia votó a favor de convocar a un nuevo referendo independentista. La votación tendrá escasas consecuencias en lo inmediato. Para ser vinculante, un referendo requiere la aprobación del gobierno británico y hace unas semanas el primer ministro Boris Johnson rechazó el pedido del gobierno escocés sobre la consulta.
Johnson sostiene que un plebiscito en 2014, en el cual los escoceses rechazaron la independencia, fue declarado un suceso irrepetible en una sola generación y que se debe respetar ese criterio.
* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)