Presiones de EEUU y terror mediático sobre la base china en la Patagonia/ Pressões dos Estados Unidos e terror midiático sobre a base chinesa na Patagônia
Rubén Armendáriz-CLAE|
Una base satelital de exploración lunar de China, instalada en la Patagonia argentina, está desatando una campaña mediática desde Estados Unidos, que suma algunos encontronazos diplomáticos, con la excusa de que existe la posibilidad de que tenga capacidad de interceptar satélites.
El periódico digital oficialista Infobae señaló que la diplomacia argentina generó ciertas tensiones entre China y Estados Unidos en la Comisión Permanente de Desarme de la ONU en Ginebra con una propuesta de controles estrictos para las estaciones espaciales diseminadas en todo el mundo.
«El origen de esta polémica, en el caso de nuestro país, tiene nombre y apellido: la base de observación lunar que el gobierno de Xi Jinping instaló desde el 2015 en Neuquén y que la administración de Donald Trump ya alertó en reserva sobre su eventual uso dual y su posible potencialidad para interceptar satélites», detalló el periódico.
Los entredichos entre Washington y Pekín se desataron el 11 de septiembre pasado cuando la delegación argentina encabezada por el embajador Carlos Foradori planteó la necesidad de acordar un programa de prevención y limitación a las estaciones espaciales, pero recién trascendieron cuando un grupo de legisladores argentinos del oficialismo y la oposición visitó Ginebra.
La campaña mediática relanzada ahora es con la excusa de que esas bases cuentan con un eventual potencial para interceptar satélites. Lo cierto es que la “preocupación” tanto de EEUU como de algunos países europeos sobre la base de China en Neuquén es de vieja data. El gobierno argentino avaló esa base bajo la taxativa prerrogativa de que sea para «uso pacífico». Algunos hablan de preocupación, otros analistas de presión y terror mediático.
La presión –más allá de la diplomática- llegó a través de un artículo en la portada del New York Times, en el que advierte el riesgo que implica la base para EEUU, pese a que la antena de 450 toneladas encastrada sobre un edificio de una altura de 16 pisos tenga como fin oficial controlar la misión espacial de China: nadie se anima a descartar que sirva como una especia de “Caballo de Troya” del país asiático en la región, dice.
La base solitaria es uno de los símbolos más impactantes de la estrategia que Pekín lleva implementando desde hace tiempo para transformar Latinoamérica y dar forma al futuro de la región, a menudo a través de maniobras que socavan directamente el poder político, económico y estratégico de EEUU en esta”, señala Ernesto Londoño, corresponsal del periódico.
Pero Félix Menicocci, secretario general de la Comisión Nacional Aeroespacial (Conae) argentino desmiente rotundamente una y otra vez la especie: «No sirve para el uso militar, para seguir un misil u otro tipo de artefacto militar. Además tenemos equipos para detectar transmisiones no autorizadas.»
La intención de la denuncia queda expuesta en la nota del NYT, donde se cuestiona la “poca atención en el hemisferio” que puso EEUU en la última década, en contraposición con el “plan de gran alcance en Latinoamérica” de China, que “ha expandido el comercio de manera considerable, rescatado gobiernos, construido enormes proyectos de infraestructura, fortalecido los lazos militares y asegurado inmensas cantidades de recursos, enlazando su destino al de varios países de la región y viceversa”.
Ese plan, según el NYT, se vio fortalecido ante la buena recepción de los “presidentes de izquierda” que a mediados de los 2000 “querían una región más autónoma y desafiaban la primacía que Washington tenía sobre América Latina y que en gran medida daba por sentada desde el final de la Guerra Fría”.
“Los expertos (no identificados) aseguran que las antenas y otros equipos que se utilizan de respaldo en misiones espaciales, similares a las que tienen los chinos en la Patagonia, posiblemente aumenten la capacidad de China para recabar información”, es otro de los análisis que plantea.
El desmentido argentino
Las autoridades espaciales argentinas (ya en el gobierno de Macri) desmintieron la existencia de anexos secretos en el acuerdo, a pesar de que el nuevo presidente había prometido revelarlas. “Eso es una gran falacia», dijo hace ya dos años Félix Menicocci, secretario general de la Conae. Pero la campaña contra la base lunar siguió desde Estados Unidos, Londres y a través de medios argentinos.
La mera posibilidad de un uso militar fue rechazada por la propia Conae que mostró (en 2016) a la británica BBC una Carta de Compromiso fechada el 20 de febrero de 2014, por la cual la empresa estatal china Lanzamiento de Seguridad y Control de Satelites (CLTC) afirma que los objetivos de la estación espacial son «totalmente civiles y no será operada por personal militar».
Meniccoci señaló al medio británico que se eligió ese paraje desértico de Neuquén porque se necesitaba un lugar plano en una especie de territorio parecido a una palangana donde haya cierto relieve montañoso alrededor, que sirviera para que no hubiese interferencia.
Se trata de un predio de 200 hectáreas y con una zona de exclusión de frecuencias de un radio 100 kilómetros, según los acuerdos. Un lugar comunicado con rutas y fibra óptica pero a su vez tiene que estar aislado. Los convenios bilaterales establecen un comodato y exenciones impositivas por 50 años para estas «instalaciones de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos», cuyo costo inicial es de unos 50 millones de dólares
Menococci señaló, asimismo, que los chinos fueron uno de los últimos jugadores internacionales en entrar al espacio. Por eso ante todo necesitan probar su tecnología y llegar a la Luna es la primera fase. Dicen estar interesados en obtener allí helio 3, un combustible que les serviría para continuar su carrera hacia Marte, no con viajes tripulados sino con misiones robóticas, añadió. De todas formas, la eventual revocación del contrato requiere preavisos de cinco años.
Juegos de guerra (mediática)
Asimismo, el NYT denuncia los ejercicios militares conjuntos que organizó China en la región “adoptando el manual estratégico que Estados Unidos había utilizado en todo el mundo”, como misiones navales “sin precedentes en la costa brasileña en 2013 y en la chilena en 2014).
La falta de atención de los Estados Unidos en la región fue usada como excusa por John Feeley, quien acaba de renunciar a su cargo de embajador estadounidense en Panamá después de casi tres décadas de carrera. “Desde el final de la década de los ochenta en realidad nunca ha habido una estrategia exhaustiva y a largo plazo relacionada con el hemisferio”, contó.
También el exsecretario de Estado Rex Tillerson advirtió recientemente que Latinoamérica no necesitaba nuevas “potencias imperiales”, y añadió que China “está utilizando su política económica para meter a la región en su órbita; la pregunta es ¿a qué precio?”
La Patagonia
La estación situada en la localidad de Bajada del Agrio, Neuquén, en el sur argentino, es controlada por el Ejército Popular de China, según Infobae. La Unión Europea, comentó que la estación espacial de Mendoza está manejada por la Agencia Espacial Europea (ESA), pero esta es una organización civil internacional con 22 estados miembros y no intervienen mandos militares como en el caso de la china.
Estados Unidos, como algunos países europeos, plantea que la base china podría interceptar satélites en el futuro inmediato por medio de la antena de más de 70 metros que ya fue instalada. Según fuente oficiales argentinas, en Ginebra, Argentina –con el aval de EEUU y el Reino Unidos- planteó un mecanismo de control para ese tipo de bases y la necesidad de imponer restricciones de desarme a las bases espaciales.
Rusia y China plantearon una férrea oposición. Y en las actas se indicó que «algunas delegaciones expresaron la grave preocupación por la búsqueda y el uso de sistemas (ASAT) con capacidades». Para ello, se planteó «prevenir el desarrollo y prueba de esas capacidades incluyendo a aquellos con base terrestre como una cuestión de urgencia», añade el documento.
Argentina solicitó que se añadiera una referencia «relativa a la necesidad de prevenir el desarrollo de capacidades de observación desde una base terrestre susceptibles de ser utilizadas con propósitos anti-satélites». China reaccionó negativamente a esa solicitud señalando la imposibilidad de juzgar las intenciones con las que son utilizadas ciertas capacidades pensadas para usos pacíficos.
Las presiones de EEUU
En junio pasado, el jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, expresó en un informe al Congreso que la CONAE apoya al Programa Chino de Exploración Lunar (CLEP) que entró en operación en abril de 2018, para «brindar apoyo durante el lanzamiento del satélite lunar de comunicación remota, QueQiao -etapa preliminar antes del lanzamiento de la misión Chang-E 4, prevista para fin de este año».
También dijo que los proyectos de la estación espacial de China en Neuquén «son comunes a realizar con la estación DS3 de la ESA (de la Unión Europea) en Malargüe, por ser ambas estaciones muy similares». Pero, en una reciente visita a Buenos Aires, el jefe del Pentágono, James Mattis, planteó a preocupación de Washington sobre la base china, ante el ministro de Defensa argentino, Oscar Aguad, y la cúpula castrense local.
“A pesar de que hay lugares de América Latina que están dando un giro hacia la derecha en términos políticos, los dirigentes de la zona han adaptado sus políticas para satisfacer las demandas chinas. El dominio de Pekín en una gran parte de la región, y lo que significa para la relación con Estados Unidos, se ha vuelto cada vez más evidente”, señala el NYT, vocero del gobierno estadounidense.
** Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
VERSIÓN EN PORTUGUÉS
Pressões dos Estados Unidos e terror midiático sobre a base chinesa na Patagônia
Uma base para satélites de exploração lunar da China, instalada na Patagônia argentina, está provocando uma campanha midiática nos Estados Unidos que já levou a alguns desencontros diplomáticos, com a desculpa de que existe a possibilidade de que tenha capacidade de interceptar satélites.
O jornal digital governista Infobae mostra que a diplomacia argentina gerou certas tensões entre China e Estados Unidos na Comissão Permanente de Desarmamento da Organização das Nações Unidas (ONU), em Genebra, com uma proposta de controles restritivos para as estações espaciais disseminadas em todo o mundo.
“No caso argentino, a origem desta polêmica tem nome: a base de observação lunar que o governo de Xi Jinping instalou em 2015, na região de Neuquén, e que a administração de Donald Trump já alertou reservadamente sobre seu eventual uso dual e possível potencialidade para interceptar satélites”, detalhou o periódico.
As declarações cruzadas entre Washington e Pequim se desataram em setembro, quando a delegação argentina encabeçada pelo embaixador Carlos Foradori planteou a necessidade de um acordo para um programa de prevenção e limitação das estações espaciais. Porém, somente ganharam transcendência quando um grupo de legisladores argentinos, governistas e opositores, visitou Genebra.
A campanha midiática relançada agora usa o argumento de que essas bases contam com um eventual potencial para interceptar satélites. A verdade é que os temores sobre a base chinesa em Neuquén, tanto dos Estados Unidos quanto de alguns países europeus, não surgiram agora. O governo argentino deu aval a essa base sob a taxativa prerrogativa de que seria para “uso pacífico”. Alguns chama isso de “preocupação”, outros analistas preferem qualificar como “pressão” ou “terror midiático”.
A pressão não está restrita ao âmbito diplomático, e se revelou através de um artigo de capa do jornal The New York Times, o qual alerta sobre o risco que a base significa para os Estados Unidos: “apesar de que a antena de 450 toneladas, instalada sobre um edifício de 16 andares, tenha como missão (ao menos oficialmente) controlar a missão espacial da China: ninguém se atreve a descartar que sirva como uma espécie de `cavalo de troia´ do país asiático na região”.
“A base solitária é um dos símbolos más impactantes da estratégia que Pequim vem implementando há tempos, para transformar a América Latina e dar forma ao futuro da região, através de manobras que soterram diretamente o poder político, econômico e estratégico dos Estados Unidos na mesma”, comenta Ernesto Londoño, correspondente do jornal novaiorquino.
Porém, há um desmentido para essa versão por parte de Félix Menicocci, secretário-geral da Comissão Nacional Aeroespacial (CONAE) da Argentina, que declarou categoricamente que a base chinesa “não serve para o uso militar, ou para fazer seguimento de mísseis ou qualquer tipo de artefato militar. Ademais, nós temos equipamentos para detectar transmissões não autorizadas se eles as fizessem”.
A intenção da denúncia fica exposta na nota do The New York Times, onde se questiona a “pouca atenção no hemisfério” por parte dos Estados Unidos na última década, em contraposição com o “plano de grande alcance na América Latina” da China, que “expandiu o comércio de forma considerável, resgatando governos, construindo enormes projetos de infraestrutura, fortalecendo os laços militares e assegurando imensas quantidades de recursos, enlaçando seu destino ao de vários países da região e vice-versa”.
Esse plano, segundo o jornal, se viu fortalecido pela boa recepção dos “presidentes da esquerda”, que em meados da década passada queriam uma região mais autônoma, e desafiavam a hegemonia que Washington tinha sobre a América Latina – e que considerava inquebrantável desde a Guerra Fria”.
“Os especialistas (não identificados) asseguram que as antenas e outros equipamentos que se utilizam como apoio em missões espaciais, similares às que os chineses têm na Patagônia, possivelmente aumentam a capacidade da China de recolher informação”. E outra das teorias especuladas.
O desmentido argentino
As autoridades espaciais argentinas (já no governo de Mauricio Macri) desmentiram a existência de anexos secretos no acordo, apesar de que o novo presidente havia prometido revelá-los. “Isso é uma grande falácia”, disse Félix Menicocci há dois anos. Mas a campanha contra a base lunar continua nos Estados Unidos, em Londres e através dos meios argentinos.
A mera possibilidade de um uso militar foi descartada pela própria CONAE, que mostrou à emissora britânica BBC uma Carta de Compromisso com a data de 20 de fevereiro de 2014, na qual a empresa estatal chinesa CLTC afirma que os objetivos da estação espacial são “totalmente civis, e não será operada por pessoal militar”.
Menicocci afirmou ao meio britânico que a escolha por um local desértico em Neuquén se deu porque era necessário um lugar plano, em um território onde haja certo relevo montanhoso ao redor, que servisse para que não houvesse interferência.
Se trata de um prédio de 200 hectares e com uma zona de exclusão de frequências de um rádio de 100 quilômetros, segundo o documento do acordo. Um lugar comunicado com estradas e fibra ótica, mas que também se mantém parcialmente isolado. Há convênios e isenções impositivas por 50 anos para estas “instalações de seguimento terrestre, comando e aquisição de dados”, cujo custo inicial é de 50 milhões de dólares
Menicocci lembra também que os chineses foram um dos últimos jogadores internacionais a entrar na corrida espacial. “Por isso, antes de tudo, necessitam provar sua tecnologia, e chegar à Lua é a primeira fase. Dizem estar interessados em obter ali o hélio 3, um combustível que serviria para continuar sua corrida até Marte, não com viagens tripuladas, mas sim com missões robóticas”, acrescentou. De qualquer forma, a eventual revogação do contrato requer avisos prévios de cinco anos.
Jogos de guerra (midiática)
Mesmo assim, o The New York Times denuncia exercícios militares conjuntos que a China realizou na região, “adotando o manual estratégico que os Estados Unidos haviam utilizado em todo o mundo”, como missões navais “sem precedentes na costa brasileira em 2013, e na chilena em 2014).
A falta de atenção dos Estados Unidos na região foi usada como desculpa por John Feeley, que acaba de renunciar ao seu cargo de embaixador estadunidense no Panamá, depois de quase três décadas de carreira. “Desde o final dos Anos 80, deixou de haver uma estratégia exaustiva e de longo prazo relacionada com o hemisfério”, contou.
O ex-secretário de Estado Rex Tillerson também advertiu recentemente que a América Latina não precisava de “novas potências imperiais”, e disse que a China “está utilizando sua política econômica para manter a região em sua órbita, e a pergunta é: a que preço?”.
A estação situada na localidade de Bajada del Agrio, na província de Neuquén, no sul da Argentina, é controlada pelo Exército Popular da China, segundo a matéria do Infobae. A União Europeia comentou que a estação espacial de Mendoza é manejada pela Agência Espacial Europeia (ESA), mas assegurou que se trata de uma organização civil internacional, com 22 estados membros, e que não sofre qualquer intervenção de comandos militares, como no caso da chinesa.
Os Estados Unidos, como alguns países europeus, afirmam que a base chinesa poderia interceptar satélites no futuro imediato, por meio da antena de mais de 70 metros, que já foi instalada. Segundo fontes oficiais argentinas em Genebra, o governo de Macri – com o aval dos Estados Unidos e do Reino Unido – propôs a criação de um mecanismo de controle para esse tipo de base, e a necessidade de impor restrições de desarmamento às bases espaciais.
Rússia e China se opõem ferreamente a essa ideia. Nas atas, se indicou que “algumas delegações expressaram grave preocupação pela busca e uso desses sistemas (ASAT)”. Para isso, se planteou a ideia de “prevenir o desenvolvimento e as provas dessas capacidades, incluindo aquelas com base terrestre, em questão de urgência”, diz o documento.
A Argentina solicitou a inclusão de uma referência “relativa à necessidade de prevenir o desenvolvimento das capacidades de observação de uma base terrestre suscetível de ser utilizada com propósitos antissatélites”. A China reagiu negativamente a esse pedido, alegando a impossibilidade de se julgar as intenções com as que são utilizadas certas capacidades pensadas para usos pacíficos.
As pressões dos Estados Unidos
Em junho passado, o chefe de gabinete de Macri, Marcos Peña, expressou em um informe ao Congresso que a CONAE apoia o Programa Chinês de Exploração Lunar (CLEP), que entrou em operação em abril de 2018, para “dar apoio ao lançamento do satélite lunar de comunicação remota QueQiao – etapa preliminar antes do lançamento da missão Chang`e 4, prevista para o fim deste ano”.
Também disse que os projetos da estação espacial chinesa em Neuquén “são da mesma categoria da estação DS3, da ESA (União Europeia), em Malargüe, por serem ambas estações muito similares”. Mas, em uma recente visita a Buenos Aires, o chefe do Pentágono, James Mattis, em conversa com o ministro da Defesa argentino, Oscar Aguad, insistiu sobre a preocupação de Washington a respeito da base chinesa.
“Apesar de haver lugares na América Latina que estão verificando uma guinada à direita em temos políticos, os dirigentes da zona estão adaptando suas políticas para satisfazer as demandas chinesas. O domínio de Pequim em grande parte da região e o que isso significa para a relação com os Estados Unidos torna cada vez mais evidente”, afirma o artigo do The New York Times.
Rubén Armendáriz é jornalista e cientista político uruguaio, analista do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)
*Publicado originalmente estrategia.la | Tradução de Victor Farinelli