Macri, cuesta abajo en su rodada/ Macri ladeira abaixo em seu próprio jogo

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Rodolfo Koé Gutiérrez-CLAE

Es difícil entender al presidente argentino Mauricio Macri. En una por demás publicitada conferencia de prensa de apenas 29 minutos, admitió que “por unos meses” va a caer la actividad económica, pero afirmó sin sonrojarse que “puedo ver que en 2019 volveremos a generar trabajo”.

Claro, en 2019 son las elecciones presidenciales y la caída de su credibilidad e imagen ha caído estrepitosamente en los últimos meses.

La rueda de prensa, anunciada con antelación inédita, debía contribuir a crear confianza en un momento dramático, pero las horas siguientes estuvieron inundadas por ríos de burlas que inundaron las redes.

Macri, con algunos gestos de pastor evangélico, ratificó que su objetivo principal sigue siendo bajar la inflación…pero aseguró que seguirá aplicando la misma política, que fracasó hasta ahora, para sujetar la disparada de los precios, el deterioro de la calidad de vida, el desempleo, la creciente pobreza…

“No nos está yendo mal” (111 por ciento de inflación desde que empezó su gobierno hace 30 meses); “vamos a trabajar con transparencia” (olvidando las causas judiciales de cuentas offshore suyas, de su familia y de buena parte de su gabinete; de la estafa de su familia al Correo, de los aportes falsos a su partido desmentidos por propios y ajenos que estaría tapando otros varios delitos financieros).

No es novedoso que un jerarca llame a una conferencia de prensa para no contestar ninguna pregunta. En eso tampoco innovó. Le preguntaron por la crisis financiera y respondió que vamos a tener unos meses en los que hay que madurar, pero que supieron levantar las velas para mantener el rumbo.

¿O sea que salieron a mar abierto con las velas bajas cuando todos los pronósticos advirtieron que iban derecho al ojo del huracán, y salido de éste resuelven ir directo al próximo?, se pregunta Página12

Le preguntaron por el efecto local de la guerra comercial junto con la incertidumbre en Brasil y respondió, cual líder de una potencia mundial, que “generé un ámbito de diálogo para que esas tensiones encuentren una solución”.

Cuando lo interrogaron sobre la reducción del impuesto a las Ganancias respondió que habrá un nivel de responsabilidad inédito en gobernadores y parlamentarios de la oposición, como forma de diálogo que “es parte del cambio para generar otro futuro”. O  sea, tiró la pelota afuera.

Trabajadores de Télam frente a la residencia presidencial de Olivos

Le preguntaron si era cierta la afirmación de la diputada Elisa Carrió en cuanto a que dio vía libre al debate parlamentario sobre el aborto porque pensó que ganaría el no,  respondió que los problemas deben analizarse porque para eso elegimos el cambio, que el cambio ya está y que hay un boom turístico en Bariloche.

Habló de “sinceridad” (“lamento cada uno de los miles de despedidos”) y “respeto a los derechos humanos”: claro, se abstuvo de responder sobre los asesinatos de los activistas populares  Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre otros, o de la represión dura y permanente a trabajadores despedidos o a los que reclaman sus derechos

Al escucharlo uno tuvo la oportunidad de enterarse de que no fue la política implantada por su gobierno lo incorrecto, sino “la tormenta de cosas que pasaron en el mundo y no podemos controlar” , “problemas que vienen desde hace setenta años”.. Nueve veces repitió lo de la “tormenta” de cosas que pasaron en el mundo (¿será la no obtención de la Copa Mundial de fútbol?)

Aunque parece haber cambiado de guionistas, el libreto sigue siendo el mismo. ”. Fue un guión de cuatro pasos donde ordenó prácticamente todas las respuestas: recesión y desempleo (“entiendo la angustia” de la gente), inflación (el gobierno “está haciendo el esfuerzo correcto y diciendo la verdad” para resolver los problemas) , retenciones a las exportaciones agropecuarias y presupuesto.

Cuando se le preguntó  si suspendería la baja de retenciones a los granos por necesidades presupuestarias, como sugirió el Fondo Monetario Internacional, respondió que “es el Estado el que no debe gastar más de lo que tiene, no podemos pagar más impuestos”. dijo que las retenciones no le parecen un impuesto inteligente, pero obvió responder la pregunta..

Y recurrió a su muletilla de que “lo insólito que es que el gobierno anterior castigara a las exportaciones con retenciones; claramente, por eso no se generaba trabajo”, contradiciendo el  análisis publicado por el diario conservador La Nación en 2008, que  mostraba que unos 40 países en el mundo aplican retenciones a sus exportaciones. Por otra parte, la soja, principal grano de exportación, sólo genera una mínima cantidad de empleo y por su producción extensiva fue causante de la pérdida de miles de empleos.

“Puedo entender los temores de que esto termine en una crisis similar a las que vivimos en el pasado, pero no creo que sea así”, reconociendo que el fantasma de la crisis-estallido social de 2001 se coló desde el primer momento en la conferencia de prensa.

De la estampida inflacionaria responsabilizó a la historia económica, el control cambiario del gobierno anterior, el atraso en las tarifas de los servicios. Sin mostrar su bola de cristal afirmó que,  pese a todo, la inflación “bajará más de diez puntos el año que viene, y se acercará al dígito (menos del 10 por ciento) en el siguiente”.

“No podemos meter los problemas bajo la alfombra, porque eso nos trajo hasta acá, tenemos casi un tercio de la población en la pobreza”, dijo. Pero eso era cierto 30 meses atrás: hoy la misma medición señala que más de la mitad de la población argentina está en situación de pobreza.

Después de 30 meses, Macri ofreció una rueda de prensa (con nueve preguntas de periodistas  sorteados), donde no se hizo cargo de ninguno de los problemas del país, culpando de todo al gobierno anterior y a la “tormenta externa”. En la puerta, 350 periodistas de la agencia oficial de noticias Télam despedidos, que se suman a los tres mil que dejó este gobierno con sus políticas de ahogo a los medios críticos.

Pero la grave situación del país no fue la determinante de que diera la cara. Es que el gobierno pasa por su peor momento, con una drástica caída en la credibilidad, confiabilidad e imagen no solo del presidente Macri, sino también de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, su candidata a la sucesión presidencial.

De música fondo, un canal de televisión dejaba escuchar Cuesta Abajo, en la voz de Carlos Gardel:…” Ahora, triste en la pendiente/solitario y ya vencido,/yo me quiero confesar…”

*Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


EN PORTUGUÉS

Macri ladeira abaixo em seu próprio jogo

Por Rodolfo Koé Gutiérrez

É difícil entender o presidente argentino Mauricio Macri. Numa muito bem publicizada conferência de imprensa de apenas 29 minutos, ele admitiu que a atividade econômica vai cair “por alguns meses”, mas terminou com uma afirmação que tem mais de anseio que de certeza: “posso ver que, em 2019, voltaremos a gerar postos de trabalho”.

Claro, em 2019 são as eleições presidenciais, que já começam a ficar condicionadas por sua forte queda de credibilidade e imagem pessoal ocorrida nos últimos meses.

A coletiva, anunciada com antecipação inédita, deveria contribuir para criar confiança, em um momento dramático, mas as horas seguintes foram inundadas por rios de burlas que inundaram as redes.

Macri, com alguns gestos de pastor evangélico, ratificou que seu objetivo principal continua sendo o de baixar a inflação… mas assegurou que seguirá aplicando a mesma política, que fracassou até agora, para segurar a disparada dos preços, a queda na qualidade de vida, o desemprego, o aumento da pobreza…

Disse ele: “não estamos indo tão mal” (111% de inflação desde o início do seu governo, há 30 meses); “vamos a trabalhar com transparência” (arquivando as causas judiciais de contas offshore dele, de seus familiares e boa parte dos seus ministros, além da estafa no contrato da sua família com os Correios da Argentina, e o recente escândalo de financiamento fraudulento de campanhas de membros do seu partido).

Que um hierarca convoque uma coletiva de imprensa para responder pouquíssimas perguntas – e com quase todos os microfones abertos só para a imprensa amiga – não é algo a se considerar como uma novidade hoje em dia. Mas perguntaram a ele sobre a crise financeira e disse que “teremos meses nos quais é preciso amadurecer (a economia), mas que logo virão os temos de alçar as velas e retomar o rumo”.

“Ou seja, o barco entrou em mar aberto com as velas amarradas, quando todas as previsões diziam que ele seguia direto para o olho do furacão, e saindo desse, o mesmo barco resolve continuar no rumo que o levará direto à próxima tormenta?”, perguntou um jornalista do diário Página/12, sem ser respondido.

Também questionaram sobre os efeitos que a Argentina poderia sofrer com a guerra comercial, e com as incertezas nos Brasil, e sua reação foi como a de um líder de potência mundial: “vamos gerar um ambiente de diálogo para que essas tensões encontrem solução”.

Quando o interrogaram sobre a redução do imposto aos lucros, respondeu que haverá um nível de responsabilidade inédito entre os governadores e parlamentares da oposição, como forma de diálogo que “é parte da mudança para gerar outro futuro”. Ou seja, chutou a bola fora do campo.

Foi perguntado sobre se era verdade o rumor de que a deputada Elisa Carrió, até então uma importante aliada no Legislativo, deu liberdade à sua bancada de senadores no debate sobre o aborto porque pensou que o não venceria, e respondeu com uma saída evasiva: “os problemas devem ser analisados, pois para isso as pessoas votaram por mudanças, e as mudanças já chegaram, e há um boom turístico em Bariloche” – entenda essa lógica como quiser.

Falou sobre sinceridade (“lamento cada um dos milhares de despedidos”) e sobre respeito aos direitos humanos – claro, se absteve de responder sobre os assassinatos dos ativistas populares Santiago Maldonado e Rafael Nahuel, entre outros, ou da repressão dura e permanente aos trabalhadores despedidos ou que defendem seus direitos

Ao escutá-lo, podemos ter a oportunidade de entender que não foi a política implantada pelo seu governo que deu errado, e sim de “uma tempestade de fatos inusitados que ocorreram no mundo, e que não podemos controlar” ou “problemas que vêm de setenta anos atrás”. Repetiu nove vezes o termo da “tempestade” de coisas que ocorreram no mundo – estaria falando do fracasso argentino na Copa do Mundo?

Embora pareça ter trocado de roteirista, o script ainda é o mesmo. A entrevista seguiu uma ordem estabelecida de perguntas e respostas para praticamente todos os assuntos: recessão e desemprego (“entendo a angústia” da população), inflação (o governo “está fazendo o esforço correto e dizendo a verdade” para resolver os problemas), imposto às exportações agropecuárias, orçamento.

Quando perguntado se suspenderia a diminuição do imposto aos grãos devido às necessidades orçamentárias, como sugeriu o Fundo Monetário Internacional, ele respondeu que “é o Estado que não deve gastar mais do que tem, não podemos pagar mais impostos”. Também disse que esse não parece ser um imposto inteligente, mas não respondeu a pergunta mais profundamente, para logo buscar a desculpa de sempre: “o insólito é que o governo anterior castigava as exportações com impostos; e por isso não se gerava mais trabalho”, uma versão que contradiz a análise publicada pelo diário conservador La Nación em 2008, que mostrava que 40 países no mundo aplicam impostos às suas exportações. Por outra parte, a soja, principal grão de exportação, gera uma mínima quantidade de emprego e por sua produção extensiva, foi causadora da perda de milhares de empregos.

“Posso entender os temores de que isso termine em uma crise similar às que vivemos no passado, mas não creio que seja assim”, reconhecendo que o fantasma da crise social de 2001 rondava o ambiente – e as entrelinhas das perguntas – desde o primeiro momento da conferência de imprensa.

A disparada inflacionária segundo o presidente, é responsabilidade da história econômica, do controle cambiário do governo anterior, do atraso no pagamento das tarifas dos serviços públicos básicos (água, luz, gás, transportes, que tiveram aumentos estratosféricos desde o começo da Era Macri). Sem mostrar sua bola de cristal, afirmou que, apesar de tudo, a inflação “cairá mais de dez pontos no ano que vem, e se aproximará das cifras com um dígito no seguinte”.

“Não podemos esconder os problemas debaixo do tapete, porque isso nos trouxe até aqui, temos quase um terço da população na pobreza”, admitiu. Mas isso é uma verdade de 30 meses atrás, de antes do seu governo assumir. Hoje, a mesma medição mostra que mais da metade da população argentina está em situação de pobreza.

Depois de 30 meses, Macri aparece em uma conferência de imprensa que respondeu a apenas nove perguntas dos jornalistas, e não assumiu a responsabilidade por nenhum dos problemas do país, jogando toda a culpa no governo anterior e n “tempestade externa”. Na porta, havia 350 jornalistas da agência pública de notícias Telam, que foram despedidos e somaram aos três mil que este governo gerou, com suas políticas de afogar os meios críticos.

Mas a grave situação do país não foi o que determinou o gesto presidencial de dar a entrevista. O governo avalia que vive seu pior momento, com uma drástica queda na credibilidade, confiabilidade e imagem, não só do presidente Macri como também da governadora da Província de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, sua candidata à sucessão presidencial.

Como música fundo, um canal de televisão deixou rolar o tango Cuesta Abajo (“ladeira abaixo”), na voz de Carlos Gardel: ahora, triste en la pendiente, solitario y ya vencido, yo me quiero confesar… (“agora, triste no penhasco, solitário e já vencido, eu quero me confessar…”).

Rodolfo Koé Gutiérrez é jornalista argentino e analista associado ao Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

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