Macri, FMI y el Mundial: no viene como lo esperaban/ Entre o FMI e a Copa: nada aconteceu como Macri esperava

615

Juan Guahán|

El macrismo pensó que el Mundial de Fútbol marcaría el final de las medidas más complicadas y luego empezaría a recuperar terreno. Pero no fue así y el debate sobre el aborto tampoco alcanzó para tapar la realidad. La situación se desbordó, golpearon las puertas del FMI y ahora viene el ajuste mayor. Hay reclamos para todos los gustos. El descontrol del gobierno es tal que hasta Lionel Messi y la Asociación del Fútbol Argentino le complican el panorama con un incidente de proyecciones internacionales.

Antes que empezara este año 2018, el macrismo había dibujado los aspectos centrales de su estrategia. En ella, el Mundial de Fútbol –que se iniciará en Rusia la semana entrante- ocupaba un lugar central. Sería el punto de inflexión entre una primera parte del año, que evaluaban difícil y destinada a tomar las medidas más duras y el inicio de una segunda en la que volverían a recuperar terreno. No se les pasaba por la cabeza que en el segundo trimestre del año, solo un par de meses antes del Mundial, la economía estallaría y que deberían salir corriendo a buscar al FMI para que pare la corrida bancaria que el “mejor equipo de los últimos 50 años” no había sabido prever, contener, ni resolver.

Imaginaban que el debate por el aborto cubriría las expectativas de la mayoría de la juventud, del progresismo; suponían que las discusiones televisivas y las tapas de los diarios, ocupadas en ese tema, harían olvidar las penurias que traerían las medidas económicas previstas.

Nada de eso alcanzó. El temido desborde se produjo. Pero éste no se desató de la mano de los reclamos y movilizaciones populares. No, llegó de sus aliados del poder financiero internacional y de ciertos “desprejuiciados” funcionarios propios que vieron la oportunidad de hacer más rápidas y mayores diferencias. Las políticas erradas y los problemas se amontonaron. No solo no vinieron las lluvias de inversiones, sino que –paradójicamente- una inadvertida sequía de créditos financieros desbordó los cauces de su política económica y estallaron los problemas.

Los especuladores, que le habían dado sobrevida al sin sentido de la política económica aplicada, se aprovecharon de las ventajas que les ofrecía la “bicicleta financiera” alimentada por el gobierno y se llevaron –en unas pocas semanas- unos 11 mil millones de dólares que estaban metidos en la usura.

Ahora, cuando estamos en las vísperas del Mundial, se puede observar que no solo no ha pasado lo peor, sino que todo pinta que lo que viene es aún más complicado. El rumbo futuro no es diferente al actual, con la diferencia que el ajuste será más acelerado y profundo. Los funcionarios siguen corriendo detrás de la pelota, no anticipan una sola jugada. Los problemas los agarra por sorpresa; crecen los reclamos de todo tipo y esa imprevisión hizo que hasta la preparatoria para el Mundial nos metiera en un escándalo internacional.

Acuerdo con FMI, amenazas de paros y viaje de Macri a Canadá

El jueves pasado, Día del Periodista, fue la clave de la semana. Se anunció el acuerdo con el FMI. En el gobierno había euforia, los economistas eran mucho más prudentes. La oposición -como corresponde- se opuso. A los argentinos con memoria les trajo malos recuerdos y les recordaban a los más jóvenes que hasta los nietos de sus nietos fueron hipotecados por una eterna deuda externa.

¿Para qué sirven esos 50 mil millones del FMI? Fundamentalmente para asegurar a los acreedores que van a cobrar nuestras deudas, o los intereses de las mismas. Es decir que nos prestan para que nosotros les paguemos lo que dicen que les debemos, que ahora será mucho más y… sigue la calesita dando vueltas. El 20 de junio podremos disponer de 15 mil millones que se utilizarán para unos pagos y para mejorar las reservas del Banco Central. El interés a pagar será entre el 4 y 5%, que se puede incrementar según el momento del retiro y de los plazos de pago. El resto tiene una función precautoria, se podrá utilizar  o no.  

¿Cómo repercutirá esto en la vida diaria? Dado que hay que bajar el déficit de fiscal (la diferencia entre lo que entra y lo que se gasta), habrá menos obras públicas; menos dinero en salud, educación y viviendas; los consumidores de servicios públicos (agua, gas, electricidad) tendrán que pagar las reducciones de subsidios a las empresas que los prestan; habrá que reducir el personal del Estado; ajustar los haberes de algunas jubilaciones que tienen regímenes especiales y disminuir las transferencia a las provincias, que deberán asumir las obras públicas que estaban planificadas y no cubrirá el Estado Nacional. Existe el compromiso de no reducir los fondos de asistencia social.

Según estos acuerdos, el Banco Central tendrá una mayor autonomía y no le podrá prestar plata al gobierno para regular el tipo de cambio. Habrá que ver qué pasa con el dólar. Obviamente habrá baja del consumo y el crecimiento estará rondando el cero. De la inflación se habla poco y nada. La de este año andará cerca del 30%. Funcionarios del gobierno plantean que la actual conviene medirla de junio (2018) a junio (2019) y que ésa andaría entre el 20 y el 21%, por eso al incremento del 15% originalmente previsto para este año le agregan ese 5%, de aumento, que ahora proponen. El oficialismo evalúa que, medida para todo el 2019, la inflación debería andar por el 17%.

Mientras tanto Mauricio Macri, en su carácter de Presidente del G 20 que se realizará en Buenos Aires antes de fin de año, está en Canadá participando de una reunión del G 7. Se trata de un grupo informal de países conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido. Esa investidura contribuye a explicar porqué el mundo financiero internacional trató de evitar un mayor deterioro del gobierno macrista en medio de la reciente crisis.

El debate por el aborto no alcanzó para tapar los problemas

El cálculo del gobierno sonaba bien. Llegar hasta el Mundial con la sociedad partida en un debate que atravesaba todas las corrientes políticas, estructura y organizaciones. Eso está pasando, pero la dinámica de los acontecimientos hizo que los problemas cotidianos se superpusieran con esa discusión y muchas veces aparecieran con peso propio y abarcando a gran parte de la sociedad.

Ahora ya está. Desfilaron por el Congreso unos 700 expositores y el miércoles 13, un día antes del inicio del Mundial, se votará en la Cámara de Diputados. Pero al oficialismo las cosas no le salieron del modo esperado. No solo que el debate de este tema no tapó los problemas económicos cotidianos, sino que además generó un quiebre al interior de sus votantes, mayoritariamente contrarios a la despenalización del aborto. Eso ocurrió -sobre todo- cuando, en esta última semana, un grupo importante de legisladores y funcionarios oficialistas se sacaron una foto apoyando la despenalización del aborto.

Son inciertos los resultados de la votación en la Cámara de Diputados. Entre los que cotidianamente patean los pasillos del histórico edificio del Congreso priman dos ideas centrales: Entre los que tienen una posición definida habría una leve ventaja para la no aprobación de la despenalización del aborto. Pero habría un 30% de legisladores que están dudando o no quieren hacer pública –hasta el momento de votar-  la dirección de su voto. A partir de esta situación crece la idea de “moderar” algunos aspectos de la norma originalmente propuesta para lograr su aprobación. Entre esos aspectos amortiguadores está la incorporación de la objeción de conciencia para que los médicos que la invoquen para no intervenir y también la situación de las menores entre 13 y 16 años, requiriendo alguna forma de conformidad familiar.

Por otro lado desde los sectores que iniciaron la Campaña Nacional por el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito prima la idea de mantenerla la propuesta inicialmente formulada, sin ningún tipo de cambios.

El Vaticano molesto con la economía y también por el aborto

Que a Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, le importa –y mucho- todo lo que acontece en la Argentina es un dato absolutamente lógico y conocido. También es sabido, más allá de las formalidades protocolares, que Francisco tiene muchas diferencias con Mauricio Macri y las políticas que éste impulsa. En este sentido es notorio que la convocatoria de Macri para debatir sobre el aborto fue una especie de inesperado chuzaso que Bergoglio sintió.

A él, justamente a él, primer Papa americano, proveniente de un país fuertemente católico –según todas las cifras oficiales- le cuestionaban una de las bases de la doctrina cristiana sobre la intangibilidad incondicional de la vida. Se sabe el celo que tiene la Iglesia Católica sobre este tipo de cuestiones. Sin embargo, una vez más la cultura de la vida moderna está obligando a repensar los valores con los cuales Iglesia va a lidiar con las cotidianeidades del mundo actual. En los debates previos, el interés de la salud pública primó sobre las cuestiones de tipo religioso.

Este tema de la despenalización del aborto es una de las claves acerca de la relación, de la mala relación (aunque sea un efecto y no causa), entre el Vaticano y el actual gobierno argentino.

Es por eso que -tal vez- no sea totalmente casual la reciente presencia del Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, en la Biblioteca del Sindicato de Camioneros. Allí fue recibido por Pablo Moyano, éste utilizó esa tribuna para anunciar un próximo paro contra los despidos, los tarifazos y las negociaciones con el FMI.

Después, el enviado papal destacó la importancia de la encíclica Laudato Si para la defensa del medio ambiente. Pero luego fue al grano de otro tema que está planteado en un reciente documento vaticano. Recordó que allí se dice que “la riqueza privada acumulada en los paraísos fiscales por algunas élites casi ha igualado la deuda pública de sus respectivo países”. Para que no queden dudas acerca de quién se refería agregó “Hay otros países, como la Argentina que no han ido para adelante porque toda la plata va afuera”. Otro mensaje papal para quien quiera escucharlo.

Argentina vs. Israel: Palstina ganó por goleada

El grupo pro-palestino que se manifestó durante un entrenamiento de la Selección argentina en Barcelona.El partido -llamado “amistoso”- entre el seleccionado argentino de Fútbol, que va a participar del Mundial en Rusia y el equipo israelí, que se iba a realizar en Jerusalén fue suspendido. Es sabido que el gobierno de Donald Trump violó los acuerdos internacionales y de la propia organización de las Naciones Unidas y trasladó la sede diplomática de su país a Jerusalén, ciudad que tiene un status especial por su relación con las tres grandes religiones monoteístas (judía, cristiana e islámica) y por ser reivindicada como su capital tanto por Israel como por los palestinos.

Para la selección argentina ese partido, previo al inicio del Mundial era tomado como una cábala, tal como ocurriera en 1986/1990/1994 y 1998. Para el gobierno israelí tenía otro contenido. Conmemoran el 70° aniversario de la fundación del Estado de Israel y la presencia del seleccionado argentino, con Lionel Messi a la cabeza era un simbolismo en el camino del reconocimiento internacional que buscan.

El  partido originalmente se iba a realizar en Haifa, luego lo mudaron a Jerusalén. Los directivos de la AFA, desconocedores de la compleja trama internacional que rodea a esa ciudad, aceptaron ese cambio de sede. Hubo reacciones en todo el mundo. Militantes palestinos recordaron que recientes movilizaciones, por el Retorno a sus tierras, dejaron un saldo de 130 personas asesinadas y miles de heridos. Entre los asesinados está un miembro de la selección de fútbol de ese país y otros dos jugadores locales. También hicieron saber que en el año 2014 fueron asesinados 7 miembros de la selección de fútbol palestino. En ese marco le pidieron a Messi que no fuera, porque –además- estaba previsto que hiciera un homenaje en el tradicional Muro de los Lamentos.

Los jugadores decidieron no ir a Israel, el centro-delantero Gonzalo “Pipa” Higuaín, lo hizo público diciendo “Lo correcto era no ir”. No cedieron a las presiones del propio Primer Ministro de Israel, en sus dos llamadas telefónicas a Macri. El partido se suspendió. La provocación israelí fue desarmada. Macri se quedó sin lo que le había pedido su amigo israelí y –para colmo- deberá masticar su bronca mirando por TV a los partidos del Mundial, ya que prohibió el viaje de sus funcionarios a Rusia.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


EN PORTUGUES

Entre o FMI e a Copa: nada aconteceu como Macri esperava
Por Juan Guahán

Mauricio Macri e seus assessores apostaram em que a Copa do Mundo de Futebol marcaria o final do período das medidas impopulares, e logo ele começaria a recuperar terreno. O debate parlamentar e cidadão sobre o aborto tampouco chegou para ocultar a realidade: depois de perder o controle da situação econômica, o país se viu obrigado a pedir um resgate financeiro, se submeter às caprichosas exigências do FMI e fazer um ajuste econômico ainda maior.

A estratégia falhou e o descontrole governamental é tanto que nem Lionel Messi e os dirigentes do futebol vem podendo ajuda-los – ainda mais agora, que o panorama inclui um incidente esportivo-diplomático de projeções internacionais que envolve outro erro de cálculo garrafal da Presidência.

A Copa do Mundo da Rússia seria o ponto de inflexão entre uma difícil primeira metade do ano, quando foram tomadas as medidas mais duras, e o início de uma segunda fase, na que poderiam recuperar terreno. Porém, 60 dias antes do torneio, a economia entrou em crise e o país teve que pedir socorro ao FMI, para tentar frear a corrida bancária que o seu pobre gabinete de gerentes de multinacionais não soube prever, conter e menos ainda resolver.

Os estrategistas do governo neoliberal supunham que o debate pelo aborto cobriria as expectativas da maioria da juventude, do progressismo, e fariam a população esquecer as penúrias da crise econômica e social. A crise provocou o descontentamento popular, e a tentativa do governo e da mídia cúmplice de desconhecer a legitimidade das mobilizações populares é outro erro, pois ajuda a população a entender que os responsáveis pela situação são os próprios mentores do poder financeiro internacional e os altos funcionários do governo argentino.

A prometida chuva de investimentos foi, na verdade, uma sequia de créditos. Os especuladores, que deram uma sobrevida à falta de sentido da política econômica aplicada, se aproveitaram das vantagens oferecidas pelo governo e levaram seu dinheiro aos paraísos fiscais – em poucas semanas, cerca de 11 bilhões de dólares haviam deixado o país.

Mas agora chegou a Copa, e tudo leva a crer que o que virá é ainda pior do que o vivido nos últimos meses, graças a um ajuste mais acelerado e profundo, enquanto a insatisfação social cresce sem parar, e gera reclamações de todos os tipos.

Aos argentinos com memória, o acordo com o FMI trouxe péssimas recordações, e mostrou aos mais jovens que até os netos dos seus netos foram hipotecados por uma nova e eterna dívida externa. Para que servem esses 50 bilhões do FMI? Fundamentalmente, para assegurar os credores de eles poderão cobrar as nossas dívidas, ou os juros das mesmas.

No dia 20 de junho, a Argentina terá à sua disposição um montante de 15 bilhões de dólares, que serão utilizados para fazer alguns pagamentos e para melhorar as reservas do Banco Central. Os juros a pagar será entre 4 e 5%, o que pode aumentar segundo o momento de retirar o dinheiro e os prazos de pagamento. O resto do montante (35 bilhões) terá uma função de precaução, e poderia ser utilizado ou não.

Uma das condições exigidas é diminuir o déficit fiscal (a diferença entre o que se arrecada e o que se gasta), o que significa que haverá menos investimentos públicos, menos recursos para a saúde e educação públicas, ou para a construção de moradias populares. Os consumidores de serviços públicos (água, gás, eletricidade) terão que pagar pelas reduções de subsídios às empresas que os prestam. Também se está preparando uma redução de pessoal no aparato público, além de um ajuste das aposentadorias e uma diminuição do repasse de verbas às províncias.

Segundo estes acordos, o Banco Central deverá ter uma maior autonomia, e não poderá emprestar dinheiro do governo para regular o tipo de câmbio: ninguém saberá o que acontecerá com o dólar, mas é óbvio que haverá uma queda do consumo e o crescimento estará rondando o cero. A inflação chegará aos 30%.

Macri, o G7 e o Vaticano

Enquanto isso, Mauricio Macri aproveita sua posição como presidente do G20 e organizador da cúpula do grupo – que se realizará em Buenos Aires antes do fim do ano – para ir ao Canadá e participar de uma reunião do G7, bloco similar, mas que inclui somente Alemanha, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, França, Itália e Japão.  Talvez esta situação explique porque o mundo financeiro internacional tentou evitar o aprofundamento da crise e uma maior deterioração macrista.

Este tema da despenalização do aborto é um dos pontos cruciais da relação entre o Vaticano e o atual governo. Por isso, não parece ser uma casualidade a recente presença do chanceler da Academia Pontifícia de Ciências e das Ciências Sociais, Marcelo Sánchez Sorondo, no Sindicato dos Caminhoneiros, onde foi informado da próxima greve geral contra as demissões, os aumentos de tarifas dos serviços públicos básicos (água, luz e gás) e as negociações com o FMI.

Sánchez Sorondo recordou a encíclica Laudatio Si, a qual diz que “a riqueza privada acumulada nos paraísos fiscais por certas elites quase iguala a dívida pública de seus respectivos países”. “Há outros países, como a Argentina, que não podem se recuperar economicamente porque todo a riqueza produzida é transformada em dinheiro que é retirado do país”, lembrou Sorondo, transmitindo outra mensagem papal para quem quiser escutá-lo.

Palestina ganhou de goleada

O “amistoso” entre o selecionado argentino de futebol, que vai a participar da Copa na Rússia, e a equipe israelense, que seria disputado em Jerusalém, acabou sendo suspenso por pedido dos jogadores sul-americanos. Originalmente, a partida estava programada para acontecer em Haifa, mas uma mudança de última hora determinada pelo governo de Israel – e apoiada pelo governo argentino – despertou a polêmica.

Para o governo israelense, jogar em Jerusalém tinha um significado político: o país comemora os 70 anos de fundação do Estado de Israel e a presença de uma seleção mundialista e de um dos maiores esportistas da atualidade (o craque argentino Lionel Messi) eram um símbolo no caminho do reconhecimento internacional que buscam para estabelecer definitivamente a cidade como sua capital, contrariando o que atualmente determina ao Organização das Nações Unidas (ONU).

A mudança do local de Haifa a Jerusalém despertou reações em todo o mundo. Militantes palestinos recordaram que recentes mobilizações pelo retorno a suas terras deixaram um saldo de 130 pessoas assassinadas e milhares de feridos. Entre os assassinados está um membro da seleção de futebol da Palestina e outros dois futebolistas residentes nos territórios. Em 2014, 7 membros da seleção palestina foram assassinados em ataques semelhantes.

Com todos esses antecedentes, os ativistas pró-Palestina pediram a Messi que não jogasse. Ademais, estava previsto uma visita do craque e todo o elenco ao Muro das Lamentações, e uma série de outras atividades extracampo, confirmando que se tratava de uma partida com nuances de evento de Estado. Talvez por isso os jogadores decidiram não ir a Israel, e não se prestar a esse papel. O centroavante Gonzalo Higuaín foi o responsável por ir a público e dizer, em entrevista para a imprensa especializada, que “o correto era não ir”.

Os atletas argentinos não cederam às pressões do próprio primeiro-ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que ligou duas vezes para Macri para solicitar que ele intercedesse e convencesse os jogadores a viajar. A provocação israelense foi desarmada. O presidente não conseguiu entregar o pedido feito por seu amigo israelense, e deverá encarar a frustração assistindo os jogos da seleção do seu país pela televisão, em Buenos Aires, já que ele mesmo proibiu seus funcionários de viajarem à Rússia.

*Juan Guahán é analista político e dirigente social argentino, associado ao Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.