O gana Petro o todo sigue como está/ Se Petro não ganhar, tudo continuará como está

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Camilo Rengifo Marín-CLAE|

El domingo 17 tendrá lugar en Colombia la segunda vuelta para elegir presidente para el próximo período de gobierno, en unos comicios donde la paz se plebiscita una vez más, así como el modelo de país y la posición que adopte Colombia en sus relaciones internacionales, tras una primera vuelta que dejó en el primer lugar a Iván Duque, senador del Centro Democrático, la agrupación ultraderechista derechista liderada por Álvaro Uribe Vélez.

A pesar de la diferencia cuantitativa, la primera vuelta fue un gran triunfo para el centroizquierdista Gustavo Petro: fue la primera vez en muchos años que un candidato progresista lo logra, dejando en el camino a Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia, (Polo Democrático, los verdes y Compromiso Ciudadano por Colombia) y al intento del establishment para que un “centrista” capturara el voto disconfome y el descomprometido.

Iván Duque representa a los sectores más reaccionarios, el poder fáctico (grupos económios concentrados, conglomerados financieros, latifundistas, medios hegemónicos de comunicación), el uribismo de la guerra sucia y los falsos positivos, de los millones de desplazados internos, de militarización junto al paramilitarismo, de la alianza férrea con Washington y compromiso con el Plan Colombia.col duque y petro

Petro propone la pacificación real y una política y una economía que beneficie a las grandes mayorías, un capitalismo con propuestas de mayor inclusión, movilidad social ascendente y un menor impacto ambiental., una defensa de la educación pública, la tolerancia, el respeto a la diversidad sexual y a la otredad, la separación de poderes, el apego a los derechos humanos.

El 2 de octubre de 2016 las fuerzas democráticas recibieron un baldado de agua fría con los resultados del plebiscito por la paz. Por apenas 53.908 votos, la propuesta del “No” negó refrendar por esa vía los acuerdos logrados en La Habana entre FARC-EP y gobierno. Aquella jornada, que estuvo marcada por un fuerte abstencionismo y una crisis climática en el Caribe colombiano, despertó en la gente un estado de incertidumbre frente al reto de buscar por la vía negociada un acuerdo de paz.

Este domingo, las fuerzas del “Sí” a la paz en el plebiscito, tienen una nueva oportunidad, con un proyecto democrático que desborda los acuerdos y va más allá del candidato. Las fuerzas del “No” buscarán cerrar la grieta del cambio, invocando el espectral “castrochavismo” y exorcizando el odio de clases como estrategias de miedo para asegurar el retorno de Uribe, a través de Duque. La revancha es difícil, pero no es imposible, señalan los analistas.

Los dueños del cacao

col-santos-uribe-pazLos responsables de que Colombia sea uno de los países más desiguales del mundo se agrupan bajo la candidatura de Duque, en un remedo del Frente Nacional de conservadores y liberales, que entre 1958 y 1974, se alternaron en el gobierno para frenar cualquier viso de transformación social. Esta irresponsabilidad social de la derecha es acompañada hoy por la irresponsabilidad política e histórica de algunos dirigentes, aparentemente disidentes con el modelo autoritario y neoliberal, pero funcionales a que todo siga igual.

En esta oportunidad la ciudadanía tiene la oportunidad de cambiar la historia. Y para lograrlo, Petro apela a los votos de quienes en la primera vuelta votaron por Fajardo o Humberto de La Calle (unos cinco millones de electores) y a quienes se abstuvieron o votaron en blanco. Tarea harto difícil en medio de una permanente propaganda difamatoria sobre un posible gobierno de Petro, manipulación por las redes sociales y los medios.

Para enfrentar al fraude, a la compra de votos, a la extorsión, a la manipulación de las grandes cadenas de radio y televisión, a la presión extranjera, la farsa publicitaria, sectores afines a la candidatura de Petro apelaron a serenatas, fotos y cartas para llamar a no votar en blanco y apoyar al exalcalde bogotano en la segunda vuelta.

Ante el anuncio de varios dirigentes del llamado centro (y algunos de la autodefinida izquierda) de votar en blanco para la segunda vuelta, como Sergio Fajardo o Humberto de la Calle, el petrismo han empezado así una cruzada para cautivar los votos de los electores que aún podrían estar indecisos.

Una de las primeras acciones fue una serenata que le llevaron hasta la puerta de la casa a la senadora Claudia López, quien fue la fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo.col gustavo petro

Gustavo Petro ha sabido ubicar, por encima de las banalidades y vanidades personales y coyunturales, la contradicción política fundamental a resolver en la segunda vuelta presidencial, en la que los colombianos deberán elegir entre un proyecto ideológico, política y socialmente conservador y reaccionario, o por la posibilidad de uno democrático para la paz y la reconciliación nacional, pluralista, comprometido con las libertades y los derechos sociales.

* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


Se Petro não ganhar, tudo continuará como está

Por Camilo Rengifo Marín

A Colômbia se prepara para o segundo turno presidencial, que ocorrerá no dia 17 de junho, e que coloca mais uma vez os processos de paz em plebiscito, assim como o modelo de país e a posição a ser adotada nas relações internacionais

O primeiro turno terminou com a vitória do senador Iván Duque, representante do partido Centro Democrático, agrupação de ultradireita liderada por Álvaro Uribe. Apesar da diferença de 14% a menos de votos, o centro-esquerdista Gustavo Petro, que ficou em segundo lugar, também celebrou seu resultado como um grande triunfo: foi a primeira vez em muitos anos que um candidato progressista consegue ser competitivo. Petro deixou pelo caminho o moderado Sergio Fajardo, da Coalizão Colômbia (formada pelos partidos Polo Democrático, Partido Verde e Compromisso Cidadão pela Colômbia) e venceu a tentativa do establishment de fazer com que um “centrista” capturasse o voto não dos indignados e descomprometidos ideologicamente.

Iván Duque representa os setores mais reacionários, o poder fático (grupos econômicos concentrados, conglomerados financeiros, latifundiários, meios de comunicação hegemônicos) e o uribismo, linha política responsável pela guerra suja eleitoral, pelas mortes provocadas por paramilitares de direita, pelos milhões de deslocados internos, pela militarização no interior do país, e pela aliança férrea com Washington e o compromisso com o Plano Colômbia.

Petro propõe algo muito diferente disso. Uma pacificação real e uma política e economia que beneficiem as grandes maiorias. Um capitalismo com propostas de maior inclusão, mobilidade social ascendente e um menor impacto ambiental, a defesa da educação pública, a tolerância, o respeito à diversidade sexual e à pluralidade de forma ampla, a separação dos poderes e o apego aos direitos humanos.

No dia 2 de outubro de 2016, as forças democráticas receberam um balde de água fria, com os resultados do plebiscito pela paz. Por pouco mais de 53 mil votos, venceu a opção do “não”, o que impediu referendar por essa via os acordos assinados em Havana entre as FARC (Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia) e o governo. Aquela jornada, que esteve marcada por uma fortíssima abstenção e uma crise climática no Caribe colombiano, despertou nas pessoas um estado de incerteza diante do desafio de buscar a paz pela via negociada.

Dentro de duas semanas, as forças do “sim” à paz no plebiscito terão uma nova oportunidade, com um projeto democrático que vai além dos acordos e do próprio candidato. As forças do “não” tentarão impedir a via eleitoral das mudanças, evocando o fantasma do “castrochavismo” e alimentando o ódio de classes, como estratégias para gerar medo e assegurar o retorno de Uribe, através de Duque. A revanche será difícil, mas não impossível, dizem os analistas.

Os donos do país

Os responsáveis por fazer da Colômbia um dos países mais desiguais do mundo se agrupam sob a candidatura de Duque, um arremedo da Frente Nacional de conservadores e liberais, que se alternaram no governo entre 1958 e 1974 para frear qualquer tentativa de transformação social. Essa irresponsabilidade social da direita é acompanhada hoje pela irresponsabilidade política e histórica de alguns dirigentes, aparentemente dissidentes do modelo autoritário e neoliberal, mas funcionais à manutenção do mesmo.

Nesta oportunidade, a cidadania tem a oportunidade mudar a história. E para isso, Petro apela aos votos daqueles que votaram no primeiro turno por Fajardo ou pelo liberal Humberto de La Calle, que juntos obtiveram mais de cinco milhões de eleitores. Também tenta convencer os que se abstiveram ou votaram em branco, convocando a um gesto em favor da candidatura que está a favor dos processos de paz. A tarefa é bastante difícil em meio a uma permanente propaganda difamatória sobre um possível governo de Petro, e a manipulação pelas redes sociais e meios de comunicação.

Para enfrentar a fraude, a compra de votos, a extorsão, a manipulação das grandes redes de rádio e televisão, a pressão estrangeira e a farsa publicitária, os grupos apoiadores da candidatura de Petro apelam a serenatas, fotos e cartas para pedir aos eleitores que não votem em branco e apoiem o ex-prefeito de Bogotá neste segundo turno.

Com o anúncio de vários dirigentes do chamado centro político, e alguns que se auto definem como de esquerda, de que votarão em branco para o segundo turno – entre eles Sergio Fajardo e Humberto de la Calle – a campanha de Petro se viu obrigada a se esforçar mais para cativar os votos dos eleitores que ainda poderiam estar indecisos.

Uma das primeiras ações foi uma serenata na porta da casa da senadora Claudia López, que foi a candidata a vice-presidente junto com Sergio Fajardo.

Gustavo Petro sabe de posicionar por cima das banalidades, vaidades pessoais e conjunturais. A contradição política fundamental a se resolver no segundo turno presidencial, na qual os colombianos deverão escolher entre um projeto ideológico, política e socialmente conservador e reacionário, ou a possibilidade de uma alternativa democrática para a paz e a reconciliação nacional, pluralista, comprometida com mais liberdades e direitos sociais.

Camilo Rengifo Marín é economista e acadêmico colombiano, investigador do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

 

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