A Rusia con lamentos: La selección argentina a kilómetros del genocidio palestino
Carlos A. Villalba|
El exilio y el desarraigo violento es horrible.
Es la mayor degradación que sufre un ser humano.
Pasaron 60 años, y al parecer, el mundo aún no percibió en su magnitud
la profunda tragedia sufrida por nuestro pueblo palestino,
por los míos, en la que me incluyo.
Embajador Suhail Hani Daher Akel, 15 de Mayo 2008
Se acabó toda la hojarasca local, no hay más partidos de ninguna divisional; tampoco la posibilidad de ver a jugadores argentinos corriendo detrás de una pelota de fútbol en cualquier país del planeta que los haya contratado. Silencio de radio, mutis por el foro, pasó la “despedida” contra Haití y sólo resta la escala en Jerusalén, apenas a 100 kilómetros de la Franja de Gaza, en la que Israel acorrala y asesina a los palestinos, como el pasado 30 de marzo cuando sus tropas dispararon contra decenas de miles de participantes de la «Marcha del Retorno», mataron a más de 60 personas y dejaron cerca de 2800 heridos.
Después sí, Mundial, solo Mundial, todo Mundial… Rusia 2018; soportar a «Zabivaka», el lobito siberiano de supuestos 16 años elegido como mascota, luciendo los colores blanco, azul y rojo de la bandera y la camiseta rusas. Precalentamiento televisivo el jueves 14 de junio a las 12 del mediodía para mirar el Rusia – Arabia Saudí inaugural, en el Estadio Luzhniki de Moscú, y dos días después -sábado 16 a las 10 locales- hinchar los argentinos por la celeste y blanca contra la ignota Islandia, en el Otkrytie Arena, también moscovita y más conocido como “el estadio del Spartak”.
Antes… Jerusalén
La ciudad en la que las tres principales religiones monoteístas ubican sus lugares sagrados: el Muro de las Lamentaciones, último vestigio de la construcción de Herodes sobre las ruinas del templo de Salomón, al que acuden los judíos para lamentar esa doble destrucción; el Domo de la Roca, considerado tradicionalmente como el sitio del ascenso a los cielos del fundador del Islam, el profeta Mahoma, y la mezquita de El Aksa, tercer lugar sagrado de sus fieles después de La Meca y Medina; el Jardín de Getsemaní, la Iglesia del Santo Sepulcro, la Vía Dolorosa y otros sitios cristianos relacionados con la vida y muerte de Jesús de Nazaret, a quien consideran hijo de su Dios.
Después de la “Primera Guerra Mundial” los ingleses ejercieron el “Mandato británico de Palestina”, hasta su expiración formal en mayo de 1948. La Sociedad de las Naciones, predecesora de la ONU, recomendó a Gran Bretaña «salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina» y «asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío», una minoría en ese entonces de aproximadamente el 11% de la población asentada en la región.
En 1947 Naciones Unidas estableció la partición de Palestina y entregó el 52% del territorio a los sionistas que aprovecharon la coyuntura, intervinieron militarmente con las tropas y guerrillas organizadas a lo largo de años y con la inmigración ilegal alentada por sus líderes, que aumentó hasta significar el 30% de la población asentada en el lugar, con crecimiento de la propiedad de la tierra desde el 1% inicial hasta cerca del 6% en ese momento y un control real del 78% de Palestina. Más de 500 aldeas y pueblos palestinos fueron arrasados, un millón de personas debió exilarse; a lo largo del tiempo siete millones más tuvieron que refugiarse, sin derecho a regresar a su patria y a sus hogares.
Un año después, el 14 de mayo de 1948, con el apoyo de los vencedores de la “Segunda Guerra”, se declaró de hecho y de manera unilateral la conformación del Estado Israelí, bajo la conducción del líder polaco israelí David Ben-Gurión. Es la conmemoración que la selección argentina ayudará a celebrar con goles o sin goles de Messi. Es la jornada que los palestinos llaman de “la Nakba”, la catástrofe, cuya recordación, una vez más, acaba de costar las vidas y los heridos mencionados.
Entre 1948 y 1967 dividieron a Jerusalén en dos; la zona Oeste de 38 kms cuadrados fue puesta bajo control israelí y el Este, de solo 6 kilómetros cuadrados, administrada por Jordania. Tras la “guerra de los Seis Días” (junio 1967), Israel anexionó otros 70 km cuadrados, con lo que Jerusalén Oeste triplicó su superficie, pasó a ser la ciudad más grande de Israel y sus dirigentes la consideraron su capital “eterna e indivisible”, contra las resoluciones de Naciones Unidas y la voluntad palestinas que reclaman su parte oriental como capital del futuro Estado al que la inmensa mayoría de las naciones le reconocen derecho.
Después de muchos cabildeos, la selección argentina jugará su partido final antes del debut en Moscú, en esa ciudad. Y lo hará en el Teddy Kollek Stadium, donde habitualmente hace las veces de local el ahora llamado “Beitar Trump Jerusalén», en homenaje al presidente estadounidense que violó todos los acuerdos internacionales y decidió trasladar la embajada de su país a la ciudad santa para los tres monoteísmos.
Pelota, geopolítica y divisas
El desquicio deportivo, administrativo y político de la conducción de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) de las últimas décadas, puso a su selección de fútbol al borde de naufragar en el camino al mundial de Rusia. Negocios, sobornos por los derechos televisivos, operaciones periodísticas, imposiciones de técnicos, fraudes electorales, intervención gubernamental embozada y no tanto, deudas a entrenadores, debacle logística…, constituyen los escalones de la alfombra que condujo a Moscú.
Como nunca antes los negociados salieron a la luz a partir del conocido “FIFA Gate”, el proceso por soborno, fraude y lavado de dinero realizado por la productoras deportivas de televisión por cable para corromper a las dirigencias nacionales e internacionales del fútbol y garantizarse los derechos de comercialización de los juegos de la FIFA en América; un escándalo que se llevó puesta a la mayoría de los dirigentes principales de la FIFA y la CONMEBOL, con el suizo Joseph “Sepp” Blatter y el argentino fallecido antes del destape, Julio Grondona a la cabeza.
El entonces CEO de Torneos y Competencias, empresa asociada el Grupo Clarín, Alejandro Burzaco, fue acusado de pagar los sobornos, capturado y juzgado en Estados Unidos, hermano de Eugenio, Secretario de Seguridad del ministerio nacional de ese ramo, quien se encargó de “pasar la gorra” y recolectar 4 de los 20 millones de dólares que la Justicia estadounidense exigió para otorgarle al socio de Héctor Magnetto la prisión domiciliaria a la espera del juicio engrampado a una pulsera electrónica.
Hasta horas antes del cierre de esta nota, las páginas dedicadas al Mundial presentaban como “Por definirse” el lugar en que se jugaría el partido de Argentina contra Israel, a pesar de que el presidente de la AFA surgido de todos aquellos desmadres dirigenciales, Claudio “Chiqui” Tapia, y el embajador israelí en la Argentina, Ilán Sztulman, habían anunciado la disputa en el atardecer porteño del miércoles 16 de mayo aunque sin estadio, un partido en un no lugar… Es que Israel pulseaba para que fuese en Jerusalén, para enmarcarlo en su política de “reconocimiento de hecho” de su “capital eterna e indivisible”.
Los hechos generaron una campaña de repudio internacional a la presencia argentina en Israel, porque “significa lavarle la cara a un Estado que ejerce el terrorismo”, a juicio de la presidenta de la federación de entidades Argentino-Palestinas, Tilda Rabi. El futbolista palestino Mohammed Khalil, jugador del Al-Salah FC, que recibió disparos en ambas rodillas de un francotirador israelí mientras protestaba durante la “Marcha del Retorno”, decidió dirigirse al propio Messi; tal vez entre los partidos de la play y los lujos en el predio de Ezeiza, el capitán haya podido leer el pedido de un colega al que le terminaron la carrera a balazos “a la Selección y a Messi, que es muy reconocido y querido en la Franja de Gaza, que se solidaricen con el pueblo palestino y boicoteen el encuentro” y su sentencia acerca de que “El fútbol y la Selección no pueden ser utilizados para continuar silenciando y censurando a todo un pueblo que quiere ser libre”.
La empresa organizadora del encuentro, Comtec Group Limited, se dedica, precisamente, a generar acciones de gran visibilidad internacional, tendientes a mejorar la imagen de Israel y su gobierno -a cargo actualmente del primer ministro, Benjamín Netanyahu, aliado regional de Donald Trump y del propio Mauricio Macri- como lo fue el recorrido de las tres primeras etapas del ”Giro de Italia” de este año a través de territorio ocupado palestino, atravesando incluso aldeas beduinas a las que Israel les niega el suministro de servicios básicos, como electricidad, agua, sanidad, escuelas y carreteras, lo que fue considerado por el Comité Olímpico local como una “puñalada en la espalda” a su pueblo.
Según la agencia Reuters, el fundador de Comtec, Danny Benaim, contactó de modo directo con Jorge Messi, padre de Lionel y multiacusado por evasión al fisco español, para encaminar las negociaciones. Por su parte, y por encima del deseo del técnico de la selección, Jorge Sampaoli, y de los principales jugadores, que preferían permanecer en Barcelona donde acampan a la espera del debut sin tener que trasladarse, la AFA de Tapia y del operador macrista Daniel Angelici cerró el trato.
Los dirigentes dejan trascender razones cabuleras que en realidad pertenecen a la época de Carlos Bilardo, filósofo mundialista del mundo en que el segundo de una competencia “es el primero de los últimos”, en la que se jugaron dos partidos contra Israel antes de que Argentina fuese ser campeona y subcampeona mundial en 1986 y 1990. El sortilegio, sin embargo, se hizo trizas cuando Alfio Basile en 1994 y Daniel Passarella en 1998 lo repitieron y fueron trasquilados en Estados Unidos y Francia, además de que los once del “Kaiser” perdieron 2 a 1.
En realidad, la decisión nada tiene que ver con el azar, sino con la política exterior del gobierno de la alianza Cambiemos, solidaria con la de Israel -al punto que la Cancillería alentó la posibilidad de que Macri fuese a ver el partido- y con los intereses económicos de la AFA.
Desde lo geopolítico, ya se dijo que a Israel le interesa que los grandes protagonistas del arte, la cultura, el deporte, se hagan presentes en sus territorios, sobre todo en Jerusalén. En este caso logró, además, que sea en el estadio para 31.730 espectadores del Beitar Jerusalén, devenido hace una semana en Beitar Trump Jerusalén, en obvio homenaje a quien decidió romper el tablero negociador de la región y mandó a sus diplomáticos a instalarse en la ciudad triplemente santa y de dos pueblos. Muchos de sus hinchas, que poblarán las tribunas para deleitarse con las fintas, las atajadas y la calidad de los argentinos son “racistas, antiárabes, integran el grupo denominado La familia. Aplauden la medida. Votan a Benjamín Netanyahu, el primer ministro que simpatiza con el equipo”, como lo explica Gustavo Veiga, único periodista argentino que dedicó una columna al tema (1) .
Del lado argentino, el acercamiento a Tel Aviv se vislumbra en particular en el tema de “seguridad” con compras sucesivas de armamento, en momentos que en que se incrementó un 300% anual la importación de ese tipo de material. En 2017 Netanyahu – denunciado por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad- concretó la primera visita de un premier israelí al país; se firmaron cuatro acuerdos cuyos contenidos no se conocieron en detalle, uno de ellos de “intensificación de intercambio comercial”, del que no se sabe qué productos.
Sin embargo, después de ellos la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aumentaron la compra de armas, dispositivos de control y vigilancia, como los drones lanzadores de gases que usa el ejército de Israel para reprimir al pueblo palestino. Decenas de millones de dólares fueron invertidos para “reforzar el control fronterizo”, según Industria Aeroespacial Israelí (IAI) en puestos como los de La Quiaca, Salvador Mazza, Aguas Blancas y Puerto Iguazú. También se compraron cuatro lanchas armadas GC 195 en u$s 49 millones, una cifra denunciada como muy superior a su valor real para naves que, además, pueden ser fabricadas en el país.
Efectividades conducentes
El presidente Tapia, jugando su propio partido trató de transformar una contradicción en una explicación coherente; en sintonía con los intereses de Macri-Trump y casi poéticamente aseguró que «el partido con Israel simboliza muchísimo». Sinceró las no menos importantes apetencias dinerarias completando la frase con la sinceridad de un «Es importante poder jugar en Israel… porque los recursos se necesitan».
No es fácil acceder al conjunto de condiciones impuestas a la Argentina y a los “valores” que obtuvo a cambio, aunque algo puede ponerse en claro:
- Por encima de cualquier condición de inseguridad, ni qué decir de respeto al pueblo palestino, la selección debe jugar en Jerusalén. Allí se hará un oficio religioso a cargo de un sacerdote “propio” de los argentinos.
- La delegación, encabezada por Messi, tendrá que ir al Muro de las Lamentaciones.
- Debe permitir que la gente pueda acercarse a presenciar una sesión de entrenamiento el mismo sábado 9 de junio por la mañana «para poder concretar algún evento con chicos y que todos puedan ver a Messi de cerca».
- Lionel, Agüero y Di María tienen que jugar 60 minutos “al menos” y no “un máximo”, como afirman medios nacionales.
- El partido tendrá una doble producción: internacional, con patrocinadores globales, e israelí, con auspiciantes locales.
Cabe remarcar que el Grupo Comtec se remitió para el proceso organizador “a la empresa argentina Torneos, que es la que se encarga de los derechos de la Selección”, la misma que tiene a su máximo gerente bajo fianza en EEUU.
La AFA, por su parte, recibe jugosos beneficios:
- Existen versiones que hablan de un paquete de once millones de dólares en total, incluyendo traslados a Moscú, seguros, alojamiento, etc. La cifra ya está en la mira de los investigadores de los recursos que genera el fútbol, famosos por quedar asentados en valores mucho menores a los reales.
- Tres millones limpios por el partido a disputarse en el Teddy Kollek Stadium.
- Ochenta habitaciones en un hotel de primer nivel.
- Un lugar de entrenamiento privado.
- Dos chárters, uno para la utilería y otro para la delegación, que los trasladarán desde Barcelona y luego los llevarán a Moscú.
Las entradas serán subsidiadas por los israelíes y rondarán entre 100 y 150 shekels (28 y 42 dólares), con descuentos especiales para los jóvenes. Sin embargo, la reventa, en general a cargo del núcleo de hinchas más duros del Beitar Trump Jerusalén, a más de diez días del encuentro disparó el precio hasta los 1000 euros para ver a Messi y los suyos.
El Mundial empieza a rodar, entre tanto, con escasos recursos, la campaña de BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) un movimiento global y pacífico de sectores de la sociedad civil palestina, basado en el movimiento anti-apartheid que movilizó al mundo en contra del apartheid en Sudáfrica, intenta instalar sus denuncias, con gráficos creativos y reclamando a los argentinos de Sampaoli que “No sean más cómplices de la limpieza étnica, la ocupación ilegal y el apartheid en Palestina”.
Nota:
1 https://www.pagina12.com.ar/115983-un-club-de-israel-que-ahora-se-llama-trump
(*) Periodista y Psicólogo argentino. Investigador argentino asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (https://estrategia.la/)