Más allá de la Pandemia: Reflexionar sobre la crisis para universalizar la lucha

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Redacción CLAE|

La crisis sanitaria, el aislamiento y el resquebrajamiento estructural, muestran la raíz profunda de un proceso histórico que pone hoy al sistema económico, tal como lo conocemos, en un estado terminal: es la conclusión a la que se arribó tras cuatro potentes encuentros del ciclo Más Allá de la Pandemia, organizado por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

¿Qué vendrá después? Es una historia con final aún abierto: La evidencia que queda sobre la mesa es que hay aquí una oportunidad. En este contexto los pueblos tienen la tarea de observar con lucidez aquellos escenarios donde se juegan las batallas decisivas, reinventar y afilar sus armas y pelear hasta las últimas consecuencias, pues lo que está en juego hoy, o en ese futuro incierto, ha sido desnudado por la pandemia y no es otra cosa que la vida.

¿Es el Covid-19 causante de la crisis, o producto de lo que hace años viene sucediendo detrás de las bambalinas montadas por los discursos hegemónicos? Con esa pregunta  de Matías Caciabue, politólogo, Secretario General de la Universidad de la Defensa Argentina y co-compilador del libro Más Allá de los Monstruos, se inició el último debate del ciclo de CLAE, que contó con el apoyo de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y SurysurTV.

William Robinson, Profesor en Sociología, Estudios Globales y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de California, Santa Bárbara (Estados Unidos); Paula Giménez, Magíster en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional (UCR España), Maestranda en Seguridad de la Nación en la Universidad Militar Bolivariana (Venezuela) y Aram Aharonian, periodista fundador de Telesur, Magíster en Integración, director de CLAE y presidente de Fila, trajeron sus análisis sobre  “La situación del mundo, poder y estrategias en curso: la disputa de proyectos”.

La lucha por el reparto del mundo post covid-19, ya comenzó

Para William Robinson el virus es nada más el detonante de lo que ya estaba en curso. La pandemia llegó a profundizar la crisis de carácter político, económico y de dominio hegemónico. Según su planteo, nos encontramos en un momento en el que, lo que denomina como clase capitalista transnacional o global, necesita reestructurar la economía.

Las grandes empresas tecnológicas son hoy las que están experimentando enormes aumentos de ingresos durante el encierro de un tercio de la humanidad. “Aquí en EEUU, en solo tres semanas -desde mediados de marzo y principios de abril- la elite más rica aumentó sus riquezas en 240 mil millones de dólares.

“Las grandes corporaciones de los sectores de la salud y tecnológico, van a estar experimentando un boom en sus ganancias. Por lo tanto, estamos frente a una mayor concentración y centralización del capital a escala global”, afirmó.

El docente estadounidense advirtió sobre el “carácter clasista de la pandemia” afirmando que “la estrategia de la clase capitalista global es trasladar los costos, la carga y los sacrificios de la crisis global a la clase trabajadora global y a los sectores populares”.

Recordó que en las últimas semanas tanto en EEUU como en Europa, los gobiernos han repetido la conducta del 2008, inyectando grandes masas de dinero a la economía ficticia, no productiva, para el rescate de bancos y grandes corporaciones empresariales, “que no tienen ninguna obligación de trasladar esa liquidez a los sectores populares y trabajadores”.

Envían así a la bancarrota a cientos de miles de empresas productivas de menor escala, no sólo para especular con las deudas y posibles compras de industrias (concentrando aún más el capital), sino también, profundizando el “casino global” de una economía financiarizada.

“La lucha por el reparto del mundo poscovid19, ya empezó”, afirmó categóricamente  y agregó que “los grupos dominantes van a utilizar el desempleo de masas para intensificar la superexplotación de la clase obrera global, e imponer mayor disciplina a los trabajadores”, afirmó Robinson.WILLIAM I. ROBINSON. Estado policiaco global – insurgente.org. Tu ...

A este escenario, se enfrenta según el sociólogo, la clase trabajadora a nivel mundial. Por ello es relevante recordar que “las crisis estructurales pueden transformarse en sistémicas, dependiendo de un conjunto de actores políticos y factores subjetivos”.

Aquí es donde los pueblos organizados encuentran su oportunidad y deben asumir el estado de enfrentamiento actual, para actuar con iniciativa, para pasar a la ofensiva en la lucha contra lo que Robinson caracterizó como neofascismos y un Estado policíaco global que se consolidó con la Pandemia.

“El neoliberalismo está agotado, no tiene posibilidades de resolver esta crisis, pero aun así no está muerto. Y el problema de la lucha, para nosotros, debería tener estas dos dimensiones: exigir rescates masivos para la clase trabajadora global y lanzar huelgas de bienestar social tanto para trabajadores formales como informales”, dijo.

“La segunda dimensión es construir un frente unido global antifascista. Estos dos elementos van juntos, porque las fuerzas neofascistas buscan reestablecer su base social”, afirmó.

Para Robinson, en la lucha a escala global en esta coyuntura, son centrales el movimiento obrero, entendiendo que hoy se constituye en una clase obrera global informalizada, precarizada, superexplotada y una masa que ha sido expulsada de los circuitos de producción y los movimientos sociales (feminismo, movimiento estudiantil, movimiento campesino).

A su vez, es imprescindible, según el académico estadounidense,  “la intensificación de la presión popular para que los Estados progresistas estén más abiertos a nuestra agenda y una izquierda que urgentemente necesita ser renovada para responder a estas condiciones”.

Una batalla que no puede darse con dogmas ni armas viejas

“Quizás esta sea la muerte del capitalismo, pero nosotros vivimos dentro de su cadáver”, sentenció Aram Aharoniam para quién, en el marco de la velocidad y la brutalidad con que se reinventa el sistema ya no valen los dogmas ni las armas viejas y resulta indispensable un nuevo pensamiento crítico y joven, capaz de abrirse paso para dar las batallas necesarias en el mundo que vendrá.

DE HOC SATIS: ARAM AHARONIAN. Nicaragüita, y el triste papel de la ...“Hoy estamos en un mundo con cinco millones de infectados por Covid-19 y unos 325 mil muertos”, señaló, para agregar que “lo que va a venir no tiene nada que ver con lo de hace apenas tres meses. Los problemas esenciales para la humanidad serán el desempleo masivo y la necesidad de garantizar la supervivencia y la alimentación. El confinamiento ha paralizado la economía capitalista y arrojó casi a dos centenares de millones de trabajadores a pelear por su subsistencia”.

Ese ejército de reserva vaga por un mundo que pasó “del fetichismo de la mercancía al fetichismo de la virtualidad”, en el que todo se manejará sobre plataformas: no habrá más relaciones cara a cara y eso traerá nuevas formas de relacionamiento, incluso nuevos sentimientos, según Aharonian.

En ese contexto, en el que emerge una nueva forma de capitalismo esclavizante, “las plataformas serán los amos y los esclavos -en apariencia- libres serán trabajadores que pondrán su tiempo,  para recibir a cambio algún tipo de mediación canjeable por lo mínimo que se requiera para vivir”.

De acuerdo con el pensador, lo escrito sobre la pospandemia y la reingeniería social, según la visión occidental, predice tres posibles escenarios: el regreso a la normalidad; la expansión del ideal aceleracionista de Silicon Valley (las empresas tecnológicas), que profundizará la dependencia de la sociedad en relación con las plataformas digitales o  la disputa entre democracia y vigilancia total.

Sobre ese estado de situación, “vale la pena recordar que solo el trabajo genera valor”, observa Aharonian, ya que la crisis, a su juicio “tiene la posibilidad de despertar a millones de personas de la apatía política”. 

Pero ¿qué vendrá después? “Para bien o para mal habrá que reconstruir el mundo, pero para eso ya no sirven los viejos dogmas”, observó. En esa tarea, sobre la que aún está por verse quién impondrá el relato final, resulta crucial “un nuevo pensamiento crítico para mirar hacia el mundo que le tocará vivir a los jóvenes”, resaltó.

“Como lo explicó Robinson, la derecha y el capitalismo utilizarán el empobrecimiento y el desempleo masivo para disciplinar y consolidar un modelo de vigilancia y control”. A sabiendas de esto es necesario, según Aram, identificar la guerra ideológica y la batalla ideológica cultural.

“Si no se logra reaccionar colectivamente, e insertar una nueva idea de normalidad sobre la responsabilidad compartida de cuidarnos entre la ciudadanía y el Estado, quizás tendremos que pensar que vendrán muchos encierros como este”.

Hay diversas visiones del futuro pospandémico según señaló Aharoniam. “Algunos vislumbran una sociedad alternativa de cooperación y solidaridad, basada en la confianza en las personas y la ciencia, otros presagian un mayor individualismo y aislamiento de la sociedad como terreno fértil para que el capitalismo regrese con más fuerza. Y desde América Lapobre ¿Qué pensamos?”, se preguntó.

El virus circula en el movimiento del capital y detener el virus significa detener el capital. Para eso se requiere decisión política y esto es algo que difícilmente pueda a hacer un país de manera aislada. Esto, según indicó, nos lleva a ver comprender “los esfuerzos de Washington por sepultar los organismos de integración de nuestra región, como Mercosur, Unasur, Celac”.

Para el director de CLAE y FILA resulta poco realista tomar las redes “para construir prácticas comunes para enfrentar el neoliberalismo” e inundarlas con la agenda de lucha de los pueblos –olvidando que son manejadas por el capital-, como retomar la idea de que solo un pensamiento de izquierda que contenga adentro pueblo, obreros y movimientos sociales organizados, podrá transformar esta realidad.

“Ha llegado la hora de combatir ambos virus: El covid-19 y el neoliberalismo”, afirmó Aharonian para quien también es la hora de “nuevas ideas y soluciones que no pueden atarse a viejos dogmas. “Dijera Simón Rodríguez, el maestro de Simón Bolívar, o inventamos o erramos”.

Universalizar la lucha hacia una escala glocal

Por su parte, Paula Giménez, retrató una nueva fase del capitalismo a partir de la caracterización de nuevos actores sociales: “Apareció  la aristocracia tecnológica, como un desprendimiento de la aristocracia financiera, dentro de la clase capitalista. Este cambio, ha transformado el polo del trabajo, en términos de salario y plusvalía, a partir de la digitalización del capitalismo”.

Giménez explicó que ya que, la inversión del capital en tecnología trae como consecuencia una sobreproducción de la mercancía fuerza de trabajo, el acelerado proceso de  tecnificación de la producción de los últimos años produjo esta crisis, de la que resulta la necesidad de la clase capitalista, de la restricción de la producción y de la circulación de la mercancía fuerza de trabajo.

Según este planteo, el colapso de todas las estructuras a las que asistimos hoy no es otra cosa que una estrategia de la clase dominante para resolver su propia crisis. “En la etapa industrial veíamos que el trabajador/a, debía moverse al trabajo-fábrica. Aparecían una serie de costos para el capitalista, que en esta nueva fase se desprende de estos costos, para dar paso a nuevas modalidades en las que, bajo una apariencia de libertad, el trabajador ya no se mueve”, indicó.

Es el caso del teletrabajo o trabajo independiente mediado por nuevas tecnologías. “Los niveles de explotación son mucho mayores ya que se suma producción de datos para ser vendidos, además del trabajo habitual”, observó.

Para graficar el concepto de la restricción de la reproducción de la mercancía fuerza de trabajo, Giménez mostró el proceso en el que la familia, como célula primaria de reproducción se volvió innecesaria. Una vez más el capital despliega sus estrategias para, en este caso, reconfigurar la subjetividad de la mujer y restringir así “la cantidad de gente, en términos vulgares, o fuerza de trabajo”.

“Lo que antes se resolvía con guerra -agrega- hoy se resuelve de esta otra manera: modificando de las relaciones sociales de producción”.

Al analizar el estado de situación a nivel global, la especialista señala que existen tres proyectos en disputa. Uno, un proyecto “revolucionario” del capital globalista, que propone nuevas formas de explotación y dominación, a través de la mediación virtual de las relacione sociales y un cambio en la relación capital/ trabajo.

Dos, un proyecto “conservador”, representado por una fracción del capital retrasada, que controla bolsas, el petróleo, expresa su poder dominante por medio del Pentágono y a través de una ideología ligada al nacionalismo y neofacismo intenta mantener el control.

Y, finalmente el proyecto revolucionario de los pueblos, que busca transformar relaciones sociales de producción, para favorecer a la clase trabajadora.

En el marco de esas disputas es que surge, en el momento actual una “oportunidad única”, según Giménez.

“En otros momentos de crisis no se habían agotado las formas en que el capitalismo desarrolla su expresión, ahora sí se presenta la oportunidad única”, afirmó Giménez, para quien es fundamental articular y generar poder eligiendo batallas decisivas, construir consignas y realizar ese poder en la calle para construir verdaderos cambios revolucionarios que superen el estado y las estructuras viejas.

¿Pero cuáles son las armas, los escenarios y quienes las o los actores de esta lucha? Para Paula Giménez, la realidad actual, en la que las personas pasan un promedio de siete horas al día conectados a las redes o a dispositivos móviles, pone de relieve cómo la virtualidad adquiere hoy un rol central en la mediación de las relaciones sociales y determina en gran medida la construcción de la subjetividad. En esa clave, es que se vuelve un territorio  a disputar.

“Hay que incorporar el territorio virtual desde una perspectiva tanto global como local, es decir glocal”, observó al contemplar que el ciberactivismo debe ser una herramienta para imponer consignas provenientes de las clases populares. Y es que la oportunidad que se abre en un mundo en disputa hace necesario buscar “nuevas formas de universalizar la lucha”.

Bajo ese paraguas es que Giménez llama a mirar el feminismo y comprenderlo como un movimiento, que por su capacidad de construir contrahegemonía, universalizar consignas, construir programas y visibilizar el estado opresor contra las clases subalternas, el capital pretende cooptar.

Lo que no puede postergarse, dice Giménez trayendo el concepto de “Comunidad Organizada” de Juan Domingo Perón, es la urgencia “de construir organización en forma de red en cada espacio territorial, articular poder popular, comunal y elevar esas consignas, a escala glocal”.

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