La controversia por la vía bioceánica Brasil–Perú
Alberto Adrianzén M.
«No se puede acceder al Pacífico sin la participación del Perú», dijo el Canciller peruano Elmer Schialer al comentar el acuerdo entre China y Brasil de construir una vía bioceánica de Brasil a Perú (Chancay). Es cierto que anuncios como estos se realizan previa coordinación entre países involucrados.
En ese sentido la aparente molestia tanto del Canciller como del primer ministro reflejarían que el gobierno peruano no fue avisado olvidándose ambos que existe una ley del año 2009 que declara de prioridad nacional la construcción de esa vía interoceánica entre Perú y Brasil.
Además, como afirma Miguel Vega Alvear, empresario peruano ligado a Brasil, el convenio firmado entre Brasil y China para construir la llamada vía interoceánica, solo llegaría en esta etapa, hasta la frontera con el Perú y por lo tanto Brasil y China, en realidad no tienen por qué comunicarle al Perú la firma de ese convenio ya que este no lo incluye.
Por ello se puede decir que este hecho más allá de ser una aparente descortesía es sobre todo una presión al Perú ante su desinterés y dejadez por dar pasos concretos para la construcción de esta vía bioceánica.
Miguel Vega Alvear en el mismo programa del canal N dijo que hace unos años se acordó con Brasil la construcción de una vía interoceánica que terminaría al norte del país. El problema que se presentó, afirma Vega Alvear, fue que el Perú no había dragado los ríos por los cuales debería pasar la vía, como sí lo había hecho Brasil. Una solución fue que China le «prestara» al Perú varias dragas (se habla de media docena) para hacerlo. Sin embargo, luego de recibirlas el Perú no hizo nada y después de varios años de parálisis China le pidió al Perú que le devuelva sus dragas.
Por eso me pregunto si este malestar del gobierno (incluyo al Canciller y al primer ministro) esconde no solo la desidia de un Estado y de varios gobiernos sino también una decisión política como consecuencia de presiones y hasta amenazas, más aún si el tercer socio en la construcción de esta vía oceánica es el Gobierno Chino enemigo jurado de Trump y su gobierno. No me extrañaría que en poco tiempo la derecha y sus medios de comunicación inicien una campaña contra los gobiernos de China y Brasil.
Y no nos olvidemos que en estos días Donald Trump le acaba de imponer aranceles de 50% a las importaciones de Brasil y de exigirle al presidente Lula que cese la “persecución política» al expresidente de ultraderecha Bolsonaro, lo que constituye una intervención inaceptable.
Corolario
La controversia por la vía bioceánica Brasil–Perú surge tras el anuncio de un acuerdo entre China y Brasil que excluye al Perú en esta etapa, lo que generó molestia en el gobierno peruano. Sin embargo, esta reacción ignora que desde 2009 existe una ley que prioriza dicha obra y que el Estado peruano ha mostrado inacción frente al proyecto, incluso desatendiendo apoyo logístico de China. Más que una descortesía, el hecho parece una forma de presión ante la pasividad peruana, en un contexto geopolítico marcado por tensiones entre China, Brasil y el entorno de Donald Trump.
*Sociólogo de la Universidad Católica.. Estudió Ciencias Políticas en el Colegio de México. Fue asesor del presidente Valentín Paniagua y de la Secretaría General de la CAN. Columnista, entre otros medios, de La Otra Mirada