Fraude, el fantasma que agita la ultraderecha
Aram Aharonian
Apenas terminaron de inscribirse las listas para las elecciones de la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre, desde las redes sociales y usinas comunicacionales del gobierno libertario comenzaron a agitar el fantasma de un posible fraude. En la ciudad de Córdoba, el presidente Javier Milei sostuvo que el peronismo sólo podía ganar haciendo trampa, siguiendo el consabido manual de la ultraderecha internacional: Ni Donald Trump, ni Jair Bolsonaro reconocieron sus derrotas.
La narrativa del fraude por parte de las ultraderechas entra en su lógica de desinformación y la diseminación de sospechas sobre los procesos democráticos. Les sirve para movilizar a sus militantes, a los que buscan mostrar que son víctimas de la «casta» política. Apelar al «fantasma del fraude» es una estrategia retórica que busca generar miedo o desconfianza en un proceso o institución, sin pruebas concretas,para desacreditar resultados, influir en la opinión pública o justificar acciones que de otro modo serían difíciles de defender.
Se trata de estridencia con nada de evidencia. El neoliberal Mauricio Macri, todavía presidente de Argentina en 2019, hablaba de fraude en la próxima elección intermedia ese año, mientras la responsabilidad de la organización de la campaña era de él. Milei lo imita.
En junio de 2020, Donald Trump -en ocasión del lanzamiento de su candidatura a la reelección– usó un tono desafiante relatando que él y su familia habían sido perseguidos y aseguró que esa persecución no era contra él sino contra sus seguidores: «soportamos la mayor cacería de brujas en la historia de la política», señaló», argumentando que todo fue todo un intento ilegal de anular los resultados de la elección.
Y en esta oportunidad los libertarios aegentinos, recibieron el apoyo “informal” del nuevo embajador de Estados Unidos, Peter Lamelas, un cubanoestadounidense -al igual que Marco Rubio,el Secretario de Estado- que intentó influir en las elecciones denostando la figura de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y alabando al gobierno.
Tanto diputados y como senadores de distintos bloques opositores lo acusaron de intromisión, colonialismo y de pretender influir en la justicia y la política interna. Algunos reclamaron que se le niegue el plácet y otros directamente pidieron declararlo “persona no grata”. Las críticas se multiplicaron luego de que afirmara que buscará «vigilar» a las provincias por sus acuerdos con China, «apoyar» a Milei en su gobierno, y que Cristina Kirchner “reciba la justicia que bien merece”.

Quizá los libertarios argentinos intentan imitar los movimientos de Trump: con la excusa del fraude inexistente, alenta a sus partidarios a tomar los poderes del Estado, quizá en una intentona de golpe para “defender la democracia”. Una forma más de debilitarla y También de atentar contra la confianza en las instituciones.
La provincia más grande y compleja de la Argentina entró en erupción política en un país con una economía en ruinas, una Justicia colonizada y un embajador estadounidense que actúa como virrey, mientras el gobierno del país acelera concesiones escandalosas a capitales extranjeros, como la prórroga por 10 años a la empresa privada Nueva Cengtral Argentino (NCA) de uno de los principales ferrocarriles del país sin licitación, sin control, sin vergüenza.

Quizá el plan de mileinismo sea manotear lo que quede antes de que explote todo, porque la cotizaciòn del dólar se escapa, el consumo se derrumba mes a mes y los argentinos viven en un Estado ausente: sin rutas, sin medicamentos, sin futuro.
El 40% de los nuevos monotributistas son asalariados precarizados, obligados a facturar para que sus empleadores no paguen cargas sociales. Las cifras de tuberculosis son las más altas desde 1984. Y ni siquiera hay retrovirales para VIH. Esto no es ajuste, es abandono sistemático., señala el portal Perico Noticias.
Mientras, Lamelas, designado por Trump, se presenta en el Congreso estadounidense como guardián de la justicia argentina. Agradece denuncias contra Cristina Kirchner, acusa sin pruebas, amenaza a los gobernadores y advierte que recorrerá provincias para disciplinarlas. Kicillof lo tildó de injerencista, de revivir la Doctrina Monroe… y le cerró las puertas de su provincisa
Un fraude de manual
Cualquier excusa -una decisión judicial, un problema informático- sirve para hablar de fraude. En especial, cuando empiezan a aparecer encuestas que muestran al peronismo-kirchnerismo como eventuales vencedores en la principal provincia argentina. Lo que buscan instalar desde las usinas oficialistas no tiene nada de nuevo y responde al manual de las ultraderechas, que buscan deslegitimar los procesos cuando no le son favorables.
Trump utilizó la excusa de un supuesto fraude cuando perdió las elecciones con Joe Biden, en 2020, sin aportar ninguna prueba, obviamente. Y así alentó a que fanáticos ultra montanos tomaran el Capitolio en enero de 2021, episodio que luego trató de explotar políticamente.
En 2022 en Brasil, Jair Bolsonaro desconoció los resultados que daban –nuevamengte- vencedor a Lula da Silva y sus partidarios irrumpieron en las tres sedes del gobierno en Brasilia. La Justicia consideró que se trató de un intento de golpe de Estado alentado por el propio Bolsonaro, que esta semana salió a mostrar la tobillera electrónica que fue obligado a usar ante el riesgo de fuga.
Bolsonaro fue inhabilitado para ocupar cargos públicos y la pena que le podría caber por liderar la intentona golpista podría ser muy grave. Como era de esperarse, Donald Trump salió en su apoyo penando a Brasil (¿supuestamente sólo al gobierno de Lula?) con aranceles del 50% para el ingreso de productos brasileños a Estados Unidos y sancionando al juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes.
Para estas elecciones aparece la ultraderechista Libertad Avanza en retroceso y a Fuerza Patria –del peronismo y sus aliados- en subida. Ante esta realidad que muestra la prensa, el presidente Milei señaló que «el kirchnerismo necesita hacer trampa porque no puede ganar por la vía legítima», ante la platea del «Derecha Fest», dispuesta a celebrarle cualquier cosa. La idea, por disparatada que pueda parecer, es una marca registrada de las ultraderechas.
Ni Donald Trump, ni Jair Bolsonaro reconocieron sus derrotas en comicios organizados por sus propios gobiernos. ¿Qué le espera a Milei?
*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)